La noticia del embarazo de Isabella había caído como una bomba en la relación de Ana y Sebastián. Ana se sentía traicionada y humillada, mientras que Sebastián se debatía entre la confusión y la responsabilidad.
Una noche, mientras Ana y Sebastián se encontraban en casa de Matías, Isabella los llamó por teléfono.
"Sebastián, necesito verte urgentemente", dijo Isabella con voz agitada. "Es algo muy importante".
Sebastián aceptó reunirse con Isabella al día siguiente. Ana se sintió inquieta al enterarse de la reunión, pero confió en Sebastián y en su amor.
Al día siguiente, Sebastián se reunió con Isabella en un lugar apartado.
"¿Qué sucede?", preguntó Sebastián con voz preocupada.
"Estoy en peligro", respondió Isabella con voz temblorosa. "Alguien me está siguiendo".
Sebastián se sintió alarmado al escuchar sus palabras. No quería que nada malo le sucediera a Isabella.
"¿Quién te está siguiendo?", preguntó Sebastián con voz seria.
"No lo sé", respondió Isabella con voz asustada. "Pero tengo miedo".
Sebastián se sintió protector con Isabella. A pesar de sus dudas sobre ella, no podía evitar sentir cariño por su amiga de la infancia.
"Te ayudaré", dijo Sebastián con voz decidida. "No voy a dejar que te hagan daño".
Isabella se sintió aliviada al escuchar sus palabras. Sabía que podía contar con Sebastián.
"Gracias, Sebastián", dijo Isabella con voz agradecida. "Eres un gran amigo".
Sebastián y Isabella pasaron el resto del día juntos. Sebastián se sintió confundido al estar cerca de Isabella. Ella era parte de su pasado y le recordaba una época feliz de su vida.
Al regresar a casa, Sebastián no le contó a Ana sobre su encuentro con Isabella. No quería preocuparla más de lo necesario.
Sin embargo, Ana notó que Sebastián estaba distante y preocupado.
"¿Qué te pasa?", preguntó Ana con voz suave. "Te noto raro".
"No es nada", respondió Sebastián con voz nerviosa. "Estoy cansado".
Ana no le creyó y sintió un presentimiento. Sabía que algo estaba ocultando.
"¿Me estás engañando con Isabella?", preguntó Ana con voz temblorosa.
Sebastián se quedó sin palabras. No esperaba que Ana lo descubriera.
"No sé qué decirte", dijo Sebastián con voz culpable.
"Dímelo", insistió Ana con voz desesperada. "¿Me estás engañando?".
"No te estoy engañando", respondió Sebastián con voz seria. "Pero Isabella es parte de mi pasado y no puedo olvidarla por completo".
Ana sintió un dolor profundo en su corazón. Sabía que Isabella era una amenaza para su relación.
"Tenemos que hablar con ella", dijo Ana con voz decidida. "Tenemos que dejar en claro que tú eres mío y yo soy tuya".
Sebastián asintió con la cabeza y juntos decidieron enfrentar a Isabella.
Al día siguiente, se reunieron con Isabella en el mismo lugar donde se había reunido con Sebastián.
"Tenemos que hablar", dijo Ana con voz firme.
"¿Sobre qué?", preguntó Isabella con voz desafiante.
"Sobre Sebastián", respondió Ana con voz seria. "Él es mío y no voy a permitir que te entrometas en nuestra relación".
"Ya lo veremos", dijo Isabella con voz maliciosa. "Sebastián y yo tenemos una conexión especial que tú no podrás romper".
"No me subestimes", dijo Ana con voz enojada. "Estoy dispuesta a luchar por mi amor y no voy a rendirme".
"Entonces que gane la mejor", dijo Isabella con una sonrisa enigmática.
La tensión entre las tres personas era palpable. La relación de Ana y Sebastián pendía de un hilo.
Isabella, utilizando su astucia y encanto, comenzó a tejer una red de intrigas para separar a Ana y a Sebastián. Aprovechaba cada oportunidad para acercarse a Sebastián, mostrándose vulnerable y necesitada de su apoyo.
Sebastián, a pesar de amar a Ana, se sentía confundido y dividido. La presencia de Isabella le recordaba un pasado que creía haber superado, pero que seguía latente en su corazón.
Ana, por su parte, se sentía cada vez más insegura y celosa. No confiaba en Isabella y temía que pudiera arrebatarle a Sebastián.
La situación se complicó aún más cuando Isabella le reveló a Sebastián que estaba embarazada. La noticia dejó a Sebastián en shock y lo obligó a replantearse su relación con Ana.
Ana se sintió devastada al enterarse del embarazo de Isabella. No podía creer que Sebastián la hubiera traicionado de esa manera.
"¿Cómo pudiste hacerme esto?", le preguntó Ana con voz dolida.
"Lo siento, Ana", respondió Sebastián con voz arrepentida. "No quería lastimarte".
"Pero lo hiciste", dijo Ana con voz amargada. "Me has roto el corazón".
Ana, sintiéndose traicionada y humillada, decidió alejarse de Sebastián y comenzar una nueva vida.
Sebastián, arrepentido de sus errores, intentó recuperar a Ana, pero ella se negó a perdonarlo.
"No puedo confiar en ti", le dijo Ana con voz triste. "Me has demostrado que no eres capaz de amarme de verdad".
Sebastián se sintió destrozado al escuchar sus palabras. Había perdido a la mujer que amaba por culpa de sus errores.
Isabella, por su parte, se sentía feliz de haber logrado su objetivo. Había separado a Ana y a Sebastián y ahora tenía la oportunidad de estar con el hombre que siempre había amado.
Sin embargo, la felicidad de Isabella no duraría mucho. Con el tiempo, se dio cuenta de que Sebastián no la amaba de la misma manera que amaba a Ana.