- Pues bien Álvaro, todo esto comenzó hace cuarenta y muchos años...-
Dijo el anciano con voz cansada.
- Recuerdo perfectamente la primera vez que Jaime trajo a casa a esa sabandija de Dédalo. Por aquel entonces, yo era un campesino joven, que cultivaba las tierras familiares, mientras que mi hermano había decidido hacer su vida en el mundo del piano. Lo dicho, un día me lo trajo a casa, diciendo que era un gran hombre, un virtuoso del piano... Desde el principio me dio mala espina, pero Jaime confiaba en él, y Martín le hizo dar el salto a la fama en Logroño al convertirlo en su ayudante.-
Mientras hablaba, Álvaro le había devuelto la petaca, y Lucas hizo una pausa para tomar un trago del desconocido licor.
- La vida nos iba bien, yo comencé a prosperar con mi recién abierta vaquería, y él con el piano... Fue entonces cuando apareció Camila en su vida. Era como un ángel, preciosa e inteligente. Lo era todo para mi hermano, su mayor orgullo y su mayor debilidad. Se iban a casar, eran muy felices juntos, Jaime cada vez que venía a visitarme a mí y a Patricia, mi difunta esposa que en paz descanse, nos contaba sus deseos de tener hijos con ella, de formar una familia. Quería enseñar a tocar el piano a los niños lo antes que pudiese, ¿lo sabías? Pero como todo, se torció. Esa sucia rata de Martín Dédalo, en vez de alegrarse por su amigo y compañero, trató de seducir a Camila, y cuando vio que le era imposible el hacerla cambiar de parecer con respecto a su casamiento con Jaime, mató a mi hermano a sangre fría y sin miramientos.-
En ese momento, Álvaro interrumpió al anciano.
- Pero señor Arrigorriaga, según el informe policial y forense, Lucas murió por un golpe en la cabeza, fruto de un tropiezo que tuvo con la alfombra en el piso del señor Dédalo. A mi parecer, su hermano estaba esperando al señor Dédalo en su casa para hablar sobre el tema de su prometida, y se tropezó sin querer con la alfombra, el señor Dédalo no hizo nada, fue un accidente.-
Pero Álvaro no paró ahí, continuó exponiendo hechos.
- De hecho, Camila confirmó en los siguientes interrogatorios mi teoría, ya que afirmó que Jaime fue a ver a Martín para obligarlo a que dejase de ver a su prometida. En ningún momento Camila habló de un posible comportamiento violento de ninguno de los dos hombres.-
En ese momento, Lucas retomó la palabra con fuerza.
- Todo eso es mentira, ¡Dédalo era un maldito borracho! Esa noche volvió a casa borracho, y cuando mi hermano le dijo que la dejase tranquila, lo mató de un golpe en la cabeza.
Dicho eso, Lucas le dió un largo trago al licor, y se levantó del banco.
- Quiero volver. Ya no voy a hablar. Gracias por el paseo.-
Álvaro también se levantó, acompañó al anciano al salón de la residencia, se despidió cordialmente y se fue.
Bajando las escaleras, Álvaro saca el móvil y marca rápidamente un número.
-¿Detective Moyá? Tengo información.-