Stella ni siquiera puede imaginar en sus sueños más locos que el dúo de padre e hijo ya se habían intercambiado miradas...
Es por eso que, al igual que ayer, respondió lo mismo...
—Sí... Sí... Mi colega también venía por el mismo camino, así que él me dejó en casa —dijo ella.
Pero ¿cómo podría Stella saber sobre los pensamientos de su hijo...? Si lo supiera, tendría un largo motivo para entrar en pánico...
Por ejemplo, ella no sabe que su hijo ya había visto a RK. Tampoco sabe que su hijo buscó en internet y sabe que el coche no era uno cualquiera y es muy caro, y un colega normal no podría permitírselo.
Justo cuando Adrian estaba confundido sobre RK por eso le preguntó inocentemente a Stella...
—Cariño, ¿te gusta tu colega y quieres que sea mi padrastro? —preguntó Adrian.
Luego hizo una pausa y dijo...
—Creo que a tu colega le debes gustar mucho ya que te ha llevado a casa dos veces... Cariño, no tienes que quedarte soltera toda tu vida, solo por mí —agregó Adrian.