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Sueños y Escarcha

iguana_eterna
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Synopsis
En un mundo donde los sueños de grandeza y poder son comunes, Noah se siente atrapado en la sombra de su madre. A pesar de su talento, Noah lucha con un vacío que lo consume. Siempre etiquetado como "el hijo de Cassia White", su búsqueda de identidad se convierte en una batalla interna entre el deseo de ser especial y la presión de estar a la altura de las expectativas de los demás. Mientras lidia con alucinaciones perturbadoras que amenazan su cordura, se verá obligado a descubrir que la sombra de su madre no es tan grande como pensaba, no cuando una sombra mucho más grande se cierne sobre él, y lo que comenzó como una oportunidad para liberarse de sus cadenas pronto se convierte en una pesadilla. Mientras Noah busca una distinción entre lo mundano y lo sobrenatural, se enfrentará a un dilema aterrador: ¿podrá encontrar su verdadera identidad antes de que la oscuridad lo consuma?
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Chapter 1 - Prólogo

Todos sueñan con ser especiales de alguna manera. Tener un trasfondo místico, algún linaje real o alguna clase de poder sobrenatural.

La idea de ser único y poderoso es atractiva como ninguna otra cosa, después de todo, a nadie le gusta ser el "común", el "promedio".

Y Noah no era la excepción, solía soñar con tener un linaje real oculto que lo transformase en una especie de príncipe de una dinastía muerta o un poder sobrenatural como los de las series y películas en las que actuaba su madre.

Pero la mayoría de las veces, esos sueños solamente son eso, sueños.

Noah tenía todo lo que cualquier persona puede soñar con tener: Buena apariencia, talento artístico, deportivo y académico, pero siempre se sintió tan... hueco.

Como alguien que se hunde lentamente en un estanque de melaza, tan dulce pero carente de sabor real, vivo por sin vivir realmente.

Siempre le faltaba algo. Siempre había algo que no lo llenaba. Siempre había un vacío difícil de llenar, un vacío sin forma aparente.

Era como estar en medio de una gigantesca fiesta sin saber bailar a sabiendas de que nunca aprenderías; estabas rodeado de gente pero te sentías solo.

A pesar de haber tenido cientos de reflectores desde temprana y ser el "joven promesa" de la industria, se sentía miserable y sin identidad.

Luego de un recital los encabezados eran: "El hijo de Cassia White dio una magnífica interpretación de la pieza..."

Luego de sus partidos:

"¡El hijo de Cassia White corrió de un extremo a otro y anoto tantos goles como un profesional!"

Simplemente saliendo a tomar el aire.

"El hijo de Cassia White fue visto luciendo un elegante y hermoso atuendo que resalta su buen porte y atractivo juvenil..."

Siempre fue así.

El hijo de Cassia White.

Nunca fue Noah.

Desde el momento que el primer reflector brilló sobre su vida, dejó de ser Noah. Siempre un accesorio. Siempre la "figura secundaria". Siempre fue el "hijo", nada más.

Siempre viviendo a la sombra de su madre, Cassia White, actriz y modelo de alta gama que por algún motivo decidió tener un hijo estando en su mejor momento. Noah pasó toda su vida siendo comparado con su madre y siempre saliendo en segundo lugar.

Noah intentó estar contento con su vida, siempre intentó estar contento con las miradas, felicitaciones y regalos que recibía gracias a la fama de su madre, pero no lo lograba.

Eso y las constantes alucinaciones que le hacían compañía y lo intimidaban con su silencio lo estaban volviendo cada vez más loco. Siempre estaba buscando tener la mente ocupada, viendo algo en televisión, tocando sus instrumentos, el violín, el bajo, el piano, sus favoritos, siempre estaba haciendo algo para evitar pensar en sí mismo y en lo mucho que le costaba salir y vivir con la etiqueta que se le impuso.

Sabía que no tenía derecho a quejarse, tenía una vida sin complicaciones, una madre que lo amaba, comida para saciar su interminable hambre todos los días, ropa linda y cómoda y un montón de juguetes de su niñez. Pero él no podía evitar sentirse así.

No lograba sentirse realmente pleno, siempre había un vacío en su interior que no podía llenar.

Intentó llenarlo al máximo, pero siempre estaba allí, latente, esperando a que Noah bajase la guardia para tragárselo entero.

Sus alucinaciones no lo dejaban solo, siempre estaban observándolo o susurrando cosas inentendibles. Siempre intentaba hacerlas callar, a veces las golpeaba o les decía que se fueran, pero eso solo parecía enojarlas, haciéndolas cada vez más violentas y ruidosas. Se veía a sí mismo en el espejo y se preguntaba:

¿Estoy volviéndome loco?

¿Pero era lo que lo atemorizaba realmente producto de su mente enferma?

Lo más aterrador no eran las pesadillas, no eran las constantes voces que escuchaba, o las figuras que veía con el rabillo del ojo o a través de los espejos. Lo peor de todo era cuando dejaba de sentirlas. Las figuras se volvían más agresivas, las voces más ruidosas y su cuerpo temblaba sin parar.

A Noah lo aterraba más el no estar enfermo y simplemente ser así.

En su gran e infinita oscuridad, una mano gentil acudió a su ayuda.

"Eres especial", susurró.

"Eres distinto", enfatizó.

"No estas enfermo", aseguró.

"Puedo ayudarte", ofreció.

"Quiero ayudarte." La voz era suave y gentil, como una madre arrullando a su hijo, pero había un tono oculto detrás de las palabras, oculto e impaciente como una fiera lista para saltar.

Noah no dudó, desesperado por sentirse de nuevo en control de su vida, de ser nuevamente Noah, tomó la mano, cegado por las palabras amables y dulces que la entidad le decía.

Y ese solo fue el inicio de algo peor.

Noah era, en efecto, alguien especial, distinto, no solo en apariencia, su propia existencia era distinta.

Noah tenía algo que nadie más tenía, algo que heredó sin saberlo de un padre que nunca conoció.

Noah se emocionó, ya no era "común", era "algo más".

¡No son solo sueños, realmente soy-!

¡Splash! ¡Crash!

Tanta fue emoción, que no vio venir la daga en su espalda, no de manera figurativa, una daga literal se enterró en su cuerpo y lo abrió, derramando su sangre por el suelo como una cascada.

Sintió el frío, no en la piel, no en los huesos, sino en su sangre.

Sintió el metal que se deslizaba suavemente, con elegancia y fluidez a través de la delgada carne de su cuerpo, sintió los tendones y piel siendo separados a medida que la daga se abría camino por sus omoplatos. Era una sensación que nunca había sentido antes, un dolor que ningún humano debería tener que sentir-

"Pero, mi Joven Señor, no eres humano", le recordó la entidad con severa dulzura, como una madre que regaña a su hijo.

¿Por qué? ¿Por qué le hacía eso? ¿Por qué justo ahora que se sentía pleno y completo? ¿No querías ayudarme? ¡Me estas matando!

"Tu identidad se ha degenerado bastante por la mala influencia de ese mujer blasfema", dijo con odio, sin detener su mano de carnicero. "Pero yo, como fiel de tu amado padre... te liberaré de esta lamentable forma."

Noah rogó, suplicó, lloró, pero sus llantos y gritos cayeron sobre los sordos oídos del loco fanático, que, sin detener nunca su mano, separó por completó la piel de sus omoplatos.

¡Crack! ¡Creak!

Noah volvió a gritar cuando sintió que algo salía de su espalda. Su mente y cuerpo fueron asaltados por la sensación de tener nuevas extremidades brotando de su cuerpo.

Cada músculo comenzó a vibrar, como si estuvieran siendo estirados y apretados hasta el punto de estallar, la carne se sentía como si estuviera en llamas, la sangre seguía manando de forma constante como si salieran incontables fuentes bajo su piel. Podía sentir como dos nuevas extremidades brotaban de su espalda, el dolor era tan fuerte que sus gritos se sintieron en todo el lugar.

Su visión era borrosa, las extremidades, que todavía no podía sentir ni mover aún, parecían ser los causantes de un extraño peso tirando de su cuerpo. El dolor estaba ahí, ardía y hacía que el cuerpo de Noah temblara, pero las palabras de la entidad hacían que el pavor que sentía superara al dolor.

¿Qué le estaba haciendo a su cuerpo? ¿Qué demonios estaba pasando?

¡Clang! ¡Clang! Se oyó la daga caer al suelo seguido de un jadeo extasiado.

"Sííííí." Se llevó las manos ensangrentadas al rostro y gimió.

Las protuberancias que salían de la espalda de Noah se alzaban como dos alas de sangre.

Las alas se veían como órganos malformados, con músculos tensos, tendones que parecen estar a punto de romperse y sangre, mucha sangre.

A pesar de la mórbida vista, el loco fanático no podía estas más extasiado.

"Mi Joven Señor", gimió. "Este es solo el comienzo de tu tan anhelado Despertar."

Con esas palabras flotando en su mente, la conciencia de Noah desapareció por completo.

El mundo a su alrededor dejó de existir.