### Capítulo: Nuevos y Poderosos Rivales - El Examen Chūnin
La brisa suave de Konoha acariciaba las copas de los árboles mientras el Equipo 7 regresaba a la aldea después de su misión en el País de las Olas. Naruto, con su característico entusiasmo, jugaba junto a Konohamaru, Udon y Moegi, riendo a carcajadas. "¡Sakura es mi novia!", exclamó Naruto, lanzando un guiño a su amigo.
Sakura, que había estado escuchando, se giró con una mirada furiosa. "¡Qué tontería, Naruto!" Gritó mientras le propinaba un golpe en la cabeza que lo dejó aturdido. Konohamaru, viendo la oportunidad perfecta, se unió a la broma: "¡Sí, claro! ¡Y yo soy el Hokage!"
En medio de la algarabía, Rimuru, que había estado observando con una sonrisa traviesa, decidió intervenir. "Vamos, chicos, ¿qué tal si hacemos un trato? Si logran hacer que Sakura se sonroje, yo les daré un dulce de mi mundo."
Minami, la hermana de Naruto, no pudo evitar sonrojarse. "¡Eso no es justo! ¡Rimuru es demasiado lindo para ser un rival!" Su mirada se posó en Rimuru, quien le devolvió una sonrisa cómplice.
La escena fue interrumpida cuando un grupo de Genin de la Aldea Oculta de la Arena apareció de la nada. Gaara, Kankurō y Temari se acercaron, sus miradas intensas causaron un silencio momentáneo. "¿Qué hacen en Konoha?" preguntó Temari, escaneando el lugar con desdén.
Naruto, sin pensarlo dos veces, se acercó desafiante a Kankurō. "¿Tú quién te crees? ¡Aquí no puedes hacer lo que quieras!" Sin embargo, su valentía se desvaneció rápidamente ante la mirada de Kankurō.
Sasuke, que había estado observando la situación con calma, se aproximó y amenazó a los tres. "Váyanse, antes de que me aburra." Gaara, sin inmutarse, dio un paso hacia adelante, pero Kankurō lo detuvo con un gesto. "Vamos, hermano. No hagamos un escándalo aquí."
Mientras se retiraban, Sakura, que no podía dejar de ser curiosa, preguntó: "¿Por qué han venido?"
"Participaremos en los Exámenes Chūnin," respondió Temari, antes de que los tres desaparecieran entre la multitud.
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Días después, en la sala de reuniones del Tercer Hokage, se discutía sobre los equipos que participarían en el examen. "Debemos preparar a nuestros ninjas para enfrentar a estos nuevos rivales," dijo el Hokage mientras observaba a los Jōnin. Kurenai, con una mirada decidida, recomendó a los nueve Genin.
La atmósfera estaba cargada de expectativas y nerviosismo. Minami, que había estado escuchando atentamente, se giró hacia Rimuru. "¿Crees que podremos enfrentarlos, Rimuru?" Su voz tenía un toque de determinación.
Rimuru sonrió, "¡Por supuesto! Siempre y cuando no te enfrentes a Gaara, él es un poco... intenso."
Minami sonrió, "No tengo miedo. ¡Quiero ser la mejor y, algún día, ser Rey Demonio!"
Naruto asintió, "Yo tampoco tengo miedo. Quiero ser más fuerte. No quiero ser Hokage; quiero ser un Rey Demonio como tú, Rimuru."
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El día del examen llegó y el Equipo 7 se encontró con otros Genin en la sala de espera. La tensión era palpable. En medio de las charlas, Rimuru hizo una broma: "¿Sabían que si fallan en el examen, tendrán que trabajar en un puesto de ramen?" Todos se rieron, incluso Sakura, quien comenzó a relajarse.
De repente, se escuchó un grito. "¡Konohamaru, cuidado!" Moegi gritó cuando su amigo tropezó con Kankurō. La situación se tornó tensa nuevamente, pero Rimuru, con su usual sentido del humor, decidió intervenir. "¡Oye, Kankurō! ¿Te gustaría unirte a nuestro equipo y dejar que Konohamaru sea el nuevo Hokage? ¡Sería genial!"
Kankurō, sorprendido, soltó una risa involuntaria. "¿Qué te hace pensar que quiero tener a un niño como compañero?"
Rimuru se encogió de hombros, "¿Por qué no? ¡Siempre es divertido tener un poco de caos!"
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El primer examen comenzó. El examinador, Ibiki Morino, se presentó y explicó las reglas del examen escrito. Mientras los Genin se sentaban y comenzaban, Rimuru miró a su alrededor, observando cómo cada uno intentaba encontrar respuestas. "Esto se está poniendo interesante," murmuró, disfrutando del espectáculo.
Naruto, visiblemente nervioso, se retorcía en su asiento. "¡No sé nada! ¡Voy a fallar!"
Rimuru se inclinó hacia él, "Relájate, Naruto. Recuerda que lo importante es trabajar en equipo. ¡Confía en Sakura!"
Sakura, que había estado respondiendo rápido, lanzó una mirada a Naruto. "Si no te concentras, no lograrás nada."
El examen avanzó, y pronto llegó la décima pregunta. Naruto, con el corazón en la mano, tomó la decisión de no rendirse. "¡No soy un cobarde! ¡Tomaré la décima pregunta!" sus palabras resonaron en la sala, llenando a sus compañeros de valor.
Ibiki, impresionado por la determinación del joven ninja, sonrió. "Parece que todos ustedes han pasado la prueba." La sala estalló en celebraciones.
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Rimuru, observando la escena, sintió una mezcla de orgullo y felicidad. "¡Vaya, Naruto! ¡Eres más valiente de lo que pensaba!" dijo, mientras daba una palmadita en su cabeza.
Minami, sonriendo, se acercó a Rimuru. "Lo hicimos bien, ¿verdad?"
Rimuru se agachó, mirándola a los ojos. "Sí, y esto es solo el comienzo. Prepárense, porque los próximos exámenes serán aún más desafiantes."
La risa y el bullicio llenaban la sala, y Rimuru sabía que, sin importar lo que viniera, juntos enfrentarían cualquier desafío. Su espíritu bromista y su determinación de ser un buen amigo los llevarían lejos, incluso en un mundo tan complicado como el de los ninjas.
Y así, el Equipo 7 se preparaba para enfrentar nuevos y poderosos rivales, con la esperanza de convertirse en leyendas.
El sol brillaba intensamente en el cielo, iluminando el Bosque de la Muerte, un lugar temido por muchos pero también un campo de pruebas para los aspirantes a ninja. Naruto, con su característica energía desbordante, esperaba ansioso frente a la entrada del bosque, emocionado por la segunda prueba de los exámenes de Chūnin. Al lado de él, Rimuru, con su apariencia infantil y su aire juguetón, no podía resistir la tentación de hacer algunas bromas.
"¡Hola, Naruto! ¿Listo para ser el héroe del día otra vez?" Rimuru dijo con una sonrisa traviesa, mientras hacía una pequeña pirueta en el aire. Su habilidad para volar y su apariencia encantadora a menudo le permitían salir de situaciones complicadas, pero hoy sabía que debía concentrarse.
"¡Rimuru, no es momento para tus tonterías! ¡Esta es una prueba real!" Naruto le respondió, aunque no pudo evitar sonreír ante la actitud despreocupada de su amigo.
Minami, la hermana de Naruto, se unió a ellos, con una mirada decidida en su rostro. "¡Vamos, chicos! También quiero ser la mejor. Si Naruto ya no quiere ser Hokage, yo me aseguraré de ser la mejor Reina Demonio que haya existido. ¡Y Rimuru, tú serás mi rey!" dijo con un brillo en sus ojos, intentando ocultar su admiración por el joven demonio.
Rimuru se rió, encantado por la idea. "¿Una reina demonio? Eso suena bien, pero recuerda que el camino hacia el poder no es fácil. Tendrás que demostrar que eres más fuerte que los demás, y eso incluye a Naruto."
"¡Eso no es justo! ¡Yo soy el protagonista!" Naruto se quejó, pero su tono era más juguetón que serio. En ese momento, el equipo de Konohamaru apareció, interrumpiendo su conversación.
"¡Naruto! ¡Queremos hacerte una entrevista!" gritó Konohamaru, mientras Udon y Moegi se preparaban con las cámaras.
Anko Mitarashi, la instructora del examen, apareció repentinamente. "¿Qué está pasando aquí?" preguntó, con una mirada que podía helar la sangre de cualquier ninja.
"¡Estamos haciendo una entrevista para el periódico de la clase!" explicó Moegi, tratando de sonar lo más convincente posible.
"Está bien, pero no se tomen demasiado tiempo. El examen comienza pronto." Anko advirtió, mientras se alejaba, dejando a los genin hacer su entrevista.
Durante la entrevista, Naruto habló sobre su deseo de volverse más fuerte, de cómo había dejado atrás su sueño de ser Hokage para aspirar a algo más grande. "Quiero ser Rey Demonio, como Rimuru. La gente siempre ha esperado que sea el héroe, pero yo quiero ser algo más." Rimuru lo miró con complicidad, sintiendo que ambos compartían una conexión especial en su búsqueda de poder.
Mientras tanto, Sasuke, que siempre había estado a la sombra de Naruto, fue entrevistado por Udon. "No importa lo que digan, siempre seré el mejor. Solo necesito el poder suficiente para demostrarlo," dijo, con esa arrogancia que tanto lo caracterizaba.
Minami, observando todo desde un lado, sintió un impulso de intervenir. "Sasuke, no puedes hacerlo solo. Todos necesitamos trabajar juntos para superar lo que viene. ¿No es eso lo que nos enseñaron?"
"¿Qué sabes tú sobre poder?" Sasuke le respondió, aunque algo en su mirada mostraba que la chispa de la duda empezaba a encenderse. Antes de que la tensión pudiera escalar, Anko apareció nuevamente, indicando que era hora de comenzar la prueba.
"¡Chicos, prepárense! ¡El examen de supervivencia comienza ahora! Recuerden, deben conseguir el pergamino que les falta y llegar a la torre en el centro del bosque."
El Bosque de la Muerte
La atmósfera cambió drásticamente al cruzar la entrada del bosque. Un aire denso y lleno de peligros envolvía a los equipos. Rimuru se mantuvo alerta, aunque no podía evitar hacer alguna broma de vez en cuando. "¿Alguien más siente que podríamos estar en un videojuego? Solo faltan los jefes finales y los objetos ocultos."
Naruto se rió, pero su risa se apagó rápidamente cuando se encontraron con el primer grupo de ninjas de Kusagakure. "¡Los enemigos están delante! ¡Prepárense!" gritó Sasuke, mientras su Sharingan se activaba, listo para la pelea.
Rimuru se adelantó, confiado en sus habilidades. "Dejen que yo me encargue. Siempre quise probar un poco de acción." Con un movimiento ágil, Rimuru se lanzó a la batalla, sus habilidades de combate eran impresionantes. Con cada movimiento, parecía fluir como el agua, esquivando ataques y contraatacando con una destreza que deslumbraba a sus compañeros.
Minami, observando a Rimuru, sintió un impulso de unirse a la pelea. "¡Deja algo para mí, Rimuru! ¡Quiero mostrar de lo que soy capaz!" gritó, corriendo tras él.
"¡Cuidado, Minami! No te expongas demasiado!" Naruto advirtió, pero estaba demasiado absorto en la pelea para poder ayudar.
La batalla se intensificó rápidamente. Los ninjas de Kusagakure eran astutos, pero la combinación de habilidades de Rimuru y la determinación de Minami los llevó a la victoria. Sin embargo, en medio del caos, un aura oscura apareció repentinamente. Orochimaru.
"Interesante… un grupo de genin que se atreve a desafiarme. Me pregunto si tienen lo que se necesita para sobrevivir," dijo Orochimaru, con una sonrisa siniestra.
"¡Es Orochimaru!" gritó Naruto, la adrenalina corriendo por sus venas.
Rimuru sintió que la atmósfera se tornaba peligrosa. "¡Todos! ¡Cuidado! Este tipo no es un enemigo común." Con un movimiento rápido, Rimuru utilizó su magia para crear una barrera protectora alrededor de su equipo.
Sasuke, sintiéndose desafiado, se lanzó al ataque. "¡No tengo miedo de ti, Orochimaru!" gritó, pero el miedo era palpable en su voz.
Orochimaru sonrió, disfrutando del desafío. "Tienes potencial, Sasuke. Pero el poder que buscas siempre tiene un precio." Con un movimiento rápido, Orochimaru utilizó un jutsu para implantar el Sello Maldito en Sasuke, dejándolo a merced de su voluntad.
"¡Sasuke!" gritó Sakura, pero fue demasiado tarde. Orochimaru desapareció antes de que pudieran reaccionar, dejando a los genin en estado de shock.
"Debemos seguir adelante. No podemos permitir que esto nos detenga," dijo Rimuru, tratando de mantener la moral alta. "Minami, Naruto, debemos encontrar el pergamino que nos falta y llegar a la torre."
"¡Tienes razón! ¡No dejaré que esto me detenga!" Minami respondió, su determinación renovada.
Con el corazón pesado por la traición y la incertidumbre, el equipo de Naruto se adentró aún más en el Bosque de la Muerte, listos para enfrentar lo que viniera, sabiendo que el desafío apenas comenzaba.
Fin del Capítulo
El aire era denso y tenso en la Torre del Examen Chūnin. Naruto, Sakura y Sasuke habían sobrevivido al examen de supervivencia, pero el camino no iba a ser fácil. Entre los ecos de las voces de los otros ninjas, Rimuru, un niño demonio con un aura inconfundible, se encontraba en un rincón, observando con curiosidad y un toque de diversión.
— ¡Vaya, parece que esto se va a poner interesante! —Dijo Rimuru, con una sonrisa traviesa en su rostro, mientras jugaba con una pequeña bola de energía mágica entre sus manos. Su risa resonó en el aire, rompiendo un poco la tensión del ambiente.
Minami, la hermana de Naruto, se acercó a Rimuru, sus ojos brillaban con admiración. Desde que había escuchado sobre las hazañas de Rimuru, había desarrollado un pequeño enamoramiento hacia él. Sin embargo, también compartía un deseo ardiente: convertirse en Rey Demonio.
— ¿Rimuru, crees que podemos hacer que Sasuke use su poder del sello maldito en la pelea? —preguntó Minami, con una chispa de emoción en su voz.
— ¡Eso sería una broma épica! —respondió Rimuru, riendo. — Pero, en serio, deberíamos dejar que él lo descubra por sí mismo. A veces, el poder viene con un precio, ¿no crees?
Minami asintió, aunque su mente estaba llena de pensamientos sobre cómo podría alcanzar su propio potencial. Sin embargo, antes de seguir hablando, el presentador, Hayate Gekko, se acercó al centro de la sala para anunciar el inicio de las preliminares.
El Primer Combate: Sasuke vs. Yoroi
Sasuke fue llamado al primer combate, y sus amigos lo miraron ansiosos. La tensión en el aire era palpable mientras se preparaba para enfrentarse a Yoroi Akadō. Rimuru, que había estado jugueteando con su bola de energía, se enderezó de inmediato al ver la lucha comenzar.
— ¡Vamos, Sasuke! —gritó Naruto, mientras Rimuru lo animaba con una risa contagiosa.
— No te preocupes, Naruto, creo que Sasuke tiene un as bajo la manga —dijo Rimuru con un guiño. — Pero si se pone demasiado serio, quizás deberíamos interrumpir la pelea con un poco de diversión.
Mientras la pelea avanzaba, Sasuke comenzó a sufrir por el dolor del sello maldito, y Rimuru sintió una punzada de preocupación. No podía evitarlo; aunque disfrutaba de las bromas y la diversión, en un combate, era importante tomarlo en serio.
— Parece que necesita un empujón —dijo Rimuru, mientras se acercaba al borde de la arena. — ¡Sasuke! ¡Recuerda que no estás solo! ¡Desata todo tu poder!
A medida que la pelea continuaba, Sasuke comenzó a perder el control, y la oscuridad del sello lo envolvió. Sin embargo, en un acto de valentía, Sakura corrió hacia él y lo abrazó, lo que le permitió recuperar el control. Rimuru sonrió al ver cómo sus amigos se apoyaban mutuamente.
— ¡Eso es, Sakura! ¡Un verdadero equipo se levanta juntos! —exclamó Rimuru, mientras su energía mágica se iluminaba en su mano.
Finalmente, Sasuke logró vencer a Yoroi, y Rimuru se sintió aliviado, pero también emocionado por lo que vendría después. Sin embargo, el tiempo no se detuvo. Otros combates estaban por comenzar.
El Combate de Shino y Zaku
Mientras tanto, en el siguiente combate, Shino Aburame se enfrentaba a Zaku Abumi. Rimuru observó con interés mientras los insectos de Shino comenzaban a rodear a Zaku.
— ¡Los insectos son como un ejército! —bromeó Rimuru. — ¡Quizás deba considerar crear una colmena!
Minami se rió, pero se mantuvo seria, observando con atención. Sabía que Shino era un genio en su propio derecho, y no podía esperar ver cómo se desenvolvía.
A medida que Zaku comenzó a atacar, Rimuru sintió que la tensión aumentaba. Shino estaba en control, pero Zaku tenía un truco bajo la manga. En un momento de desesperación, Zaku intentó atacar con sus ondas decapitadoras, pero Rimuru estaba listo para intervenir.
— ¡Espera! —gritó Rimuru, levantando una mano. — ¡No es necesario! ¡Deja que se defienda!
Sin embargo, Shino anticipó el movimiento de Zaku y utilizó sus insectos para frustrar su ataque. Cuando Zaku se encontró en una situación desesperada, Rimuru sonrió al ver cómo se desmoronaba su adversario.
— ¡Eso es, Shino! ¡Ahora, a mostrarle quién manda! —gritó Rimuru, mientras Minami aplaudía con entusiasmo.
Cuando Shino ganó la pelea, Rimuru sintió una oleada de satisfacción. Sabía que el trabajo en equipo era esencial, y todos estaban aprendiendo a apoyarse mutuamente.
El Combate de Kankurō y Misumi
Finalmente, llegó el momento del combate entre Kankurō y Misumi Tsurugi. Rimuru se sentó en el borde de la arena, observando atentamente. Kankurō, con su marioneta, mostró su ingenio y habilidad.
— ¡Mira esa estrategia! —exclamó Rimuru, riendo. — ¡Es como jugar al ajedrez, pero con más explosiones!
Minami estaba al lado de Rimuru, observando con admiración. — Kankurō es impresionante. Me pregunto si yo podría hacer algo así con un poco de práctica.
Mientras Kankurō dominaba la pelea, Rimuru no pudo evitar pensar en sus propios sueños de convertirse en un gran Rey Demonio. Su mente divagó un momento, preguntándose si Minami también lo lograría.
— ¡Tal vez deberíamos formar un equipo! —dijo Rimuru, mirando a Minami. — ¡Rey Demonio y Rey Demonio! ¡Suena genial!
Minami sonrió, sintiendo que había encontrado un compañero de sueños. Juntos, podrían conquistar cualquier desafío, incluso si eso significaba enfrentarse a la oscuridad.
Finalizando la Ronda
Con cada combate que pasaba, Rimuru sentía la energía de sus amigos y su determinación. Sabía que la batalla no era solo un juego, y que cada uno de ellos tenía su propio camino hacia el poder.
— ¡La siguiente ronda será aún más emocionante! —gritó Rimuru, mientras todos se preparaban para los siguientes combates. — ¡Y no se olviden de divertirse en el camino!
Minami sonrió de nuevo, su corazón latiendo con fuerza. — ¡Sí! ¡Vamos a demostrarles lo que realmente podemos hacer!
A medida que la noche caía sobre la Torre, la oscuridad se acercaba, y con ella, nuevos desafíos y enemigos. Pero en el corazón de Rimuru, la luz de la amistad y la determinación brillaba más fuerte que nunca.
El aire estaba cargado de tensión en el estadio del examen de ninjas. La multitud rugía, pero Rimuru Tempest, que por extraño giro del destino había sido transportado a este mundo, se encontraba observando con una sonrisa traviesa en su rostro. Lucía como un niño adorable, con su pequeño cuerpo de slime y ojos brillantes que reflejaban curiosidad. Sin embargo, detrás de su apariencia juvenil, había una mente estratégica y un gran poder. Al lado de él, Minami, la hermana de Naruto y una kunoichi decidida, lo miraba con admiración y un leve sonrojo en las mejillas.
—¿Estás listo para ver a Sakura e Ino? —preguntó Minami, su voz llena de emoción.
—Por supuesto, ¡es el espectáculo del día! —respondió Rimuru con un guiño—. Aunque no puedo evitar preguntarme si deberían estar peleando en lugar de intercambiar insultos.
Minami soltó una risita, mientras Naruto, que había estado observando la batalla con un ceño fruncido, intervino:
—Ambas son fuertes, pero a veces son más fuertes cuando se unen. ¡Como un equipo! —dijo, recordando sus días de lucha.
Rimuru se rió y contestó:
—¡Exacto! Pero a veces, es más divertido ver cómo se dan de golpes. ¡Vamos, que comience la batalla!
El Encuentro de Sakura e Ino
Sakura Haruno e Ino Yamanaka se enfrentaron en el centro del campo. La energía entre ellas era palpable. Después de intercambiar insultos y una mirada desafiante, se lanzaron a la batalla. Rimuru, observando desde un costado, no pudo evitar hacer un comentario.
—¿No deberían estar disfrutando un poco más de esto? ¡Es una pelea de chicas, después de todo! —dijo, lo que provocó una ligera risa entre Minami y Naruto.
La batalla comenzó, y Rimuru se sorprendió al ver a Ino usar su Jutsu de Transferencia de Mentes. Por un momento, el campo quedó en silencio. Sakura, controlada por Ino, se preparaba para rendirse cuando, de repente, algo cambió. Naruto, gritando desde la multitud, logró despertar la Sakura interior, empujando a Ino fuera del cuerpo de Sakura. Ambas kunoichis se encontraban exhaustas, golpeándose entre sí.
—Vaya, eso fue un giro inesperado —dijo Rimuru, riendo mientras Minami se cubría la boca para ahogar sus risas.
Finalmente, ambas cayeron noqueadas, resultando en una eliminación doble. La multitud estalló en aplausos.
—¡Qué espectáculo! —exclamó Rimuru—. Aunque, no puedo evitar pensar que eso fue más un desastre que una batalla.
Tenten vs Temari
La siguiente pelea fue entre Tenten y Temari. Rimuru se inclinó hacia adelante, intrigado. Tenten lanzó su ataque inicial, pero Temari lo esquivó con gracia.
—¡Mira! —dijo Rimuru—. Tenten tiene un buen arsenal de armas, pero Temari tiene el viento a su favor. Esto se pone interesante.
Las técnicas se intercambiaron, y Rimuru pudo notar la determinación en los rostros de ambas luchadoras. Sin embargo, la habilidad de Temari para manipular el viento fue decisiva. Con un golpe rápido, Tenten fue derrotada.
—Eso fue rápido —comentó Rimuru, mientras Minami suspiraba.
—Siempre es así con Temari. Su poder es impresionante —respondió ella, claramente impresionada.
Shikamaru y Kin
La batalla entre Shikamaru y Kin Tsuchi comenzó y Rimuru se dio cuenta de que Shikamaru tenía una estrategia en mente. Después de algunos movimientos iniciales, Kin lanzó sus senbon, y Rimuru se cruzó de brazos, observando con atención.
—Esto va a ser un juego de ingenio —dijo Rimuru, riendo—. ¿Crees que Shikamaru podrá capturarla?
Minami asintió, pero su atención se centró en cómo Kin fue atrapada en la Técnica de Posesión de Sombra. Cuando se dio cuenta de que había sido engañada, Rimuru soltó una carcajada.
—¡Eso es! Un verdadero shinobi siempre debe ser consciente de su entorno. ¡Bien hecho, Shikamaru!
Shikamaru ganó la batalla, y la multitud lo vitoreó.
La Estrategia de Naruto
Finalmente, llegó el turno de Naruto contra Kiba. Rimuru se le acercó a Minami y le dijo:
—Este es el momento en que Naruto mostrará su verdadero potencial. Confío en él.
El combate fue feroz. Kiba y Akamaru trabajaron en perfecta sincronía, pero Naruto, con su ingenio y un poco de suerte, logró darle la vuelta a la situación. Cuando Kiba se distrajo, Naruto aprovechó la oportunidad y terminó la batalla con su Combo de Naruto Uzumaki.
—¡Increíble! —gritó Rimuru, dejando escapar una risa contagiosa—. ¡Eso fue épico, Naruto!
Minami aplaudió emocionada, mientras Naruto sonreía, lleno de orgullo.
Hinata vs Neji
El momento más tenso llegó cuando Hinata se enfrentó a Neji. La atmósfera cambió drásticamente. Rimuru sintió el peso de la situación.
—Esto es personal. Necesita apoyo —dijo Rimuru, mirando a Naruto—. ¡Vamos, Naruto! ¡Haz algo!
Naruto, sintiendo la presión, gritó palabras de aliento para Hinata. Ella, inspirada, comenzó a luchar con todo su corazón. Sin embargo, Neji, con su habilidad de Byakugan, parecía tener la ventaja.
Rimuru, sintiendo la tensión, se acercó a Minami:
—Si Hinata cae, esto podría ser devastador para ella. Necesitamos que se levante.
En un momento culminante, Neji lanzó un ataque, pero Hinata, con el apoyo de Naruto, encontró la fuerza para levantarse. Sin embargo, la batalla terminó trágicamente con Hinata desmayándose, y la ira de Naruto estallando.
—¡No! —gritó Rimuru, incapaz de contener su frustración—. ¡Esto no puede terminar así!
Reflexiones y Nuevos Caminos
Después de las batallas, Rimuru y Minami se encontraron a solas, reflexionando sobre lo que habían presenciado.
—A veces, las batallas no son solo sobre ganar o perder, sino sobre el crecimiento personal y la amistad —dijo Rimuru, su tono más serio que antes.
Minami asintió, sintiendo una conexión más profunda con Rimuru.
—Quiero ser fuerte, como ellos —dijo Minami, con determinación—. Quiero ser Rey Demonio y proteger a todos.
Rimuru sonrió, recordando sus propias aspiraciones y el deseo de ser un líder.
—Entonces, ¡vamos a trabajar juntos! ¡Seremos los mejores reyes demonios que este mundo haya visto! —exclamó, su voz llena de energía.
Y con eso, los dos amigos se prepararon para enfrentar su próximo desafío, juntos.
El sol se alzaba sobre la aldea de Konoha, iluminando las calles con un brillo dorado. En medio de ese bullicio, Rimuru, un niño de apariencia adorable con una mirada traviesa, se encontraba sentado en la azotea de un edificio, disfrutando de un tazón de ramen que había robado de Ichiraku. Su estómago rugía de satisfacción mientras observaba a la gente pasar. Minami, la hija del Cuarto Hokage, se unió a él con una sonrisa que apenas podía ocultar su admiración.
—Oye, Rimuru —dijo Minami, con un tono juguetón—, ¿qué harías si te encuentras con un enemigo poderoso?
Rimuru, que disfrutaba de hacer bromas, se giró hacia Minami y, con una sonrisa pícara, respondió:
—¡Les diría que se rindan antes de que les lance mi mejor técnica de ramen!
Minami soltó una risa, pero en el fondo, sabía que Rimuru era capaz de mucho más. Él había compartido con ella y Naruto sus experiencias pasadas, y aunque su apariencia era la de un niño, su sabiduría y poder eran innegables.
En ese momento, Naruto, con su característico cabello rubio desordenado, apareció de la nada, interrumpiendo la conversación.
—¡Rimuru! ¡Minami! —gritó, con los ojos brillantes de emoción—. ¿Están listos para el entrenamiento? ¡Quiero ser más fuerte que nunca! ¡Quiero ser un rey demonio!
Minami, con una chispa de determinación en sus ojos, asintió.
—Yo también. No quiero ser solo la hija del Hokage. Quiero demostrar que puedo ser la mejor.
Rimuru se rió, disfrutando de la energía de sus amigos. Aunque sus bromas y su actitud despreocupada eran su sello distintivo, sabía que dentro de él había un deber que cumplir.
—Está bien, pero primero, ¡más ramen! —exclamó Rimuru, mientras se levantaba de la azotea y comenzaba a caminar hacia Ichiraku, seguido por sus amigos.
Entrenamiento en el bosque
Después de un abundante almuerzo, el trío se dirigió al bosque para comenzar su entrenamiento. La atmósfera era eléctrica, llena de emoción y la promesa de desafíos por venir. Naruto estaba decidido a encontrar su propio camino, uno que lo llevara más allá de ser Hokage. Minami, por su parte, estaba decidida a demostrar su valía.
—Primero, quiero que todos practiquemos nuestras técnicas —dijo Naruto, tomando la iniciativa—. Yo estoy trabajando en el control del chakra. Ebisu dice que es fundamental.
Rimuru, que había escuchado esto, decidió intervenir con humor.
—¿Control del chakra? ¿Eso significa que no puedo comer ramen mientras entreno?
Minami se rió mientras Naruto fruncía el ceño, aunque no podía evitar sonreír.
—¡Concéntrate, Rimuru! Esto es serio.
Rimuru se puso serio de inmediato, sabiendo que sus amigos necesitaban de su apoyo.
—Está bien, está bien. Vamos a hacerlo. Pero prometan que después de esto, habrá más ramen.
Los tres comenzaron a entrenar, cada uno siguiendo su propio camino. Naruto se enfocó en su control del chakra, mientras Minami intentaba perfeccionar su taijutsu. Rimuru, por su parte, decidió ayudar a Minami con sus movimientos, usando su agilidad y velocidad para mostrarle cómo esquivar y atacar.
—¡Así! —gritó Rimuru, mientras realizaba un movimiento rápido y elegante—. ¡Recuerda, la clave es la fluidez!
Minami lo observaba con admiración, sintiéndose inspirada por su destreza. La idea de convertirse en un rey demonio era un sueño que ardía en su corazón, y Rimuru era su modelo a seguir.
La llegada de Gaara
En medio de su entrenamiento, una sombra oscura se cernió sobre el bosque. De repente, el aire se volvió tenso y pesado. Naruto, que ya había sentido esa presencia, se detuvo en seco.
—¿Qué es eso? —preguntó, mirando a su alrededor con los ojos entrecerrados.
Rimuru, que había estado bromeando hasta ese momento, se puso serio.
—Es él. Gaara.
Minami, que había oído historias sobre el joven ninja de arena, sintió un escalofrío recorrer su espalda.
—¿Qué vamos a hacer?
Rimuru sonrió, esa sonrisa traviesa que a menudo ocultaba su seriedad.
—Vamos a darle una lección. Pero primero... ¡más ramen!
Sin embargo, la situación se tornó tensa cuando Gaara apareció ante ellos, con su mirada fría y calculadora.
—¿Quiénes son ustedes? —dijo con una voz que resonaba como un eco en el vacío.
Naruto, desafiando la intimidante presencia de Gaara, dio un paso al frente.
—¡Soy Naruto Uzumaki! Y no te tengo miedo.
Rimuru se unió a él, con una chispa de humor en sus ojos.
—Y yo soy Rimuru, el rey del ramen. Pero hoy, también soy el rey de la batalla.
Minami, inspirada por el valor de sus amigos, se posicionó junto a ellos.
—¡No te dejaremos ganar!
La batalla comienza
Gaara sonrió de manera siniestra, su arena comenzando a moverse a su alrededor, formando un escudo protector.
—¿Creen que pueden detenerme?
Rimuru, sintiendo el cambio de energía en el aire, se preparó para actuar.
—¡Vamos, chicos! ¡No se detengan!
Naruto lanzó un Rasengan, mientras Minami utilizaba su taijutsu para intentar romper la defensa de Gaara. Rimuru, por su parte, usó su velocidad para flanquear a Gaara, intentando encontrar un punto débil en su defensa.
—¡Rápido, Minami! ¡Aprovecha su distracción! —gritó Rimuru.
Minami, tomando el consejo de Rimuru, ejecutó un ataque sorpresivo, intentando golpear la parte inferior del escudo de arena. Sin embargo, la defensa de Gaara era formidable, y la arena se movía de forma casi autónoma para protegerlo.
—No es suficiente —murmuró Minami, frustrada.
Rimuru vio la dificultad de su amiga y decidió intervenir. Con una sonrisa, dijo:
—Es hora de mostrarle a Gaara lo que realmente podemos hacer.
Utilizando su habilidad para manipular magia y su velocidad, Rimuru comenzó a lanzar una serie de ataques rápidos, cubriendo a Naruto y Minami mientras se reorganizaban. La arena de Gaara se movía rápidamente, pero Rimuru se movía aún más rápido.
—¡Ahora, Naruto! ¡Combina tu rasengan con mi magia!
Naruto asintió, entendiendo la estrategia. Combinando sus energías, ambos realizaron un ataque coordinado. La arena de Gaara comenzó a fallar ante la fuerza combinada del taijutsu y la magia de Rimuru.
—¡No se detengan! —gritó Rimuru, sintiendo la energía fluir a través de él.
Gaara, sintiéndose superado, reaccionó con furia. La batalla se intensificó, llenando el aire con energía y determinación.
Un nuevo comienzo
La lucha fue feroz, pero al final, la combinación de las habilidades de Rimuru, Naruto y Minami demostró ser demasiado para Gaara. Sin embargo, el niño de arena se retiró, dejando atrás una advertencia.
—Esto no ha terminado.
Rimuru, con una sonrisa traviesa, se volvió hacia sus amigos.
—¿Y ahora? ¿Más ramen?
Naruto y Minami estallaron en risas, sabiendo que habían dado un paso importante en su camino hacia el poder. La amistad y la determinación eran más fuertes que cualquier obstáculo que pudieran enfrentar.
—¡Definitivamente más ramen! —respondió Naruto, mientras los tres comenzaban a caminar de regreso a la aldea, listos para enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara.
Mientras se alejaban, Rimuru no pudo evitar pensar en la importancia de su viaje. No solo era un niño en un mundo lleno de desafíos; era un líder en formación, un amigo leal y, quizás, el rey demonio que siempre había soñado ser.
El aire fresco de la mañana en Konoha traía consigo una mezcla de emoción y ansiedad. Naruto, Minami y Rimuru se encontraban en un claro del bosque, un lugar que habían elegido como su campo de entrenamiento. Minami, con su cabello largo y ojos brillantes, miraba a Rimuru con una mezcla de admiración y nerviosismo. Había algo en él que la hacía sentir un cosquilleo en el estómago, algo que iba más allá de la admiración por sus habilidades.
—Oye, Rimuru, ¿tienes alguna técnica secreta que puedas enseñarnos? —preguntó Naruto, con su típica energía desbordante.
—Hmm, no sé, a veces me gusta mantener un poco de misterio —respondió Rimuru, sonriendo mientras se cruzaba de brazos—. Pero podría hacer una excepción si prometen no llorar cuando les muestre lo impresionante que soy.
Minami soltó una risita, mientras Naruto hacía una mueca de desaprobación.
—¡No me subestimes! —gritó Naruto, aunque había una chispa de diversión en sus ojos—. ¡Estoy decidido a ser más fuerte y a ser Rey Demonio como tú!
Rimuru se echó a reír, y su risa resonó en el claro. Era un sonido contagioso que hacía que todos a su alrededor se sintieran más ligeros. Ciel, su compañero y espíritu, apareció a su lado en forma de una pequeña nube.
—Bien, bien, ¿qué tal si empezamos con algo básico? —sugirió Ciel, siempre con una sonrisa burlona—. ¿Qué tal un pequeño combate?
—¡Eso suena genial! —exclamó Naruto mientras se colocaba en posición de combate.
Minami se preparó también, aunque su mirada a menudo se deslizaba hacia Rimuru. Era evidente que tenía sentimientos más profundos por él, pero lo mantenía en secreto, al menos por ahora.
La batalla comenzó. Naruto lanzó un kunai, que Rimuru desvió con una sonrisa.
—¿Eso es todo lo que tienes? ¡Vamos, Naruto! —bromeó Rimuru, su tono ligero ocultando un enfoque serio. Sabía que debía actuar como un niño, pero en el fondo, era un ser muy poderoso.
Minami aprovechó la distracción de Rimuru y lanzó un jutsu elemental, creando una ráfaga de viento. Rimuru, sorprendido, se vio obligado a evadirla con un salto elegante.
—¡Eh! ¡Eso fue impresionante, Minami! —dijo Rimuru, haciendo un gesto de aprobación.
—¡Gracias! —respondió ella, sonrojándose—. Estoy trabajando duro para ser más fuerte.
Naruto, viendo la chispa en los ojos de Minami, sintió una punzada de celos. Aun así, su espíritu competitivo lo llevó a seguir atacando. Sin embargo, Rimuru era más astuto y ágil. Con un movimiento rápido, desarmó a Naruto, haciéndolo caer al suelo.
—¡Ups! —exclamó Rimuru, riendo mientras extendía una mano hacia él—. ¿Quieres que te ayude, o prefieres intentarlo de nuevo?
—¡No te burles de mí! —protestó Naruto, mientras se levantaba y sacudía la tierra de su ropa—. ¡Voy a hacerlo mejor esta vez!
Mientras tanto, Ciel observaba con interés. La dinámica entre los tres era fascinante, y podía ver que había algo especial en la conexión entre Rimuru y Minami. Sin embargo, también notó la determinación en Naruto, quien estaba decidido a evolucionar y no quedarse atrás.
—Parece que tenemos algunos nuevos retos en el horizonte, ¿no es así? —comentó Ciel, mientras el entrenamiento continuaba.
Rimuru asintió, su rostro más serio por un momento. Sabía que, aunque jugar y bromear era parte de su naturaleza, había fuerzas en el mundo que estaban al acecho, y necesitaban prepararse.
—Naruto, ¿recuerdas lo que hablamos de tu chakra? —dijo Rimuru, cambiando de tema. Su tono se volvió más serio—. Debes aprender a controlarlo, especialmente el chakra del Zorro de Nueve Colas.
Naruto se enderezó, dispuesto a escuchar. La mención del chakra del zorro siempre lo motivaba.
—Sí, lo tengo bajo control... más o menos —confesó Naruto, rascándose la cabeza—. Pero, ¿cómo lo hago?
—Comienza por concentrarte en tus emociones, en lo que realmente te motiva. Usa ese deseo de ser más fuerte, de proteger a tus amigos. Es ahí donde encontrarás la clave —explicó Rimuru, recordando su propio viaje.
Mientras los tres continuaban entrenando, Naruto se esforzaba por canalizar su chakra. Minami se unió a él, intentando ayudarlo. A pesar de su propia ambición de ser Rey Demonio, estaba dispuesta a apoyarlo.
—¡Vamos, Naruto! —gritó Minami, animándolo—. ¡No te rindas! ¡Puedes hacerlo!
Con un último grito de determinación, Naruto cerró los ojos, sintiendo cómo su chakra comenzaba a fluir. A su alrededor, el aire se volvió denso y vibrante, como si algo poderoso estuviera a punto de despertar. Rimuru y Minami observaron con asombro.
—¡Eso es! ¡Sigue así! —exclamó Rimuru, sintiendo la energía de Naruto elevarse.
Pero entonces, una sombra se deslizó entre los árboles. Un grupo de ninjas encapuchados apareció de repente, interrumpiendo el entrenamiento. La atmósfera se tornó tensa.
—¿Quiénes son ustedes? —demandó Rimuru, su tono ahora serio y autoritario.
Los ninjas se rieron, un sonido frío que resonó en el aire.
—No es su asunto, pequeño demonio —respondió el líder, mientras las hojas crujían bajo sus pies.
La situación cambió instantáneamente. Rimuru, consciente de que debía actuar con seriedad a pesar de su juventud, se puso en guardia. Minami y Naruto se colocaron a su lado, listos para enfrentar cualquier amenaza.
—No tenemos tiempo para jugar. ¡Saldremos de esta de una manera u otra! —declaró Rimuru, mostrando una sonrisa que desafiaba a sus oponentes.
Naruto, sintiendo la energía de Rimuru, se preparó. Sabía que si querían salir de esto, tendrían que trabajar juntos. Minami asintió, un fuego de determinación brillando en sus ojos.
—¡Vamos a demostrarles de qué estamos hechos! —gritó Minami, mientras todos se preparaban para la batalla.
Y así, el claro del bosque se convirtió en un campo de batalla. Con cada movimiento, Rimuru utilizaba su agilidad, mientras Naruto y Minami combinaban sus jutsus. Las risas y las bromas del entrenamiento se desvanecieron, dejando solo el eco de la determinación en sus corazones, mientras luchaban por proteger lo que más valoraban.
La batalla había comenzado, y aunque el camino por delante estaba lleno de desafíos, estaban listos para enfrentarlos juntos.
El sol se alzaba sobre la aldea de Konoha, proyectando un brillo cálido que reflejaba la fuerza y la esperanza de sus habitantes. En medio de esta atmósfera vibrante, Rimuru, un niño pequeño con una sonrisa encantadora, se encontraba en el centro del pueblo, rodeado de amigos y aliados. Su apariencia juvenil le otorgaba una ventaja inesperada; a menudo podía salirse con la suya simplemente utilizando su ternura. Pero hoy, aunque su rostro mostraba una expresión juguetona, sabía que debía ser serio. Había batallas por delante.
"¡Oye, Naruto! ¡Minami!" Rimuru gritó, llamándolos mientras saltaba de alegría. "¿Están listos para la gran aventura de hoy?"
Naruto, con su cabello alborotado y su energía característica, se acercó corriendo. "¡Por supuesto! Pero, Rimuru, no quiero ser Hokage. Quiero ser un Rey Demonio como tú." Su voz sonaba decidida, y una chispa de ambición brillaba en sus ojos. "Voy a evolucionar y ser aún más fuerte."
Minami, la hermana de Naruto, se unió a la conversación. "¡Yo también! No solo quiero ser la mejor kunoichi, sino que también quiero ser la Reina Demonio." Su mirada se posó en Rimuru, y una ligera sonroja iluminó sus mejillas. "Y, por cierto, Rimuru, me gustaría… me gustaría que me enseñaras cómo hacerlo."
Rimuru se rió internamente. "¿Yo, enseñarte? Bueno, siempre y cuando prometas no hacerme un almuerzo raro como el que hiciste el otro día." Hizo una mueca graciosa, recordando la mezcla de ingredientes que Minami había tratado de servirle. "Aun así, creo que podría ayudarte con un par de trucos."
Ciel, la inteligencia artificial que Rimuru había incorporado a su ser, se unió a la conversación. "¿Enseñar a ser Rey Demonio? ¿Eso incluye la parte de ser un diablo travieso, Rimuru? Porque ya sabes que te encanta hacer bromas."
"¡Exactamente!" Rimuru asintió, riendo. "No hay mejor manera de conquistar el mundo que con una buena broma."
Mientras tanto, el ambiente se tornaba tenso en las cercanías del hospital. Sakura e Ino, después de su conversación sobre las flores, se dirigieron al lugar donde sus amigos se estaban entrenando. Sus rostros reflejaban preocupación por Sasuke, que había desaparecido de su habitación.
"¿Por qué siempre tenemos que estar preocupándonos por ellos?" Ino se quejó, cruzando los brazos. "Aunque, tengo que admitir que me gustaría ver a Sasuke de nuevo."
"Yo solo espero que esté a salvo," respondió Sakura, frunciendo el ceño. "Orochimaru está tras él, y no sabemos qué trama."
En ese momento, Kakashi, el famoso ninja de la aldea, llegó a la cima de un acantilado, jadeando. "No puedo creer que todavía esté en forma," murmuró, mientras su mente divagaba entre los peligros que acechaban la aldea.
"¡Kakashi-sensei!" gritó Naruto, interrumpiendo su concentración. "¡Ven a unirte a nosotros! Estamos hablando sobre cómo ser más fuertes y cómo Rimuru puede enseñarnos!"
Kakashi, con una sonrisa traviesa, respondió: "¿Rimuru? ¿El niño que se hace pasar por un Rey Demonio? ¿Y tú, Naruto, quieres dejar de ser Hokage?"
"¡Exactamente!" Naruto proclamó, con una determinación inquebrantable. "Quiero ser más fuerte que nunca. Y Rimuru es el camino."
Rimuru, a un lado, no pudo evitar soltar una risa. "Parece que todos están buscando un cambio en sus vidas. ¿Qué les parece si nos unimos y enfrentamos a Orochimaru juntos?"
Los ojos de Minami brillaron de emoción. "¡Sí! ¡Podemos demostrar que somos más fuertes juntos!"
Con un plan en marcha, el grupo se dispuso a reunir fuerzas y prepararse para el inevitable enfrentamiento. Sin embargo, su alegría se vio interrumpida por la llegada de Chōji, que se acercaba con un plato de costillas en la mano.
"¿Qué pasa, chicos? ¿Están hablando de pelear?" preguntó Chōji, mientras masticaba un trozo de carne. "Porque estoy listo para enfrentar a cualquier enemigo, siempre que haya comida de por medio."
Rimuru soltó una risa. "Solo asegúrate de no comer demasiado antes de la batalla, Chōji. No queremos que la comida se interponga en nuestro camino."
Mientras tanto, Sakura e Ino, escuchando la conversación, decidieron unirse al grupo. "Nosotros también queremos ayudar. Si Sasuke está en peligro, debemos asegurarnos de que esté a salvo," afirmó Sakura, con resolución.
"Y yo traeré las flores," añadió Ino. "Porque, después de todo, un ninja necesita flores para dar fuerza a su espíritu."
El grupo, ahora unido por un objetivo común, se preparó para su misión. Con Rimuru como su líder, la risa y la camaradería llenaron el aire. Aunque el camino por delante sería peligroso, sabían que juntos podían superar cualquier obstáculo.
Mientras se adentraban en el bosque, Rimuru giró hacia sus amigos y dijo: "Recuerden, aunque se trate de una batalla, siempre hay espacio para una buena broma. ¡Así que mantengan el espíritu alto!"
Los ojos de Minami brillaron con admiración, mientras Naruto sonreía con fuerza. Con la determinación de convertirse en Rey Demonio y las esperanzas de un futuro brillante, el grupo se lanzó hacia la aventura que cambiaría sus vidas para siempre.
La cascada chispeante resonaba con el eco del agua al caer, y el sol brillaba intensamente sobre el paisaje, creando un ambiente vibrante y lleno de energía. Rimuru, con su apariencia infantil y adorable, observaba a Naruto desde la distancia, quien intentaba invocar a una rana con una mezcla de determinación y desesperación. "¿Una rana? ¡Vamos Naruto! ¡Invoca algo más impresionante! Como un dragón o un... ¡un rey sapo!", bromeó Rimuru, riéndose mientras se imaginaba la escena.
Minami, que se encontraba a su lado, frunció el ceño, pero no pudo evitar sonreír al ver a Naruto en su situación. "Quizás deberías darle un poco de tu chakra, Rimuru. A lo mejor eso le ayuda a ser más... ¿digno?", sugirió, haciéndole un guiño a Rimuru. A pesar de que estaba más interesada en demostrar su valía como futura reina demonio, no podía ignorar la conexión que había empezado a formar con el pequeño slime.
"¡Oye! ¡Eso no es justo! ¡No puedo darle mi chakra así como así!", respondió Rimuru, cruzando los brazos de manera exagerada. "Además, ¿quién querría ser una rana? ¡Yo quiero ser un rey demonio, no un sapo!"
Naruto, aún intentando invocar a Gamabunta, escuchó la conversación y gritó desde la orilla, "¡Rimuru! ¡Ayúdame! ¡Si no puedo invocar algo grande, nunca seré un rey demonio!", sus ojos estaban llenos de determinación.
"¿No es un poco contradictorio eso de querer ser rey demonio y fallar en invocar a un rey sapo?", replicó Rimuru, disfrutando del momento. Pero, al notar la seriedad en el rostro de Naruto, se dio cuenta de que la situación era más importante de lo que parecía. "Está bien, Naruto. Vamos a intentarlo juntos", dijo, poniendo una mano en el hombro de su amigo.
Mientras tanto, Jiraiya, oculto detrás de unos arbustos, no podía contener su risa al ver la escena. "Estos chicos tienen mucho potencial, pero también son un espectáculo. ¡Si tan solo supieran cuán lejos pueden llegar!", pensó, recordando sus propios días de entrenamiento.
De repente, la expresión de Naruto cambió. Con un grito de desesperación, se lanzó hacia el borde del acantilado, intentando aferrarse a la roca resbaladiza. "¡Rimuru! ¡No puedo caer así!" gritó, mientras el viento aullaba a su alrededor.
"¡No te preocupes, Naruto! ¡Te tengo!" exclamó Rimuru, utilizando su habilidad de Transformación para convertirse en una esfera gelatinosa que se lanzó hacia Naruto justo a tiempo, amortiguando su caída. "¡Nunca dejes de intentar, amigo!", le dijo mientras lo sostenía con firmeza.
El pequeño slime decidió que era momento de mostrar un poco de seriedad. "Si realmente deseas invocar a Gamabunta, tendrás que arriesgarte. Y yo estaré aquí para ayudarte", le aseguró, mientras el chakra comenzaba a fluir entre ellos.
Con la ayuda de Rimuru, Naruto concentró su chakra, y una mezcla de rojo y azul comenzó a brillar a su alrededor. "¡Vamos! ¡A la cuenta de tres!" Rimuru gritó, y Naruto, impulsado por la energía de su amigo, gritó al unísono: "¡Jutsu de Invocación!"
Un poderoso estallido de energía se liberó, y, para sorpresa de todos, Gamabunta apareció en un torbellino de agua y vapor, aterrizando con un retumbar que resonó por todo el valle. "¿Quién me llamó?", rugió el rey sapo, mirando a su alrededor con desdén.
"¡Yo, Naruto Uzumaki! ¡He venido a demostrar que soy digno de ser un rey demonio!", exclamó Naruto, su voz llena de confianza.
Gamabunta lo miró con escepticismo, "¿Tú? Eres solo un niño. No tienes el poder para ser un verdadero rey demonio", dijo el sapo, cruzando los brazos mientras miraba a Jiraiya, que había aparecido en escena, con una sonrisa de satisfacción.
Rimuru, sin perder la oportunidad de intervenir, se acercó a Gamabunta con una sonrisa traviesa. "¿Y tú qué sabes sobre ser un rey demonio? ¡Mira a Naruto! Tiene más determinación que muchos adultos que conozco", dijo, tratando de provocar al sapo.
"¿Determinación? Eso no es suficiente. Necesita poder", respondió Gamabunta, mirando a Naruto con una mezcla de desafío y respeto.
"¡Entonces voy a demostrarte que puedo ser un rey demonio, aunque me cueste la vida!" gritó Naruto, y, con una súbita explosión de chakra, comenzó a rodearse de clones de sombra, cada uno con la misma determinación brillando en sus ojos.
Rimuru sonrió y, sin pensarlo dos veces, se unió a Naruto, transformándose en un clon idéntico. "¡Vamos, Naruto! ¡Hagamos esto juntos!" gritó, mientras los dos se lanzaban hacia adelante, cada uno llenándose de energía.
La batalla estaba en marcha, y mientras Naruto y Rimuru luchaban con todo su ser, Minami observaba desde un lado, sintiendo una mezcla de admiración y celos. "Yo también puedo hacerlo", murmuró para sí misma, decidida a demostrar que podía ser tan fuerte como ellos.
Mientras la cascada resonaba con el sonido de sus gritos de batalla, Jiraiya observaba con un aire de orgullo. "Estos chicos realmente tienen algo especial. Quizás el futuro no está tan oscuro después de todo", pensó, recordando cómo había sido su propia vida en esos momentos de lucha.
Gamabunta, aunque escéptico, comenzó a ver el potencial que había en Naruto. "Está bien, chico. Te daré una oportunidad. Demuéstrame que puedes ser más que un simple ninja", dijo, mientras se unía a la batalla.
La energía en el aire se tornó palpable, y cada uno de ellos, con sus sueños y aspiraciones en juego, luchaba con todo su ser, mostrando que incluso en los momentos de duda, la verdadera fuerza se encuentra en la amistad y la determinación.
Finalmente, con un grito de batalla que resonó por toda la cascada, Naruto y Rimuru se lanzaron hacia adelante, fusionando sus energías en un poderoso ataque que iluminó el cielo. "¡Por el futuro! ¡Por nuestros sueños!", gritaron al unísono, mientras la luz los envolvía.
La batalla no solo era una prueba de poder, sino una celebración de amistad, y cada uno de ellos estaba decidido a demostrar que, juntos, podían superar cualquier obstáculo. Y así, bajo la luz del sol, los sueños de ser reyes demonios comenzaron a tomar forma, mientras el eco de sus risas resonaba en la cascada, marcando el inicio de una nueva era.
Un aire tenso se respiraba en la habitación de Kankuro y Temari. La puerta se abrió y Kankuro encontró a Baki de pie, su expresión era un claro indicativo de la gravedad de la situación.
—¡Kankuro! ¡Temari! ¡Gaara ha desaparecido! —exclamó Baki, su voz temblando de furia y preocupación.
Kankuro se lanzó hacia la ventana, buscando con la mirada alguna señal de su hermano. La habitación estaba en silencio, una clara señal de que la noticia había dejado a ambos en shock. Temari, con los ojos abiertos de par en par, no podía creer lo que escuchaba.
—¿Desaparecido? ¿Cómo es posible? —preguntó Kankuro, intentando asimilar la noticia.
Al mismo tiempo, en el hospital de Konoha, Naruto se despertaba de un profundo sueño tras tres días de descanso. La habitación estaba en calma, excepto por el sonido de Shikamaru moviendo las piezas del tablero de shogi.
—¡Hey, Naruto! ¡Por fin despiertas! —dijo Shikamaru, sonriendo al ver que su amigo abría los ojos.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Naruto, aún con la voz adormilada.
—Te quedaste dormido durante tres días. ¡Tienes que guardar fuerzas! —replicó Shikamaru, aunque pronto se dio cuenta de que Naruto no lo escuchaba porque ya estaba ideando una broma para Chōji.
Mientras tanto, en la tienda de flores, Sakura buscaba unas flores para visitar a Lee, quien se estaba recuperando. Ino, al ver que Sakura estaba sola, se acercó.
—Oye, ¿no has visto a Sasuke? —preguntó Ino.
Sakura negó con la cabeza, sintiendo un nudo en el estómago. Era evidente que todos estaban inquietos por la situación con Gaara, quien, por lo que había escuchado, estaba al borde de una crisis.
En el hospital, el aire se tornó tenso cuando Gaara, con manos temblorosas, parecía luchar contra sus propios demonios internos. Sin embargo, el caos pronto estallaría cuando decidió atacar al joven Lee, quien aún se recuperaba de sus heridas.
—¡No! ¡Gaara, detente! —gritó Sakura al darse cuenta de lo que estaba por suceder.
Pero era demasiado tarde. Las arenas de Gaara comenzaron a moverse, preparándose para un ataque mortal. En ese instante, Naruto, sintiendo la inminente tragedia, apareció de la nada y golpeó a Gaara con toda su fuerza.
—¿Qué demonios haces aquí? —preguntó Naruto, claramente molesto.
—Vengo a acabar con esto —respondió Gaara, con una frialdad escalofriante en su voz.
Shikamaru, aún sorprendido, no pudo evitar gritarle a Gaara, cuestionando su presencia. La tensión en el ambiente era palpable, y Naruto sabía que debía actuar con seriedad.
—No puedes hacer esto, Gaara. No puedes dejar que el monstruo dentro de ti controle tus acciones. —dijo Naruto, tratando de razonar con él.
Justo en ese momento, Gaara comenzó a hablar sobre su infancia, revelando su dolor y la soledad que había sentido. Sus palabras resonaron en la mente de Naruto, quien también había enfrentado su propia lucha interna.
Mientras la escena se desarrollaba, Rimuru, que había estado observando desde la distancia, no pudo evitar hacer una broma para aliviar la tensión.
—¿Alguien ha considerado que quizás Gaara solo necesita un buen amigo? —dijo Rimuru, sonriendo con picardía.
Minami, que había estado cerca, lanzó una mirada seria a Rimuru, aunque no pudo evitar sonreír levemente ante su comentario.
—No es momento para bromas, Rimuru. —dijo Minami, pero su tono era más juguetón de lo que pretendía.
Rimuru aprovechó su apariencia juvenil, sabiendo que su encanto podía ayudar a calmar la situación. Con su característico humor, se acercó a Gaara, intentando romper la barrera de tensión.
—Oye, Gaara, ¿qué tal si en lugar de pelear, nos unimos a una competencia de posturas de combate? ¡El que pierda tiene que comprar ramen para todos! —sugirió Rimuru, con una sonrisa amplia.
A pesar de la gravedad del momento, el comentario logró hacer que algunos de los presentes soltaran una risa involuntaria. Pero Gaara, aún atrapado en su tormento interno, no cedía. Su mirada se centró en Naruto, como si viera en él al verdadero enemigo.
—¡Yo no necesito amigos! —gritó Gaara, dejando que su arena comenzara a levantarse de nuevo.
—¡Eso es exactamente lo que necesitas! —replicó Naruto, decidido a no dejarse intimidar. —¡Un amigo en quien apoyarte! ¡No tienes que estar solo!
La tensión en el aire se sentía cada vez más densa. Rimuru, viendo que la situación se tornaba peligrosa, decidió intervenir de nuevo, esta vez con un enfoque más serio.
—Gaara, tu poder no tiene que ser una carga. Puedes elegir cómo usarlo. —dijo Rimuru, con una firmeza inesperada.
Minami, sintiendo una conexión especial con Rimuru, se unió a él.
—¡Sí! Podrías ser más que un simple monstruo. ¡Podrías ser un rey demonio! —afirmó Minami, tratando de hacerle ver a Gaara que había un camino diferente.
Los ojos de Gaara se abrieron de par en par por un momento, y la arena que lo rodeaba se detuvo. Por un instante, parecía que las palabras de Naruto y Rimuru habían encontrado un eco en su corazón.
Sin embargo, la batalla no había terminado. Naruto, sintiendo que el tiempo se agotaba, se preparó para lo que vendría.
—¡Estoy aquí para demostrar que no importa el destino, tú puedes forjar tu propio camino! —exclamó Naruto, concentrando su chakra.
La arena de Gaara comenzó a moverse de nuevo, pero esta vez, Naruto estaba listo para enfrentarlo. La determinación brillaba en sus ojos, y sabía que no podía fallar.
En ese momento crítico, Rimuru y Minami se pusieron a su lado, preparados para luchar no solo por ellos, sino también por Gaara.
—¡Juntos, podemos superar cualquier obstáculo! —gritó Minami, mientras todos se preparaban para la batalla que se avecinaba.
Y así, en medio de la tensión y la incertidumbre, el grupo se preparó para enfrentar no solo a Gaara, sino también a los propios demonios internos que cada uno de ellos debía enfrentar. Un nuevo capítulo de lucha y redención estaba a punto de comenzar.
El estadio del torneo estaba repleto de espectadores, el aire vibraba con la emoción de la multitud que esperaba ansiosa cada combate. Entre los gritos y aplausos, Rimuru, con su encantadora apariencia infantil, se sentaba cómodamente en una de las gradas, disfrutando del espectáculo. Aunque su rostro reflejaba una expresión de alegría, en el fondo sabía que la verdadera batalla no era solo la que se libraba en la arena, sino también la que se libraba en el corazón de sus amigos.
"¡Vamos, Naruto! ¡Eres el mejor!" gritó Rimuru, agitando sus manos con entusiasmo. Minami, su amiga y también aspirante a convertirse en rey demonio, se unió a él en los vítores, aunque su mirada se centraba más en Rimuru que en el propio Naruto.
"¡Naruto! ¡Naruto!" resonaba el coro de la multitud mientras Genma, el árbitro, levantaba su mano para anunciar al ganador del primer combate. "El vencedor es Naruto Uzumaki."
"¡Lo logramos!" exclamó Rimuru, riendo mientras daba un pequeño salto en su asiento. Su risa era contagiosa, y Minami no pudo evitar sonreír al verlo.
"Debo admitir que ha mejorado bastante," comentó Minami, su mirada fija en Naruto, mientras su corazón latía con fuerza. "Quizás algún día yo también pueda ser tan fuerte."
"Claro que sí, Minami. ¡Tú puedes lograrlo!" Rimuru le guiñó un ojo, aprovechando su ternura para motivarla. "Y cuando seas la reina demonio, yo seré tu rey, ¿qué te parece?" bromeó, haciendo que Minami se sonrojara.
"¡No seas ridículo, Rimuru!" replicó ella, aunque su risa traicionó su seriedad. "No te olvides de que yo seré la que derrote a todos en este torneo."
Mientras tanto, Neji, que había sido derrotado, era llevado a la sala de tratamiento. La escena cambió a las habitaciones donde se encontraba el joven Hyuga. Sus ojos se llenaron de lágrimas al leer el pergamino que le había entregado su padre, Hiashi. Rimuru, que había estado observando desde la distancia, sintió la tristeza del chico.
"Pobre Neji," murmuró Rimuru, sintiendo un impulso de consolarlo. "A veces, la verdad puede ser más dolorosa que cualquier batalla."
Minami asintió, comprensiva. "Todos tenemos nuestras luchas. Pero también hay esperanza, como dijo Naruto. Tal vez Neji encuentre su camino."
"Exactamente. Hasta en los momentos más oscuros, siempre hay una luz," respondió Rimuru, recordando su propio pasado y las batallas que había enfrentado. "Quizás deberíamos hablar con él después de la pelea."
La atención del público volvió a centrarse en la arena, donde Shikamaru se preparaba para su combate contra Temari. Rimuru se inclinó hacia adelante, emocionado. "¡Este será interesante! Shikamaru siempre tiene un plan bajo la manga."
"Sí, pero no subestimes a Temari," advirtió Minami. "Ella es muy astuta."
La pelea comenzó, y Rimuru observó con fascinación cómo Shikamaru intentaba aplicar su estrategia. Sin embargo, para sorpresa de todos, decidió rendirse al final del combate. La multitud abucheó, y Rimuru frunció el ceño.