Chapter 10 - Sospecha

Alejandra tuvo que esperar por dos horas antes de cansarse de estar sin escuchar ninguna noticia sobre la niña, los nervios se estaban apoderando de ella, no sabía si la rescatarían a tiempo antes de que la movieran nuevamente de lugar. Para distraer su mente decidió salir a trotar al parque, se puso su traje deportivo azul marino ajustado y salió de su departamento de camino al parque.

El parque estaba en este momento lleno de familias que salían a pasear y niñas de las escuelas de los alrededores charlando mientras comían helado y papás fritas con chile. Su idea principal de trotar se veía un poco complicada, así que trotó por las orillas del parque para intentar chocar lo menos posible con las personas. Se le había olvidado que a esas horas era cuando más lleno se encontraba el parque pero no le importó, no podía simplemente regresar, necesitaba distraerse y sacar la adrenalina por los nervios que sentía en ese momento.

El parque no era muy grande por lo que Alejandra pudo darle fácilmente tres vueltas en media hora, se detuvo un momento cuando notó que la agujeta de su tenis se había soltado pero al mirar a su derecha antes de levantarse notó que una persona recargada en un árbol se giraba dándole la espalda y ocultándose detrás del árbol, le pareció muy curioso pero no le dio importancia y siguió trotando.

Mientras trotaba con la cabeza en las nubes una niña pequeña salió corriendo enfrente de ella, la sacó de sus pensamientos abruptamente y la hizo girar rápidamente para rodearla sin chocar con ella, en una fracción de segundo mientras esquivaba a la niña le pareció ver detrás de ella a la misma persona que cuando se estaba atando el tenis. Muy poco probable que fuera una coincidencia considerando que estaba al otro lado del parque y ya llevaba trotando otra media hora. A menos que estuviera caminando a paso constante se encontrarían pero no tendría sentido con el aspecto de estar descansando que tenía, no tenía ya dudas, la estaban siguiendo.

Alejandra aceleró el paso para tratar de dejar a su perseguidor atrás cuando un rostro conocido pasó frente a ella mientras le hablaba.

-Hola, que coincidencia, no esperaba volver a encontrarme con la mujer que limpia sus heridas con saliva.

-Sí hola, disculpa llevo prisa. Ya hablaremos en otro ocasión.

-¿Por qué tanta prisa? ¿Es por el hombre que parece estar siguiéndote?

-¿Cómo sabes que alguien me sigue?

-Llevo sentado en la misma banca en la que nos encontramos la otra vez por cuarenta minutos y te he visto correr cada vez que pasas por aquí.

-¿Me estás vigilando?

-Claro que no. Solo me pareció gracioso que te volviera a ver en el parque y me llamó la atención ver a un hombre trotar tras de ti con ropa poco deportiva y como no parecías prestarle atención creí que no lo conocías. Así que presté atención cada vez que pasabas por aquí y lo vi detrás de ti.

-Muy observador para alguien que no lo parece.

-Lo tomaré como un cumplido. Me pareció que necesitabas ayuda y me acerqué a ti. A lo mejor el acosador se dará por vencido si te ve con otro hombre.

-No creo que se sienta intimidado viéndote.

-¿Qué dices? Pero soy más alto que él.

-No creo que tu estatura sea demasiado para intimidarlo. Ese hombre se ve bastante robusto y fuerte en cambio tú te ves muy delgado a su lado aunque admito que te ves musculoso pero no intimidante. En otras palabras pareces un geek con buen físico.

-Nunca creí que sería tratado de esta forma por una mujer cuyo nombre no conozco.

Alejandra se dio cuenta que había hablado más de la cuenta, normalmente no era tan directa y grosera pero los nervios acumulados por la niña y ahora con el seguidor la habían puesto en un estado agresivo. Respiró hondo y miró al hombre a los ojos.

-No era mi intención hacerte sentir mal, lo siento. Normalmente no soy así de agresiva pero saber que todo este tiempo tenía a alguien siguiéndome los talones sin darme cuenta me puso nerviosa.

-Está bien, no te culpo. Cualquiera que supiera que tiene un acosador detrás de su espalda sin saber desde cuando pondría nervioso a cualquiera. Vamos, déjame invitarte un café. Seguro que se enfada y se va si no te ve moverte de un solo lugar.

Alejandra aceptó y siguió al hombre hasta el café, dentro ella pidió un café negro y él pidió un té matcha caliente. Alejandra se le quedó mirando, creyó que intentaría impresionarla tomando un café más fuerte que el de ella, no esperaba que pidiera un té.

Miró a su derecha y vio al mismo hombre de una estatura promedio de metro ochenta fuera de la ventana sentado en una banca. Su traje parecía casual con una camiseta negra y pantalones de mezclilla, definitivamente no era un atuendo deportivo pero sí lo suficiente normal para no levantar sospechas si decidía seguir a alguien. No tenía idea de cuando la habían empezado a seguir ni desde dónde, tenía la sospecha de que el hombre que la seguía fuera enviado por @empresa x, de ser así ¿ya sabía a dónde había ido antes de rechazar su propuesta o lo había enviado a seguirla después de rechazar la propuesta? ¿Sabía dónde vivía? ¿Sabía de su hermana? Su hermana, es verdad hoy la visitaba, tendría que llegar después que ella para que no la vieran entrar en su departamento y buscar una excusa para salir antes que ella.

Mientras intentaba calmar sus nervios sacó del bolsillo de su sudadera una cigarro y lo encendió pero antes de que pudiera probarlo una mano grande se lo arrebató.

-¿Qué estas haciendo? Este es un establecimiento libre de humo, ¿no viste el letrero en la entrada?

-Perdón, no lo hice a propósito. Ya sé que no se fuma, ya he venido antes pero es un hábito que tengo muy arraigado y lo hago sin pensar.

-Pues que hábito tan malo tienes, deberías controlarlo.

-Solo lo hago cuando estoy nerviosa o pensando profundamente y ya me disculpé.

-Hay otras formas de quitar el nerviosismo ¿sabes? En cuanto a pensar profundo, fumar no ayuda al proceso de pensamiento, así que aunque estés buscando una solución sencilla te tomará mucho más tiempo si estás fumando.

-¿Me estás diciendo que me vuelvo estúpida al fumar?

-No, digo que la nicotina hace que las funciones neuronales se ralenticen al tener un efecto narcótico. Así que es natural que tus reacciones y capacidades mentales se vean ralentizadas mientras fumas, por no contar que reduce tu capacidad pulmonar si es que quieres seguir trotando.

-Ya te dije que no puedo controlarlo, ya es un hábito que hago sin pensar.

-Tan sencillo como dejar de cargar cigarros.

-Si no los cargo no me siento tranquila.

-Y ahora admites que eres una adicta.

-Apenas te conozco y ya me estás dando sermones de que hacer con mi vida. Ni siquiera pedí tu opinión. ¿No puedes simplemente aceptar mi disculpa y dejarlo pasar?

-Solo me preocupo por ti pero si te molesta ya no diré nada, aunque creo que es un desperdicio que una mujer tan guapa se marchite tan pronto por un tonto hábito.

-¡Ya entendí! Si no quieres que me vaya antes de siquiera tomar mi café mejor cierra la boca.

El hombre la miró fijamente y parecía querer decir algo pero optó por quedarse callado mientras miraba el menú.

El silencio se extendió hasta que llegó la mesera con sus bebidas. Tomaron sus bebidas en silencio hasta que el hombre volvió a hablar.

-¿Sólo vas a tomar el café? ¿No quieres comer algo antes de irte?

-No gracias, ya hice planes para comer con alguien más, solo estoy haciendo tiempo en lo que espero a que el hombre se vaya.

-Pues no parece muy decidido a irse, podrías terminar tu café, pedir mi comida como si fuera para ti, levantarte al baño y salir por la puerta trasera en lo que yo sirvo de carnada para el hombre.

-Entonces déjame pagarte el café.

-No, yo te lo pago. Se vería muy sospechoso que me des dinero, ¿no crees?

-Puede ser pero no me gusta deberle nada a nadie te lo pagaré después, ¿cuál es tu número?

-No tengo celular ni teléfono lo siento pero si quieres encontrarme siempre estoy en el parque entre las dos y cuatro de la tarde.

-Está bien, para evitar incidentes te veo dentro de dos días en la banca donde nos sentamos el primer día a las tres y te invito a comer.

-Me parece muy bien, ahí te veo.

Alejandra llamó a la mesera y pidió el platillo que el hombre le señaló, hizo un ligero ademán para avisarle que se levantaba al baño pero antes de entrar dio vuelta en una mesa y se escondió detrás de un muro mientras abría la puerta trasera para salir. Afuera decidió caminar dos cuadras lejos del parque y pedir un taxi que la llevara a su departamento, todavía tendría otra media hora antes de que el hombre que la seguía notara su ausencia.