"Oye chico, ven aquí y ayúdame", me llamó Zu Lian.
Mis pesados y cansados ojos se abrieron con reproche ante su repentina llamada.
Ah, qué cansancio. Por alguna razón, mi cuerpo pesaba como si alguien me hubiera usado como bestia de carga durante todo el día. Me dolía cada parte.
Me motivé pensando en mi futuro sin carencias y, con esfuerzo, logré levantarme y caminar al lado de Zu Lian.
"Qué dura es mi vida", murmuró.
A Zu Lian le gustaba exagerar las cosas y se ponía más hablador en los momentos menos indicados.
Tenía ganas de decirle que se fuera a dormir. Lo pensé un poco y decidí no hacerlo; no sería correcto. Su trato hacia mí había sido bastante bueno. Nadie me había tratado así desde la muerte de mis padres. Hasta antes del "secuestro" de Zu Lian, yo era tratado como un espíritu invisible.
"Maestro, ¿en qué puedo ayudarle? Espero que este humilde e inútil huérfano sea capaz de realizar la tarea que me quiere encomendar", me incliné con respeto.
"No, no es nada especial. Estamos bastante cerca de la secta y es posible que nos encontremos en cualquier momento con otros cultivadores. Ven y ayúdame a cubrirme los ojos, oídos y nariz con esta tela", me dijo mientras me entregaba la tela.
Miré la tela.
Miré a Zu Lian.
No, no es mi asunto. No preguntaré el porqué.
No tenía intención de hacerlo, pero mi expresión debió delatar mi confusión.
El hombre Zu Lian sonrió levemente y, con expresión cansada, murmuró lo suficientemente alto para que yo lo escuchara:
"Es… para no enamorarme."
El ambiente, en un respiro, se volvió solemne. Las sombras que hacía la fogata se agitaron por lo pesado y silencioso del momento.
No respondí nada. No sabía qué responder. Últimamente me sucede mucho.
Por algún motivo, sentí que el ambiente oprimía mi pecho y me hacía sentir desmotivado y miserable.
Le puse la venda, dejando libre el área de su boca.
En silencio, volví a mi cama improvisada y me acosté para dormir.
Sesenta respiraciones después... Zu Lian volvió en sí.
"Perdón, mis sentimientos afectaron el entorno. Mejor dime, ¿qué tipo de armas prefieres? Al llegar a la secta te proporcionaré un objeto de batalla. Piénsalo y dime una respuesta cuando lleguemos."
Ah, es de noche, solo duérmete. Otra vez reprimí esas palabras.
Por alguna razón, jamás había visto a Zu Lian dormir. No obstante, no era un detalle que me importara especialmente.
"Se lo agradezco, señor. Pero ¿por qué necesito un objeto de batalla? ¿Los cultivadores inmortales suelen usarlos? ¿Acaso se pelean con frecuencia con otros cultivadores inmortales?", pregunté dudoso.
Mi pecho latió con nervios y miedo.
No era alguien violento ni buscaba pelea, después de todo. Solo quería sobrevivir cómodamente, ¿era mucho pedir? Y dudaba mucho que fuera una regla de piedra que los cultivadores inmortales vivieran peleando y apuñalándose con herramientas de cultivo.
"Por supuesto. El camino de la cultivación inmortal es un camino sangriento lleno de montañas de cadáveres. Ser benevolente con tu enemigo es ser cruel contigo mismo. Pocos son los que alcanzan avances, mientras que millones se vuelven polvo. ¡¡¡Debes arrebatar cada recurso que te ayude mínimamente a avanzar en tu cultivo!!!", su voz se volvió profunda.
"........"
Tragué saliva.
No sabía que los cultivadores inmortales tuvieran tal estilo de vida.
Me dieron un poco de lástima. Deben ser bastante gruñones y antisociales, ¿no? Suspiré.
"El estado en el que me encontraste es una prueba. Mi pareja de cultivo inmortal se cansó de mí mientras estábamos en un reino arcano compitiendo con otras sectas para reunir la energía dorada y pasar al reino del [núcleo dorado]. Si no hubiera sido porque ella tuvo un último gesto de amabilidad al darme un artefacto, no hubiera sido posible que me encontraras y me ayudaras. Tú eres una casualidad que los cielos enviaron para salvarme. Yo también soy tu casualidad para salir de ese bajo estilo de vida. Así de caprichosos actúan los cielos", su rostro se distorsionó entre melancolía y agradecimiento.
Escuché y agradecí a los cielos. Ignoré todo lo anterior. Si alguna vez me encuentro en una pelea de cultivadores inmortales, tiraré mi azada y saldré corriendo al bosque.
+++
Por la mañana, cuando recién me levanté, miré a Zu Lian golpeando su pecho, abdomen y cabeza con su pulgar.
"Acabo de suprimir mi cultivo para evitar notar a las cultivadoras a través de la energía espiritual", me explicó innecesariamente.
"Necesitaré de tu ayuda para caminar. Normalmente puedo controlar mi energía espiritual para cubrir un área pequeña a mi alrededor, pero aún no estabilizo mi cultivo y prefiero evitar cualquier incidente", estiró el brazo.
Suspiré.
Después del desayuno, caminamos lentamente hacia la dirección que él había señalado.
Unas pocas miles de respiraciones después, mi nariz chocó contra una pared invisible. Grité por el dolor.
"¡Ah, brujería! ¡Es brujería de nuevo!", me alteré.
Ya había visto aparecer innumerables cosas desde una diminuta bolsa: a Zu Lian saltando por encima de los árboles, mi repentino aumento de fuerza, etc.
Aun así, seguía recibiendo sorpresas momentáneas.
"No, ¡cálmate! Es la barrera de la secta", Zu Lian tocó la barrera y me dijo. De su bolsa de almacenamiento sacó una piedra multicolor de rojo, azul y negro. Golpeó el espacio donde me golpeé la nariz y una visible grieta apareció. "Vamos."
Así entramos a la secta.
Con paso dudoso, pero voluntad firme, pasé por la grieta, guiando a Zu Lian.
La vista que me recibió fue como caer en un río en pleno invierno. Quería sacarme los ojos y lavarlos para confirmar que no estuvieran sucios y me hicieran ver cosas imposibles.
"P-pero estábamos en el bosque, ¿cómo…?", temblé con incredulidad.
Lo que se extendía ante mi vista era un vasto e inmenso cuerpo de agua, mucho más ancho y largo que los ríos que conocía. Al concentrar los ojos, pude notar en la distancia una sombra borrosa por una niebla que rodeaba un pedazo de tierra. Una silueta de árbol perforaba las nubes, y figuras diminutas montaban objetos diversos para transportarse desde el árbol a la orilla y viceversa.
Espadas, escudos, nubes amarillas, caparazones de tortuga, bestias aladas, etc. Cada uno tenía su propia forma de evitar mojarse.
"¿Lo ves? ¡Esta es la secta a la que pertenezco!", infló su pecho.
"El árbol que ves se llama Nodo Celestial. Hay muchos y diversos nodos en todo tipo de ambientes. Estos nodos son los que nos permiten cultivar. Este que ves es un nodo pequeño y solo nos permite cultivar adecuadamente la [preparación del cuerpo y espíritu]. Es difícil para los cultivadores de la fundación y etapas posteriores avanzar solo confiando en el árbol, por lo que con diversos métodos recolectamos la energía del nodo, hacemos pastillas, criamos hierbas y bestias, etc. De esa manera recolectamos grandes cantidades de energía espiritual y logramos avances constantes en el establecimiento de la fundación. Para etapas posteriores, debes ir a lugares arcanos donde existen nodos con alta energía espiritual, pero cuyo ambiente hace difícil establecer una secta. Las sectas cercanas se unen y los superiores modifican el ambiente por un tiempo determinado para que los discípulos compitan y logren avanzar. Aunque hay cultivadores que son una excepción y su avance requiere cumplir condiciones aparte de la energía espiritual… Como yo. Yo debo enamorarme y emparejarme con cultivadoras más fuertes que yo para poder avanzar a otros reinos. No obstante, las cultivadoras de niveles superiores no suelen fijarse en machos con cultivos más bajos que ellas, así que solo me queda emparejarme con cultivadoras de niveles más bajos. Las ayudo a avanzar a etapas por encima de la mía, y en esos momentos ellas me dejan. Así obtengo la energía espiritual de la etapa que ellas alcanzaron, lo que me permite avanzar. Debo tener cuidado de no enamorarme de cultivadoras más poderosas que yo, porque si no logro emparejarme y convertirla en mi pareja dao, sufriré heridas internas y perderé todo mi cultivo. ¿Entiendes el porqué de mis vendas?"
De repente y sin razón alguna, dio una explicación detallada de su situación.
"Entiendo, maestro", respondí, aunque no entendía nada.
Una de las figuras en el cielo descendió repentinamente sobre una nube voladora amarilla. Era un joven extremadamente guapo, con cabello largo que le cubría parte del rostro y un bastón rojo en su cintura. En su espalda llevaba un gigante caparazón de tortuga. Se paró sobre la nube, puso sus puños delante de su cara y se inclinó.
"Hola, anciano Zu Lian. ¡Es un gusto volver a estar en la presencia del venerable después de tantos años! ¡Su regreso debe significar que logró avanzar al núcleo dorado, ¿verdad?! ¡Felicidades! ¡Con una potencia como usted, la secta ahora es un lugar mucho más seguro para mis hermanos y hermanas menores! ¡La hermana Wandian por fin podrá sonreír sin preocupación!", dijo el joven.
"Oh, eres tú… hmm, perdón, sé quién eres, pero por algún motivo no recuerdo tu nombre. ¿Puedes volver a decírmelo?", dijo Zu Lian avergonzado.
"Jajajaja, no se preocupe, venerable. No hace falta, ¡no tiene sentido, pues lo olvidará otra vez! ¡No lo haré perder tiempo y regresaré a la secta a informar su llegada y para advertirles a las hermanas de la secta que se recluyan en sus cuevas inmortales!", el joven se fue rápidamente.
La nube voladora dejó un rastro amarillo a su paso. Hacía un sonido como de pedos. Qué curioso objeto.
"..."
"No es lo que piensas, no soy un animal sin control. Es solo que no puedo controlar de quién me enamoro y no quiero dañar a las discípulas. Por lo que acordé con la secta tomar algunas precauciones."
"No dije nada, maestro. este humilde discípulo no juzga la vida íntima del maestro"