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Chapter 20 - 19. Inicio del curso

El primer día de clase me alegré de ver de nuevo a Pablo, Ángela, Maya, Víctor, T.J y María. Resulto que ese curso se dividía en dos clases. La A y la B, a Maya y a mí nos tocó en la misma clase pero a los demás no.

Nos sentamos juntas ya que el primer día daba igual donde nos sentáramos, repasamos el horario, los libros, etc. Conocimos a los profesores nuevos y su forma de calificar los trabajos y los exámenes. En la hora del descanso revise la pantalla de mi móvil pero no había nada, María me dijo:

-Seguro que ahora está en clase, ya te llamará.- Asentí pero como no me había llamado mucho y eso me ponía un poco depresiva, las demás me miraban haciéndose preguntas que nadie respondía.

Al final sonó el timbre para irnos a casa, cuando salíamos fuera Maya dijo:

-Bueno me vais a contar, ¿Qué ha pasado este verano?- María riéndose le explico por encima, pero Maya quería detalles. Suspire y le dije:

-Mañana te lo cuento, ahora no estoy de humor.- María mirando hacia delante muerta de risa dijo:

-¡Venga! Mira hacia delante y veras como te cambia la cara.- Protestando lo hice y vi a Daniel allí, sentado en una Yamaha, en el brazo llevaba un casco negro con llamas rojas. Había muchas chicas mirándole pero él solo me miraba a mí, sonriendo dejo el casco en la moto y se bajo. Casi eché a correr, cuando llegue a su lado, me abrazó y me besó. Maya que estaba detrás de mí le dijo a María:

-Ahora sé que ha pasado este verano, con razón no dejaba de mirar el móvil.- Daniel riéndose se separo un poco y me dijo:

-¿Enserio? ¡No bromees!- Baje la cabeza avergonzada y casi murmurando dije:

-Es cierto, solo lo he mirado una vez pero es que hacía tiempo que no nos vemos y no me has llamado.- Daniel me miró y con su sonrisa de chico travieso me dijo abrazandome:

-Ha merecido la pena, me has recibido con mucho cariño. Creo que lo hare más veces para que vengas a mí como hoy.- Le mire con tanta pena que dijo riéndose:

-¡Lo siento te compensare! ¡Ya lo veras!- Como tenía que llevar a casa a mi hermana me dijo que nos veríamos esa tarde. Le pasó el casco extra a su hermana y se fueron.

Esa semana no nos vimos mucho, entre el comienzo del curso, los libros nuevos y todo se nos pasaron un par de semanas. María me dijo un miércoles en el descanso que fuera esa tarde a su casa que Daniel estaba un poco pesado. Le dije que iría cuando terminara las tareas que tenía para ese día. Llegué sobre las siete menos cuarto se me había hecho tarde, al llamar me abrió María al tiempo que discutía con su compañera de clase. No la conocía así que sería nueva de ese curso, la verdad es que había mucha gente nueva ese año. Cuando entre al salón María me dijo:

-Emily, Dan está en la ducha, ahora bajará. Mira a ver si tú entiendes esto por qué Desiré dice que no es como lo tengo yo.- Me senté con ellas mientras me pasaban la libreta y el libro. Mire el ejercicio, era uno que yo había hecho el día anterior así que me fue fácil de explicar. La cuestión era que ninguna de las dos tenía razón. Me levanté y me puse entre las dos para explicarles, a mitad de la explicación entró su madre y dijo:

-¡Emily! Cuanto tiempo, ¿quieres tomar algo?- Le dije que no pero Desiré y María pidieron un refresco. Nos volvimos al ejercicio, estaba diciéndoles como presentarlo cuando me sentí abrazada por detrás.

Me giré de repente y me topé con Daniel, que riéndose me dijo:

-¿Ahora eres profesora?- Le dije que no y cuando termine de explicarles, él dijo:

-Emily vamos a mi cuarto, ¿tienes deberes?- cuando le respondí que no, Daniel me condujo hacia arriba mientras su madre le decía algo sobre la puerta. Daniel dijo un "vale mama" y entramos en su cuarto.

Cuando estuvimos dentro casi cerró la puerta pero la dejo unos centímetros, abierta. Mientras cotilleaba las estanterías donde tenía unas fotografías, se me puso detrás apoyando la cabeza en mi hombro.

Aspiro profundamente en mi cuello y dijo bajito:

-Te he echado de menos, quería llamarte más pero no tengo saldo, quería verte, abrazarte y sobre todo besarte, pero ha sido imposible.- Me giro de cara a él y me besó, mi corazón palpitaba muy fuerte mientras él profundizaba su beso. Me apretaba a él, eso me hizo recordar que desde la pelea con esos chicos no me había besado de esa forma. Al separarnos oímos a alguien fuera, nos sentamos en la cama a charlar y ver las fotografías del verano.

Daniel estaba cogiendo la costumbre de bromear con mi pelo, le encantaba jugar con él sobre todo cuando llevaba coleta. Me pinchaba para que me enfadara y le pegara, medio en broma empecé a intentar pegarle mientras él me sostenía las manos desde las muñecas. Nos levantamos de la cama y forcejeando terminé cayendo encima de él en la cama. Cuando íbamos a besarnos oímos a su madre decirnos:

-¿Qué está pasando por aquí?- Nos separamos de golpe, ella empujo la puerta y la abrió del todo, cuando se fue Daniel riéndose dijo bajito:

-¡Por poco! Si te hubiera besado habría sido peor.- Avergonzada me separé un poco más pero él riéndose con más ganas me pego a él. Me quede mirando su habitación tan diferente de la de su chalet, Daniel pareció leer mi mente y dijo:

-¡Es verdad! No habías entrado en este cuarto antes, ¿quieres que te lo enseñe?-Le dije que sí y empezó a mostrarme los trofeos de futbol y su colección de motos en miniatura. Después de esto recordé que ahora tenía moto, le dije:

-¿Te has comprado una moto?- Daniel me dijo que era un regalo de sus abuelos por parte de su madre, que ese era el regalo de navidad y cumpleaños de ese año. Que como sus abuelos se iban al extranjero y no estarían de vuelta para esas fechas, aprovecharon que se había sacado el carnet para comprársela.

A la hora de siempre me llevo a casa en su moto, me dio un casco de color negro con rayas moradas. Le pregunte de quién era el casco, Daniel dijo:

-Es el tuyo, lo compre para cuando vinieras conmigo, también puede usarlo María si tú quieres. Pero que sepas que es tuyo, te lo puedes quedar en tu casa.- Le dije que no me molestaba que María lo utilizara, que se lo llevara con él. Nos estuvimos besando un montón aprovechando que habíamos llegado diez minutos antes de la hora.

Al bajarme, antes de irse me dijo pensativo:

-¿Qué día estarías sola en casa? Me gustaría estar a solas contigo, sin interrupciones.-