El inútil Kang quería decir algo más, pero An Xiaxia lo pellizcó en la cintura. Él gritó de dolor.
—Xiaxia, soy tu amor de la infancia, ¿cómo me puedes tratar así? —aulló histérico Kang Jian, desencadenando un estallido de risa en el público.
—¡Cállate! —gritó An Xiaxia.
Kang Jian se desaminó, deprimido. Después de encargarse de Kang Jian, An Xiaxia volteó hacia Sheng Yize e hizo una reverencia de noventa grados a la perfección.
—¡Lo siento! ¡Te pagaré todo lo que te debo! Mi amigo solo estaba bromeando. ¡Por favor ignóralo! —An Xiaxia terminó de hablar con rapidez y no se atrevió a esperar la reacción de Sheng Yize. Se fue corriendo, arrastrando a Kang Jian.
De pie inmóvil, Sheng Yize tenía una expresión horrible.
«Tiene agallas. ¿Todavía dice que me va a devolver esa cantidad de dinero?»
Ya había hecho que investigaran su origen adecuadamente. Pese a que la familia An tenía un buen pasar, no eran lo suficientemente adinerados como para hacer aparecer esa cantidad de dinero tan fácilmente.
«Ella tomó una decisión apresurada. ¿Es por ese chico? ¿O es porque no quiere tener nada que ver conmigo?»
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An Xiaxia arrastró a Kang Jian a una esquina donde no había nadie y lo golpeó con su pequeño puño.
—¿Estás loco? ¿Cómo pudiste desafiar a Sheng Yize frente a todo? ¿Acaso no sabes que sus fanáticas cabezonas te pueden hacer añicos?
A Kang Jian no le dolió nada el golpe, pero de igual forma chilló a todo pulmón.
—Auch, ¡estás dándole una paliza a tu cariño! ¡Necesito que Xiaxia me abrace para sentirme mejor!
—¡Solo ríndete y muere! —An Xiaxia puso los ojos en blanco. Cuando pensó en cómo le devolvería el dinero, le dolió tanto el corazón que no pudo respirar. Si le decía la verdad a su papá, él le daría el dinero, ¿cierto?
—Xiaxia, ¿exactamente qué le debes?
—¡Dinero! ¡Cargamentos de dinero! Acaso no te conté que mi hermana mayor hizo un raspón a un auto muy caro el otro día... —An Xiaxia apretujó el rostro, luego levantó la vista hacia Kang Jian con una expresión esperanzada—. Inútil Kang, ¿tienes ahorros? ¡Es hora de que demuestres cuán profunda es nuestra amistad!
Kang Jian guardó silencio por dos segundos antes de escarbar en sus bolsillos por un rato. Finalmente, sacó dos billetes rosados del Abuelo Mao y un billete verde de cincuenta yuanes.
—Toma, esta es toda mi fortuna, te la regalo —Kang Jian lucía reacio a separarse de sus tesoros.
—¡Simplón! ¡No los quiero! ¡Piérdete! ¡Ya no somos amigos!
—No seas así. Soy tu amor verdadero, Xiaxia, sé buena conmigo...
—¡Eres muy feo! ¡Petición denegada!
El par reñía ruidosamente, sin darse cuenta de la presencia furiosa que fulminaba con la mirada a An Xiaxia...
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Después de discutir con Kang Jian por un rato, An Xiaxia sintió que su humor mejoró un poco y regresó a los vestidores a ponerse el uniforme escolar. Planeaba ir al baño antes de juntarse con Kang Jian para almorzar. A penas entró al baño, ¡varias figuras la siguieron y cerraron la puerta de un portazo!
An Xiaxia miró por encima de su hombro con sospecha y vio la sonrisa fría de Jin Xin'er.
—An Xiaxia, ¿se sintió bien seducir a Sheng Yize?
«¿Qué rayos…?»
—¿De qué estás hablando? No entiendo a qué te refieres —An Xiaxia frunció el ceño confundida.
—¡Deja de fingir! ¡Todos saben que has estado molestando al Líder Yize sin parar! —dijo con malicia otra chica rellenita, Ding Yiyi.
—Eres una actriz bastante buena, como era de esperarse de una zorra —dijo una chica preciosa con una mirada indiferente—. ¿Por qué seguimos hablando? ¡Solo encárguense de ella!
An Xiaxia seguía sin entender de qué se trataba esto, pero, al escuchar esas palabras, sabía que esas chicas no venían en son de amistad. Jian Xin'er levantó su mano ¡y una cachetada atravesó el rostro de An Xiaxia!