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Chapter 6 - CAP 6- ¿Los cultivadores inmortales no cagan?

11 años pasaron en un parpadeo. Viví tranquilo y feliz.

 

Zu Lian, desde el día que llegamos, se encerró a puerta cerrada para estabilizar su cultivo. No ha vuelto a salir ni para cagar. Tal vez se murió. No lo sé.

 

Mi hermana, la Hada Demoníaca, no ha dicho nada al respecto, por lo que supongo que está bien.

 

Una vez que aprendí a leer y escribir, la Hada Demoníaca dejó de pasar tiempo conmigo. Decía que estaba practicando su técnica, pero permíteme dudar al respecto. Solo la veía de vez en cuando, y la mayoría de las veces era para criticar mi perfecto estilo de vida.

 

—¡Oye, vago! Cultívate seriamente. En cualquier momento anunciarán la competencia de sectas para los cultivadores de Preparación del Cuerpo y espíritu. Debes estar preparado y tener disponibles objetos, medicinas y diversas técnicas, o morirás miserablemente —me dijo mientras descendía del cielo saltando desde un objeto que parecía una espada larga adornada con pétalos.

 

—Hmm… ¿puedo no participar? —pregunté con total desinterés.

 

—No, es obligatorio. Debemos salvar la cara de nuestro maestro Zu Lian y volver como cultivadores de Establecimiento de la Fundación. Según mis cálculos, queda poco tiempo. Unos 30 años —suspiró mientras me informaba con seriedad.

 

Esta chica le decía "maestro" a su propio padre. Qué fría.

 

—Bueno, 30 años es poco tiempo, sí... Consideraré las enseñanzas de la hermana Hada De-... perdón, Hada Marcial —me despedí con una reverencia, tratando de ocultar mi sarcasmo.

 

Eso fue hace 2 meses.

 

Mientras admiraba el cielo vespertino, reflexioné sobre sus palabras mientras me sentía extremadamente aburrido.

 

"No tengo nada que hacer, de todos modos. No está mal ir y aprender algunas de las técnicas que tanto he oído mencionar".

 

Ya había alcanzado la 12ª etapa del Establecimiento del Cuerpo y espiritu, el límite de este reino. Ahora solo quedaba consolidar mis fundamentos integrándolos con diversas técnicas adecuadas para el propósito de mi dao o cultivación.

"Ah, eso me recuerda que el maestro me dejó una técnica junto al manual de movimientos. ¡Debo buscarlo!".

 

Descendí del árbol como un hada inmortal y fui a mi cuarto. Lo revisé todo, de arriba abajo.

 

500 respiraciones después, lo encontré debajo de mi cama.

 

—Hah, pensé que lo había perdido. ¡Qué descuidado he sido! Debo ser más ordenado a partir de ahora —pensé mientras tomaba el libro en mis manos y leía el título.

 

Las palabras rojas y afiladas decoraban el libro plateado:

 

"Puños del Asura"

 

Tragué saliva.

 

El aura intimidante y antigua se filtraba de esas cortas palabras impregnadas de poder. Definitivamente, era una técnica poderosa... pero no de mi agrado.

 

No quería luchar. No me gustaba la violencia.

Esta técnica, diseñada para la lucha y la matanza, picaba profundamente en mi corazón.

 

No obstante, sacudí la cabeza para despejar mis pensamientos. Recordé las palabras de mi maestro justo antes de entrar en reclusión:

 

"Aunque no te guste la violencia, esta ha acompañado a los humanos a través de la historia. Tanto para arrebatar lo de los demás como para proteger lo que nos importa. Recuérdalo. ¡Aunque no sea tu intención arrebatar y matar, necesitarás poder y fuerza para proteger!".

 

Cerré los ojos y me decidí.

 

"Sí, aunque no mate, debo protegerme a mí mismo y a quienes me lleguen a importar en el futuro".

 

He escuchado muchas historias sangrientas que comenzaron con un simple choque de miradas o con una belleza de jade. En un mundo tan descontrolado y en el que reina el fuerte, debo ser capaz de proteger.

 

Acaricié el manual y leí su introducción:

"Puños del Asura: rompe montañas, pulveriza huesos. Efecto secundario: deseo incontrolable de golpear a alguien una vez cada 10,000 respiraciones".

 

Analicé profundamente la descripción... y tiré el manual.

 

"Esta técnica definitivamente no es adecuada para el dao que busco perseguir. (En realidad, ni siquiera tengo la intención de perseguir ningún dao en específico)".

 

Entonces recordé algo.

 

—Ah, la biblioteca. La secta tiene una gran biblioteca con un sinfín de técnicas. Debe haber alguna adecuada para aprender y pasar el rato.

 

Me fui al río y me bañé. Luego me dirigí a la biblioteca de la secta, que estaba en la 6ª rama del Nodo Celestial.

 

Caminaba tranquilamente, sin chocar ni hablar con nadie. Sin embargo, por alguna razón, todos se me quedaban mirando.

 

Era incómodo.

"No he interactuado con ellos para nada, y jamás he tenido la presencia o la importancia para ser el centro de atención de esta manera. ¿Qué está pasando?".

 

Intenté no darle importancia y llegué a la biblioteca sin incidentes.

 

—Hola, compañero cultivador bibliotecario. Hoy he venido a buscar una técnica adecuada para mi dao. Aquí está mi insignia de discípulo.

 

El chico que custodiaba la entrada abrió los ojos y tomó mi insignia.

 

—He comprobado tu insignia, compañero cultivador junior. Puedes andar libremente entre el piso 1 y el 3. Si intentas pasarte de listo e ir a pisos superiores porque crees que nadie te ve, serás pulverizado en menos de una respiración. Tenlo en cuenta.

 

Asentí y me incliné.

 

—Muchas gracias, compañero. No retraso más su meditación —en realidad, sabía que estaba durmiendo. La baba le caía por un lado.

Intenté pasar, pero me detuvo.

 

—Espera. Dime, tengo una duda, compañero discípulo junior. ¿No te han hablado de la reconstrucción de rostro?

 

—¿Eh? ¿Reconstrucción de rostro? Me temo que no, compañero cultivador bibliotecario.

 

El bibliotecario suspiró, evaluándome con seriedad.

 

—Ya veo. ¿Nunca has notado que no hay cultivadores feos?

 

Me quedé pensativo.

 

—Ahora que lo mencionas... no me había fijado. He estado cuidando la residencia de mi maestro, y no he convivido mucho con otros. Pero mi maestro mencionó algo hace años, aunque no lo entendí bien.

 

El bibliotecario asintió con evidente comprensión en su rostro.

 

—Eso lo explica. Déjame decirte algo, compañero junior. En el mundo de la cultivación, ser feo es un pecado. También lo es ser increíblemente guapo como yo. De todos modos, cuando me hablaste pensé que tenia una pesadilla. Por eso lo menciono.

 

Me dijo algo grosero y ofensivo. Volvió a cerrar los ojos.

 

Al final No me explico por qué no había cultivadores feos ni lo que era la reconstrucción del rostro. Me sentí desconcertado y molesto.

"¿Ser feo es un pecado en el mundo de cultivación?" pensé, mientras me encaminaba hacia los estantes.