El viento traía el aroma a café recién molido y tierra húmeda. Mariana hojeaba su libreta en la mesa de siempre, junto a la ventana del café. Entonces lo vio.
Un hombre de mirada intensa entró con pasos pausados. Tenía la camisa blanca arremangada, el cabello revuelto y una sombra de barba que le daba un aire de misterio. No habló con nadie. Solo pidió un café y se sentó en la mesa más alejada.
Mariana sintió un escalofrío, pero no de miedo… era otra cosa. Intriga.