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Tras las Puertas del Monolito

🇲🇽teoscuroporeldia
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Synopsis
Un misterioso salvador aparece en el momento más oscuro, rescatando a un grupo de niños de un cruel destino. Los lleva a una mansión imponente y aparentemente segura, perdida en un lugar donde nadie debería vivir. Sin embargo, esta tranquilidad es solo la calma antes de la tormenta. Pronto, un oscuro monolito se manifiesta en el horizonte, trayendo consigo horrores que no pertenecen a este mundo: arañas gigantes, hordas de goblins y orcos colosales. Para sobrevivir, los personajes deben adentrarse en un laberinto de desafíos, donde cada batalla no solo pone a prueba su fuerza, sino que transforma sus cuerpos y almas de formas que jamás imaginaron. Mientras los misterios del monolito y del hombre que los rescató se entrelazan, preguntas inquietantes emergen: ¿es este lugar un refugio, una trampa o un campo de pruebas? En un mundo de magia, caos y secretos, solo una cosa es segura: cada paso hacia adelante revela tanto esperanza como condena. Cuando las sombras lo consumen todo, ¿quién decidirá qué es justo?
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Chapter 1 - El carruaje

Un carruaje avanzaba sobre un camino de tierra, rodeado de árboles, los rayos de luz se colaban entre las ramas y se escuchaba el canto de las aves. Un caballo tiraba de la carreta la cual estaba cubierta con un gran trozo de tela de color neutro, también, 10 hombres de mediana edad custodiaban la carreta, con ropa de cuero y placas de metal, espadas en sus cinturas, cada hombre miraba alrededor, alertas. Las ramas de los arbustos comenzaron a moverse bruscamente, el sonido de los animales se detuvo, aquellos hombres que cuidaban la carreta se detuvieron y tomaron el mango de sus espadas. Dentro de la carreta apenas entraba la luz, una niña de entre 5 o 6 años, cabello negro, largo revuelto, ojos color mora, su ropa era un simple saco viejo, arrugado y con varios agujeros que dejaban ver la piel de la niña. Ella miraba de un lado a otro, frente a ella estaban otras tres niñas de casi la misma edad, a su lado se encontraba un niño, todos tenían raspaduras, moretones y alguna cicatriz que apenas se podían ver entre las roturas de sus ropajes. A la izquierda de la niña se encontraban dos mujeres de unos 26 o 27 años, sus ropas eran un poco mas finas, el pecho estaba prácticamente descubierto y solo les cubría un poco por debajo de la cintura, la mas cercana a la niña tenía el cabello rojizo y tenía varios mechones arrancados, también tenía leves quemaduras, rasguños y moretones. La otra mujer, de cabello rubio, tenia un poco menos heridas, pero ambas tenían la mirada perdida, lagrimas secas en los ojos y ojeras. "¡Prepárense!" se escuchó fuera del carruaje. De repente un fuerte estruendo, como de metal chocando, al instante el exterior se volvió muy animado, solo se escuchaban gritos y el golpeteo de metal. Todos en la carreta estaban alterados, las dos mujeres seguían sin reaccionar, una de las niñas, de cabello azul pálido que les llegaba a los hombros, ojos del mismo color, se notaba claramente asustada pero aun así abrazaba y reconfortaba a las otras dos niñas, el niño, de cabello corto color gris oscuro, se acercó a la puerta de barrotes y levantó un poco la tela que cubría el carruaje. La niña se apresuró a observar lo que pasaba. Los 10 hombres que los protegían estaban peleando con otros que habían salido del bosque, eran 23 hombres contra 10. El combate terminó bastante rápido con una victoria aplastante a favor de los que salieron del bosque. "¡eso fue fácil!". Exclamó uno de ellos. "busquen la llave" – ordenó otro Al instante todos revisaron cada cuerpo. "¡la encontré!"-gritó el más alejado de ellos Los 23 hombres se acercaron con entusiasmo al carruaje. la niña se fue de nuevo a la esquina en la que había estado.La niña temblaba de miedo, tenía los ojos llorosos y se sentía mareada '¡por favor… alguien… ayuda!' dijo para sus adentros mientras cerraba con fuerza los ojos. "¡ALTO!" -dijo una vos desde el bosque Los hombres hablaron entre sí, desconcertados. "¡quien eres!"-dijo el hombre con la llave. El bosque se mantuvo en silencio, aquellos hombres ignoraron la voz y levantaron la tela que cubría el carruaje, la luz entró con fuerza, cegando a todos los que estaban dentro, la niña abrió lentamente los ojos para acostumbrarse. De pronto, unos arbustos se movieron, de ellos salió un hombre alto, cabello negro, ojos verde eléctrico, su mirada denotaba molestia, sus ropas eran muy extrañas: un saco negro, camisa blanca y un pantalón de vestir negro, sin una sola mota de polvo, él se acercó a los hombres, con las manos en los bolsillos. "así que me desobedecen… y encima les gusta robar…"-dijo él, desinteresado "¡¿y tu… quién eres?!" preguntó el líder, aun con llave en mano. "pregunta incorrecta, ahora díganme… ¿Qué harán con las personas del carruaje?" respondió aquel, con molestia. "sigue tu camino… si sabes lo que te conviene"-respondió de vuelta el líder "NO… váyanse en paz y en silencio, si no quieren morir…"-respondió él, ahora más molesto. Los 23 hombres se carcajearon del extraño. "como quieras… ¡mátenlo…!"-dijo aquel líder, mientras se daba la vuelta Todos los niños del carruaje miraban con miedo al hombre, la niña lo observaba con lágrimas recorriéndole los ojos y una mirada que gritaba por ayuda. El extraño la miró a los ojos y le dio una gentil sonrisa. El hombre cerro los ojos y bajo la mirada, se quedo un segundo así, después saco su mano derecha del bolsillo, abrió los ojos, miro al líder y dijo: "les advertí…" Los ojos del hombre se habían teñido de un brillante rojo, su mirada era de claro odio, los bandidos sacaron sus espadas, pero dudaron un poco al ver lo imponente que se veía. Uno de ellos, se abalanzó contra el hombre, alzó su espada y la dejó caer con toda su fuerza, un fuerte estruendo se escuchó y trozos de metal cayeron al suelo. El atacante se reía. "¿Qué te pareció eso?"-dijo el bandido, sarcásticamente Al instante se sorprendió al ver al hombre ileso, miró a su espada notando que estaba rota, se apresuró a sacar su daga y cargó contra el hombre, aquel extraño lo tomo del cuello y lo levantó del suelo con mucha facilidad, el bandido, soltó su daga y pataleo intentando soltarse, el extraño lo acercó a su rostro. "eres una escoria… increíble que elegiste este camino…"-dijo el hombre, despectivamente De pronto, el cuello del bandido crujió, dejando de moverse, el hombre lanzó su cuerpo como un saco de papas y miró a los otros 22 bandidos."quien sigue…"-retó el hombre Los 21 rodearon al hombre y lanzaron ataque tras ataque, sin problemas él esquivó cada espada. "ya me cansaron…"-dijo aquel, con aburrimiento en su mirada Con un chasquido todos se quedaron como estatuas, y, tras unos segundos de silencio. "¡q-qué hacen…ataquen!"- gritó el líder. Al instante todos explotaron y formaron una nube carmesí que manchó todo el suelo, cuando la nube se disipó, apareció nuevamente el hombre, sin una sola mancha. Esta vez el líder de los bandidos se aterró, miró estupefacto al hombre frente a él, dio unos pasos hacia atrás. "n-no… por favor…" En un parpadeo el extraño apareció frente al bandido, con una sonrisa burlona de oreja a oreja, lo tomó de la cabeza, lo levanto y le explotó la cabeza dejando caer el cuerpo al suelo. Con un rápido movimiento miró al interior del carruaje, los niños tenían los ojos cerrados, él se acercó lentamente, abrió la puerta de barrotes y subió, las dos mujeres miraron al hombre, su mirada era sombría, sin vida, pero esbozaban una sonrisa forzada, levantaron sus brazos hacia él, el hombre las miro con una compasión infinita, sus ojos habían vuelto a ser verdes. Aquel se agachó, con sus manos acarició suavemente las cabezas de ambas. "tranquilas… no tendrán porque hacer eso nunca más…"-dijo él. Con esas palabras ambas se detuvieron en seco, sus ojos se enrojecieron, sus labios comenzaron a temblar levemente y soltaron un grito desgarrador, él las abrazó con fuerza y amor, poco a poco se calmaron, él las soltó y dijo: "¿Cómo se llaman?" "N-Nailah…"-respondió la mujer de cabello rojizo. "yo… Nahir"-dijo la de cabello rubio. "ustedes han sido muy fuertes… permítanme hacer que sus malos recuerdos desaparezcan… nunca pasaron y nunca pasarán…" Ambas se miraron entre sí y segundos después asintieron con la cabeza, el hombre sonrió con genuina felicidad y les limpió las lágrimas, poco a poco comenzaron a sentir sueño. Al caer dormidas, su cuerpo comenzó a hacerse mas joven, las heridas y cicatrices desaparecieron. El hombre miró a los niños, que aún estaban en shock, tocó suavemente sus cabezas y al instante cayeron en un profundo sueño. Finalmente miró a la niña, se acercó lentamente, ella intentó alejarse lo más posible, su respiración se aceleró, al verlo tan cerca, se aterró y se soltó a llorar, también cerro los ojos y apartó la vista. De pronto sintió una mano cálida sobre su cabeza, abrió los ojos notando que el hombre le mostraba una sonrisa amable. "tranquila…"-dijo él "todo está bien…" -continuó aquel hombrePoco a poco, la niña se calmó y sintió sueño.

Las aves cantaban, el aire soplaba y los arboles se movían, el sol se encontraba al frente hace 2 horas que había amanecido. La niña se despertó con el sonar de cortos golpes en su puerta, instintivamente se levantó, al abrirse era Nahir. "buenos días, el señor Jean, me pidió que te diera un baño y te diera ropa más bonita… ven…" dijo Nahir. "¿E-el señor…Jean?" -preguntó la niña, inclinando la cabeza con curiosidad. "el hombre que nos salvó del carruaje… ah, ¿cómo te llamas?"-dijo Nahir "A-Agartha…"-respondió la niña, mientras se tallaba los ojos, con sueño. "Que lindo nombre" -expresó Nahir Tras la conversación Nahir llevó a Agartha de la mano hasta el baño, ahí le dio una ducha y trajo un vestido blanco, corto y de apariencia simple, ropa interior infantil, zapatos negros y un cepillo para peinarla. "el señor Jean dijo que esto te quedaría bien…" -explicó Nahir Nahir vistió a Agartha, después la llevó por los pasillos de la gran casa. Eran largos, paredes blancas con muchas puertas cerradas, llena de ventanas que miraban al exterior y una alfombra roja que cubría cada parte del suelo. Dieron vuelta en una de las esquinas y llegaron a unas puertas dobles, al entrar, se encontraba Jean sentado frente a otras puertas dobles, había una gran mesa de madera oscura, colocada de forma horizontal a la entrada, justo al otro lado, un gran vitral que dejaba pasar toda la luz e iluminada perfectamente el comedor, a la derecha de Jean había un asiento libre, en la siguiente silla estaba la niña de cabello azul pálido que Agartha conocía como Andrea, a su lado estaba el niño de cabello gris, él se llamaba Raphael. Del lado izquierdo de Jean estaba sentada Nailah, con una clara sonrisa, después estaba una niña más pequeña, su cabello llegaba a las rodillas, color sangría, ojos grandes y brillantes de color mora, se llamaba Sophia, por último, estaba Mara, cabello un poco largo, color verde enebro, ojos tristes y de un vibrante color verde claro. Nahir sentó a Agartha al lado de Mara, que la miró con un poco de miedo, por último, Nahir caminó hasta el espacio libre a la derecha de Jean. "antes de nada, ¿qué quieren hacer? -preguntó Jean Todos se miraron confundidos. "¿A qué se refiere señor Jean? -preguntó Nailah "no me malinterpreten, estaría mas que bien si quieren quedarse aquí, pero no los obligaré. Hay un pueblo cercas, si lo deciden, puedo llevarlos ahí y tendrán que sostenerse por ustedes mismos, si se quedan… pues, como dije antes no tendría ningún problema…" -explico Jean, tranquilamente Todos se miraron entre sí, en silencio. Después, Nahir se levantó y con una fuerte convicción dijo: "todos queremos quedarnos. si usted lo permite…" Jean sonrió y dijo: "por supuesto que pueden quedarse…" Al escucharlo, todos se miraron con gran felicidad y celebraron. "bien, ya que arreglamos esa parte… "-interrumpió Jean Él levantó la mano hacia las puertas de detrás, al instante, una gran fuerza las abrió dejando salir una marea de deliciosos olores.

Una vez todos terminaron su comida, Jean dijo: "salgan a jugar, si me necesitan estaré en mi oficina…" Todos los paltos levitaron y volvieron a la cocina. Los niños salieron emocionados, Nahir detrás de ellos. Nailah miró a Jean con incertidumbre. "¿Por qué nos ayudó?, señor Jean…" -soltó ella "¿necesito una razón?" -respondió Jean "nadie nos había ayudado antes, a mí me vendieron mis padres, Nahir perdió a los suyos cuando atacaron su aldea y los demás eran huérfanos, además, nos borró los recuerdos a Nahir y a mi…"-dijo Nailah. Jean soltó un suspiro y dijo: "tengo mis razones, si quieres tus recuerdos de vuelta solo pídelos, pero créeme que son terribles, incluso para mi…" "N-no… le agradezco de verdad, los borró por completo, como si nunca hubiesen pasado y me devolvió a una edad antes de que pasara cualquier cosa, pero… no sé… me siento… rara… al saber que existen quiero saber que me pasó, pero algo mas me dice que es mejor no saberlo…"-dijo Nailah, mirando al suelo. "Nailah, comprendo como te sientes, pero te aseguro que poco a poco desaparecerá, esto es solo por la sensación de vació en tu mente…"- explico Jean, mirándola a los ojos. Nailah soltó un largo suspiro. "¿quiere que lo ayude en su oficina?" -dijo Nailah con una alegría renovada. "¿Qué te parece si te enseño a leer y escribir?"-dijo él. "ah, ¿de verdad?"-respondió Nailah claramente emocionada. "vamos"-finalizó Jean. Nailah lo siguió con mucha alegría, al entrar a la oficina se encontró con un gran sofá color vino, en frente estaba una pequeña mesa y al otro lado una gran chimenea apagada, al fondo se encontraba un gran escritorio de madera negra, un gran asiento de piel color negro, encima del escritorio se encontraban unas pequeñas pilas de papeles. "siéntate…"-dijo Jean, mientras caminaba a su escritorio. Él tomó unas cuantas hojas de uno de los cajones del escritorio, también tomó un pequeño frasco de tinta, una pluma y un libro con cobertura de piel, Jean caminó de vuelta a Nailah con los objetos, él se sentó a su lado dejó las cosas en la mesa, abrió el libro y comenzó a explicarle, ella no notó como los papeles del escritorio comenzaron a flotar y moverse de un lado a otro, desapareciendo y apareciendo otros papeles. Así se mantuvieron hasta la tarde. "¿Quieres tomar un descanso? -pregunto Jean "s-sí, tengo un poco de hambre…" -respondió Nailah estirando las brazos. Jean soltó una pequeña risa y dijo, al tiempo que los papeles de su escritorio dejaban de moverse: "bien, bajemos, seguramente los demás también tengan hambre…" Con forme pasaban los días, Jean tomaba una semana para cada uno de los niños. Así estuvo durante cerca de 3 meses, pero cada 7 días desaparecía desde la mañana y hasta un par de horas antes del anochecer, por lo que Nailah y los demás se las arreglaban para mantener limpia la casa, preparar sus comidas, Nailah y Nahir se aseguraban de que todos estudiaran en la gran biblioteca que les mostró Jean cuando recién llegaron. Durante uno de esos días, todos se encontraban en el jardín, descansando. Raphael perseguía a Andrea, Sophia y Mara estaban hablando, sentadas en una de las ramas de un árbol cercano, Agartha atrapaba insectos y Nailah y Nahir estaban sentadas a la sombra en un banco, hablando mientras vigilaban a los demás. Andrea corrió con Nailah, se escondió detrás de ella y dijo: "¡Nailah dile que pare!"-mientras apuntaba a Raphael. Él tenia en su mano una rana de un verde claro. Raphael le acerco la rana a Andrea por lo que ella soltó un grito y se volvió a esconder, esta vez detrás de Nahir. "pero mírala, la rana te quiere mucho"-dijo Raphael acercando más la rana. La rana saltó hacia Andrea, cayendo a unos centímetros de ella, Andrea volvió a gritar, asustada. De pronto un choque metálico resonó por el bosque, Nailah y Nahir se miraron, sin decir palabras, Nahir se levantó y se adentró en el bosque, Nailah llamó a los demás para que estuvieran cerca de ella, esperaron en silencio cerca de 3 minutos, tras lo cual Nahir apareció de entre los arbustos y gritó: "¡Corran, a la casa… ahora!"-con notable cansancio en su voz. Al instante todos corrieron a la casa, cerrando las puertas tras de sí. Desde el bosque comenzó a escucharse como se movían bruscamente los arbustos, mientras Nailah y Nahir se llevaban a los niños al segundo piso, Agartha se escapó, observando desde una de las ventanas.