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Chapter 7 - Época de exámenes

Diciembre 2006

Había llegado ya la temida semana de exámenes y se notaba la tensión en el ambiente. Cada día tenían un examen o incluso dos y no se estaban impartiendo clases como normalmente sino que les dejaban tiempo de estudio libre.

- No puedo Lex - declaró de repente Bruna con sus manos a ambos lados de su propia cara.

- ¿El qué no puedes Bru?

- Ya sabes, con tanta gente, aquí no hay silencio y yo no... - Alex había notado que Bruna tenía un importante problema de concentración. A él le parecía encantador la forma en la que ella a veces se distraía con cualquier mínimo entretenimiento o como empezaba una tarea y a medias le parecía interesante otra y entonces dejaba la primera sin haberla terminado... Sin embargo últimamente había descubierto que eso generaba cierta angustia en su compañera.

- Bru, vamos a la biblioteca - Intervino rápidamente Dani quien, como el mismo decía, la conocía perfectamente.

- No, yo no... Estos días está muy llena también y la gente habla, y susurran, y algunos respiran demasiado fuerte...- Comenzó a balbucear Bruna, pareciendo algo desesperada.

Entonces Alex puso su mano encima de la de ella, que descansaba sobre el pupitre. - Conozco un sitio ideal - Entonces notó la energía atrayente de Bruna bajo su mano, las agradables chispas que notaba en su piel al tocarla y retiro su mano justo a tiempo antes de sentir que iba a perder el control.

Bruna se quedó mirando su propia mano aún reposaba sobre la mesa y miró a Alex a los ojos - Vale, llevanos -

- Oh, id vosotros, Víctor y yo hemos quedado en repasar juntos Historia del Arte aquí... Y si vamos os molestaremos- Improviso Dani.

- ¿Que qué...? Para repasar me lo tengo que aprender antes Dani no me jodas... - Empezó a decir Víctor hasta que pareció darse cuenta de lo que tramaba su amigo. - Venga, idos al sitio que propone Alex y luego nos contáis, ya mañana si eso... Nos unimos a vosotros.

Bruna parecía agena a los tejemanejes de los chicos y con una ligera sonrisa y ya algo más calmada comenzó a guardar las cosas en su bolsa de tela.

Justo cuando se levantaron para irse apareció una chica de su clase, Lucia, frente al pupitre de Alex.

- Hola Bruna, hola Alex... Oye me han dicho que eres muy bueno en mates... Justo estoy con eso ahora... ¿Crees que me puedes ayudar a entender unos conceptos..?- Lucia era de su grupo de diez amigos pero no era especialmente íntima de ninguno de ellos, simplemente se acercaba a ellos y reclamaba atención.

- ¿A quién pretendes engañar Lucia? Eres la más empollona de todo el puto curso, y aquí mi hermano no es que sea el jodido Pitágoras - Alex soltó una carcajada ante el comentario de Víctor, siempre tan malhablado y tan casual.

- Bueno, sé que eres una especie de genio con las matemáticas, ni siquiera estudias y sacas sobresalientes...- Lucía ignoraba descaradamente a Víctor seguía mirando a Alex fijamente, con sus manos apoyadas en el pupitre de él, dejando ver claramente su escote en su dirección. Ella era una chica atractiva, con el pelo negro liso que le llegaba casi hasta la cadera y una cara recondeada de facciones suaves y pequeñas y ahora le miraba con grandes ojos de cordero, con un aire de falsa inocencia.

- Alex tranqui, podemos ir mañana a ese sitio, me iré a la biblioteca a ver si me concentro mejor, tú quédate aquí con Lucía y...-

- No - Interrumpió tan tajantemente Alex a Bruna que ella no pudo evitar un gesto de sorpresa.- Lucía, estábamos a punto de salir, en otro momento si puedo te ayudo con eso... Pero no soy ningún genio, tú sacas mejores notas que yo.- Lucía puso un gesto de fastidio, pero disimuló con una falsa sonrisa y se despidió.

- Claro, es normal... Gracias igualmente.. Hasta luego Bruna.-

Salieron del instituto y Alex guió a Bruna hasta la parada del autobús. Esperaron hasta que llegó y se dirigieron al centro. Veinticinco minutos más tarde estaban en el centro de Madrid.

- ¿Dónde me llevas Lex? - Preguntó Bruna cuando vio que paraban frente a una pequeña cafetería antigua. - Creía que íbamos a... Estudiar.-

- Sí, pero primero venimos a por suministros.- Alex entendió que Bruna estaba bloqueada y antes de seguir insistiendo en memorizar la lección pensó que le vendría bien un pequeño lapsus para descansar su mente.

Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, Alex cogió la mano de Bruna, entrelazando sus dedos con los de ella y la llevó al interior de la cafetería. Su madre le había enseñado a Alex este sitio. Era una diminuta cafetería con una decoración ecléctica muy curiosa y un ambiente tranquilo y agradable, además tenía una baja iluminación compuesta por pequeñas lámparas que ofrencian una suave luz indirecta, lo cual era perfecto para la fotosensibilidad de Bruna y sus migrañas. El interior tenía las paredes cubiertas de estanterías antiguas de diferentes tamaños que rebosaban libros de todo tipo. Alex miró a su compañera mientras ella admiraba el lugar como si fuese el sitio más especial al que le hubiesen llevado en toda su vida. Entonces ella se giró, encontrandose sus rasgados ojos negros los ojos avellana de Alex, llenos de adoración. Sus profundos ojos brillaban de la emoción, casi como si contuviese algunas lágrimas.

- Lex, este sitio es perfecto... Es tan...Yo.

Alex sonrió orgulloso, sabía que esté sitio le iba a encantar. De pronto se percató de que sus dedos aún continuaban entrelazados y soltó rápidamente su mano. Notó que la ansiedad empezaba a invadir su cuerpo ¿Y si ella no sentía lo mismo por él? Era un poco raro coger de la mano a la gente... Iba a pensar que era un tío raro o un acosador o algo así. Como si Bruna le hubiese leído la mente una vez más, se abrazó de lado a él, agarrándole por la cintura, apoyando el lateral de su cara en el brazo de Alex. Lo hizo de forma muy natural, como si lo hubiesen hecho otras veces, como si el interior de Alex no estuviese apunto de ebullición ahora mismo.

- Gracias Lex, me encanta... ¿Nos sentamos?- y se soltó de su abrazo tan suavemente como había comenzado.

Alex fue a la barra a pedir unos cafés y unos trozos de bizcocho de chocolate mientras Bruna se acomodaba en un rincón bastante íntimo con dos butacas antiguas y una mesa de café de madera.

- ¡Hasta tienen mantas! - Exclamó ella sorprendida mientras se acurrucaba en una de las butacas con una manta al rededor. Mientras Alex esperaba a que le entregasen su pedido no podía parar de observar a su amiga desde el otro lado de la cafetería, se veía tan relajada y agusto ahora... Y eso hacía a Alex inmensamente feliz.