⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
[Capítulo con contenido sexual, si no te gusta, adelanta hasta que veas los puntitos (•), leer bajo tu propia responsabilidad]
Sus labios capturaron los míos con bastante firmeza, algo que sin duda me derritió al instante. Dejo salir un gemido cuando su lengua invade mi cavidad bucal, haciendo que jalara suavemente su cabello, a lo que TaeHyung suelta un ligero gruñido, sin perder más tiempo, correspondo al fogoso beso, iniciando una guerra entre nosotros. Mis manos empiezan a recorrer su torso y se detienen en la cinturilla del pantalón, muerdo su labio jugando con él, causando que se separe de mi por un breve momento.
Con la poca luz que entra por la ventana de mi habitación, puedo asegurar que sus penetrantes ojos me observan, dejándome como una pequeña criatura indefensa, nos tomamos nuestro tiempo para recuperar la respiración, contemplando sus rasgos varoniles y sus labios hinchados por el beso, perdiéndome entre un millón de sensaciones jamás causadas antes. Él me acuesta con delicadeza en la cama y acerca sus labios a los míos, dejando un leve roce antes de dar un beso en mi mejilla que baja hasta mi cuello, y yo, completamente a su merced, le doy más acceso a esa zona sensible de mi cuerpo.
— TaeHyung... — suelto sintiendo sus manos por mi abdomen, tocando mi piel y erizándola a su paso. Retira mi blusa y me observa con una leve sonrisa.
— Eres hermosa, Brianna— dice, juntando su frente con la mía.
Corto mis palabras cuando sus dedos tocan mis pezones, dando pequeñas caricias y suaves pellizcos, inconscientemente arqueo mi espalda, buscando más de ese placer entre sus manos. Tae muerde mi cuello al mismo tiempo que empuja su duro miembro contra mi zona, simulando una embestida.
Sin poder evitarlo, entierro mis uñas en su espalda a la vez que acerco mi cuerpo al suyo en busca de su calor. Me pierdo de todos mis sentidos, siendo cegada por una nube de placer y delirio cuando uno de sus largos dedos pasa por mis labios vaginales. Gimoteo queriendo más de sus caricias.
— Sh, todo a su tiempo, cariño— susurra en mi oído y deja otro beso en mi mejilla—. Al parecer alguien ya está lista para mí.
No me deja responder, pues empieza a hacer movimientos circulares sobre mi clítoris, estimulándome y haciendo que vea las estrellas soltando un montón de maldiciones.
Sin embargo, yo tampoco me quedo atrás. Bajo mi mano hasta meterla entre el pantalón y los bóxer, tocando su erecto miembro. Muerdo mi labio, satisfecha al recorrer con mi mano su virilidad, y sé que Tae lo disfruta cuando escucho un gemido ronco por su parte. Subo y bajo mi mano acariciándolo, pasando mi pulgar por la punta notando su líquido pre-seminal.
Dos de sus dedos son introducidos en mi interior, ahogo un gemido al sentir que los mueve, y sus labios atrapan los míos, transmitiendo pasión, delicadeza y cariño, sin quitar el deseo. Ambos aumentamos poco a poco nuestras acciones, él moviendo sus dedos más rápido, yo acelerando mi mano sobre su miembro, hasta que mis piernas empiezan a temblar y me paralizó.
— Mírame a los ojos— ordena con voz suave, aunque grave.
Abro mis ojos para encontrarme con los suyos, que se notaban más oscuros que de costumbre, y, finalmente, los dos terminamos. Tae retira su mano después de que yo lo hago, acostándose a mi lado. Lo único que se escucha en la habitación son nuestros jadeos y gemidos, tratando de normalizar la respiración.
— Ven aquí— sus brazos atraen mi cintura a su cuerpo y me acomoda sobre su pecho.
Levanto mi vista, dándome cuenta de que sus labios quedan a milímetros de los míos y aprovecho para besarlo cortamente. El fotógrafo sonríe, acariciando mi mejilla, pasó mis dedos por su frente, retirando algunos mechones.
Así, entre una noche de caricias, besos y sonrisas, los dos nos quedamos dormidos.
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Despierto antes de que la alarma suene, me muevo en la cama para levantarme, pero una presión sobre mi cintura me lo impide. Observo el brazo de Tae y este me aprieta más contra su pecho, doy vuelta quedado frente a frente con él y sonrió al recordar lo de anoche.
Lentamente, me deshago de su agarre y él, al notar que ya no estoy a su lado, coge una almohada y la abraza. Hago un esfuerzo para no reírme por lo adorable que se ve y deposito un beso en su frente, me pongo una camisa cualquiera y salgo, dirigiéndome a la cocina y preparar chocolate.
Tocan la puerta y me abstengo a abrir, puede que sea un vecino cualquiera así como puede que sea Mark. Termino de hacer el desayuno y cuando los ruidos cesan abro la puerta, sin embargo mi ex-novio sigue ahí.
— Ya, en serio ¿que no tienes nada mejor que hacer?— me recuesto en el marco de la puerta.
— Solo vengo a visitar a mi vecina— responde fingiendo inocencia.
— Pues visita a alguien más, no te quiero ver aquí.
— Por favor, Brie, intento arreglar las cosas entre nosotros, te extraño y...
— Y yo no a ti, todo lo que me causas es repugnancia, además pasó hace mucho, ya supérate— lo interrumpo cruzando mis brazos.
— Ambos sabemos que no es cierto— sonríe acercándose a mí.
Antes de que pueda reaccionar, la puerta se abre en su totalidad dejando ver a TaeHyung a mi lado: — Creo que no te quedó claro, lárgate a las buenas y deja a Brianna.
Mark frunce el entrecejo al ver al peligris a mi lado.
— ¿Quién es este?— lo señala con notoria molestia.
— Eso no te incumbe, adiós— cierra la puerta en su cara.
Nos quedamos en un silencio incómodo, hasta que señaló la cocina.
— Hay chocolate caliente ¿quieres?— pregunto tratando de aligerar el ambiente.
Su cara al escuchar la palabra chocolate cambia en su totalidad y sonríe, asintiendo energético, como si de un niño se tratase. Le doy la taza de chocolate y mientras los dos desayunamos intercambiamos una que otra mirada, ninguno menciona nada de lo que pasó anoche, lo cual me pone nerviosa, porque puede que para Tae haya sido sólo una noche de sexo.
— ¿Por qué viniste aquí anoche?— decido iniciar la conversación.
— Pues... Mi auto se quedó sin gasolina, llame a un amigo que tenía una grúa y cuando llegó considere venir aquí, mi casa quedaba un poco lejos, me había mojado, era una buena opción, pero aunque me guste mucho la pizza no creo que haya sido buena idea que me lanzaras una— se ríe al verme roja por la vergüenza, al rato me uno a su risa.
— En serio lo lamento, se la quería lanzar al sujeto de hace un rato, ni siquiera vi que eras tú— me excuso entre risas.
— ¿Quién era él?
— Mi ex-novio— respondo haciendo un gesto con la mano restándole importancia.
— Bueno, creo que él no ha superado su rompimiento. No pensé que tuvieras ex, digo, eres hermosa, si yo fuera él no te habría dejado ir— dice causando que me sonrojara.
— Cosas que pasan, Mark no pensó lo mismo cuando se acostó con otra— me encojo de hombros.
— Que idiota.
— Lo sé, ¿tú has tenido ex-novias?
— Si, dos de hecho, una cuando tenía cinco años y otra en la universidad.
— Vamos, las de los cinco años no cuentan— río, aunque sintiendo una leve punzada de celos— ¿por qué terminaste con la de la universidad?
— Nuestras vidas eran diferentes, en conclusión, jamás ayudes a alguien que no quiere aceptar tu ayuda y te aleja de tu vida.
— ¿Ella termino contigo?
— Algo así.
— Retomo lo que tú dijiste, si yo fuera ella no te hubiera dejado.
El sonido del celular empieza a sonar, por el tono sé que es el mío, me levanto buscándolo en la sala y atiendo la llamada.
— ¿Diga?
— Hola, amor de mi corazón— el tono de voz que usa May me hace estallar a carcajadas.
— Hey, ¿cómo estás?
— Eso lo debería preguntar yo, ¿qué tal te fue ayer con el chico de las fotos?— miro a Tae, que se encuentra detrás mío sentado en el comedor y sonrió.
— Mejor te lo digo cuando llegue a la oficina— alejo el aparato de mi oreja cuando la escucho gritar.
— Me debes información, con todo y detalles, incluso me tienes que decir si una mosca paso ¿de acuerdo?
— Claro, claro.
— Por cierto, tengo chisme fresco, mejor dicho, en la cafetería te actualizo de todo.
— Está bien, nos vemos allá, llevaré compañía.
— Listo, nos vemos, adiós.
— Adiós, corazón de melocotón.
— Te amo, chica de mis sueños.
— Y yo te amo más, chica de mis pesadillas.
Ambas nos reímos y cortamos la llamada. Miro a Tae, el cual me observa con una ceja enarcada y lleno de diversión.
— No te quedes ahí, levántate y vámonos, tenemos trabajo que hacer— doy varias palmadas al aire y lavo los platos.
— ¿Desde cuándo chismosear es un trabajo?— me abraza por la espalda.
— Desde... Desde hace mucho, menos preguntas y más acción, a la ducha.
— Uh, ¿vas conmigo?— su voz ronca me hace estremecer, pero me contengo.
— Tú te bañas primero y luego voy yo.
— Las damas primero.
— Eres mi invitado, además tenemos que llegar a la empresa temprano— me volteo y beso su mejilla.
— ¿A la empresa o a la cafetería?
— Ambos, así que a moverse.
— Mataré a May por eso.
— No lo vas a lograr, llevo la mitad de mi vida intentando matarla.
— La oferta de que te bañes conmigo sigue abierta— TaeHyung me da una nalgada antes irse al baño.
Muerdo mi labio conteniendo una sonrisa y, luego de una hora, los dos estamos listos. Como el auto del peligris estaba con su amigo, tomamos el taxi para irnos a la cafetería de Suzy, en donde se encontraba May hablando como una cotorra.
— Ahora entiendo por qué mi hija habla tanto, pasa mucho tiempo contigo— Suzy suspira rendida dejando una taza de café frente a mi amiga.
— Es mejor que sea sociable a que se quede callada, ¡soy la mejor influencia que puede tener EunJi!— contesta a cambio mientras la otra se va a la cocina diciendo "americanas"—. No todos somos así, yo soy única y especial.
— Eso dices siempre— digo sentándome al lado de May.
— Es verdad, tú lo sabes— ambas reímos hasta que la pelirroja nota a Tae—. ¿Tu... Viniste con él?
— Él vino conmigo, se quedó en mi apartamento porque a su auto se le acabó la gasolina— con una mirada le advierto de que no diga ninguna palabra, a lo que ella asiente.
Suzy deja los panecillos frente a nosotros, pues al venir seguido a este lugar ella se sabe nuestros pedidos de memoria. Los cuatro —incluyendo a la dueña de la cafetería— empezamos a hablar de cosas triviales, hasta que May se acuerda de lo que tenía que decir.
— Resulta que me enteré de que Ji Eun beso al novio de la chica de los medios audiovisuales, Hyuna, y ella quedó aún más devastada, claramente alguien los vio, y no solo eso sino que también los grabó, la mitad de la empresa que se enteró empezó a burlarse de Hyuna, la avergonzaron como nunca, aunque la otra mitad por fin vio la verdadera cara de esa arpía que se hace llamar Ji Eun, ya era hora, así que en estos momentos tenemos que ir con Hyuna y decirle que abandone el cuarto de aseo para que venga con nosotras, he dicho— golpea la mesa y alza su puño— ¡Wakanda por siempre!
— ¡Por Narnia!— gritamos May y yo al mismo tiempo.
— ¡Por Asgard!— grita Tae.
— ¡La cuenta!— los cuatro nos reímos, hasta que Suzy nos deja el pedazo de papel sobre la mesa—. Me tomé la libertad de agregar el café del jefe, ya está listo.
Tae paga la cuenta y recogemos el café de Kim NamJoon, durante el camino May sigue hablando diciéndonos que prontamente nos vamos a asociar con otra agencia de publicidad, hoy vendrán el dueño y su asistente, según mi mejor amiga, los dos son guapos. Mientras el fotógrafo se va a su lugar de trabajo, la pelirroja y yo nos vamos al de nosotras, dejó el café en la oficina del jefe y en cuanto llegamos a mi oficina May me pide que le cuente lo que ocurrió.
— Por Dios, sabía que te lo ibas a coger, ¿en serio la tiene grande?— pregunta ella acomodándose en la silla.
— Está hermosa manita no dice mentiras— señalo mi mano.
— Que asco, pero bueno, si ninguno de los dos ha dicho nada con respecto de lo que sucedió anoche debe ser algo positivo, sabes que está prohibido las relaciones amorosas entre el personal.
— Lo sé, pero es que es tan lindo, no lo puedo evitar— suelto un suspiro y sonrió.
— Tienes de nuevo esa cara de estúpida.
— Tú la tienes todos los días y yo no digo nada.
Ambas empezamos a lanzarnos muecas, pero nos vemos interrumpidas por NamJoon.
— Señorita Stevens, me ha llegado notificación de su trabajo con el señor Kim, los felicito a ambos, gracias a ustedes hemos quedado entre los primeros diez mejores de las empresas publicistas, bien hecho, sigan así— sonríe a lo que yo hago una leve reverencia—. Por otro lado, señorita Walters, la necesito en mi oficina— el tono que usa es demasiado severo, nunca lo había escuchado hablar así, por lo que intuyo que mi amiga está en problemas.
La cara de May se pone pálida, está nerviosa y si no me equivoco irá a tomar café para calmarse, ella asiente y el jefe se retira.
— Juro que no he hecho nada malo, ni siquiera sé por qué me llama— suspira profundamente y se pasa la mano por el cabello.
— Tranquila, sabes que eres su asistente y como tú dijiste que el duelo de la otra empresa vendrá entonces solo te pedirá un par de cosas, nada del otro mundo.
— Voy a morir... Definitivamente voy a morir.