Un niño de pelo negro corre por las sucias calles de un pueblo desértico, este atraviesa varios callejones llenos de mugre y vagabundos, la luz se filtra por los rudimentarios edificios de piedra.
El niño corre hasta llegar a una torre de piedra solitaria en una esquina de los muros de la ciudad, se detiene frente a la puerta, con sus ojos azules azabache mirando con nerviosismo la puerta de roble oscuro.
Toca la puerta suavemente *tock* *tock* tras un par de minutos un hombre barbudo y calvo abre la puerta, este mira a Ren y luego frunce el ceño.
"Que haces aquí? Creí haberte dicho que no volvieras..."
El hombre sale, se apoya en el marco de la puerta denotando su enorme barriga.
El niño saca de su bolsillo un reloj oxidado.
"Encontré esto..."
"Te dije que no volvería a comprarte basura."
El niño mira con decepción en su rostro al piso, se sujeta la camisita negra que viste con fuerza.
'Mierda... ahora que comeré hoy?'
Los ojos del niño se nublan con pocas lagrimas, pero el no las deja caer, limpiándose la cara
El hombre mira de reojo al niño frunciendo el ceño, se sujeta la frente con fuerza.
"Ahh..." Suelta un fuerte suspiro
"Esta bien... Dámelo!"
El hombre extiende su mano callosa.
Los ojos del niño se iluminan y la de el reloj, el hombre le da unas monedas color cobre.
"Eso te alcanzara para unos días... La próxima vez trae algo mas útil."
El niño guarda las monedas en el bolsillo de su corto patanlon.
"Muchas gracias!"
El niño agacha la cabeza y da media vuelta para irse.
"Cuidate Ren"
*****
Ren camina felizmente con unas bolsas de comida en sus manos.
'Mama estará muy feliz!'
El camino esta lleno de gente, vagabundos, guardias, mercaderes, transeúntes, etc. Todos visten con harapos o ropa desaliñada excepto los guardias, que visten pesadas armaduras de metal, lo único que todos poseen sin diferencia es un arma, la mayoría tiene si quiera un bastón a mano, los guardias poseen katanas y sables, los mercaderes tienen ballestas y algunos vagabundos tienen una vara larga.
Ren llega a la puerta de la ciudad, esta tiene un portón de varios metro de alto y al menos 8 metros de ancho, hecha de metal y concreto.
Ren cruza la puerta y sale de la ciudad, sigue un camino de arena mientras cruza las dunas y cierra los ojos para evitar el polvo, cargando las bolsas mientras las aprieta con fuerza a su pecho.
Después de un tiempo caminando Ren ve a lo lejos una gran casa de piedra, sus ojos se iluminan y deja que el fuerte sol penetre en su piel por un momento.
'Llegue!'
Ren corre felizmente hacia atrás del edificio, olvidando momentáneamente el calor del sol y el peso de las bolsas, cuando lo pasa una pequeña choza de madera y piedra sale a la vista, con ropa y sabanas blancas colgada afuera y un jardín de verduras.
*Pam*
Ren empuja la puerta y esta choca contra la pared.
"Volví!"
El olor a madera inunda su nariz, deja las bolsas en una mesa donde el sol se proyecta a través de una ventana.
"Bienvenido de vuelta, Ren."
Su madre vistiendo un delantal blanco, y su cabello castaño enrollado con un moño, mira a Ren con una sonrisa y con sus ojos azules azabache igual a los de Ren.
"Como te fue?"
Su madre se seca las manos y se separa de la cocina mientras Ren desempaca las cosas que compro.
"Muy bien! Conseguí bastante, suficiente para unos días..."
"Esta bien, no deberías preocuparte mucho por eso..."
Dice la madre de Ren un poco angustiada al mirar la preocupación de su hijo.
"Pero...!"
Su madre le da un golpe en la frente.
"Esta bien, yo me encargare..."
"... Hazme un favor."
Señala una caja de madera.
"Llévale el algodón a Damián."
Ren levanta la caja con algo de esfuerzo y se dirige a la gran casa de piedra, abre la puerta y pasa, el fuerte olor a alcohol inunda su nariz, Ren se la tapa por reflejo.
'que peste...'
Ren mira la casa por dentro, las paredes están hechas de madera, hay una barra a un lado y varias mesas repartidas, una pequeña recepción, unas escaleras en el fondo y varios barriles de madera debajo de ellas.
"Oh? Mira quien es!"
Un hombre sentado en la barra señala a Ren mientras bebe de un vaso de madera.
Ren ignora al hombre y se dirige a la recepción.
"Damián, mi mama te envía esto."
Pone la caja encima de la recepción.
Un joven de veintitantos se voltea, su cabello café y ojos negros miran por un momento Ren.
"Oh... eres tu"
Damián se frota los ojos, con evidentes ojeras bajo ellos.
"Lo siento estoy un poco cansado..."
Damián saca unas monedas.
"Dale mis gracias a Patricia."
Ren se da la vuelta para irse pero el hombre que estaba tomando lo agarra de la cabeza y agita su puño en ella.
"Mocoso... Como te atreves a ignorarme?"
"Suéltame! Maldito..."
El hombre lo suelta.
"Ese no es el vocabulario de un niño."
Damián y los guardias del bar se ríen, Ren hace un puchero mientras se sujeta la cabeza, luego mira al hombre con una ceja levantada.
"Javier? Donde habías estado?"
"Por fin me reconoces niño..."
Ren se cruza de brazos y mira con seriedad al hombre.
"Con esa barba pensé que eras un vagabundo..."
"Me lastimas..."
Ren se sienta en la barra de madera, el silencio llena el bar por un momento.
"Me contrato un viajero, quería que lo llevara hasta el reino."
Javier se sienta a su lado siguiéndolo.
"Jum... El reino? porque querría ir allí?"
Javier vuelve a tomar el vaso de madera.
"No tengo idea, mi trabajo no es preguntar..."
El silencio llena el bar por un momento.
"Pero en el reino me entere de algo..."
"Que es?"
"Están reuniendo tropa en la frontera sur"
"La sur? Pero si allí solo queda el bosque del abismo."
Damián se une a la conversación y varios guardias prestan atención.
"Escuche que la iglesia tomo como nuevo enemigo a una bestia que vive ahí, y bajo la presión de los sacerdotes el reino no tuvo mas opción que hacer una operación de caza.."
"y eso en que nos afecta?"
"al parecer han ávido avistamientos de esas bestias en los bordes de las dunas, así que posiblemente vengan para acá después de acabar con las del bosque"
"Que tipo de bestias son?"
"Jum... Son como lobos pero gigantes, según lo que dicen tienen piel de reptil y escupen fuego..."
El hombre dice con tono sombrío y la piel de Ren palidece.
"De igual forma no pasara mucho cuando vengan no?"
Pregunta Damián intrigado.
"Esperemos eso..."
*****
"Hola mama, ya volví."
"Porque te demoraste tanto?"
"Era Javier, volvió de su viaje."
"De que hablaron?"
Ren duda un momento antes de de hablar.
"No mucho... Solo me hablo de su viaje..."
Patricia frunce el ceño un momento al darse cuenta de que ren esta ocultando algo, pero al final decide no indagar.
"Hoy hice calabacines asados para cenar."
Los ojos de Ren se iluminan.
"Muchas gracias mama!"
Sin saberlo, esas serian de las ultimas veces que Ren abrazaría a su madre.