La conversación se había vuelto demasiado íntima y dolorosa para Anna, así que terminó su copa de vino y la comida que le quedaba en el plato y decidió que era el momento de irse, porque sabía que si seguía allí teniendo esa conversación, acabarían escapando alguna lágrima reveladora de unos sentimientos que ni ella misma se reconocía para si misma.
-Bueno creo que va siendo hora de que me vaya, he disfrutado mucho de la comida. - dijo mientras se iba incorporando de la mesa.
- Te apetece que demos un paseo - Ryo no pensaba dejarla ir tan rápido, no entendía que había pasado para que ella quisiera irse. - Conozco un lugar precioso no muy lejos de aquí, podemos caminar un poco.
Viendo lo cortes que estaba siendo él, no pudo decirle que no, de alguna manera se vería como una ofensa, y aunque la situación no era la mejor para ella, no quería ofender ni a Ryo, ni a la primera vez que había tenido una conversación de verdad con él.
Salieron juntos del restaurante y él la invito a subir a su coche, no le pregunto a donde iban, ella confiaba en él, sabía que con él estaba a salvo. Él no había cambiado tanto, era más guapo, más poderoso, pero seguía teniendo la misma personalidad que ella conocía, sabía que los rumores decían que como hombre de negocios era implacable, era peligroso ir en su contra, pero ella lo conocía de antes de que las responsabilidades hicieran que se convirtiera en el hombre de negocios que era ahora.
Mientras ella iba sumida en sus pensamientos, Ryo la observaba de vez en cuando, como no la había visto antes, como no se había dado cuenta de que ella estaba a su alrededor, había visto fotos de ella en el instituto, y no había cambiado tanto, era igual de hermosa, quizás ahora tenía una madurez que no tenía entonces, pero él tampoco era muy maduro en aquella época. Ella ahora era más sofisticada, y eso le daba más belleza aun que en el pasado, pero su sonrisa era la misma y su mirada era tan limpia como entonces, que tonto había sido al no verla, y se dio cuenta que la noche que había pasado juntos era casi una cachetada para hacerle ve lo que se estaba perdiendo, pero en vez de darle la oportunidad de rectificar su error, se había esfumado. Y lo peor de todo es que entre más hablaba con ella más le gustaba como era ella.
Una vez que aparcaron a la orilla del lago, Anna pensó que realmente le había leído la mente, salieron a caminar, y aunque al principio lo hicieron en silencio, no parecía que hubiera ninguna tensión entre ellos.
- Me gusta este lugar de noche, se respira paz. Dijo él mas para si mismo que para quien caminaba a su lado.
- A mí también me encanta, es casi inspirador.
-¿Puede que nos hayamos encontrado antes sin saberlo?.
- Ahora que lo pienso, si al menos una vez nos encontramos - Anna pudo recordar claramente la figura del hombre que dibujo...
- No me digas que me estas persiguiendo y no lo sabía.- la sonrisa pícara de él, decía claramente que era una broma.
- Siento decirte que hace mucho que no te persigo. - Anna también rió...
- ¿Eh? Espera... Eso implica que una vez me perseguiste...
- A ver... Se sincero, que chica del colegio no te perseguía en aquel entonces.
- Uff eso es un golpe bajo, había muchas que no me perseguían … - poniéndose serio de pronto.
- Vale no te lo tomes a mal… Sabes que en el instituto te perseguían muchas chicas, lo que pasa es que ignorabas a la mayoría.
- En aquellos tiempos era un idiota.
- No creas sigues siéndolo - sin poder evitar lanzar la broma.
Ryo la miró con cara seria pero al mismo tiempo no pudo evitar reírse ante su respuesta.
- Supongo que tienes razón después de todo. - Notó que Anna temblaba de frio, así que él se quito la chaqueta y la puso en sus hombros.
Anna al sentir su chaqueta sobre sus hombros pudo sentir su calidez a través de la tela y oler su olor, erá casi como sentir un abrazo sin tocarse, realmente estaba empezando a tener frio, y ese gesto calentó su corazón.