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Chapter 30 - Capítulo 30: Preguntando Casualmente

El grupo solo vio a Rhode levantando su mano y, al momento siguiente, su cuerpo desapareció al instante. La espada blanca salió de su funda y rompió el silencio, perforando la mano derecha de Orlando.

¡Qué velocidad!

El ataque sorpresa de Rhode asustó a Orlando. Pensó que se había preparado mentalmente para recibir el ataque, pero experimentar el propio ataque era una sensación completamente distinta a la de observarlo. Pudo sentir que su visión estaba empezando a ponerse borrosa cuando la espada atravesó su mano.

Debido a este ataque repentino, por ahora solo podía retirarse y olvidarse del secuestro de Helen. En cuanto a su misión, no tenía expectativas de completarla ahora. La brecha entre él y Rhode era demasiado grande, así que solo podía intentar escapar. Entonces Orlando giró su cuerpo inmediatamente y saltó hacia los arbustos.

Pero Rhode no tenía intención de dejarlo ir.

Al ver que la figura de Orlando se retiraba, una sonrisa apareció en su rostro y corrió hacia adelante.

Una brillante luz salió de su espada y se abalanzó sobre Orlando, como si hubiera estado lista para atacar desde el principio.

Pero había algo distinto en el ataque de Rhode. Su Hoja Destructora no siguió directamente al objetivo, sino que se movió un poco hacia arriba. Pareció que había fallado y Ben, Lize y Matt revelaron expresiones de confusión.

Pero lo que ocurrió después los sorprendió a todos.

Porque esta vez, Orlando saltó de repente hacia la Hoja Destructora.

En realidad, cuando decidió saltar, ya tenía un mal presentimiento. Para los ladrones, estos movimientos eran básicos. Normalmente, cuando se retiraban, instintivamente ejecutaban una técnica de escape. Por eso Rhode pudo aprovechar esta información para anticipar la dirección del escape de Orlando. Por otro lado, Orlando había caído de la sartén al fuego.

Cuando finalmente descubrió la trayectoria del ataque de Rhode, ya era demasiado tarde. Intentó alterar su dirección en el aire, pero fue en vano.

Gracias a su «generosa y desinteresada cooperación», la Hoja Destructora había perforado su hombro derecho con éxito. El desarreglado ladrón solo tuvo tiempo de emitir un fuerte grito antes de volar hacia los arbustos cercanos por el impacto.

Rhode bajó su espada y caminó hacia Orlando.

—Ugh... Ah...

Echado en los arbustos, solo podía apretar los dientes mientras soportaba el dolor de su hombro y espalda. Cuando escuchó unos pasos acercándose, intentó escapar pero no tuvo tiempo de reincorporarse antes de que una espada atravesara su golpeada mano derecha.

—¡Ahhh! —gritó Orlando.

Rhode seguía tan tranquilo como siempre, como si no fuera nada. Esto les ratificó a todos que este joven no era normal.

Sin embargo, Rhode no se consideraba un ser cruel y sin sentido. No había torturado a Orlando a propósito, solo era uno de los viejos hábitos que tenía el juego. Allí, algunos jugadores usaban formas despreciables y descaradas de atacar. Cuanto más profesionales, más despiadados eran sus ataques. Además, en el juego no tenían miedo de lastimarse, así que la única forma de evitar que escaparan o que se desconectaran era mantenerlos en modo de combate. Rhode instintivamente empleaba la misma táctica en un individuo que escapaba, clavando su espada en la mano del oponente y evitando que se desconectara.

Pero en el momento en que escuchó la aguda voz de Orlando, otra vez recordó que esto no era un juego. Pero daba igual.

Rhode caminó hasta el hombre de negro y extendió su mano, retirando lentamente su espada de la mano de Orlando.

—¡Ahhh!

En este momento, Orlando sufría un dolor extremo. La sensación de que su mano se quemaba superó su umbral de dolor y empezó a temblar. Su mano izquierda no podía detener a Rhode, y solo podía golpearla continuamente contra el suelo para aliviar el dolor. Al ver esto, los demás no pudieron evitar estremecerse. Aunque no eran ellos quienes enfrentaban esta tortura, ver sufrir a Orlando los aterrorizaba.

Lize estaba lejos, observando en silencio al indiferente Rhode. Un rastro de emociones complejas brilló en sus ojos. Una vez más recordó las palabras que él le había dicho en el hotel.

«No dije esto para pagar tu gracia salvadora. Como los devolví a casa a salvo, ya no debo nada y ustedes tampoco. Solo puedo decirte que tengo mi propio objetivo y no fue para pagarte. Necesito fuerza, esa fue la razón por la que hice esta propuesta. Te puedo asegurar que en menos de dos años, podré transformar tu grupo mercenario en una poderosa hermandad mercenaria. Pero también me gustaría recordarte que usaré algunos métodos que te podrían resultar difíciles de aceptar. Así que espero que puedas considerarlo claramente. Si estás dispuesta a aceptar mi propuesta, entonces debes prepararte mentalmente para lo que está por venir. Porque no permitiré que nadie se meta en mi camino o que me impida alcanzar mi objetivo. Tengo mi propia razón, pero no necesitas saberla ahora. Puedo entender tus sentimientos, así que no te obligaré a aceptar, pero sí te recordaré las consecuencias de tu promesa, ya que muy probablemente excedan el rango que podrías aceptar».

En aquel entonces, Lize no pudo entender completamente lo que Rhode trataba de decir, pero igual le habían sorprendido sus palabras. Al final seguía estando aliviada de que Rhode decidiera hablarle sobre sus métodos futuros. Aunque podía parecer bastante inaceptable, era más convincente que si solo le hubiera asegurado que todo estaría bien. Al menos sabía que había algo para Rhode, después de todo, todos están motivados por sus propias razones. Sin embargo, todavía no entendía lo que él había visto en su grupo de mercenarios casi disuelto, pero como él no quería explicarlo, ella no tomaría la iniciativa para preguntarle.

En este momento, después de observar la escena, el corazón de Lize empezó a encogerse. Antes, cuando Rhode atacó a Helen, seguía sin estar segura. Ni ella, ni Ben ni los demás lo vieron venir. La razón por la que había lanzado el escudo de protección sobre Helen eran simplemente sus instintos, no porque intentara cooperar con Rhode. Pero en esta batalla, finalmente pudo entender lo que Rhode trataba de hacer.

En su mente, mientras reclutara miembros y terminara la misión, podría mantener el grupo de mercenarios. ¿Pero de verdad era tan simple? Lize ya era una mercenaria veterana, comprendía lo despiadado que era el mundo y que todos harían cualquier cosa por sobrevivir. Al grupo mercenario Crescent Bow, una vez fue considerado un grupo de tamaño mediano, pero ahora se había convertido en esto. Además, ella era la única que había presenciado personalmente el declive de esta hermandad.

«¿Puedo hacerlo? ¿Reconstruir el grupo mercenario?»

Lize respondió de inmediato a su propia pregunta.

«No puedo».

Incluso el líder anterior, Carter, que generalmente era despreocupado, tenía su lado frío y firme. No era que ella no pudiera hacerlo, sino que no quería obligarse a ser algo que no era.

Sus ojos cayeron una vez más sobre Rhode.

Él no le había dicho lo que quería lograr. Pero su expresión era firme, sin una pizca de confusión o duda.

¿Y ella? Por sus propios sueños y metas, ¿qué haría?

Mientras Lize decidía su futuro, Rhode sacó su espada tranquilamente y la lanzó hacia un lado, eliminando las manchas de sangre que había sobre ella. En cuanto al hombre de capa negra, estaba ocupado rodando del dolor por el suelo.

—Creo que deberías haber anticipado lo que quiero preguntar, pero en caso de que lo hayas olvidado, será mejor que te lo recuerde —dijo Rhode con un rostro indiferente—. Entonces, ¿quién eres? ¿Y qué estás tratando de lograr?

—Ugh... Ugh...

El cuerpo de Orlando se puso en posición fetal, y el dolor de su mano derecha hacía que completar una oración fuera difícil. Con mucho trabajo, levantó la vista y observó al joven que tenía delante. ¿Cómo podía tener tanta mala suerte como para provocar a este tipo de persona?

—Yo... Yo... Yo soy...

El temor de su enemigo combinado con su dolor físico ya había agotado su precaución. En este momento, ya había perdido el poder de resistirse y solo podía responder a la pregunta de Rhode. Por mucho que lo intentara, no podía terminar su oración debido al ardiente dolor de su mano derecha. Pero Rhode vio estas acciones desde otra perspectiva.

—Oh... ¿no quieres decírmelo? No importa, de todos modos no estoy interesado.

Orlando se asustó de inmediato, y una repentina oleada de adrenalina superó su sensación de dolor.

—¡Yo, yo trabajo para el vicepresidente Claytor!

Si decidiera morir con firmeza, entonces podría aceptarlo, pero si lo mataran por no poder terminar una oración, sería totalmente injusto... No quería morir tan rápido.

—¿El vicepresidente Claytor?

Al escuchar este nombre, la espada de Rhode dejó de bajar.

—¿Asociación de Comerciantes?

—Sí, así es.

—¿Cuál es tu propósito?

—Se-Secuestrar a la Srta. Helen. Solo sé eso...

La Marca de la Estrella estaba en la cara de Orlando, y la fría hoja sobre su piel le hizo tragar inconscientemente su saliva. Ahora había perdido toda esperanza, y solo podía desear que el joven mostrara algo de piedad.

En ese momento, vio a Rhode asentir con la cabeza y decir: 

—Lo sé.

De repente, Orlando sintió un escalofrío en la nuca. Su visión empezó a girar y la oscuridad envolvió su mundo por completo.

Después de enfundar su espada, se dio la vuelta y regresó al carruaje. Debido a sus acciones, aparentemente frías y desalmadas, las miradas del grupo eran completamente diferentes de como eran antes. Helen estaba sentada junto a sus guardias y veía a Rhode con una expresión compleja. Al cabo de un rato, Ben tosió y se dirigió hacia Rhode.

—Esto... Gracias por ayudar, señor.

Aunque las acciones de Rhode y la palabra «ayuda» no eran muy similares, después de todo, el resultado final sí era bueno para él.

—No te preocupes, no es nada difícil.

Rhode asintió y no dijo nada más. Al contrario, Ben dudaba, pero al cabo de un momento abrió la boca y preguntó:

—Disculpe... Si me permite la pregunta, ¿cuál era su identidad?

—Dijo que habían sido enviados por el vicepresidente, el Sr. Claytor, para secuestrar a la Srta. Helen.

—¿¡Qué!?

Ben se quedó pasmado. Había estado trabajando como guardia familiar durante mucho tiempo, así que entendía este tipo de cosas.

—¿Quiere decir que la Asociación de Comerciantes envió a esta gente?

—Así lo dijo. Pero realmente no me importa si era mentira.

Rhode agitó la mano y se dio la vuelta.

—Solo le estaba preguntando casualmente.