Era increíble y casi imposible enamorarse de la misma persona. Pero me pasó, volví a caer rendida a Hércules y está vez juré que nada y nadie podría separarme de él.
Lo besé y él correspondió al beso. Es más, volcó toda la pasión que sentía en sus entrañas y yo no quise que se contuviera, se lo demostré.
Lo empuje levemente para alejarlo de mi y caminé hacia atrás. Empecé a desnudarme poco a poco y ví como sus ojos se ensancharon. Me recorrieron y detecté que sus ojos se detenían levemente por las cicatrices de las operaciones que me hicieron para volver a unir mis miembros. No mostraron asco ni repulsión, sino como una declaración oficial de que le gustaban ya que formaban parte de mí.
Se acerca y me rodea con sus brazos, acerca su cara a la mía. Nuestras narices se tocan y nos quedamos mirándonos a los ojos profundamente.
-- Eres mía-- declara antes de apoderarse de mi boca.
Nos levantamos tarde y bajamos a desayunar. Al ingresar al comedor, todos giraron al mirar la unión de nuestras manos.
Sherlock nos mira y sonríe abiertamente.
-- Al fin puedo volver a llamarte cuñada-- guiña el ojo a su hermano mayor en signo de complicidad--. Pensé que te ibas a librar de mí por ser un capullo-- y hace una exageración en el gesto.
-- Siempre serás un capullo-- lo miré a los ojos con un poco de humor.
Su padre no le gustaba que yo me llevará prácticamente bien con sus dos hijos. Le molestaba.
Hércules clava la mirada en su padre y se contraen.
-- Si le llegas a hacer algo, juró que voy a matarte-- declara, poniéndome detrás suyo.
Su padre lo mira asombrado y luego me dirige una mirada llena de odio. No podía creer que su propia carne estuviera amenazándolo de muerte para proteger a una patética humana y a los amigos de ésta.
-- Si ella supiera lo que eres, de seguro te dejará-- trata de cambiar de estrategia.
No sé por qué, me paré en la mesa. Caminé sobre ella hasta llegar hacia a él, me incline un poco para mirarlo a los ojos.
Entreabrí la boca y los colmillos aparecen asomarse por el borde del labio superior.
-- Descuide, no bebo sangre contaminada como la semana suya-- y me di la media vuelta.