—¿Cuál es el problema, Ewan?
—¿Por qué pareces como si acabas de ver al diablo?
—Zane y Sandro preguntaron simultáneamente, lanzando miradas entre Ewan y el gentío de cuerpos en su línea de visión.
—¿Vió a un enemigo? —pensó Sandro, mirando las muchas caras frente a ellos, buscando ver un rostro familiar.
—Pero, ¿qué enemigo haría que Ewan pareciera así?
—¡Ewan! —Zane le dio un golpecito en el muslo a su amigo cuando Ewan los ignoró y se bebió el whisky de un trago—. Háblanos…
—Atenea está aquí —Ewan finalmente respondió, esforzándose por calmar su corazón acelerado mientras sus ojos volvían a donde había visto a Atenea hace apenas unos momentos.
—Solo que ahora, ella había desaparecido.
—Su corazón latía en pánico. Se levantó de su asiento, incapaz de quedarse quieto. ¿Dónde se había ido?
—Estaba a punto de abrirse paso entre la multitud cuando la vio bailando con Gianna, rodeadas de un grupo de hombres que las miraban con ojos lujuriosos.