Nian Xiaomu estuvo estupefacta durante pocos segundos y, luego de recuperar sus sentidos, espetó lo que quería decir a espaldas de ese hombre.
Sólo fueron siete palabras sencillas. Pero hizo que todo el mundo en el pasillo respirara de asombro.
¿Cómo puede ser ella tan atrevida e insolente?
Para realmente llamar al Joven Amo por su nombre en ese tono…
Las miradas de las personas alrededor de Nian Xiaomu estaban llenas de compasión. Como si pudieran predecir su destino al ser echada de la mansión.
Nian Xiaomu se debe haber dejado vencer por la rabia.
Cuando finalmente ella notó como todas las personas la miraban, se dio cuenta exactamente de lo que había hecho.
Pero el recuerdo de Yu Yuehan despidiéndola sin indagar quién tenía la razón y quién estaba equivocado, hizo que la rabia aflorara nuevamente. ¡No habría manera de que ella se doblegara primero!
—…
Al escuchar eso, Yu Yuehan detuvo el paso.
La esbelta figura parada al pie de la escalera estaba envuelta en un manto glacial.
La atmósfera dentro de la habitación cambió en un instante.
Todo el mundo se quedó sin aliento y sudó frío al pensar en el destino de Nian Xiaomu.
Durante el siguiente segundo, una tierna y pequeña figura salió del cuarto directo a donde se ubicaba Yu Yuehan, agarrando su pantorrilla.
—¡Papi no puede despedir a la Hermana Bonita! ¡Quiero que la Hermana Bonita me cuide!
Las mejillas de Xiao Liuliu se hincharon y fulminó a su padre con la mirada, con sus ojos grandes y redondos.
Su brazo estaba herido y con el otro no podía sujetar con fuerza a Yuehan.
En cambio, ella utilizó su mano y piernas para adherirse a su cuerpo, negándose a soltarlo.
—Ya le di una oportunidad, pero ni siquiera hizo su trabajo apropiadamente.
Yu Yuehan miró a la pequeña niña que se aferraba a él y su frialdad se disipó.
Se inclinó y la levantó.
—Papi te promete que va a buscar a una hermana más bonita mañana para cuidarte.
—¡No quiero! ¡Quiero a esta hermana bonita! —Xiao Liuliu hizo pucheros con su boca y lloró con tristeza.
—¡No llores, Xiao Liuliu!
—Buah-buah…
Antes de que Yu Yuehan terminara de pronunciar sus palabras, la niñita en sus brazos comenzó a soltar lágrimas al saber que iba a estar separada de la Hermana Bonita.
La mirada de sufrimiento y abatimiento le arrugaba el corazón.
Su cabecita se frotó contra su pecho. Acongojada reprimió sus lágrimas diciendo: —Yo sólo quiero a Hermana Bonita… Papi malo…
—…—Yu Yuehan se quedó en silencio.
—Te puedo prometer cualquier cosa, pero nada con respecto a éste asunto. ¡Ella tiene que irse hoy! —dijo Yu Yuehan con tristeza.
Sin mirar a Nian Xiaomu, cargó a Xiao Liuliu en sus brazos y se volteó para subir las escaleras.
Se escuchó un alboroto en la sala.
Únicamente Fang Zhenyi no pudo evitar la expresión de placer en su cara.
—¡Yu Yuehan, no se arrepienta! —Nian Xiaomu gritó a espaldas del caballero.
Cuando ella se volteó para enfrentar a la engreída Fang Zhenyi, estrechó sus ojos, sujetó una taza de la mesa de café y caminó directo hacia ella.
—Buah
Le lanzó sin piedad una taza llena de agua a la cara.
—¡Ah! Nian Xiaomu, estás loca! —Fang Zhenyi chilló de horror.
Nunca esperó que Nian Xiaomu le salpicara agua en la cara delante de tanta gente.
El agua tibia le dañó el maquillaje en un instante.
Fue insoportable ver sus chillidos y gritos.
—Esta es la taza de agua que te devuelvo. Más vale que no te tropieces conmigo cuando salgas. ¡De lo contrario, te voy a lanzar agua cada vez que te vea!
Nian Xiaomu colocó la taza bruscamente sobre la mesa. Luego giró para marcharse, sin lanzar una segunda mirada a las personas presentes en la sala.
El mayordomo salió de su trance y dijo: —Nian Xiaomu, su salario por el día de hoy…
—¡No lo necesito! ¡Déjelo para su joven amo y consiga un doctor para que le cure la cabeza!