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Chapter 3 - Capítulo 3: Palabras De Agradecimiento.

(Punto de vista de Kael Draykar)

Permanecí de pie junto al cadáver del comandante, con la espada aún goteando sangre. El cuerpo inerte yacía frente a mi, y sentí como las miradas de los habitantes del pueblo se clavaban en mi figura. Sus rostros, congelados entre la incredulidad y miedo, me atravesaban, como si esperarán algo de mi, o quizá solo temían lo que acababa de hacer. Observe el emblema del dragón devorando el sol en la armadura del comandante. Un símbolo que, aunque me era familiar, no despertaba un sentimiento de nostalgia, solo una furia fría que había aprendido a domesticar.

"Otro bastardo menos" pensé mientras limpiaba la hoja de la espada contra el abrigo del enemigo. Mí mirada recorrió el campo de batalla, donde la gente del pueblo comenzaban a emerger lentamente de sus escondites. Algunos se detenían a mirar los cuerpos, mientras que otros simplemente se abrazaban en silencio.

Suspiré, intentando apartar el peso de las miradas que se posaron sobre mí. Era la parte que menos me gustaba: el momento después de la batalla, cuando el agradecimiento silencioso de los demás se convertía en una carga. Me preguntaba si de verdad entendían lo que eso significaba. Lo que yo había hecho no era un acto de heroísmo, era simplemente un paso más en el camino que elegí seguir. Un camino que no se construye sobre agradecimientos, ni sobre esperanzas. Solo sobre supervivencia.

Pude escuchar los pasos de alguien acercándose lentamente. Me sorprendió cuando vi a un hombre mayor, con el rostro marcado por el paso del tiempo y las batallas que la vida le había impuesto. El hombre se acercó con cautela, pero no con miedo. Me miró en silencio durante un largo momento, evaluando quién era y qué había hecho, hasta que finalmente habló.

—No sé cómo agradecerte —dijo, su voz rasgada por la emoción. Lo que me dijo, aunque simple, estaba cargado de sinceridad.

Respondí con una sonrisa fácil, la misma que usaba para ocultar lo que realmente sentía.

-No hay necesidad. Solo asegúrate de que este lugar esté listo si deciden volver.

Frunció el ceño, su agradecimiento empañado por una preocupación inmediata.

-¿Crees que lo intentarán?

Apoyé mí espada contra el suelo, descansando las manos sobre el pomo.

-Si yo fuera ellos, sí. La venganza es una lección que enseñan bien en el Imperio Noxar. Pero no soy ellos. Ustedes conocen esta tierra, pueden quedarse a luchar, o marcharse a otro lugar.

Las palabras parecían reconfortarlo, aunque sabía que solo eran verdades a medias. Los aldeanos podían resistir, pero estaban lejos de estar preparados para una guerra. "Eso ya no es mi problema," pense mientras volvía a enfundar mí espada.

—Soy Hagan Reed —dijo finalmente, presentándose con una fuerza que no se correspondía con la fragilidad de su cuerpo.

La mención de su nombre me hizo darme cuenta de algo: era probable que yo también debería hacer lo mismo. En una situación como esa, no podía seguir siendo solo "el desconocido". Aunque no me gustaba la idea de hacerme conocer, sus ojos expectantes me lo pedían.

—Kael... Soy Kael Drayker—respondí de manera breve

El día avanzó en un bullicio contenido. Los aldeanos, aún emocionados por su inesperada victoria, comenzaron a recoger los cuerpos y reparar lo que podían. Evite involucrarme más de lo necesario, ofreciendo ayuda mínima y manteniéndome al margen. Sabía que mí presencia era temporal, un hilo más en el tejido de mis viajes.

Cuando cayó la noche, el pueblo organizó un festín en su honor. Aunque agradecido, sentía el peso de las expectativas. Los niños corrían al alrededor, fascinados por el hombre que había derrotado a los atacantes con tanta facilidad. Los adultos me observaban con miradas de respeto y curiosidad. Respondía con la sonrisa de siempre, contando historias vagas y cambiando hábilmente el tema cada vez que alguien preguntaba por mí pasado.

Finalmente, cuando el ambiente estaba más relajado, me levanté, fingiendo buscar un momento de aire fresco. Caminé hasta el borde del pueblo, observando las estrellas que se extendían sobre el cielo despejado.

"Es hora" pensé.

Miré una última vez hacia las luces titilantes de Korthal, escuchando las risas y el bullicio que aún llenaban el aire. Con un movimiento silencioso, ajusté mí capa y desaparecí entre las sombras.

Nadie notó la ausencia hasta el amanecer, cuando Hagan y los demás me buscaron para agradecerme una vez más. Todo lo que encontraron fue el eco del silencio y las huellas que se desvanecían en la tierra húmeda.

Caminaba hacia el horizonte, hacia el próximo lugar que requeriría mí presencia, aunque no lo supiera aún. "Nunca hay un final para esto," murmure para mí mismo, ajustando la espada al cinto mientras el viento despeinaba mí cabello.

Sabía que la verdadera batalla aún estaba lejos, pero al menos, por ahora, podía disfrutar.