Chereads / The Crimson Oni Mask / Chapter 19 - Capítulo 18: Dulzura contra Amargura

Chapter 19 - Capítulo 18: Dulzura contra Amargura

("Juske"): — ("¿Qué está pasando aquí?").

El aire estaba cargado de electricidad, literalmente. Frente a mí, la Reina Demonio, Sasha, cargaba una lanza de puro rayo, sus cuernos brillaban intensamente mientras su piel morada reflejaba destellos del poder que acumulaba.

("Sasha"): — ¿Qué estás haciendo en este mundo? ¡Responde!

Su voz retumbaba como un trueno, y no dejaba de llamarme algo que no entendía.

("Sasha"): — Dios Demonio... apestas igual que él.

("Juske"): — ("Dios Demonio... otra vez esa palabra.").

No entendía nada. ¿De quién estaba hablando? ¿Por qué estaba tan segura de que tenía algo que ver con él? Apenas podía moverme, sus ojos oscuros perforaban mi alma, y su aura me hacía sentir como si estuviera atrapado en una tormenta interminable.

Cuando cargó su lanza de electricidad, supe que no estaba jugando.

("Sasha"): — Si tienes su olor y su esencia, eres su apóstol.

Justo cuando levantó su lanza, un chico apareció de la nada.

("Ron"): — ¡Reina Sasha, deténgase!

Era joven, con un cabello negro desordenado y ojos brillantes que reflejaban seriedad. Su voz resonó con urgencia mientras se paraba entre nosotros.

("Ron"): — No puede hacer esto, no podemos atacar a alguien así, y mucho menos aquí.

("Sasha"): — ¡¿Qué estás diciendo, Ron?! Este humano apesta al poder del Dios Demonio, ¡lo puedo sentir!

("Ron"): — Y aun así, no podemos matarlo. ¿Ya olvidó lo que prometió? No podemos matar gente en este mundo.

Sasha dudó por un momento, pero no bajó su lanza.

("Sasha"): — Entonces explícame, ¿por qué tiene su olor?

("Ron"): — No lo sé, pero no podemos sacar conclusiones apresuradas.

Sasha frunció el ceño y dio un paso atrás, aunque seguía cargando la lanza de electricidad.

("Sasha"): — ¿Y si es su apóstol? ¿Y si está aquí para liberarlo?

("Ron"): — Eso es posible. Azharel fue aprisionado hace eones en las raíces del Árbol del Origen. Nadie ha oído de él desde entonces.

El nombre resonó en mi cabeza.

("Juske"): — ("Azharel... ¿quién demonios es ese?").

La lanza de Sasha comenzó a disiparse lentamente, aunque su mirada seguía fija en mí.

("Sasha"): — ¿Ahora que vamos a hacer con él?

Ron me miró con algo de compasión.

("Ron"): — Disculpa, no es común que la Reina Demonio pierda el control, ella está de vacaciones solo eso.

("Juske"): — ("Entonces si ella esta de vacaciones no deberia estar atacando gente por puro morbo.").

Aprovechando que ambos estaban distraídos, retrocedí lentamente. Ryu, que estaba escondido detrás de un árbol, saltó a mis brazos.

("Sasha"): — ¡Oye, no creas que esto ha terminado!

No esperé a escuchar más. Giré sobre mis talones y corrí tan rápido como pude, con Ryu aferrado a mí.

("Juske"): — ("No entiendo nada, pero no voy a quedarme aquí para averiguarlo.").

Mientras corría, sentía las miradas de ambos clavadas en mi espalda, pero no me detuve. Por ahora, lo único que importaba era salir de allí.

Corría con Ryu en brazos, mi respiración pesada, mis pasos resonando en el bosque. Cada fibra de mi ser me gritaba que escapara.

("Juske"): — ("No puedo creerlo... esa mujer realmente iba a matarme. ¿Por qué insiste en llamarme Apóstol? Nada tiene sentido.")

Las hojas crujían detrás de mí, y luego escuché un grito que me heló la sangre.

("Sasha"): — ¡Ron! ¡Por tu culpa se nos está escapando! ¡No voy a dejar que se vaya!

("Ron"): — ¡Reina Sasha, espere! ¡Esto no es lo que deberíamos estar haciendo!

Mis piernas casi se detienen al escuchar eso. ¿De qué estaban hablando ahora? Giré la cabeza por un instante y vi a Sasha, la Reina Demonio, corriendo detrás de mí, mientras su asistente, Ron, intentaba alcanzarla.

("Ron"): — ¡Reina Sasha, por favor, controle su impulso!

("Sasha"): — ¡¿Controlarme?! Tiene el olor de Azharel. ¿Cómo puedo ignorar algo así?

("Ron"): — ¡Eso no significa que debamos atacarlo así nada más!

("Juske"): — ("¿Azharel? ¿Quién demonios es Azharel?")

Ryu ladró suavemente, como si quisiera calmarme, pero mi corazón latía demasiado rápido.

("Juske"): — ("Esto es diferente... nunca he sentido tanto miedo. No es como las batallas que he tenido antes. Esa mujer... Sasha... No parece alguien con quien puedas tener oportunidades.")

Finalmente vi la salida del bosque a lo lejos. El camino de tierra que llevaba a la ciudad parecía mi única salvación.

("Sasha"): — ¡Humanos como tú no deberían estar aquí! ¡No tienes de lo que te haré cuando te atrape!

Dijo la mujer que me perseguía con una cara muy aterradora, lo que se veía su sed de sangre como si me repudiara. 

("Ron"): — ¡Por favor, deténgase! ¡No podemos romper las reglas en este mundo!

("Sasha"): — ¡No me importa! Ese humano está relacionado con Azharel, estoy segura de ello. ¡No puedes olerlo como yo!

("Ron"): — ("¿Por qué siempre me toca detener estas locuras?")

Aceleré el paso, sintiendo cómo la energía de Sasha aumentaba detrás de mí. El aire a mi alrededor se llenó de una especie de electricidad estática, y por un momento, pensé que un rayo caería sobre mí.

("Juske"): — ("Si llego a la ciudad, tal vez pueda perderlos. Pero si no...")

Mis pensamientos fueron interrumpidos por otro grito de Sasha.

("Sasha"): — ¡No creas que puedes huir de mí, humano! ¡Esto no ha terminado!

Logré salir del bosque y mezclarme en el camino que llevaba a la ciudad. Personas caminaban tranquilamente, ajenas al caos que acababa de dejar atrás.

("Ron"): — ¡Reina Sasha, por favor, basta! Si sigue, se arriesga a llamar la atención del Consejo de los Reinos.

("Sasha"): — ¡Que el Consejo haga lo que quiera! Ellos no me dan órdenes. 

("Ron"): — ("Esto es un desastre...")

Me detuve un momento para recuperar el aliento, escondiéndome detrás de un carro de mercancías. Mi cuerpo temblaba, no sólo por la fatiga, sino por el peso de todo lo que acababa de ocurrir.

("Juske"): — ("Por ahora estoy a salvo, conque esas voces de hace días eran ellos").

Ryu me lamió la mano, y eso me devolvió un poco de calma.

("Juske"): — ("Por ahora, tengo que seguir adelante. No puedo quedarme aquí esperando respuestas. Tendré que encontrarlas por mí mismo.")

Me agaché detrás del carro de mercancías, respirando con dificultad mientras Ryu se acurrucaba a mi lado, su respiración calmada contrastando con la mía. 

Estaba a salvo por ahora, pero no podía bajar la guardia. Mi mente aún daba vueltas con todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo.

Pude escuchar los gritos de Sasha, más cercanos de lo que deseaba.

("Sasha"): — ¡No te escondas, humano! ¡No hay lugar donde puedas huir!

("Ron"): — ¡Reina Sasha, por favor! ¡Deténgase! ¡Esto está fuera de control!

Los pasos pesados de Sasha resonaban en el suelo, y Ron estaba cada vez más cerca, pero aún no nos habían encontrado. Aproveché el momento para moverme, casi sin hacer ruido, y con Ryu siguiéndome de cerca. Sabía que si podía llegar más lejos, podría perderlos entre las calles que conducían a la ciudad.

Casi había logrado ganar algo de distancia cuando una rama crujió bajo mi pie. En ese instante, el aire se tensó y supe que era demasiado tarde.

("Sasha"): — ¡Te encontré!

Giré rápidamente, y ahí estaba ella, con sus ojos rojos brillando con furia, su figura imponente recortada contra la luz del atardecer. No podía creer que me hubiera encontrado tan rápido.

("Juske"): — ("Maldita sea... ¡¿Porque tuve que pisar esa Rama?!")

Sin pensarlo, empecé a correr con todas mis fuerzas, mis piernas quemando por el esfuerzo. Ryu, a mi lado, corría con una agilidad sorprendente. 

Sabía que la única forma de ganar algo de ventaja era adentrarme en otro bosque cercano. Los árboles podrían ayudarme a esconderme, al menos por un momento.

Pero la Reina Demonio no iba a rendirse tan fácilmente. Mientras corría, sentí cómo el aire a mi alrededor se cargaba con electricidad estática.

 Vi un destello en el cielo y, antes de que pudiera reaccionar, Sasha levantó su mano. Su mana brilló con intensidad, y una lanza de Relámpago se materializó en su palma.

("Sasha"): — ¡No escaparás!

La lanza surcó el aire con una velocidad mortal. No había tiempo para esquivarla, estaba en una mala posición. Mi corazón latió con fuerza, y fue entonces cuando algo increíble sucedió.

Ryu saltó hacia mí, su cuerpo brillando en un resplandor morado. Un chorro de fuego surgió de su boca, envolviendo la lanza en un torbellino de llamas que la desvió. 

Pero eso no fue todo. La llama de Ryu se intensificó, y de ella surgió un pequeño portal espacial, brillando como una estrella fugaz.

De repente, el cielo comenzó a oscurecerse, y un rugido ensordecedor atravesó las nubes. 

Truenos comenzaron a estallar entre las sombras, como si el mismo cielo estuviera reaccionando a lo que acababa de ocurrir. Miré hacia arriba, atónito, sin poder creer lo que veían mis ojos.

("Juske"): — ¡Dios mío! ¡Gracias, Ryu! ¡Casi no la cuento!

Ryu volvió a saltar hacia mí, mientras yo seguía corriendo, pero ahora había algo diferente en el aire. Sabía que algo grande estaba a punto de suceder. 

Las nubes se acumulaban rápidamente, formando una tormenta a nuestro alrededor. 

El cielo sobre mí se oscurecía más rápido de lo que podría imaginar. El portal que Ryu había creado seguía brillando con una intensidad cegadora, pero las nubes que se acumulaban se volvían cada vez más densas, como si la misma atmósfera estuviera reaccionando a la energía que se liberaba. Mi respiración seguía acelerada, pero la persecución no había terminado.

De repente, escuché la voz de Sasha, cargada de rabia y sorpresa.

("Sasha"): — ¡No puede ser! ¡Qué apóstol tan inteligente al traer a un dragón Espacial con él para desviar su lanza!

Su tono era ácido, casi como si no pudiera creer lo que acababa de suceder.

("Sasha"): — Yo creo que se está preparando para destruir toda la creación y liberar a su Amo Azharel, su "Dios Demonio", De su prisión.

La idea de que yo estuviera asociado con algo tan caótico y peligroso era aterradora, pero algo en su tono me hizo sentir que hablaba más por impulso que por certeza.

("Ron"): — No creo que sea eso, mi Reina Demonio. Mejor deje a ese chico en paz.

Ron, agotado después de toda la persecución, trataba de calmar a Sasha, pero ella no parecía dispuesta a detenerse.

("Sasha"): — ¡Mira, se escapa!

Con esas palabras, ella comenzó a correr detrás de mí una vez más. Ron la siguió, a regañadientes y con el aliento pesado, pero sus pasos eran más lentos. Estaba claro que su energía se estaba agotando.

Con una nueva oleada de desesperación, volví a acelerar mis pasos. Sabía que, aunque había logrado evadirla por un momento, la persecución estaba lejos de terminar.

Mientras corría, un pensamiento absurdo cruzó por mi mente, y no pude evitar murmurar:

("Juske"): — Cuando salí de la academia debí irme directo a la posada… si hubiera hecho eso, nada de esto habría pasado…

Era ridículo pensar que todo este caos podría haberse evitado con una simple decisión, pero, en medio de la carrera, cualquier distracción era bienvenida. 

El sudor caía por mi frente mientras miraba el sendero frente a mí, sin darme cuenta de cuán lejos había corrido ya.

("Juske"): — ¡Me alejé más de la ciudad!

De repente, escuché un zumbido eléctrico que cortó el aire. Miré hacia atrás y vi a Sasha, su magia reluciendo con furia mientras comenzaba a lanzar otra lanza de relámpago hacia mí. El aire a su alrededor chisporroteaba, y la lanza viajaba a una velocidad mortal.

("Ron"): — ¡No lo haga, Reina Sasha, por favor!

Pero era demasiado tarde. La lanza ya estaba a medio camino, y se acercaba con rapidez.

Era la última oportunidad. Sin embargo, justo cuando sentí que la lanza me alcanzaba, algo imposible sucedió.

Un destello de luz brilló en el aire y, como si el tiempo se hubiera detenido, una figura apareció frente a mí. Era Aurelius Etheris.

Aurelius, con su calma característica, extendió la mano y, en un movimiento casi sin esfuerzo, sujetó la lanza formada por rayos. 

La energía que la rodeaba se desvaneció en destellos de luz, pero él la sostuvo con una fuerza tranquila. Con un suave gesto, la lanza se desintegró en el aire, desapareciendo por completo.

("Juske"): — ¡Aurelius, eres tú!?

Mi voz temblaba de incredulidad y alivio. No podía creer que, en medio de este caos, hubiera alguien que me ayudará.

Aurelius me miró, su expresión relajada como siempre, pero con una ligera sonrisa.

("Aurelius"): — ¿Cómo estás, Juske?

Su tono era amable, como si estuviéramos simplemente charlando en una tarde tranquila, pero en medio de todo lo que había pasado, su presencia fue como un ancla que me devolvía un poco de calma.

Sasha, al ver lo que acababa de suceder, se detuvo en seco. Sus ojos brillaron con furia, pero parecía dudar por primera vez. Ron, detrás de ella, también parecía atónito, jadeando y observando la escena.

("Ron"): — Esto… esto se está complicando demasiado…

Ryu, al ver que yo estaba bien, se detuvo a mi lado, su mirada fija en Aurelius. Sentí que todo el peso de la persecución se desvanecía un poco, al menos por un momento.

Aurelius, con una calma inquebrantable, se giró hacia Sasha y Ron. Su presencia era imponente, pero no amenazante, como si estuviera simplemente observando una situación que ya conocía.

("Aurelius"): — Creo que ya es suficiente por hoy, ¿no creen?

La atmósfera se tensó instantáneamente cuando Sasha, con su furia contenida, miró a Aurelius Etheris con desdén. Sus ojos ardían con odio, y su voz cortó el aire como una cuchillada.

("Sasha"): — ¿Quién diablos eres tú, metiche?

Ron, aún jadeando por la carrera, no dejó de mirar a Aurelius con una mezcla de sorpresa y desconfianza. 

Su mirada era algo extraña, como si estuviera tratando de descifrar algo que no lograba comprender. 

Sabía que no era un aliado común, pero su presencia era, de alguna manera, incómodamente tranquila.

Mientras tanto, en la mente de Sasha, una tormenta de pensamientos recorría su mente.

("Sasha"): — Esto es muy extraño... ¿cómo es posible que lograra aparecerse así? No percibí ni su rastro de maná, ni su presencia... No lo percibí para nada...

Era obvio que no solo estaba sorprendida, sino realmente desconcertada. Aurelius Etheris parecía estar en otro nivel, un nivel que ni siquiera ella, con toda su fuerza, podía entender completamente.

Aurelius, con su usual calma, sonrió suavemente, un brillo sereno en sus dorados ojos. Se adelantó un paso, mirando a Sasha con una expresión amable, casi paternal.

("Aurelius"): — Mejor dejen a Juske en paz si no quieren más problemas, ¿de acuerdo?

Su tono era tranquilizador, pero la fuerza que emanaba de él era palpable, como si fuera capaz de borrar cualquier amenaza con solo una palabra. Aunque su voz era suave, la manera en que se dirigía a ella lo decía todo: no había miedo.

Sasha lo observó con una mirada fulminante. Aquella sonrisa tranquila, el aura relajante que lo rodeaba... todo en Aurelius la irritaba más y más.

("Sasha"): — ¡Nunca! ¿Acaso no te das cuenta de que tienes ante ti una amenaza para toda la creación? Él es un apóstol del Dios Demonio Azharel, y... ¡y es malvado!

Las palabras de Sasha, llenas de veneno, resonaron en el aire. Pero, para sorpresa de todos, Aurelius no mostró ni una pizca de preocupación. Con una calma aún mayor, se giró hacia mí.

("Aurelius"): — Lo que ella dice... ¿es cierto, Juske, destruiras toda la creación?

Mi mente no podía procesar bien la situación, pero sabía que tenía que responder. Con una ligera sonrisa, le respondí.

("Juske"): — No, no es cierto.

Respondí con mucha inocencia y gentileza. 

Aurelius se volvió hacia Sasha con una expresión tranquila, como si la situación fuera completamente normal.

("Aurelius"): — Pues ya escuchaste, Juske dice que no es el apóstol de ese tal Azharel.

Sasha se quedó boquiabierta por un momento, claramente furiosa por la falta de seriedad de Aurelius ante algo tan grave. Ron, que no podía dejar de ver lo que estaba sucediendo, soltó una risa nerviosa.

("Ron"): — ¿En serio le acabas de preguntar eso?

Aurelius, viendo la frustración en el rostro de Sasha, no pudo evitar un pequeño toque de risa.

("Sasha"): — ¿Qué es tan gracioso?

 Con un tono juguetón, se burló ligeramente de ella, como si estuviera en una situación mucho más relajada de lo que realmente era.

("Aurelius"): — Uy, qué miedo.

Sasha, que ya estaba al borde de la furia, apretó los dientes y sus ojos se iluminaron con un brillo peligroso. 

Pero lo único que consiguió de Aurelius fue una sonrisa todavía más amplia y relajada. Como si de alguna manera estuviera disfrutando de la tensión.

La comedia del momento no pasó desapercibida. El contraste entre la amenaza inminente y la actitud completamente despreocupada de Aurelius era un espectáculo que podría haber hecho reír a cualquiera, si no estuviera tan cargado de tensiones subyacentes. Incluso Ron, que aún se encontraba en medio de todo, parecía no poder evitarlo.

("Ron"): — ¿En serio? Ya mejor dejo de reírme, mi Reina no está contenta para nada. 

Pero Aurelius, con su rostro, no dejó de sonreír.

("Aurelius"): — Bueno... ¿es que debería temerle a una Reina Demonio con tan mala actitud?

La Reina Demonio Sasha estaba al borde de la furia. Su ira emanaba con tal intensidad que el aire a su alrededor vibraba. 

Su expresión se tornó completamente aterradora, y en un movimiento rapidísimo, metió una mano en el espacio a su lado. 

Una fisura apareció, como si una cremallera se abriera en el vacío, y de ella emergió una espada gigantesca. El metal oscuro brilló con energía demoníaca mientras Sasha la alzaba con una sola mano, mirando a Aurelius con furia.

("Sasha"): — Ya sacaste boleto, niño bonito.

Aurelius, aún con esa sonrisa tranquila, entrecerró los ojos al ver la espada que Sasha empuñaba. No parecía alarmado, pero su tono cambió ligeramente, más juguetón.

("Aurelius"): — Oh, esto no es bueno…

De repente, Sasha, en un tajo feroz, cortó el aire con una velocidad instantánea. Un corte gigantesco atravesó toda el área circundante, partiendo todos los árboles como si fueran ramas de un árbol seco.

 Pero antes de que la destrucción alcanzara su punto máximo, Aurelius saltó hacia atrás con una rapidez impresionante, sosteniendo a Juske desde su espalda como si no pesara nada. 

Ryu, que estaba sobre la cabeza de Aurelius, se aferró con fuerza mientras el aire giraba por la velocidad del movimiento.

Mientras tanto, Ron, que no podía hacer nada frente a tal poder, se agachó, claramente intimidado por la magnitud del caos que Sasha había desatado. La furia de la Reina Demonio era algo fuera de lo común, y Ron lo sabía.

Juske, todavía atónito por la rapidez de Aurelius, miró a su alrededor, notando algo extraño.

("Juske"): — ¡Espera! ¡Aurelius! ¡Estás volando!

Aurelius, con su cara relajada y su tono despreocupado, miró a Juske desde su espalda. Su sonrisa seguía siendo tan serena como siempre.

("Aurelius"): — Ah, eso. Es simple, es que acabo de tocar el Aire con mi maná y aura se ha vuelto un suelo para nosotros. Es por eso que parece que estamos volando. 

Juske no pudo evitar quedar impresionado. La idea de poder tocar el aire y convertirlo en algo tangible era inconcebible para él, pero estaba siendo testigo de ello.

Mientras tanto, la Reina Demonio no solo había destruido todos los bosques cercanos con su tajo, al parecer, había cortado todos los árboles en un radio mucho mayor.

("Aurelius"): — Espero que esta demente no haya matado a ninguna persona cerca de estos bosques.

Había dicho Aurelius con mucha confianza y frialdad. 

 ¡Miles y miles de árboles cayeron al mismo tiempo, como si el bosque entero hubiera sido arrasado con un solo golpe! Juske, asombrado por la magnitud de la destrucción, vio cómo Sasha se preparaba para otro ataque.

 

("Sasha"): — ¡Ahora los mataré a los dos!

Ron, sin poder evitarlo, soltó un suspiro nervioso mientras se mantenía en el suelo, mirando el desastre a su alrededor.

("Ron"): — Casi termino muerto... si no me hubiera hagachado no la cuento. 

Dijo el demonio nerviosamente , con un miedo que lo inundó desde las entrañas.

("Ron"): — Ay no... esto es grave.

Juske miró a Aurelius, decidido a no ser una carga.

("Juske"): — Tranquilo, Aurelius. Yo te ayudaré.

Pero Aurelius, sin perder esa calma imperturbable, le lanzó una mirada entrecerrada y sonriente.

("Aurelius"): — Olvídalo. No tienes oportunidad contra ella, Juske. Ella es millones de veces más fuerte que tú. Así que... déjamelo a mí, ¿Si?

Antes de que Juske pudiera decir algo más, Sasha saltó hacia Aurelius con su espada levantada, realizando un tajo tan grande que cortaba el aire como un cuchillo caliente sobre mantequilla. El cielo mismo se dispersó ante el poder de su ataque.

Pero Aurelius, con una sonrisa tranquila, levantó ambas manos y detuvo el tajo de Sasha con solo dos dedos. El poder de la Reina Demonio chocó contra la fuerza de Aurelius, pero no pasó nada. 

No hubo ni un rasguño en su cuerpo, ni siquiera un cambio en su expresión. Todo el poder de Sasha fue detenido por los dedos de Aurelius como si fuera nada.

Juske, impresionado y atónito, no podía comprender cómo alguien podría detener un ataque tan devastador con tan poco esfuerzo. La diferencia de poder era abismal.

("Aurelius"): — Tranquilo, Juske. Yo resolveré esto. Vuelve a casa.

("Juske"): — ¿Qué? Espera...

Antes de que Juske pudiera reaccionar, Aurelius chasqueó los dedos. En un parpadeo, Juske y Ryu fueron teletransportados de regreso a la posada.

 El viaje fue instantáneo, y en un abrir y cerrar de ojos, Juske se encontraba en su cuarto. El silencio de la habitación lo rodeaba, y en la distancia, podía escuchar la voz de Mika y Scarlett abajo, como si todo el caos del bosque fuera solo un sueño lejano.

Aunque estaba de vuelta en la seguridad de su hogar, Juske no podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder. 

Juske bajó con pasos apresurados, acompañado por Ryu, mientras su mente aún intentaba procesar lo que acababa de vivir. Las voces de Scarlett y Mika lo sacaron de su ensimismamiento.

("Mika"): — ¿Qué tienes, Juske? Es como si hubieras visto a un demonio.

Scarlett lo miró extrañada, inclinando la cabeza.

("Scarlett"): — ¿Desde hace cuánto estás aquí? No te vi subir ni nada... ¿Cómo es que ya estabas en tu habitación?

Juske no respondió de inmediato, todavía impactado por los eventos en el bosque. Se llevó una mano al cabello, despeinándolo un poco, y trató de recomponerse. Cuando abrió la boca para decir algo, solo murmuró:

("Juske"): — No... yo... tengo que ayudar a Aurelius.

Antes de que pudiera explicar o salir corriendo por la puerta, esta se abrió de golpe. Farid e Isha entraron apresurados, con expresiones de urgencia.

("Farid"): — ¡Oigan, tenemos graves problemas!

("Juske"): ¿QUE?

Mientras tanto, en el campo de batalla

Sasha se quedó mirando a Aurelius con los ojos entrecerrados, su expresión fría y calculadora. En su mente, una sola pregunta la atormentaba: ¿A dónde lo mandaste?.

("Sasha"): — ¿Dónde está el apóstol? ¡Respóndeme!

("Aurelius"): — Por favor Deja de llamarlo así. Aunque no podemos hablar aquí, así que...

Aurelius, con su habitual calma, chasqueó los dedos. En un instante, tanto él como la Reina Demonio desaparecieron del bosque, dejando a Ron atrás. El demonio, ahora solo, miró alrededor, confundido.

("Ron"): — ¿Se... se llevó a la Reina Demonio? 

Aurelius y Sasha aparecieron en un lugar completamente distinto. A su alrededor, un inmenso océano se extendía en todas direcciones, sin tierra a la vista. 

El cielo estaba despejado, pero el sonido de las olas rompiendo contra sí mismas llenaba el ambiente. Aurelius suspiró con una sonrisa amable, alzando las manos en un gesto pacífico.

("Aurelius"): — No quiero pelear contigo, Sasha. Seamos razonables. Sé una buena demonio y mejor dialoguemos.

Pero Sasha no estaba para charlas. A su lado, otra fisura apareció, y de ella sacó una espada más fina y letal que la anterior. Su hoja parecía pulsar con energía, y pequeñas grietas espaciales se formaban alrededor de su filo.

 

Aurelius entrecerró los ojos, aún sonriente, pero con un toque de preocupación fingida.

("Aurelius"): — Espera, espera... Esa espada es más fina. ¿Eso significa que ahora sí quieres matarme de verdad?

Sasha no respondió con palabras. En su lugar, cargó contra Aurelius con una serie de tajos que no solo cortaban el espacio a su alrededor, sino que abrían fisuras dimensionales a su paso.

 Cada golpe desataba un poder que parecía distorsionar El espacio. Pero Aurelius, con una gracia casi burlona, esquivaba los ataques con facilidad, manteniendo siempre su sonrisa.

("Aurelius"): — Interesante... una espada que corta el espacio. Eso sí es un diseño único.

("Sasha"): — ¡Cállate! ¡ entegame al apóstol!

Aurelius, todavía evadiendo los tajos con movimientos ágiles en el aire, rió suavemente.

 Una capa de maná dorado comenzó a cubrir su cuerpo, brillando intensamente y fracturando el espacio a su alrededor. El aura que emanaba era tan potente que incluso el océano debajo de ellos parecía retroceder ante su presencia.

("Aurelius"): — Bueno, querida... Si tanto insistes, tendrás que alcanzarme primero.

Con esa última frase, Aurelius se lanzó hacia el cielo con una velocidad imperceptible, dejando una estela dorada tras de sí dejando varias grietas de realidad. Sasha, furiosa, hizo lo mismo, acelerando con un manto de mana oscuro que retumbaba con el poder de su ira.

("Sasha"): — ¡No estoy para juegos, payaso! ¡Acabaré contigo!

El cielo se convirtió en su campo de batalla, con Aurelius y Sasha moviéndose a velocidades que rompían las leyes de la física. 

Las ondas de choque y las distorsiones espaciales se extendían en todas direcciones, mientras la persecución continuaba en un espectáculo tan impresionante como destructivo.

La persecución aérea continuó, con Aurelius esquivando cada tajo de la Reina Demonio con movimientos elegantes y despreocupados.

 El aire alrededor de ellos estaba saturado de energía pura, distorsionando la luz y creando ondas de choque que alcanzaban todo, levantando grandes olas.

Finalmente, Aurelius detuvo su vuelo, flotando en el aire con una expresión de hastío.

("Aurelius"): — Ya me cansé de este jueguito.

Con un simple chasquido de sus dedos, el aire a su alrededor se endureció, formando un enorme cubo de maná que encerró a Sasha. 

La estructura brillaba intensamente, como si estuviera hecha de cristal dorado, pero su composición era sólida.

Aurelius observó el cubo con una sonrisa satisfecha.

("Aurelius"): — Eso debería mantenerte tranquila un momento, Ahora hablamos...

Dentro del cubo, la Reina Demonio Sasha frunció el ceño. Sosteniendo su espada, dio un fuerte tajo que atravesó la barrera como si fuera papel, deshaciendo el endurecimiento del aire...

("Sasha"): — ¿De verdad pensaste que eso sería suficiente?

Sasha se lanzó hacia Aurelius, su espada lista para un golpe mortal. Aurelius, aún manteniendo su calma, entrecerró los ojos y murmuró:

("Aurelius"): — Interesante... tu espada anula los efectos del maná.

La Reina Demonio aterrizó frente a él y atacó con una furia implacable.

("Sasha"): — Esto no es una evaluación, maldito.

Con un movimiento fluido, Sasha abrió una nueva fisura a su lado y guardó su espada, para luego sacar otra arma.

 Esta nueva espada era más siniestra, con cadenas oscuras envueltas alrededor de su hoja que brillaban con una energía inquietante.

 

("Sasha"): — Veamos si puedes con esta.

Con un movimiento rápido, lanzó la espada directamente hacia Aurelius. Las cadenas que envolvían la hoja se agitaban como si tuvieran vida propia, apuntando al joven de dorados cabellos.

Aurelius reaccionó con rapidez. Con un leve gesto, liberó su maná para crear un campo que ralentizaba el tiempo a su alrededor.

 La espada se movió más lentamente, pero para su sorpresa, no se detuvo. La hoja atravesó el campo de tiempo distorsionado, rompiéndolo con facilidad, y continuó su trayectoria imparable.

("Aurelius"): — ¿Qué...?

La espada impactó directamente en el pecho de Aurelius, atravesándolo y clavándose profundamente. 

Su cuerpo quedó suspendido en el aire por un instante, mientras su sangre dorada comenzaba a manar de la herida. Con un leve suspiro, Aurelius cayó hacia el océano, hundiéndose en las profundidades.

Desde el cielo, Sasha lo miró con una sonrisa triunfante.

("Sasha"): — Eso fue rápido... Solo era un presumido...

("Sasha"): — Aunque eso fue demasiado fácil en realidad, pero como que algo no termina de cuadrar en esto...

Las olas se alzaron cuando Aurelius impactó el agua, desapareciendo bajo la superficie. La Reina Demonio se quedó en silencio por un momento, observando las aguas inquietas, esperando alguna señal de que el arrogante oponente no regresaría.

Sasha flotaba en el cielo, contemplando el océano donde Aurelius había caído. El agua seguía agitándose por el impacto. Observó durante unos instantes, esperando alguna señal, pero cuando todo parecía haberse calmado, decidió retirarse.

("Sasha"): — No... debí haberlo imaginado, es imposible que siga vivo después de que lo haya atravesado con mi espada.

Sin embargo, justo cuando estaba por retirarse, Aurelius Etheris apareció detrás de ella en un instante, sin hacer ruido. 

("Aurelius"): — Oye Reína Demonio, se te olvido tu espada.

Su figura emergía imponente, con la misma espada que lo había atravesado aún clavada en su pecho.

("Sasha"): — No puede ser... 

("Aurelius"): — Admito que tienes muy buenas armas y habilidades de antimagia. Por algo eres la Reina Demonio.

Su voz resonaba con una mezcla de admiración y burla. Sasha se giró rápidamente, sus ojos reflejaban asombro y desconfianza.

("Aurelius"): — Aunque provienes de un Inframundo diferente al de este mundo, debo decir que eres muy interesantes. La verdad, estoy impresionado.

("Aurelius"): — Y eso me gusta... La verdad experimentar cosas nuevas por mi mismo... siempre alivia mi aburrimiento.

Sasha frunció el ceño, tratando de mantener la compostura mientras procesaba lo que veía.

("Sasha"): — Imposible... ¿Cómo es que sigues vivo? Mi espada te atravesó, ¡eso debería haber acabado contigo!

Aurelius sonrió con serenidad, tocando la empuñadura de la espada aún clavada en su pecho.

("Aurelius"): — Lo sé. Esa espada no solo anula y bloquea magias temporales y corta el tiempo, sino que también puede borrar el alma de quien atraviese. Una habilidad fascinante. Pero en mi caso, eso no funciona.

("Aurelius"): — Siempre quise ser atravesado con una espada así.

("Aurelius"): — Aunque en realidad nunca entenderás los efectos de algo si nunca los experimentas tu mismo. 

Se inclinó ligeramente hacia ella, manteniendo esa sonrisa provocadora y siniestra.

("Aurelius"): — Aunque debo admitir... se sintió placentero ser atravesado por tu espada, Reina Demonio Sasha.

("Sasha"): — Me das asco enfermó. 

Con un movimiento lento, Aurelius retiró la espada de su pecho. La sangre brotó por un instante antes de que la herida comenzara a cerrarse en un instante sin esperar ni un segundo, regenerándose al instante. Incluso la tela de su suéter volvió a estar impecable cociendose así mismo desde los hilos, como si nada hubiera ocurrido.

Sasha lo observó con incredulidad, retrocediendo ligeramente.

("Sasha"): — Ya dime quién eres. No pareces nada humano.

Aurelius inclinó la cabeza, como si considerara su respuesta, pero luego sonrió.

("Aurelius"): — Bueno, lo que yo sea ahora no importa, ¿verdad? Lo que quiero es que dejes a Juske en paz, y lo de Azharel no me importa. 

Sasha apretó los dientes, sus ojos se llenaron de furia al escuchar ese nombre.

("Sasha"): — Así que lo sabes, sabes que tiene relación con... Azharel el Dios Demonio. 

— Fue aprisionado en las raíces del Árbol del Origen por ser un tirano despiadado. Destruyó incontables creaciones, incluso a muchos de los nuestros. Su corazón era frío e insensible, un verdadero monstruo.

La Reina Demonio hizo una pausa, su voz se volvió más grave.

("Sasha"): — Desde que lo aprisionaron, la profecía dice que su esencia se manifestará dentro de múltiples seres vivos, en incontables creaciones, para liberarlo. Juske... ese chico humano... tiene su olor y su energía. 

— Ningún ser común podría percibirlo, pero yo, como un ser primordial, puedo. Y por lo que veo, tú también.

Aurelius asintió ligeramente.

("Aurelius"): — Tienes razón. Yo también percibo el olor y la energía de Azharel dentro de Juske. Pero no creo que sea algo grave. O quizá sí. Nadie lo sabe.

("Aurelius"): — Lo mejor es dejar que un retoño como Juske termine de florecer y así podremos ver los resultados.

("Sasha"): — Estás diciendo que es mejor dejarlo vivir hasta que destruya todo.

Aurelius Etheris Asintió lentamente con una cara tranquila y fría.

Sasha lo miró fijamente, su furia contenida.

("Aurelius"): — Sin embargo, eso no justifica que intentes matarlo. Y lamento decirte que no dejaré que le hagas daño...

Antes de que pudiera terminar, Sasha lanzó un grito de ira y se abalanzó sobre Aurelius con furia desatada. Él, con calma, desapareció en una ráfaga de polvo dorado, reapareciendo detrás de ella.

Con un simple toque en su espalda, Aurelius la lanzó hacia el océano con una fuerza que rompió las olas del océano.

 Sasha se hundió brevemente, pero resurgió de inmediato, flotando sobre la superficie del agua, empapada y enfurecida.

("Sasha"): — ¡Esto ya es demasiado! 

Aurelius la miró con una sonrisa juguetona y, con un chasquido de dedos, el océano comenzó a transformarse. 

Las aguas cristalinas se convirtieron en chocolate líquido, decorado con dulces, bastones de caramelo y fresas gigantes flotando en la superficie. Las montañas cercanas se transformaron en crema batida, mientras pasteles enormes emergían del suelo.

 

("Aurelius"): — ¿Te gusta lo dulce?

Sasha lo miró, desconcertada e impresionada, mientras intentaba comprender la magnitud de su poder.

("Sasha"): — ¡Acabas de convertir todo el Ambiente en cosas dulces! De donde sacaste tanto maná para hacer algo así.

Sin responder, Aurelius continuó flotando frente a ella. Sasha, aún incrédula, invocó una nueva espada. Esta vez, la hoja era plateada, con un diseño majestuoso y reluciente, emitiendo una energía opresiva.

("Sasha"): — Ya basta de juegos. Esta vez te eliminaré de verdad.

Aurelius simplemente sonrió.

("Aurelius"): ¡Vamos sorprenderme hermosa!

Sasha, furiosa, se lanzó hacia Aurelius con una rapidez . Su espada brilló con una luz oscura mientras cortaba el aire en un arco mortal, buscando atravesar la defensa de Aurelius. 

El impacto fue casi instantáneo, pero Aurelius simplemente se desvaneció en un destello dorado, reapareciendo detrás de ella con una sonrisa.

("Aurelius"): — Muy bien, Reina Demonio.

("Sasha"): — Con esa espada no evitarás ninguno de mis cortes , esta espada que vez aquí ignóra cualquier ley de distancia. 

Sasha frunció el ceño, y de repente, un destello plateado rodeó su nueva espada. La energía se intensificó mientras lanzaba varios cortes a gran velocidad, cada uno capaz de atravesar la distancia en un abrir y cerrar de ojos.

 Los cortes alcanzaban a Aurelius, pero de alguna manera, él seguía ileso, como si no lo hubieran tocado. Cada corte que parecía darle pasaba a través de él, dejando tras de sí un rastro de polvo dorado.

("Sasha"): — ¡¿Qué demonios?! ¡Esto no es posible!

Aurelius, ahora divirtiéndose, levantó una mano hacia el cielo y, con un movimiento casi juguetón, exclamó:

("Aurelius"): — ¡CANDY CRUSH!

Al instante, incontables bastones de caramelo gigantes cayeron desde el cielo como meteoritos, rodeando a Sasha. Sin embargo, con una precisión impresionante, Sasha esquivó cada uno, cortando los bastones con su espada en el aire. Cada corte, cortaban los dulces con facilidad al instante, pero la cantidad de ellos era interminable.

("Aurelius"): — ¡Impresionante! ¡Pero aún no has aprendido a disfrutar de los dulces!

("Sasha"): — ¡No necesito saborear tus asquerosos dulces!

Sasha no perdió tiempo. Corrió hacia Aurelius, lanzando un espadazo directo a su torso. 

Justo cuando el filo de la espada estaba a punto de impactar, Aurelius giró rápidamente y extendió su mano para detenerla. La espada se detuvo en su palma, apenas rozando la piel de su mano.

("Aurelius"): — Hmm, me estás aburriendo un poco. Bueno, la verdad me aburres, Reina Demonio.

Con una calma inquietante, Aurelius levantó su dedo índice hacia el cielo. Sasha miró hacia arriba en el último segundo, y antes de que pudiera reaccionar, un meteoro gigantesco de galleta de chocolate cayó del cielo con una velocidad impresionante. 

La galleta se estrelló contra ella con una fuerza abrumadora, lanzándola al océano de leche con chocolate. Aurelius apareció de inmediato en el aire, observando la destrucción con desdén.

Sasha, medio enterrada bajo los escombros de la galleta, gruñó y se levantó, sacudiendo el polvo de su ropa.

("Sasha"): — ("Este tipo... no solo es inmune a mis cortes que niegan la distancia, también no ha dejado de jugar conmigo").

("Sasha"): — Sé ha estado conteniendo desdé el principio. 

Aurelius la observó con una ligera inclinación de cabeza, como si se sorprendiera de que aún estuviera de pie.

("Aurelius"): — Vaya, vaya. No puedo decir que me divierta del todo, pero... es hora de terminar esto.

Con un movimiento de su mano, Aurelius lanzó una montaña de crema batida gigantesca hacia Sasha. La montaña de crema parecía engullir todo a su paso. 

("Sasha"): — Mierda... Odio la crema batida.

Sin pensarlo dos veces, Sasha extendió su mano izquierda, creando una fisura en el espacio frente a ella. 

La fisura comenzó a succionar todo a su alrededor, tragando la crema batida hasta que no quedó ni un rastro de ella.

("Sasha"): — Ya basta.

Pero Aurelius, sin inmutarse, suspiró.

("Aurelius"): — Bueno, ya me tengo que ir. Pasará algo interesante más tarde, así que...

Antes de que pudiera terminar, Aurelius apareció frente a Sasha en un abrir y cerrar de ojos, destruyendo su espada con un solo toque.

 Sin tiempo para reaccionar, le dio un golpe certero en el vientre, y una ola de energía la atravesó, anulando su maná por completo. La presión en su pecho la hizo caer de rodillas, incapaz de sostenerse.

Con una calma imperturbable, Aurelius levantó un dedo y, con un solo gesto, la lanzó a través de un portal dimensional. Mientras ella desaparecía en el portal, él susurró:

("Aurelius"): — Mejor vuelve a tu mundo.

("Sasha"): — Ma...Maldita...sea. 

Al mismo tiempo, en otro lugar, Ron, el asistente de Sasha, caminaba agotado por los bosques de arboles cortados, buscando a su ama. 

("Ron"): — Diablos, Ahora que voy a hacer... no la encuentro por ningún lado.

("???"): — Tu también vuelve a tu mundo. 

Estaba cansado de la constante preocupación, pero justo cuando dio un paso adelante, un resplandor dorado lo rodeó. Sin previo aviso, Ron desapareció en medio de la luz. 

Mientras tanto, en la posada de Lyrenis, Juske, Mika y Scarlett estaban frente a Farid e Isha. El ambiente estaba tenso, y Farid, visiblemente preocupado, les informó:

Farid: — Tenemos un problema. En la bóveda del Ayuntamiento, los Trazos del Destino han sido robados... y también el Trono del Artista.

("Isha"): — Y también... ¡MATARON A MI PAPÁ!

("Juske"): — ¿Que mataron a Ivaris?

("Farid"): — ¡El destino de todos ahora está jodido!

La preocupación se reflejó en las caras de todos. Algo grave estaba sucediendo.

CONTINUARÁ.