Manuel inconscientemente suspiro ante esa hermosa visión, la piel de la mujer era muy blanca y desde lejos parecía suave y sedosa, sus hombros estaban al descubierto, su cabello castaño rizado estaba perfectamente peinado, su rostro no parecía llevar maquillaje y eso la hacía ver aún más hermosa, sus ojos atigrados color café y avellana brillaban bajo la luz del salón, está visión le quitoelaliento a muchos incluyendo a Manuel, pero a diferencia de los otros, él jamás lo recuperaría.
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Lorena caminaba al lado de su hermano, su mirada curiosa paseó por el amplio salón, la decoración era exquisita y las personas vestían trajes igualmente llamativos, su mirada se posó brevemente en dos niñas, una pequeña y una grande, la pequeña llevaba un hermoso vestido infantil largo hasta la rodilla color dorado y tenía un gato gris atigrado en sus brazos, la niña más grande llevaba un uniforme de mucama color blanco y azul oscuro, su rubio cabello estaba peinado en dos trenzas, ella parecía muy joven pero llevaba un aura de madurez muy extraño para su edad. La mirada de Lorena siguió caminando en la misma dirección y se posó en un hombre vestido elegantemente de negro, sus ojos se cruzaron con los de él, negros y brillantes, que parecían pedirle que se acercara, el aura del hombre era de extrema imponencia pero Lorena no se sintió presionada por ella, una seductora sonrisa se dibujó en su rostro de rasgos suaves y delicados, y un segundo después vio que el hombre le sonreía de vuelta, lo que hizo que su cara se sonrojara levemente.
- ¿Lorena?
Lorena dio un salto al escuchar la voz de su hermano, lo que hizo que él riera alegremente.
- ¿Mmm? ¿Que mirabas? Mejor dicho ¿a quién mirabas?
Lorena se puso aún más roja ante la pregunta de su hermano, con su voz extrañamente aguda dijo:
- A-A nadie... nadie...
Miguel había visto las extrañas miradas de su hermana y Manuel Narváez, había captado toda la situación desde que el hombre empezó a mirarla, lo que le sorprendió era que su hermana lo miraba igual, a pesar de que nunca se habían visto, le pareció divertido jugar con esta situación por un rato y siguió pinchando en el punto débil.
- No me digas que la decoración te atrapó con sus garras... a menos que un elegante hombre de cabello castaño y ojos negros haga parte de ella... ¿mmmm?
- ¡Jodete! - ella respondió con el ceño fruncido y se adelantó para dejar a su hermano atrás.
- ¡Hermanita! Sólo estoy bromeando, no lo tomes enserio...
Miguel río mientras alcanzaba a su hermana, no se dio cuenta de una mirada que lo escudriñaba preguntando qué relación tenía con la mujer de celeste.
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Manuel reconoció al compañero de su hermana, recordó que su hermana Marcela no sabía de la asistencia de él, pero sus pensamientos no se detuvieron mucho en esto al ver que Miguel hacia que la mujer de celeste se pusiera roja como un tomate, vió como la mujer fruncía el ceño y parecía regañarlo antes de alejarse de él, Manuel empezó a escudriñarlo con la mirada y su aura se volvió fría.
- ¿Primo Manuel? ¿estas seguro de que Bruno estará bien?
Manuel volvió en sus sentidos y recupero un aura amable para hablarle a su pequeña prima:
- No te preocupas, Bruno estará bien en manos de Lizi, puedes estar cerca de ella si quieres ver que Bruno está bien.
- ¿No la molestaría?
Elizabeth miró amistosamente a Melody antes de responder:
- No me molesta, Pequeña Señorita Everson.
- Llamame Melody... si te sientes cómoda.
- Está bien, Melody.
Manuel vió como su prima le pasaba el gato a Elizabeth, un segundo después ella halo a Elizabeth para que la siguiera al comedor a pedir comida para el gato, habiendo cumplido su trabajo Manuel se disponía a buscar con la mirada a la mujer de celeste pero Esteban llegó a informarle:
- Maestro, Daniel ha llegado con la Primera Señorita y la Segunda Señorita, están Enel garaje subterráneo.
- Bien, iré a verlas antes de que entren, recuerda arreglar la reunión con el Presidente Torres, necesito otro favor...
- Si Maestro.
- Encárgate de que Elizabeth entre a estudiar en South Polar Institute, es una niña y debería estar estudiando para labrar su futuro.
- ¿La Señora sabe sobre esto, Maestro?
- Se enterará más tarde, has lo que te digo.
- Si Maestro.
Manuel se dirigió al estacionamiento subterráneo de la mansión, un Rolls-Royce Phantom color blanco se acaba de estacionar y un hombre de mediana edad vestido elegantemente saludo:
- Joven Maestro, la Señorita y la Joven Señorita están aquí.
- Gracias Daniel, puedes retirarte.
El hombre que saludo se retiró obedientemente después de abrirle la puerta a sus Jóvenes Amas. Marcela casi salta del auto, su vestido rosa arrastraba algo de tela por lo que levantó levemente su falda para evitar ensuciarlo, ella saludo sin mucha prisa:
- Hermano, ¿llegamos tarde?
- No más de lo necesario.
- ¡Eso es excelente! - Carol dijo alegremente mientras bajaba del auto y cerraba la puerta. Los tres hermanos se dirigieron al salón mientras charlaban alegremente.