Llegamos a la casa y caminó con nosotras, justo en la acera gritó y salió corriendo, que tuve que irme detrás de ella y darle un golpe con la base del cuchillo en la cabeza. No perdió el conocimiento, pero estaba aturdida. Emily me ayudó a meterla a la casa, la senté en la silla del comedor y recostó su cabeza encima de la mesa.
—¡Siempre te buscas las cosas, bruja!— le grité.
—¿Qué hago, mamá? — preguntó Emily.
—Trae la mochila que dejamos en el auto, por favor—Emily se fue, y me senté en la silla al lado de mi tía—. Siento mucho haberte golpeado, pero tú misma te lo ganaste; te advertí que no hicieras una tontería y es lo primero que haces. Siempre has sido muy necia y terca.
—¡Muérete!— gritó, y le di una bofetada.
—Quien se va a morir hoy eres tú, perra.
—¿Qué ganarás con eso, Suzy? Eres una desquiciada. Aún si me matas, no vas a lograr nada. Como tú misma dijiste, ya nada va a cambiar.
—Tienes razón— hablando con mi tía, Emily entró a la casa de nuevo.
—Papá llegó, está estacionando el auto— me avisó.
—Eso es bueno.
Caden
Entré a la casa y ambas me estaban esperando. Traía conmigo el bizcocho de cumpleaños para Emily y me agaché para mostrárselo.
—¿Cómo está la cumpleañera más hermosa del mundo?
—Bien, papá.
—¿Cómo la has pasado en tu día?
—De maravilla, ha sido el mejor día de mi vida— sonrió dulcemente, y le metió el dedo al bizcocho para probarlo—. Gracias, papá.
—Feliz cumpleaños, princesa—le di un beso en la frente, y ella sonrió.
—Tenemos visita, papá.
—¿Visita? — pregunté confundido.
—Mi tía vino de visita — añadió Suzy, y sonrió. Me levanté y miré hacia la mesa del comedor y vi a una mujer amarrada y sentada.
—¿Qué hacían mientras yo no estaba?
—Dándole una cómoda y cálida bienvenida— añadió Emily, y rio—. ¿Cierto, mamá?
—Ya veo— miré a Suzy y se veía tranquila, supongo que no es nada malo; al final de cuentas, Emily se veía tranquila y feliz, eso para mí es lo importante. Caminé a la mesa del comedor y puse el bizcocho en el centro.
—Vivi, él es mi novio, al fin estamos todos— dijo Suzy.
—Es un placer conocerla— dije indiferente.
—Ven, Caden— Suzy me agarró la mano y nos alejamos de la mesa—. Quería decirte la razón por la cual está presente ella hoy.
—Si lo hiciste debe ser por algo muy importante.
—Te mentí, Caden.
—¿Sobre qué?
—Yo sí tenía a mis padres, pero fue solo por unos años. Ninguno de ellos fue un buen ejemplo, así que no los consideraba importantes. A mis 14 años me mudé con mi tía, porque no soportaba estar con ellos en la misma casa. Ambos eran fiesteros y a la única persona a la que pude acudir fue a ella. Me ofreció un supuesto hogar en cual lo tendría todo y podría ser independiente, pero el día que decidí irme a vivir con ella, fue la peor decisión que pude haber tomado. Te había comentado que ella era prostituta, pero jamás te dije que yo también lo era, no por elección, por supuesto. Me obligó a tener esa vida por muchos años y no solo a mí, también a otras chicas más. Les vendía sueños, pero resultaban ser mentira. A diferencia de las demás, ella tenía una razón para causarme más daño que a las otras, y fue que resultó ser que ella era la mujer de mi papá, pero mi madre se lo quitó y ella por vengarse me hizo esto; y yo como una ilusa pensé que podría tener una vida normal y tranquila estando lejos de mis padres y me equivoqué— ahora me doy cuenta que no conocía nada de Suzy, jamás le di la oportunidad de que me contara sobre ella y me duele saber que ha pasado por tanto y ha estado aguantando eso sola—. Perdóname por mentirte, pero cuando te dije que planeaba viajar, está era la verdadera razón, estaba en busca de ella y al fin la encontré.
—Perdóname a mi por haberte dejado pasar todo eso sola. Si hubiera sabido esto antes, yo te hubiera ayudado también, preciosa— la abracé—. No tengo nada que perdonarte, ahora lo importante es que ahí la tienes y podrás hacer lo que quieras con ella. Acabarás con su suciedad y no dejarás que esa plaga que tiene se propague más. No volverá a hacerle daño a nadie, porque de aquí no va a salir.
—Escogí al mejor hombre que existe— sonrió, y me besó.
—Te amo, Suzy.
—Y yo a ti, Caden. Gracias por escucharme y no molestarte.
—¿Cómo podría molestarme contigo, cielo? — caminamos a la mesa y nos sentamos, Emily se sentó en mi regazo y sonrió.
—No he tenido oportunidad de cocinar, pero ahora lo haré— Suzy rio, y entró a la cocina a buscar el cuchillo.
La puerta la tocaron, y los tres nos alertamos.
—¿Esperabas a alguien más, cielo? — pregunté.
—No— Suzy caminó a la mesa y le tapó la boca a su tía, todos nos quedamos atentos a los ruidos.
—Buenas tardes. Recibimos una llamada de sus vecinos, alegaron escuchar unos gritos, queríamos saber si todo estaba en orden por aquí.
—¿Acaso son policías? — preguntó Suzy nerviosa, y su tía la mordió.
—¡Ayuda!— gritó. Me levanté de la mesa corriendo y agarré el cuchillo que estaba sobre la mesa, que claramente no era de cocina como el que tenía Suzy.
—¿Qué hacemos, papá?— preguntó Emily asustada, y escuchamos cuando de dos golpes seguidos, abrieron la puerta de la entrada.
—Quédate detrás de mí, princesa, todo estará bien— le dije a Emily.
Dos oficiales entraron armados y Suzy agarró a su tía, usándola como escudo.
—Bajen esos cuchillos— nos ordenaron apuntándonos con ambas armas. No encontraba cómo hacerlo, pero a la distancia que estaban, era imposible hacer algo sin que ellos dispararan primero. Puse el cuchillo sobre la mesa y Suzy llevó el de ella al cuello de su tía.
—Baja el cuchillo, Suzy— le pedí. Estábamos en clara desventaja ahora, no era el momento de poner resistencia. Las manos de Suzy temblaban, nunca la había visto así—. Bájalo, Suzy— insistí nervioso, pero ella no lo bajaba.
—¡Mamá!— Emily la llamó, y nos miró a los dos.
—Lo siento, los amo mucho a los dos, pero no puedo desaprovechar esta única oportunidad— le cortó el cuello a su tía, y el oficial que le estaba apuntando a ella, le disparó en ese precioso momento. Vi el impacto de la bala en su frente y la sangre que brotó de ella, manchó en un milésimo segundo parte de su hermoso rostro. Ambos cuerpos cayeron al suelo a la vez, y presenciar eso fue como un doble puñal en el pecho.
—¡Mamá!— gritó Emily.
Primero Noah y ahora Suzy, ¿Por qué? ¿Por qué la vida se empeña en arrebatarme todo lo que amo? Todos los recuerdos que viví con ella se me cruzaron en un milésimo segundo por la cabeza, y de la ira, de la rabia, de la frustración de no haberla podido salvar o evitar lo que sucedió, me cegué por completo. Agarré el cuchillo de la mesa y con la rabia, traté de abalanzarme encima del oficial, pero apuntaron ambos hacia mí dirección y dispararon antes de poderlos alcanzar. El dolor que sentí, me hizo caer de rodillas al suelo y solté el cuchillo. No podía casi respirar, un dolor y ardor se apoderó de mí por completo. Mi visión estaba algo borrosa y solo pude ver el rostro de mi ángel.
—¡Papá! — Emily recostó mi cabeza en su regazo, y quise llevar mi mano a su mejilla.
—Lo siento, pequeña. No pude salvarla, no pude cuidarlas. Lo siento tanto, mi princesa— sin darme cuenta ensucié su mejilla con ese rojo carmesí que tanto ama. Mi voz casi no salía, cada segundo que transcurría la iba perdiendo más, al igual que la visión.
—Tú no puedes dejarme, papá, tú no.
—Te amo, chiquita— me esforcé para poder decírselo, y que sepa lo importante que siempre ha sido para mí. Me sentía muy débil y mis párpados estaban muy pesados. Al cerrar los ojos, pude encontrarme en esa oscuridad de nuevo; esa oscuridad en la que siempre viví y a la que ahora me toca volver.
Emily
—¿Papá? ¡Despierta, papá! ¡Tú no puedes dejarme!
"¿Dónde está la niña más hermosa del mundo? Tú siempre serás mi princesa. Te amo, chiquita."
—Yo no quería que me dejaras sola, papá. ¿Ahora quién dormirá conmigo? Me prometiste que estarías siempre conmigo, ¿Por qué? ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué me abandonas? — mis manos estaban llenas de él, era lo único que me quedaba de mi papá. Lamí mis dedos y cerré los ojos, su dulce sabor jamás podré olvidarlo. Él era todo para mí y ahora no tengo nada.
"Si algún día sucede algo, no olvides de lo que hablamos. Eres una niña dulce, fuerte e inteligente. Ya estás preparada para esto. Papá estará muy orgulloso de saber en qué te has convertido y lo que has logrado."
—Es cierto, mamá— miré al oficial, y era como si pudiera escuchar la voz de mi mamá, cantando esa divertida canción:
"Un paso al frente yo daré, huye mientras puedas y yo contaré, dos segundos yo tendré, y cuando llegue a tres, yo te encontraré. Es tiempo de cacería, muñeca."
—Sí, mamá— esbocé una sonrisa, y me levanté del suelo—. Ya es hora...
Continuará...
Ya está disponible:
Emily: Un demonio disfrazado de Ángel.