Chereads / The Crimson Oni Mask / Chapter 18 - Capítulo 17: La Academia Artística

Chapter 18 - Capítulo 17: La Academia Artística

La luz del amanecer se filtraba por las ventanas de la posada, anunciando el inicio de un nuevo día en Lyrenis. El suave murmullo de la ciudad comenzaba a cobrar vida, pero para Scarlett y para mí, el día ya había comenzado hace rato.

Nos encontramos en un pequeño claro cercano a las afueras de la ciudad, un lugar tranquilo donde podíamos entrenar sin preocuparnos por las miradas curiosas o accidentes innecesarios. 

El sonido de nuestras respiraciones acompañadas llenaba el ambiente mientras nos enfocábamos en el flujo de maná, esa energía vital que, a pesar de ser intangible, podía transformarse en un huracán si no se manejaba con cuidado.

("Scarlett"): —A ver, Juske, concentrado. Esta vez libera tu flujo de maná lentamente, pero sin dejar que se disperse demasiado. Siente cómo fluye dentro de ti, como la última vez.

Asentí con la cabeza, cerrando los ojos para concentrarme. Había pasado tres días desde aquella noche en la que escuché esas voces misteriosas. 

Aunque los detalles de la conversación eran vagos en mi memoria, algunas frases todavía resonaban en mi mente: "Reyes demonios", "Reina demonio", "inframundos diferentes". 

Había algo inquietante en esas palabras, pero por más que tratara de recordar, la niebla del sueño me impedía atar cabos.

("Juske"): — ("Concéntrate, Juske. No dejes que los recuerdos te distraigan. Ahora no hay tiempo para pensar en eso.")

Respire profundo, enfocándome en el flujo de maná dentro de mí. Era un proceso que, hasta hace pocos días, parecía imposible.

 Cada vez que intentaba liberar mi maná, creaba vendavales que terminaban por desestabilizarme y dejarme exhausto. Pero con el tiempo, y bajo la estricta guía de Scarlett, comencé a entender cómo canalizarlo.

Abrí los ojos lentamente mientras sentía el flujo de energía rodeándome. Una ligera brisa se levantó a mi alrededor, pero esta vez no era caótica. Era un flujo constante, suave, como una danza entre mi energía y el entorno.

("Scarlett"): —Bien hecho, Juske. Ya casi lo tienes. Ahora mantén esa estabilidad. No dejes que se rompa.

("Juske"): — Entendido.

Mantener la estabilidad del flujo requeriría una concentración inmensa. Podía sentir El mana fluyendo por mi cuerpo, conectándose con el entorno, pero sabía que un solo error podría romper esa concentración estable.

("Scarlett"): — Ahora, vamos a intentarlo una vez más. Esta vez, quiero que cierres el flujo lentamente, como si apagaras una vela.

("Juske"): — De acuerdo.

Tomé una última bocanada de aire y comenzó a retraer el flujo de maná, cuidando que no se dispersara.

 La brisa se detuvo gradualmente hasta que el entorno volvió a su estado normal. Abrí los ojos y me encontré con una expresión de aprobación en el rostro de Scarlett.

("Scarlett"): — Muy bien lo lograste, Juske. Ha mejorado muchísimo en estos días.

— Antes no podías liberar tu flujo sin causar un pequeño desastre, pero ahora ya puedes controlarlo.

("Juske"): — Gracias, Scarlett. Aunque todavía siento que me falta mucho.

Scarlett cruzó los brazos, evaluándome con una mirada seria.

("Scarlett"): — Es cierto, aún queda mucho por hacer. Pero listo para la siguiente fase del entrenamiento: la proyección del flujo de maná.

Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar esas palabras. Había oído hablar de esta etapa, y no era nada fácil.

 La proyección del flujo consistía en liberar el maná hacia el exterior, dándole forma y propósito sin perder el control.

 Era como Disparar una flecha invisible, asegurándote de que llegara exactamente al punto que deseabas.

("Juske"): — Estoy listo.

("Scarlett"): —Eso quiero ver. Pero antes, tómate un momento para descansar. La proyección de flujo requiere que estés en tu mejor estado mental.

Asentí, sentándome en el suelo mientras Scarlett se alejaba para preparar el siguiente ejercicio. Mientras descansaba, mi mente volvió a esas voces de hace tres noches.

("Juske"): — ("¿Y si le preguntó a Scarlett acerca de lo de hace 3 días?")

Por más que intentara recordar, solo seguiría fragmentos inconexos. Quizás no tenía importancia, o quizás lo descubriría más adelante. Lo único que sabía con certeza era que este entrenamiento era mi prioridad en este momento.

("Juske"): — ("No puedo distraerme. Si quiero avanzar, necesito dominar esta técnica.")

Respire profundo, dejando que la calma llene mi mente.

Scarlett regresó después de unos minutos con una expresión de determinación. Colocó ambas manos en sus caderas mientras me observaba con esa mirada de "prepárate, esto se pondrá interesante".

Scarlett regresó con una mirada seria y decidida.

("Scarlett"): — Juske, ahora vamos a avanzar a lo esencial de la segunda fase: la proyección del flujo de mano en forma de disparo.

("Juske"): — ¿Vamos a disparar Maná?

("Scarlett"): —Exactamente. Es lo más básico y esencial en esta etapa. No se trata solo de liberar tu maná y moverlo a tu alrededor; ahora debes concentrarlo y proyectarlo hacia un objetivo específico.

Me observaré detenidamente mientras tomaba posición, señalando con su dedo índice una roca mediana que estaba a unos metros de distancia.

("Scarlett"): — Mira y aprende.

Vi cómo su maná se acumulaba con rapidez y fluidez, formando un brillo en manto transparente en su dedo. Con un movimiento sutil, un rayo de energía salió disparado, impactando la roca con precisión y dejando una marca clara en su superficie.

("Juske"): — ¡Eso fue impresionante!

("Scarlett"): — Esto es lo básico. Lo importante no es solo la fuerza del disparo, sino también su estabilidad y precisión. Sin control, este movimiento será completamente inútil en combate o en cualquier otra situación.

Scarlett giró hacia mí, cruzándose de brazos.

("Scarlett"): — Ahora te toca intentarlo.

Me acerqué al área de práctica sintiendo cómo la ansiedad se acumulaba en mi pecho.

("Juske"): — Bueno, ¿algún consejo antes de empezar?

("Scarlett"): —Claro. Primero, cierra los ojos y concéntrate en acumular tu maná en un punto específico. 

— Imagina que estás formando una esfera pequeña en tu palma. Luego, dirige esa energía hacia tu objetivo y déjala salir. No uses demasiada energía al principio, solo lo suficiente para que puedas manejarlo.

("Juske"): — ¡Muy bien! Seguiré tu consejo.

Seguí sus instrucciones, cerrando los ojos y enfocándome en mi interior. Sentí el flujo de maná moviéndose dentro de mí, como si intentara abrirse paso hacia el exterior.

("Juske"): — ("Concéntrate, estabiliza, proyecta.")

Abrí los ojos, levantó mi mano y apunté hacia una pequeña roca que Scarlett había señalado como objetivo. Sentí el maná acumulándose en mi palma, un ligero cosquilleo que me indicaba que estaba listo. Con cuidado, liberé la energía hacia adelante.

Un destello tenue salió de mi mano, dirigiéndose hacia la roca... pero antes de llegar al objetivo, el disparo se desvaneció en el aire, como si hubiera perdido toda su fuerza.

("Juske"): — ¡Lo logré!

Justo cuando pensé que lo había logrado a la primera, mis esperanzas se fueron al brebaje al ver como mi disparo se desvaneció antes de llegar al objetivo. Fui muy ingenuo al pensar que lo lograría a la primera.

("Juske"): — ¿Qué?

Scarlett sospechó y caminó hacia mí.

("Scarlett"): — Estás liberando muy poca energía. Si no concentras lo suficiente, el disparo no tendrá la fuerza necesaria para llegar al objetivo. Tienes que encontrar el equilibrio entre control y potencia.

("Juske"): — Lo siento, pensé que lo estaba haciendo bien...

("Scarlett"): — No te disculpes. Esto es parte del proceso. Es normal que al principio no logres. Ahora, inténtalo de nuevo, pero esta vez, concentra más mano antes de disparar.

Asentí, cerrando los ojos nuevamente. Esta vez, traté de acumular más energía, sintiendo cómo el maná crecía en mi interior. Era como sostener una pequeña llama que no quería dejar escapar.

("Juske"): — ("Vamos, esta vez lo lograré.")

Abrí los ojos, apunté hacia la roca y proyecté mi maná. Esta vez, el disparo fue un poco más fuerte, pero aún se desvaneció antes de impactar.

("Scarlett"): — Mejoraste un poco. Intenta una vez más. Recuerde, el maná debe ser estable, pero también debe tener la fuerza necesaria para mantenerse durante el viaje.

Con su guía constante, seguí practicando una y otra vez. Cada intento me acercaba un poco más al resultado que buscaba, aunque el progreso era lento. 

Scarlett, siempre paciente, corregía mis errores y me animaba a seguir.

("Scarlett"): — ¡Vamos, otra vez!

("Juske"): — ¡SIIII!

Seguí y seguí intentando mientras, cada disparo qué salía de mi palma se desvanecía pero no me rendía a un. 

 Aunque durante el tiempo empezaba a atardecer y mi sudor caía al piso.

Después de varios intentos, finalmente logró que un disparo débil alcanzara la roca, aunque no dejó ninguna marca en ella.

("Juske"): — ¡Lo hice! Bueno...casi.

Dije con mucha alegría entre jadeos y goteos de sudor cayendo de mi cuerpo.

("Scarlett"): — Felicidades por tu gran Esfuerzo juske. Eso es un buen comienzo. 

Aunque estaba agotado, sentía que había avanzado un poco más. Sabía que aún quedaba mucho por mejorar, pero estaba decidido a seguir adelante.

("Juske"): — ("Un paso a la vez. Si sigo practicando, lo dominaré.")

Scarlett muy levemente, ante mi gran esfuerzo. Aunque ese proceso era poco, para mi era la gran cosa, es la primera vez que hago algo sin depender de la máscara. 

Enserió se siente muy satisfactorio haber hecho algo por ti mismo y ver rendir frutos con tus propios esfuerzos.

("Scarlett"): — Vamos, es suficiente por hoy. Si sigues esforzándote de esta forma, pronto alcanzarás un buen nivel.

Me dijo Scarlett con gravedad y con una mirada directa. Asentí con la cabeza y tome mis cosas siguiéndole el paso a Scarlett quien se retiraba.

Caminamos de regreso hacia el área de descanso, y aunque estaba cansada, no podía evitar sentirme emocionado por lo que vendría después.

La tarde se desvanecía en tonos cálidos cuando Scarlett y yo regresamos a la posada. El entrenamiento había sido agotador, pero satisfactorio.

 Aún me faltaba mucho por aprender, pero no podía negar que estaba progresando. Scarlett, como siempre, mantenía su actitud tranquila y serena.

Nos alojamos en la sala común de la posada. Había un ambiente relajado y acogedor, con el suave aroma del té que el dueño preparaba para sus huéspedes.

("Scarlett"): — Mañana seguiremos con más entrenamiento.

("Juske"): — Lo sé... aunque no prometo que no me duelan todos los músculos mañana.

Ella soltó una leve risa antes de servirse una taza de té.

Pasaron un par de horas antes de que la puerta principal de la posada se abriera de golpe.

 Mika entró, luciendo radiante y emocionada, seguida de Farid y Ryu, el pequeño dragón que siempre la acompañaba.

("Mika"): — ¡Estoy de vuelta!

Scarlett levantó la mirada de su taza, arqueando una ceja.

("Scarlett"): — ¿Cómo te fue en la misión?

("Mika"): — ¡Genial! ¡Subí de rango! ¡Ahora soy rango E!

No pude evitar sentir una mezcla de admiración y envidia.

("Juske"): — ¡¡Subiste de Rango tan rápido!?

 Mientras yo seguía estancado en rango F, Mika avanzaba rápidamente. No era sorpresa; siempre había sido talentosa y determinada en todo lo que hacía.

("Juske"): — Felicidades, Mika. Te lo mereces por tu esfuerzo.

("Mika"): — ¡Gracias! Aunque aún queda mucho por hacer. ¿Cómo les fue a ustedes?

Le conté sobre mi entrenamiento con Scarlett y los pequeños progresos que había logrado. Mika escuchaba con atención, asintiendo de vez en cuando.

("Farid"): — Yo también tengo noticias.

Nos giramos hacia él, curiosos.

("Farid"): — He estado ahorrando para pagar mi matrícula en la Gran Academia de Magos Artistas. Aún falta mucho, pero estoy avanzando poco a poco.

("Mika"): — ¡Eso es genial, Farid! Haré todo lo que pueda para seguir ayudándote. 

Farid sonriendo tímidamente, agradecido por el apoyo de Mika.

("Farid"): — Hablando de eso... ¿qué les parece si damos otro paseo por la ciudad?

La propuesta fue recibida con entusiasmo, y poco después nos encontramos caminando por las calles iluminadas por las lámparas de aceite. 

La ciudad estaba llena de vida, con vendedores ofreciendo sus productos y niños corriendo por las calles empedradas.

Finalmente, encontramos un pequeño restaurante que parecía acogedor y decidimos entrar. Nos sentamos alrededor de una mesa, disfrutando de una comida sencilla pero deliciosa.

Mientras comíamos, la conversación tomó un giro inesperado.

("Farid"): — Por cierto, ¿alguna vez han pensado en lo que quieren hacer en el futuro?

Mika fue la primera en responder, su rostro iluminado por la emoción.

("Mika"): — ¡Quiero ser una gran aventurera! Quiero viajar por el mundo, descubrir cosas nuevas y estudiar lo desconocido. Hay tanto por explorar... ¡es emocionante solo pensarlo!

("Mika"): — Quiero entender todo lo que abarca en este mundo, su historia, su existencia... Eso siempre me dejará en duda y para eso quiero volverme una gran aventurera para resolver estos misterios. 

Scarlett, como siempre, fue directa y concisa.

("Scarlett"): — Quiero ser la espadachina más poderosa del mundo. No hay más que decir.

"Es un sueño muy intenso"... Respondimos Farid y yo con una gota de impresión en nuestra cara.

Farid tomó un sorbo de su bebida antes de responder.

("Farid"): — Yo quiero ser un gran mago artístico. Quiero perfeccionar mis habilidades y ser reconocido en todo el país. No será fácil, pero estoy dispuesto a trabajar duro para lograrlo.

— Y así también podré ayudar a mi familia... Bueno estoy hablando mucho jajaja. 

Farid iba a decir algo. Pero en el último momento este reemplazo la última palabra con una risa repentina.

Todos se giraron hacia mí, esperando mi respuesta. Pero no la tenía.

("Mika"): — ¿Y tú, Juske? ¿Qué quieres hacer en el futuro?

("Juske"): — ("¿Qué quiero hacer...?")

Miré mi plato, evitando sus miradas. La verdad era que no tenía idea. Desde que había llegado a este lugar, mi vida había sido un torbellino de eventos inesperados. No había tenido tiempo de pensar en el futuro, y mucho menos en mis sueños o metas.

("Juske"):—Bueno. Yo la verdad aún no lo sé. 

La respuesta dejó un silencio incómodo en la mesa. Mika y Farid intercambiaron miradas, pero no dijeron nada. Scarlett, por otro lado, me observó con una expresión neutral. 

("Farid"): — ¿No hablas en serio Juske? Algo tienes que tener planeado para tu futuro aunque sea algo diminuto. 

("Farid"): — No quiero presionarte, pero todos siempre queremos llegar y alcanzar algo en el futuro. No importa lo que sea.

La respuesta de Farid fue un poco intensa y tímida, pero para ser sincero, nunca lo pensó así. 

Después de que vaya a Flamoria y derrote al líder de los Oni y termine con toda la guerra de una vez. ¿Qué haré después? 

("Juske"): — Pues la verdad. En mi caso no tengo nada aún. 

("Scarlett"): — Está bien no saberlo. El futuro no se ve claro. Pero eventualmente encontrarás tu camino a menudo que lo recorras siempre verás como el camino se aclara y toma forma ante tus metas.

("Mika"): — Scarlett tiene razón. El futuro es incierto hasta que lo vives, por eso se llama futuro. 

Asentí, agradecido por sus palabras. Quizás tenían razón. Tal vez, con el tiempo, encontraría algo que me apasionara, algo por lo que valiera la pena luchar.

La conversación continuó, aunque el tema cambió a algo más ligero. A pesar de todo, no pude evitar sentirme un poco fuera de lugar, como si todos avanzaran mientras yo seguía atrapado en el mismo punto.

Después de la cena, regresamos a la posada, donde nos despedimos y nos retiramos a nuestras habitaciones. Mientras me recostaba en la cama, mis pensamientos seguían girando en torno a la pregunta que Farid había hecho.

("Juske"): — ("¿Qué quiero hacer con mi vida?")

Cerré los ojos, intentando apartar esos pensamientos. Tal vez, la respuesta llegaría cuando menos lo esperara.

Una semana después. 

La luz de la mañana se filtraba entre las hojas de los árboles, bañando el campo de entrenamiento con un resplandor cálido y revitalizante. Scarlett y yo habíamos comenzado temprano, como de costumbre. 

Este día era especial: después de tantos días de práctica, finalmente sentí que estaba alcanzando un punto de dominio sobre la proyección de mi flujo de maná.

("Scarlett"): — Muy bien, Juske, ya conoces la rutina. Concéntrate en acumular maná en tu núcleo, estabilizalo y luego dirige la energía hacia el objetivo.

Frente a mí, una roca del tamaño de una pequeña mesa estaba preparada como mi blanco. Respire profundamente, cerrando los ojos por un momento. Visualicé mi maná fluyendo como un río tranquilo dentro de mí, reuniéndose en un punto y tomando forma.

Abrí los ojos, extendiendo mi brazo. El maná se condensa en una esfera brillante frente a mi palma. Era estable, firme, y sentía cómo la energía vibraba con intensidad contenida.

("Juske"): —Ahora...

Dispare el maná. La esfera luminosa salió disparada, cruzando la distancia en un instante. Cuando impactó contra la roca, esta se pulverizó al instante, dejando una nube de polvo y pequeños fragmentos dispersos en el suelo.

Scarlett, quien había estado observando con los brazos cruzados, bajó lentamente las manos, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y aprobación.

("Scarlett"): — Increíble.

Me giré hacia ella, respirando agitadamente, pero con una sonrisa de satisfacción.

("Juske"): — ¿Eso fue... suficiente?

("Scarlett"): —Más que suficiente. No solo logras estabilizar el maná, sino que tu proyección tiene una potencia impresionante. Diría que tienes un talento natural para esto.

("Juske"): — ("Talento no creo, Eso fue gracias a mi esfuerzo y dedicación").

Sentí un calor de orgullo en el pecho ante sus palabras. Scarlett no solía alabar a la ligera.

("Scarlett"): — Y lo más impresionante de todo es que llevas días entrenando sin la máscara. Has estado desarrollando tu habilidad por tu cuenta, lo que demuestra que no depende de ella.

Era cierto. Desde que habíamos llegado a Lyrenis, había evitado usar la Máscara Carmesí. En parte porque quería probar mis límites sin su influencia, y en parte porque algo en ella me hacía sentir inquieto.

("Juske"): — Sí... ya ni siquiera pienso en la máscara. Tal vez sea mejor dejarla guardada por un tiempo más.

Scarlett ascendió, su expresión seria pero calmada.

("Scarlett"): — Por estar hablando de Máscaras... Acabo de recordar lo que paso con la mía.

Miré los restos de la roca, aún sintiendo la vibración residual del maná en mi cuerpo. Había recorrido un largo camino desde que comenzó a entrenar con Scarlett, y aunque aún quedaba mucho por aprender, por fin sabia que estaba avanzando de verdad.

("Scarlett"): — Tomemos un descanso de un rato. Has hecho suficiente por ahora.

Me senté en la hierba, bebiendo agua mientras Scarlett inspeccionaba el terreno. Los días de entrenamiento eran agotadores, pero cada pequeño avance me acercaba más a mi meta.

Aunque no sabía exactamente qué quería hacer con mi vida, una cosa era segura: este poder era mío, y lo usaría para proteger a los que me importaban.

La tarde comenzaba a teñir el cielo de tonos anaranjados cuando Scarlett me explicó la siguiente etapa del entrenamiento.

 Estábamos en el mismo campo abierto, pero esta vez había una mesa improvisada con varios objetos de distintos tamaños: una espada, una roca mediana, una pluma y un recipiente de agua.

("Scarlett"): —Bien, Juske. Ahora que dominas la proyección del flujo de maná, es momento de pasar a la tercera fase: el control del maná.

La observé con atención, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

("Scarlett"): — Esta fase trata de aprender a canalizar tu maná en objetos externos. No solo debes proyectarlo como un disparo, sino también infundirlo en cosas a tu alrededor. Al hacerlo, puedes darles propiedades mágicas, hacerlas flotar o incluso controlarlas.

("Juske"): — Entonces básicamente es Telekinesis. 

("Scarlett"): — Pues si así lo dices... Déjeme mostrarte. 

Extendió su mano hacia la espada sobre la mesa, y su maná comenzó a fluir hacia ella. La hoja brilló débilmente con un aura azulada, como si estuviera cobrando vida. Lentamente, la espada se alzó del suelo, flotando frente a nosotros.

("Scarlett"): — Por ejemplo, puedo imbuir mi maná en esta espada para controlarla.

Con un simple movimiento de su dedo, la espada comenzó a girar en el aire antes de aterrizar suavemente sobre la mesa. Luego, tomó la pluma y la sostuvo frente a mí.

("Scarlett"): — Pero no se trata solo de objetos pesados ​​o armas. Incluso algo tan ligero como esta pluma puede responder a tu maná.

Una vez más, Scarlett concentró su energía, y la pluma flotó delicadamente, bailando en el aire como si estuviera viva.

("Juske"): — Eso es increíble...

("Scarlett"): — Ahora es tu turno. Primero, elige un objeto.

Mi mirada se dirigió a la pequeña roca. Parecía lo más sencillo de todos los objetos disponibles, pero sabía que no sería fácil. Me acerqué, extendí mi mano hacia ella y comencé a concentrarme.

Sentí el flujo de mi maná recorrer mi cuerpo, desde mi núcleo hasta la punta de mis dedos. Intenté dirigirlo hacia la roca, visualizando cómo la energía la rodeaba y la sostenía.

("Juske"): — Vamos...

La roca tembló ligeramente, luego se alzó unos pocos centímetros del suelo antes de caer nuevamente.

("Juske"): — ¡Casi lo tengo!

Scarlett cruzó los brazos, asintiendo.

("Scarlett"): — No está mal para ser tu primer intento. La clave aquí es mantener un flujo constante de maná. No basta con concentrarte al inicio; debes sostener esa energía mientras dure el control.

Lo intenté de nuevo, esta vez respirando profundamente para mantener la calma. La roca volvió a flotar, esta vez un poco más alto. Sin embargo, después de unos segundos, perdió el control y cayó de nuevo.

("Scarlett"): — Vaya lo lograste, pero debes ser más preciso. Intenta una vez más.

("Juske"): — ¡Entonces no logré!

Esta vez, enfoqué todo mi ser en el flujo de maná, dejando de lado cualquier distracción. Visualicé la energía como una extensión de mí mismo, envolviendo la roca y sosteniéndola con firmeza.

Para mi sorpresa, la roca no solo flotó, sino que permaneció en el aire durante varios segundos antes de caer suavemente.

("Scarlett"): — ¡Eso es, Juske! Sabía que podías hacerlo.

Me dejé caer al suelo, exhausto pero satisfecho. Este nuevo nivel de entrenamiento era mucho más difícil de lo que había anticipado, pero sentí que estaba avanzando.

("Scarlett"): — Muy bien, terminamos por hoy. Mañana trabajaremos en algo más complicado.

Mientras descansaba, observé los objetos en la mesa, preguntándome qué más podría lograr si seguía entrenando. 

Por ahora, estaba satisfecho con mi progreso. Pero algo en mi interior me decía que esto era solo el comienzo.

El sol apenas comenzaba a despuntar cuando Scarlett y yo regresamos al campo de entrenamiento. Esta vez, el lugar estaba preparado de una forma completamente distinta. Había al menos una docena de baldes distribuidos en línea, cada uno lleno hasta el borde de agua. El simple hecho de verlos ya me hacía sentir un poco ansioso.

("Scarlett"): — Hoy vamos a subir la dificultad, Juske. Si ayer trabajamos en mover un objeto y controlarlo, ahora tendrás que controlar varios al mismo tiempo.

La escuché con atención mientras señalaba los baldes.

("Scarlett"): — Pero hay un detalle extra: no basta con hacerlos flotar. También debes mantener el agua estable dentro de ellos. Si algo de agua cae, será un fracaso.

("Juske"): — (¿Mover varios objetos... y además cuidar el agua? Esto suena imposible).

Scarlett dio un paso al frente, poniéndose en posición.

("Scarlett"): — Mira y aprende.

Extendió sus manos hacia los calvos, y en cuestión de segundos, una suave aura azulada envolvió a cada uno de ellos. Lentamente, los baldes comenzaron a elevarse, como si estuvieran en manos invisibles. Lo sorprendente no era solo que los baldes flotaban, sino que ni una sola gota de agua se derramaba.

Scarlett los permaneció en el aire durante unos segundos antes de hacer que descendieran suavemente de nuevo al suelo.

 

("Scarlett"): — Así es como se hace. La clave está en distribuir tu flujo de mano uniformemente entre todos los objetos. Además, debes extender tu energía no solo al balde, sino también al contenido.

Me acerqué a uno de los baldes, observando el agua que aún estaba perfectamente quieta.

("Juske"): — Parece fácil cuando tú lo haces.

("Scarlett"): — Fácil no es, créeme. Pero sé que puedes lograrlo. Ahora inténtalo.

Tomé aire profundamente y extendí mis manos hacia los baldes. Sentí mi flujo de maná activarse y concentrar toda mi energía en envolver los recipientes. Al principio, uno de ellos tembló y comenzó a elevarse ligeramente.

("Juske"): — Vamos, uno más...

Concentré más energía, y un segundo balde comenzó a flotar junto al primero. Sin embargo, antes de que pudiera estabilizarlos, el agua en ambos comenzó a tambalearse y salpicó por los bordes, cayendo al suelo.

("Scarlett"): — ¡Distensión!

Inmediatamente corté el flujo de maná, dejando que los baldes regresaran al suelo.

("Scarlett"): — No te presiones. Si intentas moverlos todos de golpe sin estabilizarlos primero, esto seguirá pasando.

("Juske"): — Está bien, lo intentaré de nuevo.

Volví a concentrarme, esta vez siguiendo su consejo. En lugar de intentar levantar varios al mismo tiempo, enfoqué mi energía en uno solo. Lo hice flotar lentamente, asegurándome de que el agua se mantuviera estable dentro.

("Scarlett"): — Bien, ahora pasa al siguiente sin descuidar el primero.

Poco a poco, añadí un segundo balde, luego un tercero. Todo parecía ir bien hasta que intenté mover un cuarto. 

En ese momento, mi concentración se rompió, y los cuatro baldes cayeron al suelo, derramando el agua por completo.

Me dejé caer al suelo, jadeando.

("Juske"): — Esto es imposible...

("Scarlett"): — Nadie dijo que sería fácil. Pero ya lograste mover tres al mismo tiempo, lo cual es un gran avance. Solo necesitas más práctica.

Scarlett se cruzó de brazos y me observó atentamente.

("Scarlett"): — Tómate un momento para descansar, pero no pierdas el enfoque. Este ejercicio no solo mejora tu control del maná, también fortalece tu resistencia y tu capacidad para distribuir tu energía eficientemente.

Asentí, aunque en mi interior no podía evitar sentirme frustrado. Pero sabía que ella tenía razón. Esto era parte del proceso, y con suficiente esfuerzo, sabía que podría dominarlo.

El día continuó, y aunque no logré mover los doce baldes como Scarlett, al final de la jornada había conseguido estabilizar cuatro al mismo tiempo. Aunque pequeño, era un progreso, y eso era lo único que importaba por ahora.

El sol comenzaba a asomarse por el horizonte, tiñendo el cielo de naranjas y rosados. Al abrir los ojos, el cansancio me invadió de inmediato. Había pasado toda la noche dando vueltas al entrenamiento, pero no me sentía mejor. Sin embargo, sabía que debía seguir adelante. Me levanté con esfuerzo y me dirigí al campo de entrenamiento, donde Scarlett ya me esperaba, lista para continuar.

("Scarlett"): — Hoy lo lograrás, Juske. Solo recuerda lo que te enseñé.

Intenté sonreírle, pero el agotamiento me pesaba demasiado. Mis brazos, mis piernas, todo me dolía. Frente a mí, los baldes de agua parecían una amenaza, desafiantes y fríos. No podía evitar sentirme frustrado.

Extendí mis manos, sintiendo el flujo de maná moverse por mi cuerpo. Con la esperanza de que todo saliera bien, traté de elevar el primer balde, pero apenas se levantó, el agua comenzó a tambalearse.

 Intenté otro. Y otro más. Logré hacer flotar cinco de ellos ahora, pero pronto, uno por uno, los baldes cayeron, derramando toda el agua en el suelo. Mi respiración se volvió pesada, y la desesperación me invadió. No podía hacer esto.

("Juske"): — No... no puedo hacer esto. ¿Por qué no puedo controlarlo?

("Juske"): — Si tuviera la máscara, podría cargar millones o mejor dicho incontables baldes.

Scarlett se acercó sin decir una palabra al principio. Solo yo mientras observaba recuperaba el aliento, su mirada tranquila. Finalmente, habló.

("Scarlett"): — No te preocupes. Estás presionándote demasiado. Descansa, Juske. No todo se logra de inmediato. Sigue intentándolo, y los resultados llegarán.

Sus palabras fueron un pequeño consuelo, pero el peso de la frustración seguía aplastándome. Me senté bajo el gran árbol, viendo cómo el agua se deslizaba por el suelo y los baldes quedaban vacíos a mi alrededor.

Scarlett se apartó, diciendo que iría a la ciudad a buscar algo de comida. Me quedé solo, con el sonido del viento moviendo las hojas a mi alrededor. Mi mente no dejaba de dar vueltas al entrenamiento, y sentí que cada intento solo me hundía más en la frustración.

Fue entonces cuando noté algo extraño. La atmósfera cambió sutilmente, como si el aire hubiera dejado de ser el mismo. Al principio no entendí qué estaba pasando, hasta que lo vi. 

A la distancia, bajo la sombra del árbol, había un chico sentado en una roca, completamente relajado. 

Su presencia era... extraña, casi como si hubiera estado allí todo el tiempo sin que yo lo notara. Estaba pintando el paisaje que tenía frente a él, con una calma que me desconcertó.

Me levanté y me acerqué, mis pasos dudosos, incapaz de quitar los ojos de aquel hombre. No lo había visto llegar, ni había sentido su presencia. Era como si hubiera aparecido de la nada. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo miré fijamente.

("Juske"): — ¿Quién eres?

El hombre levantó la vista lentamente, y algo en sus ojos dorados me detuvo en seco. Había algo en su mirada, algo cálido y frío al mismo tiempo, que me hizo estremecer. Sonrió de una manera tranquila, como si supiera algo que yo no.

("Desconocido"): — ¿Quién soy? Solo soy un pintor cualquiera... jajaja.

Mis ojos se abrieron con incredulidad. ¿Un pintor? No podía ser. Algo en su actitud me decía que había mucho más de lo que mostraba. 

Y aún más desconcertante era el hecho de que no había sentido su presencia, ni antes ni ahora. Era como si nunca hubiera estado allí, como si fuera parte del paisaje.

("Juske"): — ¿Un pintor? ¿Cómo...? ¿Por qué no te había notado antes? Estuve aquí todo el tiempo, y nunca sentí nada de tu presencia.

El hombre simplemente se levantó con una tranquilidad desconcertante, dejando el pincel a un lado. Sus movimientos eran tan suaves que parecían flotar en el aire. No sentí prisa, ni ansiedad. Era como si su tiempo fuera infinito.

("Aurelius Etheris"): — Mi nombre es Aurelius Etheris.

("Juske"): — Me llamo Juske Hachimizu. 

Me presento ante el de forma gentil y amable.

("Juske"): — En serio Aurelius... Yo no te había presentido. 

("Aurelius Etheris"): — La presencia de un pintor no siempre es algo que se puede percibir fácilmente. 

("Juske"): — ¿Oye pero, porque hablas así?

Mis pensamientos se desordenaron aún más. ¿Arte? ¿Cómo podía este Chico, que parecía tan fuera de lugar, hablar de algo tan profundo? Pero, a pesar de la confusión, algo en mí empezó a entenderlo, aunque no sabía cómo.

("Aurelius Etheris"): — Y en cuanto a lo que estás haciendo... te estás presionando demasiado. El control del maná, como el arte, requiere paciencia.

— Estás haciendo todo mal, pero no por falta de habilidad. Solo por no saber escuchar a tu propia energía.

 

Mis ojos se abrieron, sorprendidos. ¿Cómo podía saber eso? No lo había visto practicar, no sabía nada de mí, pero parecía saber más que nadie.

("Juske"): — ¿Cómo sabes eso? No te he visto antes...

Aurelius sonimiendo de nuevo, su expresión relajada y amigable. Pero había algo en su mirada que no me dejaba sentirme del todo a gusto. Era como si estuviera viendo algo que yo no podía entender.

("Aurelius Etheris"): — Oye juske, yo podría darte algunos consejos para que aprendas a usar el control de maná rápidamente.

("Juske"): — Ya Scarlett lo había hecho, pero los consejos no me han servido de nada.

("Aurelius Etheris"): — En ese caso, los míos si. Yo te daré el permiso de hacerlo. 

Aurelius susurró levemente con su última frase. "¿Dijiste algo?". Le pregunto a Aurelius con intriga.

("Aurelius Etheris"): — No... No dije nada. 

("AureliusEtheris"): — ("Te prometo que esta vez chico, Volverás a la ciudad con éxito en este entrenamiento").

Una sensación extraña se apoderó de mí, como si algo en mi interior hubiera cambiado, aunque no podía entenderlo aún. Esto era demasiado extraño. Pero a la vez no le di tanta importancia al asunto. 

Miré a Aurelius, aún luchando por levantar los malditos baldes de agua. Mis manos temblaban ligeramente y mi concentración estaba muy preparada.

 Intentaba todo, pero los baldes seguían inmóviles. Sentí que comenzaba a perder la paciencia cuando Aurelius, con esa calma inexplicable, decidió intervenir.

Me dejé caer contra el tronco del árbol, dándome un descanso. Pensé que quizás no lo estaba haciendo bien, pero Aurelius, como siempre, parecía tener algo claro en su mente.

("Aurelius"): — Piensa en algo simple. Como cuando tengas ganas de comer un sándwich. No te pones a pensar en cómo vas a hacerlo, ni en el pan o los ingredientes. Solo sientes el deseo de comerlo. Eso es lo que necesitas hacer con el maná.

Miré cómo Aurelius levantaba uno de los baldes con un simple gesto de su mano. El agua se elevaba, flotando sin esfuerzo, como si no fuera nada complicado. 

Mi sorpresa fue grande, pero me sentí más frustrado que otra cosa. ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo hacía que todo pareciera tan fácil?

("Aurelius"): — Tu maná es como esa voluntad de comer el sándwich. No tienes que complicarlo, no tienes que pensar en cada paso. Solo debes sentir el deseo y dejar que tu maná fluya con él. Es el impulso de lograr algo, sin cuestionarlo.

Lo miré un momento, tratando de comprender. No estaba seguro de si entendía completamente lo que me decía, pero algo en su voz me hizo sentir que era lo más sencillo del mundo. Tomé una respiración profunda y decidí intentarlo de nuevo.

Pensé en la balde, no como un objeto pesado, sino como algo que simplemente debía mover. Como cuando tenía ganas de comer un sándwich, pero sin pensar en nada más, solo en el deseo de hacerlo.

 Cerré los ojos un momento, me concentré, y dejé que el maná fluya como si fuera una corriente, tan natural como el impulso de levantarse por la mañana.

Poco a poco, sentí que algo cambiaba. El balde de agua se movió. No fue mucho al principio, pero poco a poco comenzaron a elevarse. Mi corazón dio un brinco. ¡Lo estaba logrando!

("Juske"): — ¡Lo logré!

Aurelius entusiasmado con satisfacción.

("Aurelius"): — Lo sabías, Juske. La voluntad es lo que da forma al maná. No lo pienses demasiado, solo sigue lo que deseas.

En ese momento, escuché los pasos de Scarlett acercándose. Tenía una bolsa en las manos, probablemente con la comida que había ido a buscar. Cuando me vio, me miró con curiosidad.

("Scarlett"): — ¿Con quién hablas, Juske?

Yo, tan emocionado por lo que acababa de lograr, no me di cuenta de que Aurelius ya no estaba allí. Miré alrededor, buscando a mi amigo, pero estaba completamente solo. El aire parecía vacío.

("Juske"): —Con... con Aurelius.

Scarlett me miró, sorprendida y confundida.

("Scarlett"): — ¿Aurelio? ¿Quién es Aurelio?

Fruncí el ceño, sintiendo que algo raro pasaba. Me di la vuelta para ver, pero cuando lo hice nada de el estaba ahí. Ya había desaparecido. 

("Juske"): — Espera... Hace un momento estaba aquí. Un chico con un suéter, cabello pelidorado, un poco atractivo.

("Scarlett"): — ("No puede ser... Ahora está alucinando").

("Juske"): — ¡Era él, te lo juro! ¡Estaba aquí hace un momento!

Scarlett me miró como si estuviera hablando en otro idioma. Se cruzó de brazos, y me lanzó una mirada divertida.

("Scarlett"): — Ah, claro... ¿Y ese chico y tu se hicieron muy amigos o...?

Mi mente dio vueltas, tratando de explicarme, pero no pude. Solo alcé las manos, buscando alguna respuesta.

("Juske"): — ¡Te juro que estaba aquí! ¡No estoy loco!

Scarlett soltó una risa leve, pero claramente no me creyó. Era como si estuviera hablando con una sombra.

("Scarlett"): — Juske, ¿fumaste algo sin que yo me enterara?

Me quedé sin palabras, no sabía qué responder. Era como si ella no entendiera en absoluto. Me sentí un poco avergonzado, pero también frustrado.

("Juske"): — ¡No, Scarlett! ¡Te juro que no estoy loco!

Scarlett cambió de tema, como si ya no le diera importancia a lo que había dicho.

("Scarlett"): — Bueno, parece que lograste levantar los baldes sin derramar ninguna gota. ¡Eso es genial!

Al ver mi cara de duda, ella sonoro y me dio una palmada en el hombro. Yo asentí, aún con la cabeza llena de preguntas. Pero en ese momento, me sentí orgulloso de lo que había logrado.

Comimos juntos, y el rato que compartimos compartiendo la comida fue un alivio. No había nadie más en el mundo en ese momento, solo nosotros, disfrutando del simple acto de comer.

Cuando terminamos, decidimos regresar a la ciudad. Cuando llegamos a la posada, Mika, Farid y Ryu estaban esperándonos. Mika estaba como siempre, con esa energía que nunca se agotaba.

("Mika"): — ¡Hicimos una misión increíble! ¡Y ganamos un montón de dinero!

Farid se acercó y sonrió con una expresión de alivio.

("Farid"): — ¡Gracias a Mika, por fin pude reunir lo necesario para pagar mi matrícula en la Academia de Magos Artísticos Veridia!

Me quedé con la boca abierta. No podía creerlo.

("Juske"): — ¿Por fin vas a Ingresar a la academia? Me siento muy feliz por ti Farid... Al fin podrás estudiar.

Farid ascendió, visiblemente emocionado.

("Farid"): — Sí, me pasó casi un mes recaudando la cantidad exacta para pagar la matricula haciendo misiones... Y también Mika me ayudo mucho.

Scarlett, con una sonrisa sincera, se acercó a Farid.

("Scarlett"): — ¡Eso suena increíble, Farid! ¡Al fin podrás cumplir tus sueños!

("Juske"): — Yo también tengo buenas noticias. 

Con todos de vuelta en la posada, riendo y conversando sobre lo que habíamos logrado, me sentí más cercano a este grupo de personas que habían pasado a ser más que compañeros de viaje. 

Eran mi familia, aunque de una forma extraña. Y aunque mi mente seguía ocupada con Aurelius y lo que había sucedido, me di cuenta de que tal vez no todo tenía que tener una explicación lógica. 

Han pasado varios días desde que Scarlett me dio unas semanas de descanso. Mientras ella y Mika salían a hacer misiones para el gremio, yo decidí tomarme un tiempo para pasear solo por la ciudad de Lyrenis.

 Ryu, como siempre, me acompañaba, caminando a mi lado. No me gustaba quedarme mucho tiempo en un solo lugar, así que salí a explorar la ciudad, que siempre estaba llena de vida, con sus mercados bulliciosos y la gente caminando de un lado a otro.

("Juske"): — ("Al menos puedo disfrutar un poco de paz por ahora…").

La ciudad era hermosa, llena de arquitectura que mezclaba lo antiguo con lo moderno. 

Los canales que recorrían las calles y las tiendas de artesanos me llamaban la atención mientras avanzaba. Ryu olisqueaba a su alrededor, como si estuviera en su propio mundo.

De repente, escuché un fuerte provenir desde el cielo "¡Cuidado!" justo antes de que algo me derribara.

("Juske"): — ("¿Qué demonios…?").

Una chica con una escoba pasó volando por encima de mí, y antes de que pudiera reaccionar, cayó sobre mí. Ambas caímos al suelo con un golpe sordo. Ryu saltó hacia atrás, sorprendido por la caída.

("Juske"): — "¡Oye! ¿Estás bien?"

La chica se levantó rápidamente, pidiendo disculpas.

("Chica"): — "¡Lo siento, lo siento mucho! ¡Estaba distraída y voy a llegar tarde! ¡La clase empieza en cualquier momento!"

La miré mientras se acomodaba la túnica blanca que llevaba puesta. Noté el emblema de una estrella en su pecho. Era claramente una estudiante de la Gran Academia de Magos Artísticos (Academia de Veridia), lo que me sorprendió. Aunque su torpeza no era lo que uno esperaría de alguien de su nivel, la reconocí de inmediato.

("Juske"): — No te preocupes, fue un accidente….

Me levanté, ayudándola a ponerse de pie mientras ella me agradecía rápidamente.

("Chica"): — ¡De verdad, muchas gracias! ¡Estoy tan torpe a veces!

Sonrió tímidamente mientras se arreglaba la túnica. Parecía algo nerviosa.

("Juske"): — "No pasa nada. Pero parece que realmente tienes prisa... ¿Iras a la Academ...?

("Chica"): — "¡A la academia! ¡La clase de encantamientos comienza en unos minutos, y si llego tarde el profesor me va a regañar!"

Pude ver la ansiedad en sus ojos, y aunque no tenía nada mejor que hacer, decidí ayudarla.

("Juske"): — "¿Te gustaría que te acompañara? No quiero que llegues tarde."

Isha me miró sorprendida y, por un momento, pareció dudar. Pero luego sonrió.

("Chica"): — "¡De verdad? ¡Eso sería genial! Te lo agradezco muchísimo.

Caminamos juntos hacia la academia, con Ryu siguiéndonos. Durante el trayecto, la chica me explicó que era una estudiante de tercer año, pero que su torpeza siempre le causaba problemas. 

("Isha"): — "Soy Isha, por cierto. Es un placer conocerte. ¿Y tú, eres un viajero?"

("Juske"): — "Sí, soy Juske Hachimizu. Llegué hace poco a Lyrenis, así que todavía estoy conociendo las ciudades este maravilloso país."

("Isha"): — "¡Qué emocionante! Siempre he querido viajar, pero la academia me mantiene ocupada. No he tenido muchas oportunidades."

A medida que nos acercábamos a las enormes puertas de la academia, Isha se veía aún más nerviosa. Sabía que el tiempo se le estaba agotando.

("Isha"): — "¡Aquí es! ¡Gracias de nuevo, Juske! No sé qué haría sin tu ayuda."

Sonreí y la miré mientras se apresuraba hacia las puertas de la academia.

("Juske"): — "No fue nada, Isha. Buena suerte con tu clase."

Después de despedirme de Isha, decidí dar un paseo por los alrededores de la academia, buscando algún lugar tranquilo. Sin embargo, al girar una esquina, noté que Ryu ya no estaba a mi lado.

("Juske"): — "¿Ryu?"

Miré a mi alrededor, buscando al dragón pequeño que siempre me acompañaba, pero no había rastro de él. Fue entonces cuando vi algo que me hizo fruncir el ceño: Ryu estaba corriendo por el aire, dirigiéndose hacia la academia.

("Juske"): — "¡Ryu, no! ¡Espera!"

Pero no me escuchó. El pequeño dragón voló como una flecha, entrando en la academia entre una multitud de estudiantes que llegaban volando en escobas y otros que caminaban.

 Apresurados entre las imponentes puertas. Vi cómo se desvaneció entre la multitud y, aunque intenté correr para alcanzarlo, la gente me impedía avanzar rápidamente.

Decidí seguirlo. No tenía otra opción. Entré por las enormes puertas de la academia, que se cerraron detrás de mí con un sonido retumbante. 

La entrada era aún más impresionante de cerca: altos techos adornados, columnas majestuosas, y pasillos interminables.

("Juske"): — "Ryu, ¿dónde estás?"

Seguí caminando por uno de los pasillos, buscando entre los estudiantes, pero la multitud se dispersaba rápidamente y Ryu ya se había perdido. 

A medida que caminaba por los corredores, me encontraba con clases y actividades en pleno desarrollo: en un aula, unos estudiantes estaban practicando magia de pintura, creando cuadros que cobraban vida.

 En otro pasillo, escuchaba risas provenientes de un grupo que estaba aprendiendo magia artística, sus pinceles levitaban decoraciones y flores con simples movimientos. 

PD: Aquí en este país Artístico tienen como cultura usar pinceles mágicos como como varitas.

No podía evitar pensar en cómo todo esto se parecía a las películas y libros que veía hace tanto tiempo, se llamaba Harry Potter.

("Juske"): — "Esto... me recuerda tanto a lo que veía en mi mundo... ¿será que este lugar es como la versión mágica de eso?"

Continué avanzando por los pasillos, cada puerta que abría me llevaba a un nuevo escenario: clases de encantamientos, combates de magia, incluso vuelos en escobas en un inmenso salón lleno de espejos y obstáculos flotantes. 

Pero no veía a Ryu por ninguna parte. Estaba más perdido que nunca. Las paredes de la academia parecían moverse como si se reconfiguraran de acuerdo a las lecciones que estaban en progreso. La estructura del lugar era tan compleja que sentía que cada vez me alejaba más de mi objetivo.

("Juske"): — "Esto es una locura... ¿cómo voy a encontrarlo aquí?"

Frustrado, decidí salir de los pasillos principales y buscar en algún lugar más tranquilo. 

Me adentré en un jardín enorme, lleno de plantas exóticas que nunca había visto, y las flores parecían brillar con una luz propia. El aire fresco me calmó un poco, pero aún no tenía idea de a dónde ir.

Fue entonces cuando vi a alguien que llamó mi atención: un hombre de alrededor de 45 años, de aspecto elegante y sereno. Llevaba una capa oscura y una varita en la mano. Aunque su presencia era imponente, parecía estar disfrutando del jardín, como si todo este caos de la academia no le afectara.

("Juske"): — "¿Quién será este tipo?"

Me acerqué al hombre en el jardín, observando cómo sostenía su pincel con naturalidad. El ambiente tranquilo y su postura relajada me hicieron sentir que tenía que hablar con él. Al principio no estaba seguro de cómo empezar, pero decidí simplemente ser directo.

("Juske"): — "Hola, disculpa. Estoy buscando a mi dragóncito ryu. Se metió en la academia siguiendo a una estudiante. 

¿Podría ayudarme por favor?

El hombre dejó de moverse, y por un momento, me miró como si estuviera evaluando mi pregunta. Finalmente, habló.

("Señor"): — Hola chico ... ¿en que...?

("Señor"): — "Un dragóncito, ¿eh? Bueno, la academia es bastante grande. ¿Aunque conoces a la estudiante que seguiste?

("Juske"): — "Era una chica, no recuerdo su nombre. Pero la acompañamos a la academia, y Ryu la siguió adentro. No sé a dónde fue."

Ivaris pensó por un momento, y luego asintió, como si tuviera una idea.

("Señor"): — Hmmm, si no recuerdas su nombre pues no será fácil encontrar a tu dragóncito. Pero te ayudare a encontrarlo. 

("Juske"): — "Eso sería genial. ¡Gracias!"

("Ivaris Zalevsky"): — Mi nombre es Ivaris Zalevsky por cierto. Soy artista y profesor de magia. 

("Juske"): — Es un placer conocerlo Señor Ivaris Zalevsky. 

Ivaris caminó frente a mí, guiándome hacia el edificio de la academia. 

Mientras entrábamos, la multitud de estudiantes volando en sus escobas me hizo sentir aún más perdido. Ivaris no parecía tan afectado por todo el bullicio, y yo trataba de mantener la calma.

("Juske"): — "Esto es enorme... no sé ni por dónde empezar."

("Ivaris"): — "Lo mejor será dividirnos un poco. Yo me encargaré de buscar en las clases de magia de pintura. Tú, mientras tanto, revisa los pasillos más cercanos. Si el dragón está por aquí, tiene que haber dejado algún rastro."

Nos separamos en el primer cruce de caminos. Caminé a través de pasillos llenos de estudiantes, algunos leyendo libros, otros discutiendo animadamente sobre hechizos. 

Cada vez que intentaba abrir una puerta, terminaba en una nueva sala, con clases de todo tipo: magia de encantamientos, combate, vuelos en escoba... pero nada de Ryu.

Cada vez que pensaba que lo había encontrado, solo era una sala llena de estudiantes en plena práctica, o alguien pintando en un lienzo grande. La academia parecía no tener fin.

("Juske"): — "¿Dónde está ese dragón...?"

("Juske"): — ¡Todo es lo mismo!

Por otro lado, Isha caminaba por los pasillos de la academia, en dirección a su clase de encantamientos. 

Aunque no había comenzado la lección, ella siempre llegaba temprano para repasar sus notas. Sin embargo, su mente estaba algo distraída. 

("Isha"): — Y pensar que llegue aquí pensando que iba a venir tarde. Y el profesor no ha aparecido aún. 

A pesar de la calma en el pasillo, sus pensamientos revoloteaban alrededor de Farid. Apenas habían comenzado las clases juntos después de tanto tiempo, y aunque él nunca lo decía directamente, Isha sentía que algo en el aire había cambiado entre ellos. 

Era una sensación extraña, como si todo lo que había vivido hasta ahora estuviera conduciéndola a ese momento.

Al llegar al aula, vio a Farid sentado en una esquina, con su actitud tranquila y sus ojos concentrados en el cuaderno. Decidió sentarse a su lado sin pensarlo mucho, sin importar lo que pensaran los demás.

 Pero, al hacerlo, no pudo evitar sonrojarse al estar tan cerca de él. Aunque Farid no parecía notar, Isha sentía una mezcla de nerviosismo y felicidad.

"Farid... ¡hace tiempo que no te veía!".

("Farid"): — Haaa. Isha eres tú... como estas.

Isha se sonrojo al ver que farid la había visto fijamente a los Ojos.

("Isha"): — Y... Yo estoy bien, pero tu... ¿tú que haces aquí?

("Farid"): — Yo recién ingrese hace unos días a La Academia de Verdia. Mira soy de tercer año como tu pero somos de secciones diferentes. 

("Isha"): — ("Hay noooo, Es de tercera año. Ahora me pondré nerviosa de por vida frente al chico que me.... Digo al chico que me cae bien").

La clase aún no había comenzado, y el profesor seguía sin llegar, así que el ambiente en la sala estaba más relajado de lo habitual. 

Fue entonces cuando Isha notó un pequeño movimiento en el suelo cerca de las mesas. Al levantar la mirada, vio a Ryu, el dragón de Juske, correteando entre las sillas con una mirada curiosa.

("Isha"): — "¡Ryu! ¿Qué haces aquí?"

Farid se giró hacia el dragón, reconociéndolo al instante.

("Farid"): — "Espera... ¿ese no es el dragón de Juske? ¿Qué hace aquí?" — Farid se inclinó hacia adelante y sonrió, mirando a Ryu con curiosidad. — "¿Cómo llegaste hasta aquí, pequeño?"

("Isha"): — Creo que Debió haberme seguido hasta aquí. Eso quiere decir que juske te esta buscando.

("Farid"): — ¿Conoces a Juske? ¿ Y cómo que esta aquí? ¿¡Qué esta pasando aquí!?

("Farid"): — Si... lo Conocí Hoy por un inconveniente, pero me acompaño hasta la academia y creo que por eso Ryu me siguió hasta las clases.

Ryu se acercó a ellos, moviendo su cola y mirando con sus grandes ojos, como si estuviera buscando algo.

("Isha"): — "Deberíamos ir a buscar a Juske. No puede quedarse aquí. Él debe estar preocupado."

("Farid"): — "Tienes razón. Vamos a buscarlo. Salgamos de clase y tratemos de encontrarlo."

Con una rápida mirada de entendimiento, Isha y Farid salieron de la clase, con Ryu siguiéndolos de cerca. 

Mientras caminaban por los pasillos, Isha pensaba en Juske. No lo había visto desde que habían llegado a la ciudad, y ahora se preguntaba cómo habría estado él durante todo este tiempo. 

Tenía que encontrarlo, no solo porque Ryu lo necesitaba, sino también porque había algo en el aire que le decía que era el momento adecuado para hablar con él.

Mientras tanto, Juske seguía buscando a Ryu por la academia sin éxito. Ya se sentía agotado de tanto caminar y de seguir diferentes pasillos que lo llevaban a otras clases y áreas. Justo cuando estaba a punto de rendirse, se cruzó nuevamente con Ivaris, quien estaba caminando por el pasillo con una expresión tranquila.

("Ivaris"): — "Parece que todavía no tienes suerte, Juske."

("Juske"): — "No, no lo he encontrado. Y está tan grande esta academia, ¡es como un laberinto!"

("Ivaris"): — "Es fácil perderse aquí, pero aún hay un lugar donde podemos intentar. Tengo una clase de encantamientos en breve. Quizás al final de la clase puedas encontrar a alguien que sepa más sobre Ryu. Tal vez incluso Isha esté allí, ella suele estar en esas clases."

Juske asintió, con la esperanza de que Ivaris tuviera razón. Decidió seguirlo, ya que no tenía nada que perder.

Al llegar a la clase de encantamientos, Juske se encontró con que el ambiente era algo diferente al de las otras aulas. Los estudiantes estaban todos sentados en círculos, preparados para comenzar la clase, pero el profesor aún no había llegado. Isha y Farid estaban sentados cerca de la pizarra, y al ver a Juske entrar, ambos se levantaron con una sonrisa.

("Isha"): — "¡Juske! Te estábamos buscando. Encontramos a Ryu con nosotros aquí.

("Juske"): — "¡Vaya! ¿Lo encontraron? Estaba tan perdido por aquí... pensaba que nunca iba a encontrarlo."

En ese momento, Ryu corrió hacia Juske, moviendo su cola con entusiasmo, y se frotó contra sus piernas como si le estuviera dando la bienvenida.

("Juske"): — "¡Ryu!" — Juske se agachó para acariciar a su dragón, sonriendo con alivio al verlo. 

("Farid"): — "No fue tanto mérito nuestro, pero qué bueno que ya estén reunidos." — Farid sonrió, mirando a Juske. — "Hace mucho que no te veía, amigo."

Juske levantó la cabeza, sorprendido, y luego sonrió de vuelta.

("Juske"): — "¡Farid! ¿Cómo has estado? ¡Hace días que no te veía! ¡Qué bueno verte otra vez!"

Ambos se dieron una palmada en el hombro, como si el tiempo nunca hubiera pasado. Juske estaba feliz de ver a Farid, especialmente después de tantas complicaciones.

Finalmente, con Ryu de vuelta a su lado, Juske sentía cómo la tensión de las últimas horas se desvanecía. 

Estaba agradecido con Farid e Isha por su ayuda, y también con Ivaris, quien lo había guiado a través del caos de la academia. Sin embargo, algo lo dejó completamente sorprendido cuando escuchó a Isha hablar.

("Isha"): — "Papá, voy a llevar a Farid a ver al profesor más tarde, ¿está bien?"

Juske detuvo el paso y giró hacia Isha, totalmente incrédulo.

("Juske"): — "¿Eh? ¿Cómo que 'Papá'? ¿Ivaris es tu padre?"

Isha miró a Juske con una mezcla de sorpresa y nerviosismo.

("Isha"): — "Bueno, sí... ¿no lo sabías? Él es mi padre."

Juske, aún confundido, señaló a Ivaris con ambas manos.

("Juske"): — "¡¿Cómo iba a saberlo?! ¡Ni siquiera se parecen! Además, es un profesor aquí, ¿cómo nunca lo mencionaste antes?"

Farid no pudo evitar reírse de la expresión de Juske.

("Farid"): — "¿De verdad no lo notaste? Ivaris siempre está pendiente de Isha, incluso cuando no está enseñando. 

("Ivaris"): — "No veo por qué tanto alboroto, Juske. Mi hija es la razón por la que sigo en esta academia. Quiero que tenga las mejores oportunidades, incluso si eso significa mantenerme ocupado como profesor."

Isha bajó la mirada, sonrojada por las palabras de su padre, mientras se frotaba nerviosamente el brazo.

("Isha"): — "Papá... no tienes que decirlo de esa manera. Es algo normal, ¿no?"

Juske, aún intentando procesar la situación, exhaló profundamente.

("Juske"): — "Bueno, creo que tiene sentido. Pero me tomó totalmente por sorpresa. ¡Un profesor y su hija en la misma academia! Es como algo sacado de un libro de historias mágicas."

Ryu, que había estado sentado junto a Juske, soltó un pequeño rugido como si también quisiera participar en la conversación.

Ivaris dio un paso hacia Juske con una sonrisa amable.

("Ivaris"): — "Lamentablemente, Juske, creo que es momento de que te despidas. Como sabes, no se permiten personas que no sean estudiantes en la academia, y mi presencia aquí debe regresar a las aulas."

Juske asintió, aunque con cierta reluctancia.

("Juske"): — "Lo entiendo. Muchas gracias por tu ayuda, profesor Zalevsky. Y Isha, Farid, gracias también por cuidar de Ryu."

Isha y Farid le despidieron con una sonrisa mientras Juske se alejaba de la entrada de la academia, con Ryu dando saltos felices a su lado. Mientras caminaba hacia la ciudad, Juske miró atrás una última vez, observando la enorme estructura de la academia mágica.

El sendero que llevaba de regreso a la ciudad estaba tranquilo, casi demasiado para Juske. Caminaba con las manos en los bolsillos, su mente divagando mientras Ryu trotaba a su lado.

("Juske"): — ("Esto está demasiado Aburrido. Scarlett y Mika todavía están ocupadas con sus misiones, y yo aquí, dando vueltas sin nada que hacer.")

Suspiró, mirando las copas de los árboles que se mecían con el viento. De repente, sintió algo extraño, como si una descarga eléctrica recorriera el ambiente.

Un destello cruzó el cielo. Juske tuvo tiempo de reaccionar antes de ver una lanza de rayos dirigirse hacia él a una velocidad de luz cegadora.

("Juske"): — ("¡¿Qué demonios?!")

Saltó hacia un lado, rodando por el suelo justo cuando la lanza impactó contra el lugar donde había estado de pie. Una explosión resonó, dejando el suelo carbonizado. Juske se levantó rápidamente, su corazón latiendo con fuerza.

Antes de que pudiera procesar lo que sucedía, sintió un golpe feroz en el vientre.

("Juske"): — "¡Ugh!"

El impacto lo lanzó hacia atrás, destrozando varios árboles a su paso antes de caer al suelo con fuerza. Tosió sangre, sintiendo el dolor en todo su cuerpo.

Cuando levantó la vista, vio a una figura caminando hacia él. Era una mujer alta, con una presencia intimidante. Tenía la piel morada, largos cuernos curvados que emanaban un brillo oscuro, y una mirada feroz que parecía atravesarlo.

 

("Juske"): — ("¿Qué demonios es esta cosa...?")

La mujer se detuvo a pocos pasos de él, con una expresión severa.

("Mujer"): — "Oye, tú... ¿qué estás haciendo en este mundo?"

Juske, aún mareado, se puso de pie lentamente.

("Juske"): — "¿Qué...? ¿De qué estás hablando? ¿Quién eres tú?"

La mujer entrecerró los ojos, su voz resonaba como un trueno.

("Mujer"): — "No juegues conmigo. Puedo ver tu maná y percibo tu olor... Apestas igual que el Dios Demonio. Se suponía que te encerraron en el arbol Primordial, ¿qué haces aquí?"

Juske parpadeó, totalmente confundido.

("Juske"): — "¿Dios Demonio? ¿De qué estás hablando? No sé de qué estás hablando, ni quién eres."

("Juske"): — A que te refieres con Árbol Primordial. 

La mujer dio un paso adelante, y Juske notó que su aura era diferente. Había un inmenso poder saliendo de ella, como una tormenta contenida a punto de desatarse.

 

("Mujer"): — "No te hagas el ignorante. Tu maná es oscuro, Horrible... no hay duda de que estás relacionado con él Dios Demonio."

Mientras hablaba, un aura oscura comenzó a emanar de Juske, como si respondiera al poder de la mujer. Él mismo se dio cuenta, pero no sabía qué lo estaba causando.

("Juske"): — ("Está mujer Demonio quiere matarme").

("Juske"): — Podría ser .... es

A pesar de su desconcierto, Juske se levantó con esfuerzo y se puso en guardia.

("Juske"): — "No sé quién eres ni por qué dices esas cosas, pero si vas a atacarme, no me quedaré quieto."

Antes de que la mujer pudiera responder, una voz resonó desde la distancia.

("???:"): — "¡Espere! ¡Reina Demonio, espereee!"

Ambos giraron la cabeza hacia el origen de la voz. Era Roy, corriendo hacia ellos con una expresión de alarma.

("Juske"): — "¿Qué...? ¿Reina Demonio? ¿Esa mujer es...?"

Roy llegó hasta ellos, jadeando por el esfuerzo. Se colocó entre Juske y la mujer, levantando una mano para calmarla.

("Roy"): — "Por favor, Reina Demonio, deténgase. Este no es el momento ni el lugar para esto."

La mujer, aún seria, bajó ligeramente la guardia pero no apartó la vista de Juske.

("Juske"): — "¿Reina Demonio...? ¿Tú eres la Reina Demonio?"

La mujer no respondió, pero su presencia y la forma en que Roy le hablaba confirmaron las palabras. Juske apretó los dientes, aún sin entender nada.

("Juske"): — ("Son las voces de Aquella Noche.")

CONTINUARÁ.