Ch'awka, el tercer príncipe del reino de Lunkur, se encontraba en la entrada de la sala real, que anteriormente era la casa del Gobernador, que ahora se encontraba reparada y adoptada para la realeza, mucho de su interior antaño de piedra ahora mostraba un reluciente mármol, decorado con marcos de oro, la sala era espaciada, llena de espejos, con un par de escaleras, una de las cuales llevaba a un pequeño mirador, desde donde se podía apreciar la capital y la segunda escalera, protegida todo el tiempo por dos robustos guardias, llevaban a los aposentos de la realeza. Ch'awka, no podía creer, la enorme diferencia que había entre la fachada exterior y el interior de sala "parecen dos mundos distintos" pensó.
Ya habían pasado, algunas horas desde su llegada, se había celebrado una fiesta su honor, pero lo único que había hecho era sonreír y saludar, durante toda la velada, igual que varios nobles, ahora se encontraba, sentado en uno de los banquillos del mirador. Y, desde la entrada del mismo, dos sombras lo espiaban.
- Puedo hacerlo, yo, puedo hacerlo - Repetía para si misma la princesa mientras golpeaba sus mejillas.
- No... estoy tan seguro de esto - Comento Carlos, quien había dejado su atuendo de soldado y se había puesto unas finas prendas de seda para la ocasión - No confío en los nobles, pero... sus ojos, ¿Acaso los vistes?, parecían los de un hombre muerto y tiene una aura extraña, que no me da ninguna confianza.
- Estás seguro, que no son celos - Pregunto con malicia.
- ¡Celos!, ¿Por qué los tendría? - Respondió el soldado un poco ofendido.
- Bueno, es más alto que tú - Respondió la princesa mientras enumeraba sus razones - Su cabello oscuro es más fino, tiene una piel mucho mejor cuidada, aunque es morena, tiene un mejor sentido del gusto, su voz es grave y varonil.
- Esta bien, ya entendí - Respondió Carlos avergonzado - Igual, ninguna de esas cosas lo hace mejor que yo.
- Ya lo sé - Replicó la princesa entre risas.
- S-Solo ten cuidado - Termino por decir, Carlos, no entendió porque, pero la princesa no pido evitar mirarlo con ternura por unos instantes.
- No te preocupes - Respondió - ¿Quien demonios crees que soy?, es más que seguro que puedo manejar la situación tan solo mírame - Acto seguido, la princesa salió decidida de su escondite, Carlos no podía más que suprimir la sensación de peligro que lo invadía.
- Buenas noches - Inicio la princesa dando una pequeña reverencia como saludo - Soy la princesa Victoria, nos conocimos al inicio de la fiesta - El hombre un poco nervioso realizo la misma reverencia antes de presentarse.
- Si la recuerdo - Respondió Ch'awka mostrando una sonrisa forzada - ¿Que la trae a este lugar?
- Y- Ya sabes, no se me dan bien las fiestas - Replicó desviando los ojos, con un tono acelerado - Y en estos tipos de lugares me siento más tranquila, es una coincidencia que lo encontrará - El silenció inundó la sala cuando la joven termino de hablar, Ch'awka se encontraba bien la cuidad iluminada por completo por los faroles, giraba su cabeza hasta que sus ojos se posaron en el gran estadio.
- Dime, si es que no es muy incómodo - Comento el príncipe, mientras miraba a los ojos a la princesa, acción que logro formar un leve rubor en sus mejillas - ¿Que opinas de este torneo? - La princesa tragó saliva al escuchar una pregunta tan directa.
- N-No estoy de acuerdo con esta medida - Contesto intento ocultar su nerviosismo - Creo que hay mejores maneras de resolver este conflicto - Ese último comentario, llamo la atención de Ch'awka.
- Vaya, ¿Cuáles son esas maneras? - La princesa se quedó helada ante la obvia pregunta.
- P- Pues, si no me confundo, ustedes buscan tierras porque las suyas son infértiles, por un invierno mágico, ¿verdad? - Respondió intentando mantener la compostura.
- ¡Vaya! - Exclamó Ch'awka con un cierto grado de alegría - Parece que estás bien informada, aunque hay muchas causas para lo que hicimos - Continuo con un tono más lúgubre - Esa es la principal razón.
- Entonces - Respondió la princesa con el entusiasmo renovado - Si nuestros investigadores pudieran unirse con los suyos y encontrar una solución y así no tendrán la necesidad de invadir otros territorios - El príncipe Ch'awka no pudo evitar soltar unas cuantas carcajadas ante la proposición de la princesa.
- ¡No creo que sea tan descabellados! - Replicó la princesa ante el Insulto visiblemente molesta.
- N-No es eso - Respondió con tanta rapidez que se le dificultaba pronunciar algunas palabras - S-sino, que de entre todos los miembros de la academia real, ninguno pensó en eso, ni siquiera yo... y ahora me parece que hemos sido muy estúpidos.
- ¿Enserio?
- Si... soy el maestro de toda el área de investigación, durante años hemos probado cientos de nuestras magias e inventos y ninguno ha funcionado, pero jamás pensamos en pedir ayuda.
- Bueno, eso significa, que podemos tener una tregua.
- Lo siento, pero no.
-¡¿Que?! - Respondió la princesa conmocionada - Pero acabas de decir que sería una buena idea.
- Para mí lo es - Se corrigió el príncipe - Siendo sinceros no estuve de acuerdo, ni con la invasión, ni con esto. Pero no hay mucho que yo pueda hacer, no soy más que el tercer hijo de una línea sucesoria y no se toma muy en cuenta - Los ojos del príncipe emitían un aura de derrota.
- Eso no interesa - Respondió la princesa con un fuerte tono de voz.
- ¿Disculpa? - Reaccionó el príncipe extrañado.
- No es necesario, tener un alto cargo dentro del gobierno para ayudar a tus súbditos - Continuó, mientras el viento revoleaba sus cabellos - De hecho, yo ni siquiera soy parte del gobierno pero gracias a mi investigación climática, logré prevenir una sequía - La princesa miro directamente a los ojos de Ch'awka, con un fuerte convicción que encendían sus ojos - ¡así que no pongas excusas para ayudar a tu pueblo!
- Tienes razón - Ch'awka acaba de ser deslumbrado por la pasión que sentía en cada palabra - Está bien, no podemos hacer mucho antes de que inicie el torneo, pero intentaré traer todos mis materiales y resultados de la investigación, a esta ciudad para que puedas usarlos.
- Muchas Gracias por ayudarme con este plan - Contesto con alegría la princesa - Se que si nos unimos podemos resolver esto pacíficamente.
- No estoy del todo seguro de eso - Respondió con brusquedad - Pero haré lo que esté a mi alcance - El príncipe mostró una sonrisa con sus palabras, mientras lo hacía logro divisar a una persona, que se paseaba incómoda por el lugar, aún llevaba sus distintivos emblemas y galardones a pesar de ser una fiesta - Lo siento, su alteza - Continuo el príncipe - Pero me tengo que retirar, sobre la información y materiales, estos llegarán en unos dos o tres días por los puertos - La princesa fue sorprendida por la rápida y abrupta despedida del príncipe a duras penas llegó a articular unas palabras, cuando el ya se marchaba, paso al costado de Carlos pero no le hizo ni el menor caso, este miro con disimuló a la princesa y observo la sonrisa de oreja a oreja que se había formado, entonces entendiendo que su peor situación se había logrado y ella no dejaría de alardear sobre su logro.
El General sin mucha alegría se había atrincherado en la zona de comidas, disfrutaba unos bocadillos cuando una persona lo saludo desde su espalda, al voltear se encontró con una persona de su estatura, con gruesa ropa de lana de color rojo, decorado con un bordado dorado que forma diversas figuras alrededor de su cuerpo, su piel morena termino por revelar su procedencia.
- Buenas noches, su excelencia - Respondió con tranquilidad - ¿En que puede su servidor serle de utilidad?
- No tiene que ser tan formal, General - Comento con tristeza el príncipe - Para no incomodarlo demasiado iré directo al grano.
- ¿Oh? - Replico el General ligeramente confundido.
- Quiero comprobar un rumor - Comenzó el príncipe, al instante el General se puso a la defensiva.
- ¿Cual es este? - Respondió con brusquedad.
- Me han informado que su esposa, que en paz descanse, falleció debido a una enfermedad.
- Estás en lo cierto - Lo interrumpió de golpe.
- No busco ofenderle, pero quiero saber si se trata de la enfermedad de la pálida.
- Efectivamente - Respondió con frialdad - Pero, no veo como conversar sobre un evento tan desafortunado para mí - En cada palabra se podía apreciar un intenso dolor, que el General, no podía disimular con dificultad - Pueda serle de utilidad.
- Quiero ayudarlo - Replicó el príncipe con una sonrisa en su rostro, dejando confundido al General - Está enfermedad, es muy común en mi país, incluso hemos logrado un tratamiento aunque no una cura, quisiera ayudarle con esto, antes de que le pase algo a si hija - El General quedó por completo inmóvil ante lo que decía, el ya había escuchado rumores de eso, durante su investigación, pero nunca había logrado entablar contacto con alguien del país de Lunkur, ni mucho menos comprobar la existencia de dicho tratamiento.
- Entonces, ¿como planeas ayudarme? - Respondió intentando contener su emoción.
- Este es un tema muy largo e importante como para realizar una conversación en una fiesta, General - Los ojos del príncipe empezaron a emitir un aura amenazante mientras pronunciaba cada palabra - Creo que lo mejor sería reunirnos en un lugar más tranquilo como el hotel donde me hospedo para discutirlo, ¿No le parece algo mejor? - El General iba a rechazar una oferta tan extraña, pero al final, la necesidad de avanzar en su investigación, que se había estancado, era más fuerte que su orgullo y termino aceptando aquella reunión. El príncipe sonrió aliviado ante la reacción del General y procedió a despedirse de él, y continuar su caminó de regreso a su hotel.
Mientras duraba esa conversación, el Cazador y Dear habían llegado a la sala, al igual que el príncipe se quedaron estupefactos al ver el gran cambio entre el exterior y el interior. Dear se había quedado conversando con un grupo de chicas, extrañamente animada, el Cazador simplemente se paseaba de un lado a otro. Entonces chocó contra alguien, al levantar la vista se topo con una chica de cabellos oscuros, un par de lentes, cuyo vestido de volantes resplandecía con un fuerte color azul.
- Disculpe mi torpeza - Respondió el cazador sin tomar mucha atención con quien se había topado; la joven princesa se había quedado de piedra, aunque había envejecido un poco, aun podía recordar aquellos cabellos de fuego que le habían salvado, intento decirle algo, pero las palabras simplemente no salían de su boca. Entonces, escucharon el chirrido de una copa que se estrello contra el suelo; Dear se encontraba ebria, con tan solo unas cuantas copas de licor; el Cazador no podía evitar sentir que era su responsabilidad, al verla tambalear de un lado a otro - Lo siento, pero mi compañera heroína se encuentra en un mal estado, tengo que ir a ayudarla.
- S-Si, no hay problema - Respondió sonrojada, al ver que el Cazador tenia sus ojos clavados en ella, como si tratara de recordar algo; a penas termino de hablar el Cazador se despidió y fue a socorrer a su compañera, quien forcejeaba con las demás doncellas intentando romper sus vestidos. En su mente, la princesa Verónica, solamente tenia una idea en mente; "el esta aquí, pero no me reconoció" pensó, mientras se dirigía a asaltar una de las tantas fuentes de licor.