Chereads / Desideriis: "El Último Sacrificio" / Chapter 19 - Capitulo 19: El Castillo Parte 4

Chapter 19 - Capitulo 19: El Castillo Parte 4

Dextera Dei, aún agitado por la confrontación con Satanás, se detiene por un momento, sintiendo que el aire a su alrededor se vuelve pesado y difícil de respirar. Con un gesto rápido, se quita el casco, intentando tomar un poco de aire, aunque su alma parece tan sofocada como su cuerpo. Respira profundamente, pero ese alivio es breve. El peso de las palabras de Satanás sigue oprimiendo su mente. Sabe que Atlok, siempre ansioso por comentar o burlarse, está a punto de decir algo. Pero no le da tiempo.Antes de que la voz maliciosa de Atlok pueda manifestarse, Dextera Dei se coloca el casco de nuevo, con un movimiento brusco y decidido, cubriendo su rostro lleno de furia contenida. Da un paso adelante y, con una voz que resuena como un trueno en la oscuridad gótica del castillo, le dice a Atlok, firme y con autoridad:"Ni una palabra de lo sucedido."Su tono es más que una simple orden; es una advertencia llena de ira latente. Dex aprieta la mandíbula, sus dientes rechinando con frustración mientras la rabia lo consume. No es solo el cansancio o las visiones que ha soportado; es todo lo que ha acumulado durante este viaje infernal.Y entonces, entre dientes, con una furia que apenas logra contener, le lanza a Atlok una pregunta impregnada de resentimiento:"¿De qué me sirve tu maldita ayuda?"La pregunta, aunque directa, refleja algo más profundo: una mezcla de desilusión y amargura. Ha llevado a Atlok como una carga y una herramienta, pero en este momento, después de enfrentar a Satanás, los límites de su paciencia han sido superados. Dex se siente traicionado, no por las ilusiones, sino por la constante sensación de que, a pesar de todo su poder, sigue estando solo en su batalla, rodeado de enemigos... y de aliados que apenas lo son.Atlok, por primera vez en mucho tiempo, parece quedarse en silencio. La burla y el desprecio en su tono habitual se apagan, aunque sea por un breve momento. Quizás siente la ira legítima de Dex, o tal vez percibe que ahora no es el momento para sus juegos. Sin embargo, un ligero murmullo se escapa de él, con un tono que parece mezclarse entre la burla y una inesperada seriedad:"Mi ayuda... es lo que te queda. Y cuando el poder que cargas te supere, tal vez entonces comprendas... para qué sirvo realmente."Dextera Dei no responde. Solo sigue caminando, su furia no disminuye, pero su determinación se fortalece. Ajusta su casco mientras el eco de sus pasos retumba por el castillo.Tras una larga y exhaustiva investigación en los cuartos del tercer piso, Dextera Dei se detiene, su mano a centímetros de la manija de la ultima puerta. El eco de los cánticos al otro lado de la habitación resuena como un murmullo oscuro y ceremonial, llenando el aire con una sensación densa de maldad. El sudor frío corre por su espalda, no por el miedo, sino por la intensidad de la situación, el peso de todo lo que ha presenciado hasta ahora en este castillo lleno de horrores.Atlok, con su tono perverso, lo interrumpe justo antes de que Dextera Dei golpee la puerta. La voz de Atlok, siempre aguda y sarcástica, suena diferente esta vez. Hay algo más en sus palabras, una pregunta que penetra más allá de la burla habitual."¿Te has preguntado por qué estoy anclado a ti?"Dextera Dei se queda inmóvil, sus dedos aún suspendidos sobre la manija. Por un breve momento, siente que el tiempo mismo se congela. Los cánticos continúan, como un telón de fondo macabro, pero sus pensamientos están atrapados en las palabras de Atlok.La pregunta parece sencilla, pero encierra un enigma que lo ha acompañado desde que Atlok fue parte de él. Dex, siempre enfocado en su misión, su venganza, su propósito, nunca se había detenido realmente a cuestionar la naturaleza de esta simbiosis. Atlok, un ser burlón y malicioso, siempre lo había tratado como si su conexión fuera inevitable, predestinada... pero ahora, con la pregunta abierta en el aire, Dex se da cuenta de que tal vez hay más de lo que ha comprendido hasta ahora.Sin embargo, en lugar de responder, Dextera Dei cierra los ojos por un segundo, respirando profundamente. Atlok siempre ha sido una molestia, un peso sobre su hombro que se arrastra como una sombra maldita. Pero ahora, tras todo lo que ha pasado, su paciencia está agotada."¿Qué estás insinuando, Atlok?", responde Dex, su voz tensa y llena de frustración contenida.El cráneo en su hombro emite una risa baja, oscura, como un susurro venenoso."No es una insinuación. Es una revelación. Quizás debas saber por qué tú... de entre todos los que existen, fuiste el elegido. Quizás entender eso... te haga ver que tu destino no es tan simple como crees."Dextera Dei aprieta los dientes, la irritación burbujeando en su interior. No tiene tiempo para juegos mentales, especialmente en este lugar lleno de demonios y pesadillas. Pero algo en las palabras de Atlok lo detiene, lo obliga a pensar, aunque no quiere."Si tienes algo que decir, dilo ahora. O cállate," dice Dextera Dei, con voz grave, mientras baja lentamente la mano de la puerta.El silencio que sigue parece interminable, mientras Atlok parece estar disfrutando del momento. Finalmente, su voz serpentea en la mente de Dex:"Estoy anclado a ti porque somos dos mitades de un todo. No lo sabías, pero desde el principio... cuando decidiste seguir este camino de venganza, sellaste tu destino conmigo. Tu cruzada, tu propósito... es mío también. Pero no soy solo una herramienta que puedes desechar, Dextera Dei. Soy la parte que te completará o te destruirá... dependiendo de cómo juegues este juego."Dextera Dei siente una mezcla de confusión y rabia. La sensación de que algo más grande se está gestando en su propio ser lo inquieta, pero no deja que su duda se muestre. Mira la puerta frente a él, aún oyendo los cánticos, y decide que, sea lo que sea, lo enfrentará como siempre lo ha hecho."Entonces, si eres parte de mí, Atlok, espero que estés listo. Porque no dejaré que nadie, ni siquiera tú, dicte mi destino."Con esas palabras, Dextera Dei, con renovada determinación, patea la puerta con fuerza, irrumpiendo en la última habitación del tercer piso. Está listo para lo que sea que lo espere, ya sea la verdad detrás de Atlok o los horrores aún más oscuros al otro lado. Mientras atraviesa el umbral, los cánticos se apagan, y un profundo silencio lo envuelve.