—¿Dónde la encontraste? —preguntó Atenea a Sandro mientras ella y Ewan llegaban al estacionamiento.
Sus ojos se abrieron incrédulos al ver a su amiga en los brazos de un Zane sombrío.
¿Qué diablos había pasado?
Miró a Sandro esperando una explicación, consciente de que no era la única en esta confusa mezcla.
Las reacciones de Ewan y Sandro en el club, cuando Zane insultó a Gianna, dejaban claro que ellos tampoco estaban al tanto de la historia entre Zane y su mejor amiga.
—Ahí mismo —Sandro señaló una esquina sombría del estacionamiento—. Resulta que antes de salir aquí, ella recogió más botellas de alcohol del bar. Ahora está realmente inconsciente. La única suerte que tuvimos es que ninguno de estos hombres ridículos la siguió o la vio. Habría sido una historia completamente diferente.
¿Es que ella no sabía? Atenea miró a su amiga con lástima. ¿Qué había hecho Zane para arruinarla de esta manera?
Y aún peor, ¿qué hacía Gianna en sus brazos?
Frunció el ceño a Zane.