- ¿Buena suerte has tenido, eh? Tu primer día en la comisaría, ¡y te toca el premio gordo!
Esa es la bienvenida del agente Julián Martí a la nueva detective Elvira Moya.
Una mirada aburrida le quita las ganas de bromear al policía.
Sí, es nueva en comisaría, pero no es su primer caso. Ha sido trasladada de Madrid, por la jubilación del antiguo detective Javier Castillo.
Aunque es relativamente joven, su carácter pausado y cansado le hace parecer mucho más mayor.
La detective pasa al vestidor de la casa, sobriamente decorado, un poco anticuado.
Un pequeño pasillo lleva a un salón poco amueblado, una habitación espartana y a una habitación con un piano de pared.
Bingo, en la habitación del piano hay un hombre mayor, que no superará los ochenta.
Desplomado en el suelo, el pelo blanco se le ha teñido un poco de rojo por una herida en la cabeza.
- Tu nombre.- Inquiere la detective sin emoción alguna.
- Agente Martí, señora Moya, Julián Martí.- Responde intimidado.
- Bien, infórmeme sobre el caso agente Martí.
- Su nombre es Martín Dédalo, antiguo pianista de renombre en la provincia allá por los años setenta. Edad setenta y tres años. Aunque presenta esa herida en la cabeza, hay claras muestras de envenenamiento.
- ¿Y bien? ¿Solo tenemos eso?
- Sí jefa, solo tenemos eso, el cadáver ha sido descubierto hace escasamente dos horas.
Algo iba a replicar la detective, pero en ese momento se escucha una voz nueva, acompañada de pasos por el pasillo.
- Buenos días Julián, aunque igual no tan buenos para este pobre hombre.- Dice el nuevo invitado con un timbre alegre en la voz.
La detective se le queda mirando atónita, sin dar crédito a lo que puede ver ahora mismo.
- Mellado, te presento a la nueva detective, la señora Elvira Moya. Será la sustituta del detective Castillo.
- ¡Ya decía yo que su cara no me sonaba! Mi nombre es Álvaro Mellado, asesor de crímenes violentos.
Álvaro estrecha la mano de la detective, que en ese momento sale de su ensimismamiento.
- Esto debe de ser una broma. ¿Cómo podéis dejar a un crío entrar a la escena de un crimen?- Grita Elvira enojada.
- Perdone señora Moya, pero tengo dieciséis años, y no es por pavonearme, pero soy el mejor asesor que tiene la policía logroñesa en crímenes violentos.
La detective pasa la mirada con una mezcla indescriptible de ira e incredulidad del agente Martí a Álvaro, y viceversa.
- Es verdad, es cierto todo.- Puntualiza el agente Martí.
La detective clava la mirada en Álvaro.
- Bien, pues si tan bueno eres, demuéstralo. Dime algo que no sepa de la muerte de este hombre.