La noticia del embarazo de Isabella había dejado a Sebastián en shock. No podía creer que su amiga de la infancia estuviera esperando un hijo suyo. Él ya lo sabía, Isabella se lo había comunicado hace unas semanas, pero la noticia lo seguía abrumando.
Sebastián se sentía confundido y abrumado. Amaba a Ana y quería estar con ella, pero también sentía una responsabilidad hacia Isabella y su hijo. No sabía qué hacer.
Mientras tanto, Ana se sentía destrozada por la traición de Sebastián. No podía creer que el hombre que amaba la hubiera engañado de esa manera. Se sentía humillada y dolida. No quería saber nada más de Sebastián ni de Isabella.
Una noche, mientras Ana se encontraba en su casa, recibió una llamada telefónica. Era Isabella.
"Necesito verte urgentemente", dijo Isabella con voz agitada. "Es algo muy importante".
Ana dudó en aceptar la reunión, pero finalmente accedió. Necesitaba saber qué quería Isabella.
Al día siguiente, Ana se reunió con Isabella en un lugar apartado.
"¿Qué sucede?", preguntó Ana con voz seria.
"Quiero hablar sobre Sebastián", respondió Isabella con voz temblorosa.
"¿Qué quieres decir?", preguntó Ana con voz confundida.
"Estoy embarazada de Sebastián", dijo Isabella con voz firme. "Y quiero que lo sepas y lo dejes en paz, ahora debe estar conmigo y con nuestro hijo".
Ana se sintió devastada al escuchar sus palabras. No podía creer que Isabella fuera capaz de hacerle esto.
"¿Por qué me estás diciendo esto?", preguntó Ana con voz dolida.
"Porque quiero que sepas la verdad y te apartes", respondió Isabella con voz sincera. "Nuestro bebé tiene derecho a estar con su padre y conmigo, juntos".
Ana se sintió furiosa al escuchar sus palabras. No podía creer que Isabella fuera tan cínica.
"No voy a permitir que te entrometas en nuestra relación", dijo Ana con voz enojada. "Sebastián es mío y no voy a dejar que lo alejes de mí".
"Ya lo veremos", dijo Isabella con voz desafiante. "Sebastián y yo tenemos una conexión especial que tú ni nadie no podrá romper jamás, una conexión de carne y hueso".
"No me subestimes", dijo Ana con voz enojada. "Estoy dispuesta a luchar por mi amor y no voy a rendirme".
"Entonces no me culpes por ser despiadada", dijo Isabella.
La tensión entre las dos mujeres se sentía en el aire.
Isabella, utilizando su astucia y encanto, intentó convencer a Ana de que Sebastián la amaba y que ella era la mujer adecuada para él.
"Sebastián y yo tenemos un pasado juntos", dijo Isabella, otra vez, con voz suave. "Nos conocemos desde niños y siempre hemos estado destinados a estar juntos".
"Eso no es verdad", respondió Ana con voz firme. "Sebastián me ama a mí y yo lo amo a él".
"No te engañes", dijo Isabella con voz condescendiente. "Sebastián solo te utiliza porque se siente culpable por lo que pasó con su esposa".
Ana se sintió herida por las palabras de Isabella. Sabía que había algo de verdad en lo que decía, pero no quería creerlo.
"Sebastián me ama de verdad", dijo Ana con voz temblorosa. "Y yo lo amo a él".
"Si me amara, estaría conmigo", dijo Isabella con voz segura. "Pero él sigue contigo por lástima".
Ana no pudo evitar llorar al escuchar las palabras de Isabella. Se sentía confundida y vulnerable.
"No sé qué hacer", dijo Ana con voz desesperada.
"Lo mejor es que te alejes de Sebastián", dijo Isabella con voz amable. "Él necesita estar conmigo y con nuestro hijo".
Ana guardó silencio por un momento y luego asintió con la cabeza.
"Tienes razón", dijo Ana con voz triste. "Lo mejor es que me aleje de Sebastián".
Ana se levantó y se marchó, dejando a Isabella con una sonrisa victoriosa en el rostro.
Ana se sentía destrozada por la traición de Sebastián y por las palabras de Isabella. Había perdido al hombre que amaba y no sabía qué hacer con su vida.
Mientras tanto, Sebastián se sentía culpable y arrepentido. Sabía que había cometido un error al engañar a Ana con Isabella.
Al enterarse de lo ocurrido, Sebastián decidió hablar con Isabella y decirle que no quería seguir con ella.
"No puedo estar contigo", dijo Sebastián con voz seria. "Amo a Ana y quiero estar con ella".
"Pero tendremos un hijo", dijo Isabella con voz desesperada. "¿Qué vas a hacer con él?".
"Me haré cargo de mi hijo", respondió Sebastián con voz firme. "Pero no puedo estar contigo".
Isabella se sintió furiosa al escuchar sus palabras. No podía creer que Sebastián la rechazara después de todo lo que había hecho por él.
"Me has utilizado", dijo Isabella con voz enojada. "Solo me querías para tener un hijo".
"No es verdad", respondió Sebastián con voz arrepentida. "Te quise de verdad, pero mi amor por Ana es más fuerte".
"Te arrepentirás de esto", dijo Isabella con voz amenazante. "Voy a hacer todo lo posible para arruinar tu vida".
Isabella se marchó furiosa, dejando a Sebastián con un sentimiento de culpa y arrepentimiento.
Sebastián se dio cuenta de que había cometido un error al dejar a Ana. La amaba y quería pasar el resto de su vida con ella.
Sebastián decidió buscar a Ana y pedirle perdón.
"Lo siento, Ana", dijo Sebastián con voz arrepentida. "Me equivoqué al engañarte con Isabella. Te amo y quiero estar contigo".
Ana se sintió feliz al escuchar sus palabras. Sabía que Sebastián la amaba de verdad y que estaba arrepentido de sus errores.
"Yo también te amo, Sebastián", dijo Ana con voz emocionada. "Y quiero estar contigo".