La letra apareció sin previo aviso sobre las hojas del diminuto escritorio de Alvarez. Sus pensamientos se impregnaron en ellas con tan solo mantener presionado el pequeño botón de los guantes encantados. La magia de largo alcance siempre ha tenido limites de distancia, pero el muelle no distaba demasiado de su pequeño cuarto. El profundo hedor a pescado se infiltraba entre su olfato y le revolvía el estomago, nunca fue uno de sus platillos preferidos, intento ignorar el olor y siguió caminando.
El muelle se divide en dos grandes áreas, la primera contaba con tan solo cinco secciones y era exclusivo para la pesca. La segunda, conocida como el gran muelle de carga, tenia unas diez secciones, y se visualizaba construir cinco más, en donde solo se realizaba la importación y exportación de productos, así como el almacenamiento de los mismos. Alvarez se dirigía a esa segunda área, su plan era simple. Aprovechando que aún no se había publicado su suspensión, usaría su insignia de caballero, y el peso de su apellido, para acceder al depósito donde se almacenaba todos los productos traídos desde Lunkur.
La sección de pesca le parecía extraña y un poco decepcionante. Esperaba encontrar grandes embarcaciones y muchos trabajadores. Pero la mayoría eran pequeños botes impulsados por remos. Cada uno no tenia más de tres o cuatro trabajadores, los cuales en algunos casos eran niños. Uno de estos niños se encontraba sentado en una esquina del pequeño mercado, que se había formado a las afueras de la última sección de pesca, sostenía entre sus brazos una pequeña caja, desde donde se emitían unos ligeros maullidos.
Cuando Álvarez paso a su costado, el niño de un salto le interrumpió el paso, en un segundo el ex-caballero lo analizo de pies a cabeza, no tenia nada más que esa caja, su cuerpo se encontraba sano pero un poco delgado, su ropa gastada y no parecía tener algún tipo de arma. Pero lo que más le llamo la atención fue la marca en forma de E que tenia en el hombro izquierdo, una clara señal de que hace unos años había sido un esclavo.
- Disculpe - Comento el niño mientras abría la caja de donde provenían los incesantes maullidos - ¿Quiere adoptar a uno de estos pequeños? - Álvarez dio un breve vistazo a los peludos, no deberían tener más de cuatro meses.
- Lo siento - Respondió con el semblante entristecido - Antes que pueda seguir con su camino, el niño volvió a ponerse delante, interrumpiéndolo. En el trascurso termino cambiando la posición de sus manos con que sostenía la caja, dejando al descubierto el logo de la misma.
- Por favor, ellos quieren una familia - Expreso el niño con ojos suplicantes - Álvares se disponía a rechazarlo por segunda vez. Hasta que descubrió el logo que tenia la caja. No tuvo problemas en reconocer esa cabeza clava.
- ¿Trabajas en este muelle? - Ante la pregunta de Álvarez el chico quedo extrañado y retrocedió.
- ¡Si me va a decir que gano lo suficiente para alimentarlos, no es cierto! - Exclamo con furia.
- No era eso - Respondió de inmediato - Solo quería que me des información y adoptare a uno de ellos.
- ¿Seguro? - Replico el joven con recelo.
- Míralo como un intercambio - Comento Álvarez mientras se rascaba la mejilla - Yo necesito saber de donde vienen esas cajas y tú que alguien cuide al gatito, ¿no?
- Si... - Respondió con cierta inseguridad.
- Entonces tú me lo dices y yo lo cuido, todos ganamos - Y me ahorras un buen problema pensó el caballero a penas termino de hablar, el joven ladeo la cabeza y rascándose el mentón, pronuncio.
- El deposito de la sección dieseis de los muelles - Respondió el joven - Tiene una ventana rota, a veces... De ahí sacamos cosas para vender, últimamente ha llegado muchas de estas cajas - Álvarez se sorprendió al ver la facilidad con que el niño confesaba un robo, pero era un ex-esclavo lo más posible es que ni sepa que esta mal lo que hace, tampoco es que pudiera hacer mucho.
- Ahora - Respondió Álvarez - ¿Cual es el más tranquilo? - El joven lo miro con cierto recelo.
- ¿Lo va a cuidar bien? - Replico con cierta inseguridad, la pregunta sorprendió al caballero, quien no atino a responderla de inmediato - Las personas que solo buscan su beneficio no son muy buenas - Álvarez se sintió insultado por el comentario, pero prefirió no decir nada, a fin de cuentas ese niño le había facilitado mucho las cosas - Ojala que un día haya más héroes en este país - Menciono el joven con un tono ligeramente resignado.
- ¿Porque dices eso? - Respondió Álvarez de inmediato - Acaso los caballeros que protegen este país, ¿No son héroes?.
- No - Replico de manera tajante, dejando a Álvarez desconcertado - Durante años, cada vez que me escapa de la fábrica, me golpeaban y me devolvían arrastras - Ante esa acusación, el ex- caballero no podía decir nada - El único héroe de este lugar es el cazador - Afirmo con fuerza el joven mientras le daba al peludo. El caballero no pudo evitar sostenerlo con brusquedad.
- El criminal - Exclamo con un cierto desprecio.
- No importa como lo llamen, él ha hecho más por nosotros que el resto de caballeros - Replico con furia en el rostro.
- Pero igual sigues trabajando, no veo que tu situación cambiara demasiado - Respondió Alvarez, en él quería explicarle que los caballeros solo hacían su trabajo, por más que este no les gustara, no era su culpa que existiera la esclavitud hace tan solo unos años, pero sabia que hacerlo era inútil, una persona, sin importar su edad, no puede perdonar tan fácilmente. Se sentía aliviado de no haberle mostrado su insignia de caballero.
- Aquí no me pegan - Contesto con firmeza el joven - Ademas, al menos esta vez me dan algo de dinero y una cama donde dormir.
- Esta bien, chico, yo... Lo siento por hacerte recordar eso - La cabeza de Alvarez él daba vuelta, las ganas de explicarle al joven se le amontonaban en la garganta, pero sabia que no serviría de nada.
- No se preocupe... Solo cuide bien del gatito - Respondió el joven con una sonrisa lastimera.
-¿Tiene algún nombre? - Pregunto el ex-caballero antes de partir.
- No le he puesto nombre a ninguno.
- Entonces se llamara Yupaq - Pronuncio el cazador mientras el gato empezó a maullar con más fuerza al unisono con los demás - Creo que tiene hambre - El joven quedo pasmado por el comentario, el mismo tenia hambre, el ex-caballero se dio cuenta y rebusco entre sus bolsillos y saco un pequeña bolsa desde la cual extrajo unas cuantas monedas de plata y dos de oro - Escucha no le dirás a nadie que me has visto, ni tampoco mencionaras la ubicación de la caja a nadie, a cambio de estas monedas, ¿De acuerdo? - El joven dudo durante unos segundos pero termino por acceder, a penas el dinero cayo sobre sus manos, se despidió y se puso a correr con la caja entre sus manos.
- Ahora - Pronuncio Álvarez mientras sostenía al peludo que lo observaba con sus redondo ojos - Tengo que conseguirte comida y un dueño. Entonces comenzó a caminar de nuevo, esta vez en dirección a las afueras del muelle; ahora que sabia donde estaba, le daría una visita nocturna. Pero antes, tenia que conseguir un hogar al pequeño, y conocía al héroe indicado para esa labor.