Luego de un largo rato, Sei sentía que Davi no era capaz de calmarse.
—¡Nos vamos! —dijo, pero la chica parecía no escucharlo. Entonces, se acercó a su oído y se lo dijo una vez más con gentileza.
Davi, que aún estaba aturdida, oyó su voz. Sintió que finalmente la estaban sacando de aquella despiadada pesadilla, y asintió de inmediato.
Sei, por otro lado, la soltó gentilmente y la tomó de la mano con cuidado. Se encaminó hacia la salida mientras la chica lo seguía obediente detrás de él, caminando lento, ya que sus rodillas todavía temblaban. Sujetó la mano de Sei como su fuera un vicio, como tratando de decirle que no la dejara.
Sin embargo, lo que ocurrió después fue un desastre.
Un grupo de zombis y mujeres vestidas de blanco aparecieron de repente detrás de ellos y comenzaron a agarrar los brazos y piernas de Davi intentando separarla de Sei. Algunos zombis también lo agarraron a él. El personal disfrazado eran profesionales de primer nivel y actuaban de una forma muy real.
Pero lo que hicieron, enloqueció a Davi. Por la súper fuerza que le dio la adrenalina sujetó la camiseta de Sei y la rompió. Gritó fuerte mientras trataba de escapar. Incluso golpeó a algunas de las mujeres que estaban vestidas de blanco, pero como profesionales, el personal no se detuvo.
Al mismo tiempo, el doloroso grito de Davi hizo que de Sei surgiera una furia indescriptible. No sabía por qué, pero a pesar de era consciente de que a esas mujeres de blanco les estaban pagando para actuar de esa forma, aun así, les gritó con un tono frío como el hielo.
—¡Todos ustedes! Déjenla, o si no...
Su aterradora voz hizo eco en toda la casa y causó que el personal completo se congelara del miedo. La voz del hombre era tan aterradora que los soltaron de inmediato y a tropezones retrocedieron un par de pasos.
Sei se acercó a la chica que lucía como si estuviera al borde de un colapso. Podía ver lo miserable que lucía y lo siguiente que supo, fue que la estaba abrazando con todas sus fuerzas.
….
A la entrada de la casa embrujada, Zaki apenas podía creer lo que estaba viendo luego de observar el estado en que la pareja de tórtolos salió de la casa.
Sei estaba cargando a Davi en su espalda, casi parecía romántico, de no ser por sus alborotadas apariencias. La arreglada y linda pareja que había entrado a la casa unos minutos antes, venía saliendo como si acabaran de sobrevivir el apocalipsis zombi. Sei tenía la camiseta rota y llevaba los zapatos de Davi en la mano. Tenían la ropa pintada de un color rojo parecido a la sangre. La tierna máscara blanca de conejito de Sei también estaba teñida de rojo y tenía las elevadas orejas rotas como si alguien las hubiera golpeado.
Literalmente lucían tan miserables y geniales al mismo tiempo. Si solo hubiera habido una cámara, podría haber sido la escena perfecta de una película.
Sin embargo, Zaki sabía que no era el momento de quedarse viéndolos. Porque podía sentir el aura oscura que emanaba del frío hombre a tan solo unos metros de distancia, así que corrió velozmente hacia ellos.
—¿Qué pasó? —preguntó, a pesar de que ya sabía que probablemente habían sido atacados por las mujeres de blanco y los zombis.
—Súbete al auto, nos vamos.
La increíble voz fría de Sei hizo que Zaki actuara rápidamente a pesar de que quería quedarse y preguntarle por qué diablos estaba tan enojado de repente. ¿Era por Davi? ¿Por el personal?
Zaki estaba perplejo. Sabía que Sei siempre fue frío y sin corazón, por lo que una cosita como esto no lo habría hecho reaccionar. ¿Esto significaba que lo que pasó allá adentro era un tema para él? ¿De verdad?