Tan pronto como el profesor reconoció el esfuerzo de Alaric, él se levantó abruptamente, recogió sus pertenencias y se dirigió hacia la salida. No solo no miró atrás, sino que tampoco explicó su comportamiento, o mejor aún, ofreció una disculpa a ella. Violeta solo pudo verlo irse con los dientes apretados, incapaz de seguirlo y llamar la atención sobre sí misma.
La clase terminó minutos más tarde, pero cuando Violeta salió, Alaric Storm no estaba por ningún lado. Tanto por pensar que él era diferente a los demás. Debía haber confiado en el dicho: Dime con quién andas, y te diré quién eres.
Asher era un psicópata. Román era un capullo, Griffin tenía tendencias violentas, y el lindo e inocente Alaric Storm no era más que un buen farsante.