Cinco años atrás:
Delsin era un niño cómo cualquier otro, nacido en la infame casa del cuervo, una familia adinerada y bien posicionada. Controversial sin duda alguna, amada por la clase obrera y los pobres ya que destinaban gran parte de sus prácticamente infinitos fondos hacía la mejora de los barrios bajos, invertía en educación y salud accesible para todos sin importar su casta.
Sin embargo, estás mismas acciones que les dieron la admiración de la clase media y baja, hizo que se ganarán el desprecio de las demás familias nobles y la realeza. La casa del cuervo era en términos simples aquella que estaba por sobre las demás familias nobles, tenían lazos directos con el palacio y la realeza por lo que nada podía ser aprobado sin su consentimiento, incluso los mandatos del rey estaban sujetos a su escrutinio.
Y fue entonces que la tragedia azotó. Una noche de calma y paz, Delsin a sus entonces catorce años de edad se había escabullido de su habitación para ir a jugar con los hijos de los sirvientes, había pasado toda su vida con ellos, los consideraba familia, no tenía una percepción de que juntarse con castas inferiores fuera malo.
Sin embargo, fue incapaz de encontrar a sus amigos en el punto de encuentro acordado. Extrañado ante aquel hecho Delsin decidió ir hacia el refugio que él y sus amigos habían construido en el bosque.
" quizá estén esperándome allí " pensó con inocencia.
Tardó un poco en llegar al refugio, sus habilidades como Blinker habían despertado esa misma mañana y estaba ansioso por mostrarle a sus amigos su nuevo poder. Seguramente ahora podrían asaltar la despensa sin ser atrapados.
La emoción se desvaneció en cuánto entró al lugar que solía compartir con los otros niños. Ellos no estaban allí, sin embargo lo que sí había eran manchas de sangre por todos lados. Paredes, suelo y techo estaban manchadas de un rojo escarlata, el aroma a cobre inundó sus fosas nasales y casi le inducen un impulso para vomitar.
Una gota le cayó sobre la frente, la sangre aún estaba fresca.
Salió de allí tan rápido cómo pudo, su corazón latía tan fuerte y rápido que parecía estar por salirse de su pecho en cualquier momento. Al paso Delsin tomó de su bolsillo un puñado de piedras, lanzó una hacía la penumbra de la noche y centró su vista en ella. Cuándo la piedra alcanzó lo que parecía ser su distancia máxima, Delsin parpadeó y se teletransportó a ella.
Había visto a su hermana practicar incontables veces, sabía cómo hacer una cosa o dos con las habilidades de un Blinker.
Logró volver a la mansión del cuervo considerablemente más rápido de lo que tardó en llegar al refugio. Sin embargo, aún así, fue demasiado tarde.
A la distancia pudo ver cómo un pilar de llamas carmesí consumía su hogar, la mayoría de sirvientes que vivían en la casa se encontraban gritando, cubiertos por igual en flamas… Algunos yacían en el suelo, aún en llamas, pero sin emitir sonido alguno.
—¡Madre! ¡Padre! ¡Hermana!
Exclamó mientras pese a su temor e instinto de supervivencia corría hacia la casa. Algo, más bien, alguien lo interceptó antes de que pudiera entrar. Su hermana, Alexa quién estaba malherida y parecía tener dificultad para respirar.
—Tienes que escapar… —Le susurró su hermana mientras batallaba por respirar—. La casa no es segura, estamos bajo ataque
En lo que Delsin procesaba la información que su hermana le acababa de soltar, ella extendió su mano derecha cubierta en quemaduras y le dió un colgante con la insignia de su familia y una daga negra con detalles en rojo.
—¿Bajo ataque? —Delsin preguntó confundido —Alexa, ¿qué está pasando? Por favor, no me dejes solo—. Le rogó a su hermana, pero sus heridas eran letales y no había nada que pudiera hacer al respecto.
—El sol brillará una vez más sobre la casa del cuervo —Dijo con un hilo de voz apenas audible—. Viviremos para luchar otro día…
Y con esa última promesa, su hermana cedió ante sus heridas y murió en sus brazos. Delsin quiso hacerle caso a su hermana, quiso escapar, sin embargo escuchó un rugido distante, gritos de agonía. Las voces de su padre y madre llegaron a él y no pudo evitar ir en su dirección.
Su padre, espada en alto, se encontraba enfrentando a seis figuras cuya identidad permaneció oculta con una capucha y máscaras. Su madre, estaba detrás de su padre, siendo protegida mientras a su vez intentaba sanar sus heridas.
William, su padre, era un Firebreather excepcional no había nadie en el reino que pudiera igualar su destreza con la espada y la magia. Su madre era una sanadora con un alcance promedio en sus habilidades, pero lo compensaba con una inteligencia maravillosa y un vasto conocimiento.
—Si piensan que saldrán impunes de ésto, se equivocan —Vociferó con rabia—. ¡El rey los hará colgar por ésta barbarie!
Los hombres, rieron en respuesta, Delsin no alcanzó a escuchar lo que dijeron. Sólo pudo ver cómo su padre hacía despliegue de sus dotes mágicos, las llamas carmesí que emitía cambiaron de intensidad y color. Llamas azules, aquellas que quemaban con mayor intensidad. Las llamas más poderosas que pudieran crearse, su padre las emitía cómo si no fuera la gran cosa.
Rose, la madre de Delsin aprovechó la actuación de William para intentar huir, sin embargo, otros dos encapuchados le cortaron el paso. En cuánto vió los rifles apuntando hacía su madre, Delsin no pensó sus acciones, se dejó llevar por el momento.
Lanzó la daga, la daga de su hermana y se transportó a ella.
Cayó encima de uno de los encapuchados y desvío su rifle en dirección al segundo, logrando así que se mataran entre ellos. Atónito, el encapuchado sobre el que cayó se lo quitó de encima y le apuntó con el arma.
Pero Delsin rápidamente se transportó de un lugar a otro alrededor del hombre, logrando confundirlo. Confusión que aprovechó, tomó la daga del suelo y la enterró en su rodilla, la lanzó hacía el aire y se transportó a ella, atrapando ésta en plena caída, al descender la guió lo mejor que pudo al cuello del encapuchado.
Su madre lo miraba con asombro al ver qué sus poderes habían despertado y con terror al darse cuenta de que su hijo acababa de arrebatar dos vidas… también había una pizca de orgullo en su mirada.
Un estruendo, un alarido y metal golpeando el suelo.
Delsin volvió la atención a dónde su padre estaba luchando y lo único que pudo ver, fue como William de la casa del cuervo, era asesinado brutalmente.
—¡Padre! —Exclamó con rabia.
Rehén de sus emociones, se abalanzó en contra de los encapuchados. Una vez más la daga surcó el aire y Delsin manteniendo su concentración en ella logró transportarse y atraparla con más destreza que la vez anterior.
Los rifles de los encapuchados le apuntaban, rápidamente con la vista busco algo a lo que transportarse y fue entonces cuándo la vió, la espada de su padre, clavada en el suelo justo en medio de los desconocidos agresores. Para cuándo los encapuchados dispararon, Delsin ya estaba en el suelo frente a ellos, empuñando la espada familiar.
Logró blandir la misma con torpeza debido al peso que portaba, sin embargo, esto apenas alcanzó para herir y desenmascarar a uno de los desconocidos agresores. No lo reconoció, pero ese rostro lo seguiría el resto de su vida.
El hombre, ahora con un corte a lo largo del rostro y ciego de un ojo apuntó con su mano hacia Delsin, antes de que el chico pudiera reaccionar un rayo lo golpeó en el brazo izquierdo.
La espada de su padre fue lo único que quedó luego de aquél ataque. Delsin acababa de perder su brazo. Sin embargo, pese al dolor y la agonía, esto no detuvo al joven cuervo. Rápidamente tomó la espada de su padre, la cargó sobre la espalda y lanzó su daga en dirección a su madre. Aún podía salvarla, aún podía escapar.
O eso creyó.
En la actualidad:
Delsin, último sobreviviente de la casa del cuervo se hallaba parado dónde antaño vivía su familia, dónde antaño fue feliz… dónde todo le fue arrebatado. Su brazo izquierdo ahora está suplantado con una prótesis mecánica casera, la daga de su hermana en su mano derecha y la espada de su padre en la espalda.
—El sol brillará una vez más sobre la casa del cuervo —dijo recordando las palabras de su hermana—. Vengaré a nuestra familia, traeré muerte a aquellos responsables de ésto. —Juró sobre las cenizas de lo que una vez fue un lugar de paz y aprendizaje—. Vivimos para luchar otro día… la batalla comienza ahora.
Delsin dejó un ramo de rosas gentilmente sobre el suelo, luego se irguió, tomó de su cinturón una máscara con lentes de enfoque que le permitían ampliar su rango de vista perimetral y longitudinal, dejándolo transportarse de forma más errática y a mayores distancias. Se puso la máscara y la capucha de su abrigo de cuero negro sin mangas. Entonces, con la voz distorsionada, hizo una declaración que daría inicio a su viaje.
—La casa del cuervo se alzara de las cenizas, entre escombros y sangre… —Sin siquiera voltear lanzó la daga por los aires, le dió la espalda a lo que una vez fue su hogar—. La cacería comienza.
Y entonces, Delsin se transportó a la daga. Acababa de iniciar su búsqueda de venganza y justicia, sin saber también qué peligros iba a enfrentar o quiénes eran responsables de mover los hilos tras bambalinas. Sin importar cuánta sangre hubiera que derramar, Delsin llevaría a cabo su cometido, incluso si eso significaba perderse a sí mismo en el proceso.