```
Ewan estaba desconcertado.
Por un segundo, pensó que Gianna le estaba gastando una broma.
A su lado estaba Sandro. Habían estado trabajando en los informes de la empresa, señalando formas de mejorar las acciones y cómo hacer que la conferencia se convirtiera en un detonante para el crecimiento de su compañía.
—¿Qué sucede? —preguntó Sandro, dejando caer el bolígrafo en su mano sobre el gran archivo frente a él, al notar la cara pálida de Ewan—. ¿Qué le pasó a Atenea?
Al otro lado del teléfono, Gianna estaba impaciente. Como lo estaban sus otros compañeros.
—¿Qué pasa? ¿No dice nada? —preguntó Aiden, con los ojos brillando de impaciencia.
Gianna encogió los hombros. Ella tampoco entendía el silencio de Ewan.
Kathleen resopló, cansada de esperar, y recogió el teléfono de manos de Gianna.
—Hola... Señor Ewan...
Ewan quedó atónito por segunda vez consecutiva.
Esta era la voz del hacker; el hacker con el que había hablado cuando su empresa había estado en crisis.