Alejandra le pagó al taxi y entró en el edificio departamental, estaba llegando a su departamento cuando recibió una llamada de su hermana. Contestó mientras sacaba las llaves de su sudadera.
-¿Dónde estás? Estoy en tu departamento y no te vi. Te esperé por media hora pero como no aparecías me puse a hacer la comida. ¿Vas a tardarte mucho?
-Estoy entrando en el departamento, mira detrás de ti y me verás.
Carola estaba meneando las zanahorias cocidas con mantequilla, cebolla, ajo, sal, pimienta y queso crema mientras llamaba a su hermana así que no escuchó cuando Alejandra abría la puerta hasta que escuchó la última frase tanto en su teléfono como detrás de ella. Se volteó y la miró sorprendida.
Alejandra vio la cara de sorpresa de Carola y colgó el celular frente a ella.
-Carola siempre te concentras demasiado cuando estás cocinando, debes estar más atenta a lo que te rodea. ¿Qué hubieras hecho si fuese un ladrón entrando a mi departamento y no lo hubieras escuchado?
-Alejandra deja de ser tan dramática, creo que estar tanto tiempo trabajando en tus casos te ha vuelto paranoica, dime ¿quién va a entrar a robar en un apartamento que no tiene casi nada de valor? Además viendo el desorden que siempre logras mantener cualquiera pensaría que ya te han robado y que no hay nada más que robar.
Alejandra hizo una mueca de disgusto a su hermana.
-Independientemente de mis hábitos de limpieza deberías saber que para mi trabajo debo buscar y utilizar una gran cantidad de información privada de muchos sectores. Cada investigación que tengo aquí vale mucho y aquellos que saben a lo que me dedico podrían entrar a robar lo que puedan.
-Por favor, si es información tan valiosa ¿por qué no la vendes para variar? Dejarías de vivir tan precariamente y podrías pagar para que te limpien el lugar.
-Número uno: mi información sí es valiosa, número dos: no la vendo porque hay personas que le podrían dar mal uso, esta información podría destruir vidas y empresas, y número tres: mi departamento no está sucio solo está acomodado de forma que todo me quede a la mano ¿sí? Yo sé donde está todo.
-Claro, bueno dejando de lado tu desorden si no quieres venderlo a cualquier persona ¿por qué no se lo vendes a otros detectives o a la policía?
-Sabes que no confío en la policía y siempre es difícil comprobar si un detective privado realmente lo es o es alguien disfrazado tratando de obtener información secreta.
-Alejandra deberías dejar ya de lado tus ideas de conspiración en los sectores de poder y finalmente sacarle provecho a tu trabajo, si no lo quieres hacer por mí por lo menos hazlo por nuestros padres. Así no tendrían que preocuparse tanto por tu futuro, ¿Sabes que llevan ahorrando durante todos estos años dinero en una cuenta que pusieron a tu nombre en caso de que te quedes en la bancarrota?
-No lo sabía y la verdad no sé si llorar de felicidad porque mis padres me tengan tanta consideración y quieran protegerme tanto o si llorar de tristeza porque no confían en mí y se preocupen tanto. Siempre he salido adelante, no es como que me vaya a morir de hambre, dinero siempre tengo.
-Vivir al día no es exactamente la clase de vida que mis padres esperan para ti y sinceramente yo tampoco quiero que vivas así. Solo espero que no desperdicies tus habilidades en trabajos pequeños y siguiendo conspiraciones inexistentes.
-No son tan inexistentes como crees y es por eso que reúno información, porque sin pruebas la gente incrédula como tú no se convencerá. Y no te estoy ofendiendo, digo que te entiendo, después de todo yo tampoco creía en esas cosas de los círculos de poder hasta que lo vi con mis propios ojos. Bueno aún no lo veo con mis propios ojos pero me refiero a que por lo menos encontré pruebas de su existencia.
-Ajá, cuando encuentres pruebas más decisivas seré la primera en felicitarte y aplaudirte por no ser una loca.
-Estoy hablando en serio Carola.
-Yo también. Ahora pásame la leche evaporada para moler la crema de zanahoria.
Alejandra no quiso discutir más así que le pasó la lata de leche evaporada ya abierta y la vio vaciarla en la cazuela mientras molía todo con el procesador de alimentos.
-Deja de estarme viendo y pica la verdura que lavé para hacer una ensalada.
-Claro
Se puso a cortar el jitomate en dieciséis partes, medio pepino en rodajas, las uvas por la mitad, unas cuantas fresas y champiñones, después secó la lechuga y el germen de trigo. Acomodó todo en platos y lo llevó a la mesa. Decidió hacer un aderezo con vinagre balsámico, limón y soja para la ensalada.
Carola llevó los platos con crema a la mesa y puso pescado en una cazuela con mantequilla, limón y especias a fuego bajo para que se cocinara mientras comían la crema, lo tapó y se fue a la mesa.
Alejandra y Carola disfrutaron de una deliciosa comida mientras escuchaban las noticias, mientras comían el pescado Alejandra escuchó la noticia que estaba esperando.
-Carola, ¿te importa si subo el volumen de la tele? Están hablando de un caso que ayude a resolver.
-No hay problema, tengo curiosidad por ver en que te metiste ahora.
Alejandra puso los ojos en blanco mientras subía el volumen.
<
Alejandra apagó la televisión y soltó un suspiro de alivio.
-Y ¿en qué parte ayudaste? No escuché tu nombre.
-¿De verdad crees que ese agente tiene la capacidad intelectual para saber dónde se encontraban esas personas? Yo investigué y dejé esa información anónimamente en su puerta. Es obvio que sin la persona que entregó la información se iban a dar el crédito por el trabajo pero está bien, es mejor así.
-¿Cómo es mejor? No obtuviste ninguna ganancia por ello.
-Pero ayudé a muchas personas y además si los dueños del lugar buscan desquitarse con alguien no será conmigo sino con las autoridades.
-En pocas palabras sacrificaste a alguien más en tu lugar.
-Ellos ya están acostumbrados y por lo que parece ese agente no estaba preocupado, es más, estaba disfrutando de la atención y el aumento que seguro va a obtener.
-Bueno, cambiemos de tema. ¿De postre qué comeremos?
-Tengo helado en la nevera, ¿quieres? Es de sabor chocomenta.
-Claro, ya sabes que es mi sabor favorito.
-El mio también, ¿cuántas bolitas te doy?
-Con dos gracias.
-Después de terminar el postre, debo salir rápido por cuestiones de trabajo. Deja los trastos en la tarja, los lavo regresando no espero tardarme tanto. Es lo menos que puedo hacer por hacerte cocinar, pero en serio déjalos ahí, sí los lavo no te preocupes.
Carola no parecía muy convencida pero aceptó.
Al terminar el postre, Alejandra dejó todos sus platos en la tarja y salió de los departamentos camino a la tienda de la esquina, ahí esperó por media hora antes de regresar a su departamento. Cuando entró se dio cuenta que Carola había guardado la comida y lavado las cazuelas, solo le dejó los platos de la comida y el postre. Alejandra sonrío, lavo los trastes que faltaban y encendió su laptop para ingresar al chat grupal. Ya llevaba casi dos días sin ingresar a la conversación general y tenía curiosidad por saber que había sucedido en los dos días que estuvo fuera.