Marta se acercó a la gran cama y miró fijamente a Lorena, entonces la reconoció.
- ¿Dedos de perla?
Miguel miró estupefacto a Marta, jamás creyó que ella conociera a su hermana.
- Señorita Díaz, veo que no me ha olvidado - respondió Lorena con una sonrisa radiante en su rostro.
- Ustedes... ¿se conocen? - preguntó Miguel sin ocultar su sorpresa.
- Algo así, perdí una apuesta contra ella hace tres años - respondió Lorena poniendo una mano en su barbilla.
- Pensé que a ti no te gustaba apostar - dijo Miguel dirigiéndose a Marta.
- No me gusta apostar, pero tú hermana me derramó la pintura encima ese día y ameritaba que le diera una lección.
Lorena rió recordando aquel día, estaba en un lugar en el extranjero pintando en lienzo junto a una ventana ese día, un frasco abierto de pintura roja sin querer cayó por la ventana abierta y derramó la pintura sobre Marta que salía del establecimiento en donde estaban. Marta no reaccionó a tiempo y la pintura mancho su ropa y su cabello, estaba furiosa, Lorena grito por la ventana que lo sentía, Marta le grito que la esperaría al siguiente día en un restaurante cercano a ese lugar; en el restaurante Marta desafío a Lorena, si Lorena perdía tendría que darle a Marta su computadora portátil, si Marta perdía tendría que darle a Lorena su celular, para ganar Lorena tendría que pintar un mural más rápido de lo que Marta escribía un guión completo, contra todo pronóstico la ganadora fue Marta, lo que Lorena no sabía era que Marta tenía un talento inhumano para hacer guiones, así que con solo un 50% de su esfuerzo logro ganarle a la pintora.
- Afortunadamente el frasco era de plástico, si hubiera sido de cristal seguramente Manuel te habría demandado por daño personal.
- ¿Manuel? - preguntó Lorena con curiosidad.
- Mi hermano - respondió Marta señalando a Manuel para que se acercara.
Lorena casi escupe sangre al darse cuenta de que el hermano de Marta era el hombre al que le estuvo coqueteando desde lejos, su rostro se puso rojo escarlata e inconscientemente bajo la cabeza avergonzada.
Miguel sonrió burlonamente, mientras Lorena deseaba que la tierra se la tragará, Manuel desvió la mirada algo incómodo y Marta miró a todos sin entender la situación,después ella preguntó:
- ¿Me perdí de algo?
Carol soltó una carcajada desde el marco de la puerta mientras intentaba decir:
- ¡De mucho, hermanita! De verdad que eres lenta para esta clase de cosas.
La cara de Manuel se sonrojo extrañamente ante las palabras de su hermana, no creía que su pequeña hermana fuera tan rápida para entender la situación. Marta vio la cara sonrojada de su hermano y entendió automáticamente la situación, se puso la mano en la boca para intentar reprimir su risa, sabía que tarde o temprano su hermano se sentiría atraído por una mujer pero jamás creyó que caería tan rápido, por otro lado la mujer herida parecía querer que la tierra la tragará, Marta pensó que algo iba a pasar entre esos dos y no interferiría en ello si llegaba a ocurrir.
- Mmm... dejen el asunto así, no necesitan explicármelo...
Lorena creyó haber escapado por poco de la muerte, pero al segundo siguiente fue como si la hubieran empujado al barranco:
- ... porque entiendo perfectamente lo que sucede.
Manuel casi llora de desesperación al escuchar que su otra hermana también entendía la situación, quería esconderse en el armario para que nadie viera su rostro inusualmente sonrojado.
Para Miguel fue muy díficil contener su risa, pero al ver la mirada asesina que le lanzaba su hermana inmediatamente suprimió sus emisiones y recupero su cara impasible.
Ver que el guionista parecía inexpresivo tranquilizó a Manuel y le hizo recuperar algo de la confianza que había perdido cuando empezó a hablar su hermana más pequeña.
# [Jajajaja, estos personajes son demasiado, ¿creen que Ana y Sebastián se den cuenta de esta situación? Les diré algo, si llegan a hacerlo harán hasta lo imposible para que ellos dos estén juntos. Si, son el típico ejemplo de padres desesperados por tener nietos y el Viejo Maestro Narváez también está con deseos de tener bisnietos.]