La investigación sobre "La Estrella Oscura" avanzaba lentamente, pero Ana y Sebastián no se daban por vencidos. Sabían que estaban cerca de descubrir la verdad, pero también eran conscientes del peligro que corrían.
Una tarde, mientras Ana y Sebastián se encontraban en casa de Matías, revisando los documentos que habían encontrado, sonó el teléfono. Era la madre de Sebastián, quien les informó que había conseguido una pista sobre el paradero del líder de "La Estrella Oscura".
"Tenemos que ir a verlo de inmediato", dijo Sebastián con voz decidida. "Esta podría ser nuestra oportunidad de desenmascararlo".
Ana asintió con la cabeza y juntos se prepararon para salir. Sin embargo, al abrir la puerta, se encontraron con una mujer desconocida. Era alta, delgada y tenía el cabello rubio.
"¿Quién eres tú?", preguntó Sebastián con voz desconfiada.
"Soy una ...amiga de la infancia de Sebastián. Me llamo Isabella".
Sebastián frunció el ceño, tratando de recordar. "Isabella... ¿Isabella Mendoza?".
La mujer sonrió. "Veo que me recuerdas. Ha pasado mucho tiempo".
Ana se sintió incómoda ante la presencia de Isabella. No le gustaba la forma en que miraba a Sebastián, con una mezcla de nostalgia y deseo.
"¿Qué quieres?", preguntó Sebastián con voz seria.
"Quería verte", respondió Isabella con voz suave. "Me enteré de lo que le pasó a tu padre y quería ofrecerte mi apoyo".
Sebastián se sorprendió al escuchar sus palabras. No esperaba que Isabella se preocupara por él después de tantos años.
"Gracias, Isabella", dijo Sebastián con voz agradecida. "Tu apoyo significa mucho para mí".
"Siempre estaré para ti, Sebastián", respondió Isabella con voz dulce. "Somos amigos desde la infancia y siempre lo seremos".
Ana sintió celos al ver la cercanía entre Sebastián e Isabella. No le gustaba la idea de que hubiera una mujer de su pasado rondando cerca.
"¿Y tú quién eres?", preguntó Isabella, dirigiéndose a Ana.
"Soy Ana, la novia de Sebastián", respondió Ana con voz firme.
Isabella sonrió con ironía. "Así que tú eres la que le ha robado el corazón a Sebastián", dijo con voz maliciosa.
"No le he robado nada", respondió Ana con voz enojada. "Sebastián me ama y yo lo amo a él".
"Eso está por verse", dijo Isabella con voz desafiante. "Sebastián y yo tenemos una historia juntos que tú no podrás borrar".
Ana sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. No le gustaba la forma en que Isabella se refería a Sebastián.
"No voy a permitir que te entrometas en nuestra relación", dijo Ana con voz decidida. "Sebastián es mío y no voy a dejar que lo alejes de mí".
"Ya lo veremos", respondió Isabella con una sonrisa enigmática. "El tiempo dirá quién se queda con Sebastián".
Isabella se despidió y se marchó, dejando a Ana y a Sebastián preocupados.
"Tenemos que tener cuidado con Isabella", dijo Ana con voz temblorosa. "No confío en ella".
"Lo sé", respondió Sebastián con voz seria. "Pero no podemos dejar que nos distraiga de nuestra investigación".
Juntos decidieron olvidar a Isabella y concentrarse en descubrir la verdad sobre "La Estrella Oscura".
Mientras tanto, Isabella no se había quedado de brazos cruzados. Estaba decidida a recuperar a Sebastián y no le importaba lo que tuviera que hacer para lograrlo.
Una noche, mientras Ana y Sebastián se encontraban en casa de Matías, Isabella los llamó por teléfono.
"Sebastián, tengo que verte", dijo Isabella con voz urgente. "Es algo muy importante".
Sebastián aceptó reunirse con Isabella al día siguiente. Ana se sintió celosa al enterarse de la reunión, pero confió en Sebastián y en su amor.
Al día siguiente, Sebastián se reunió con Isabella en un café.
"¿Qué quieres decirme?", preguntó Sebastián con voz seria.
"Quiero hablar de nuestro pasado", respondió Isabella con voz nostálgica. "Recuerdas cuando éramos niños y nos prometimos amor eterno".
Sebastián se sintió incómodo al escuchar sus palabras. No quería recordar su pasado con Isabella.
"Eso fue hace mucho tiempo", dijo Sebastián con voz evasiva. "Las personas cambian".
"Yo no he cambiado", dijo Isabella con voz apasionada. "Sigo amándote como el primer día".
Sebastián se sintió abrumado por las palabras de Isabella. No sabía qué responder.
"Tenemos que estar juntos", dijo Isabella con voz suplicante. "Nuestro amor es más fuerte que cualquier obstáculo".
Sebastián se sintió confundido y vulnerable. Isabella era parte de su pasado y le recordaba una época feliz de su vida.
"Necesito tiempo para pensar", dijo Sebastián con voz indecisa.
"No te apresures", dijo Isabella con voz comprensiva. "Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti".
Isabella se despidió y se marchó, dejando a Sebastián confundido y atormentado.
Al regresar a casa, Sebastián no le contó a Ana sobre su encuentro con Isabella. No quería preocuparla más de lo necesario.
Sin embargo, Ana notó que Sebastián estaba distante y preocupado.
"¿Qué te pasa?", preguntó Ana con voz suave. "Te noto raro".
"No es nada", respondió Sebastián con voz nerviosa. "Estoy cansado".
Ana no le creyó y sintió un presentimiento. Sabía que algo estaba ocultando.
"¿Me estás engañando con Isabella?", preguntó Ana con voz temblorosa.
Sebastián se quedó sin palabras. No esperaba que Ana lo descubriera.
"No sé qué decirte", dijo Sebastián con voz culpable.
"Dímelo", insistió Ana con voz desesperada. "¿Me estás engañando?".
"No te estoy engañando", respondió Sebastián con voz seria. "Pero Isabella es parte de mi pasado y no puedo olvidarla por completo".
Ana sintió un dolor profundo en su corazón. Sabía que Isabella era una amenaza para su relación.
"Tenemos que hablar con ella", dijo Ana con voz decidida. "Tenemos que dejar en claro que tú eres mío y yo soy tuya".
Sebastián asintió con la cabeza y juntos decidieron enfrentar a Isabella.
Al día siguiente, se reunieron con Isabella en el mismo café donde se había reunido con Sebastián.
"Tenemos que hablar", dijo Ana con voz firme.
"¿Sobre qué?", preguntó Isabella con voz desafiante.
"Sobre Sebastián", respondió Ana con voz seria. "Él es mío y no voy a permitir que te entrometas en nuestra relación".
"Ya lo veremos", dijo Isabella con voz maliciosa. "Sebastián y yo tenemos una conexión especial que tú no podrás romper".
"No me subestimes", dijo Ana con voz enojada. "Estoy dispuesta a luchar por mi amor y no voy a rendirme".
"Entonces que gane la mejor", dijo Isabella con una sonrisa enigmática.
La tensión entre las tres personas era palpable. La relación de Ana y Sebastián pendía de un hilo.