—Entonces, ¿A dónde?
—No lo sé.
—¿Qué? ¡Eh, Sei-!
Zaki puso una mano en su frente mientras tenía la otra en la cadera. No pudo evitar sacudir la cabeza con incredulidad. No podía creer que este hombre realmente aceptó salir sin siquiera saber dónde irían.
—¿Estás deliberadamente tratando de hacerme las cosas difíciles? ¿Qué pasa si ella te quiere llevar a un mercado lleno de gente? ¿Esperas que te asegure un lugar así en tan corto periodo de tiempo? —La ansiedad y la preocupación de Zaki se podían sentir en su voz, pero el hombre frío como el hielo solamente lo miró sin expresión alguna.
—¿Realmente piensas que me va a llevar a un mercado?
—¿¡Eh!? ¿Cómo voy a saberlo? ¿Por qué no se lo preguntaste en primer lugar?
—Lo hice. Pero no me lo dijo. Dijo que tenía un plan.
Zaki estaba sin palabras, solo pudo forzar una risa. Estaba perplejo. Había estado con Sei desde que eran niños y sabía que Sei no era para nada fanático de la osadía ni de la incertidumbre.
Ese silvestre dientecito de león, ¿qué le hizo a este pedazo de hielo? ¿Cómo hizo que aceptara sin siquiera decirle dónde irían?
—Le preguntaré. Si el lugar es peligroso, entonces-
—Peligroso, ¿eh? ¿No somos nosotros los peligrosos?
—¡Eh, estás demasiado relajado! ¿Además, no dijiste que debíamos mantener un bajo perfil por el momento?
—¿Crees que alguien esperaría que yo siquiera pusiera un pie en un lugar como ese? Además, ¿no vas a estar tú ahí?
Sei lo observó con la misma mirada inexpresiva, haciendo que Zaki inconscientemente pasara los dedos por su cabello castaño. Luego, dejó escapar un gran suspiro por verse forzado a levantar la bandera blanca y solo miro a la fría piedra que tenía en frente.
—Entiendo, entiendo. —Zaki comenzó a encaminarse hacia la puerta luciendo aún un poco preocupado, sin embargo, al momento en que cerró los ojos, una sonrisa traviesa se empezó a formar lentamente en su rostro. Se le podía comparar con un actor de primera que era perfectamente capaz de pasar de ser un joven aprensivo, al villano más malo y travieso que existe. —Le voy a pedir detalles —dijo antes de cerrar la puerta.
…
—Señorita, el Sr. Chen ha llegado —le susurró el viejo mayordomo a la transpirada jovencita que estaba maravillada viendo un colorido árbol bonsái de arce. Apenas lo oyó, se puso de pie de inmediato y miró al viejo hombre.
—¿Dónde está?
—En la sala, sentado en el sofá.
—Gracias —le dijo, antes de salir corriendo hacia la mansión tan rápido como pudo, como un niño que está emocionado de ver a sus padres que acaban de llegar a casa después de unas largas vacaciones.
Un rato más tarde, Davi finalmente encontró al hombre que estaba buscando. Durante los cinco días después de que firmó el contrato, el Sr. Chen fue quien se quedó con ella. Él fue quien se hizo cargo de todo en el hospital y durante esos cinco días, Davi comenzó a sentirse más cómoda frente a él. Por eso es que estaba segura de que, de todas las personas a su alrededor en ese momento, con quien sería más fácil hablar era con el Sr. Chen.
—Sr. Chen, ¿podemos hablar?
Zaki disfrazado se sorprendió. No esperaba que Davi quisiera hablar con él también.
—Sí, por supuesto. Yo también tengo algo que decirte.
Davi parecía contenta cuando Zaki aceptó enseguida. Sin embargo, seguía mirando hacia las escaleras y parecía insegura de si hablar sobre su plan con el Sr. Chen en esa habitación.
—¿Qué pasa? —preguntó Zaki, a pesar de que era obvio que Davi estaba siendo cautelosa porque Sei podría escucharla.
—Uhh... vamos a hablar al jardín —dijo, mientras le dedicaba una sonrisa incómoda, pero agradable, haciendo que el hombre asintiera en un instante.
Zaki la siguió en silencio, mientras caminaban miró a su alrededor y se sorprendió por los pequeños cambios que encontró en el antes aburrido jardín.
—¿Tu hiciste todo esto? — preguntó mientras no despegaba la vista de los coloridos arbolitos que estaban dispuestos de una manera hermosa.
—Uhh. Las criadas me ayudaron —replicó, a lo que el hombre asintió como haciéndole saber que le agradaba. —Uhm Sr. Chen... estaba planeando salir a una cita con él mañana.
—¿A dónde?
Davi se le acercó y susurró algo en el oído. Una vez que supo su plan, Zaki lucía como si lo hubiera golpeado un rayo. Se quedó estupefacto por un momento, como si no supiera cómo reaccionar, pero tal como un profesional, asintió de inmediato, haciéndole saber que entendió lo que ella quería que pasara.
—Entonces, ¿cuál es el plan? Lo siento, pero necesito saber por temas de seguridad. No te preocupes, ¡no le diré nada! —El tono de apoyo de Zaki hizo que Davi se sintiera aliviada, lo que reflejó con la agradable sonrisa en su hermoso rostro.