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Chapter 11 - la princesa de Elenoir

La magia por la cual fui nombrado sucesor de la familia Vereoti era un arma poderosa. Pero este poder tenía un precio y, según mi padre, era un poder que consumía tu mente con el deseo de aniquilar y engullir todo en la oscuridad.

Para evitar esto, había dos opciones: la primera era tener una mentalidad de acero capaz de soportar el poder de la oscuridad, y la segunda era tener a una persona especial, alguien que te daba la fuerza suficiente para no caer en la oscuridad.

Pero lo que no se descubrió sino hasta que cumplí diez años es que existía una tercera forma, y esta era mantenerte cerca de alguien que tuviera una magia de luz lo suficientemente fuerte como para apaciguar la oscuridad de tu alma.

Para fortuna, yo tenía estas tres opciones: una mentalidad de acero, una persona más importante que mi propia vida, y esta persona poseía magia de luz tan brillante como el mismo sol.

Esto provocó que yo nunca tuviera los problemas de los cuales mi padre siempre me habló sobre el colapso mental y el deseo de consumirlo todo.

Tal era mi invulnerabilidad a las consecuencias de mi propia magia que comencé a pensar que eran solo mitos o cuentos que mi padre me contaba para evitar que abusara de mi poder, o eso pensé hasta que Rina me mostró eso.

Una sensación similar a perderme a mí mismo, con el único objetivo de aniquilar a esas tres personas, un impulso tan grande que ni siquiera los dos anillos, los cuales se encargaban de mantener mi magia sellada, fueron abiertos como si nada. Un deseo insuprimible de aniquilar todo y a todos, casi como si la misma oscuridad me pedía que les diera el control para subir a todo y a todos en las sombras, un sentimiento que por un segundo pensé que nunca sería capaz de apagar.

Pero la mera mención de que el alma de mi amada Eleanor está aquí fue lo suficiente para aplacar estos sentimientos tan dañinos. Lo que demostraba la gran influencia que tenía Eleanor en mí, demostrando que era la luz que disipaba mis tinieblas, una luz que no permitiría que nada le pasara, no esta vez.

. . .

No podía creerlo, en serio, algo inaudito. No habían ni pasado diez minutos desde que llegamos al castillo y yo ya me había perdido. Pero lo más importante, ¿de dónde c***** se había metido ese anciano?, pensé mientras caminaba por los pasillos del palacio en busca del viejo elfo.

Pero mientras caminaba, Hades habló, curioso por dónde nos encontrábamos.

'Uwu, este lugar es muy bonito y brillante, todo lo contrario al castillo oscuro de tus recuerdos', diría Hades, refiriéndose a la mansión donde yo y mi familia vivíamos, y para ser sinceros, tenía razón: era como comparar un cuento de hadas con uno de terror.

'Mmm, ¿cómo es posible que tengas tan buen vocabulario cuando no tienes ni dos años de nacido?', pregunté, completamente sorprendido por la habilidad de aprendizaje de este pequeño.

'Hay muchos motivos, pero el principal es que normalmente paso la mayor parte del tiempo en el núcleo de papá, por lo que absorbo sus memorias y experiencias. Pero también es debido a que me comí el alma de ese tál nico, que era alguien inteligente pero estúpido.'

respondería Hades, lo que me hizo recordar cuando devoró el alma de ese chico en los primeros días que llegamos a este mundo. Pero cuando me disponía a preguntar sobre si había algo más del alma de Nico, Hades me interrumpió.

'Ehhh, papá, hay una niña viéndonos con enojo mientras nos apunta con una espada.'

diría mi pequeño hijo. Pero a pesar de lo surrealista que sonaba, él tenía razón: enfrente de mí había una pequeña elfa de cabello color gris metálico, ojos color verde azulado, similares a los de Hades, con un estoque color plateado que llevaba un tipo de túnica de color rojo.

'Será la princesa. Tal vez sea de esas que te apuñalan si no les hablas bonito.'

bromearía Hades, lo que me sorprendió ya que no sé de dónde había sacado ese conjunto de palabras.

'¿De dónde aprendiste eso?.'

pregunté.

'De los recuerdos de Nico, cuando estás dormido, me pongo a ver sus recuerdos y hay bastantes cosas buenas.'

respondería Hades a mi pregunta. Pero antes de que se alargara nuestra conversación mental, la pequeña elfa habló.

'¿Quién eres y cómo entraste? Responde', gritaría la pequeña de cabello gris mientras comenzaba a hacer fluir el maná a través de su pequeño cuerpo, lo que me sorprendió, ya que apenas hasta este momento me había dado cuenta de que era un núcleo rojo claro agrietado.

'Papá, no la lastimes, recuerda, nosotros somos los que estamos en tu casa', argumentó Hades, a lo que respondí.

'¿Y si ella nos lastima a nosotros?.'

obviamente bromeando, ya que era imposible que una pequeña nos lastimara. Pero mientras decía eso, la pequeña se lanzaría contra mí con su estoque en mano.

'Demasiado agresiva para ser una princesa.'

murmuré mientras sacaba una de mis dagas para detener el arma de la chica, que ahora podía notar que era una espada y no un estoque. Pero antes de que pudiera hablar, la pequeña comenzaría a mover su espada contra mí a una velocidad decente, con una técnica bastante buena, algo que no me esperaría de una princesa, ni mucho menos una que se ve tan delicada como esta. Sin duda, se merece algunos elogios.

'Oye, no sabes que deberías esperar a que hablen antes de atacar.'

Dije mientras sacaba mi segunda daga para retener la espada de la elfa.

'Bueno, la gente normal contesta de inmediato y no se queda mirando a la nada.'

Gruñó la elfa mientras liberaba su espada de mis dagas para volver a atacar, esta vez con un fuerte tornado que me haría retroceder.

'Magia de viento.'

Murmuré mientras retomaba mi equilibrio para que con mi daga derecha detuviera un corte horizontal de la chica que había dejado al descubierto su lado derecho.

'Moriste.'

Dije.

'¿Qué?'

Respondió.

'si esto hubiera sido, una pelea verdadera. ¿En serio crees que alguien desaprovecharía que dejaste tu lado derecho completamente expuesto? Fácilmente podría apuñalarte un montón de veces y morirías.'

Dije mientras señalaba su error, algo que por lo visto entendió, ya que se sonrojó de vergüenza, después de todo era algo sencillo de corregir; pero supuse que había descuidado su entrenamiento. Claro, si es que tenía alguna clase de entrenamiento, pero cuando estaba a punto de decir algo más, la voz del anciano resonó a mis espaldas.

'Veo que ya se conocieron, eh.'

Dijo Virion, quien se encontraba detrás de mí con una ropa diferente a la de bestia cuando llegamos.

'Abuelo.'

La pequeña princesa se sobresaltó al ver al viejo detrás de mí, quien rápidamente acarició a la pequeña, quien luchaba por liberarse de las caricias del viejo.

'Entonces, dígame, ¿por qué pelean?'

Después de explicarle lo que sucedió, la elfa se presentó, no sin antes disculparse, pero afirmando que yo era el raro por no contestar, algo de lo que Hades y yo estuvimos de acuerdo, ya que literalmente nos pusimos a hablar mentalmente mientras ellas nos preguntaban, por lo que lo dejamos pasar.

'Bueno, como sea, Tessia, ¿verdad?'

Pregunté.

'Sí, así me llamo.'

Respondió, aún con cautela sobre mí, pero lo ignoré y abrí los anillos de mana de mi núcleo para dejar salir mi magia oscura para comenzar mi trabajo.

'No te asusté.'

Dije, lo que sorprendió a la princesa, quien pegaría un salto al contemplar mi magia oscura, la cual se movió rápidamente hacia su hombro derecho, en el cual comenzaría a formar runas, las cuales usaría para saber su estado y ubicación.

'Me hiciste un tatuaje.'

Dijo Tessia con los ojos bien abiertos por la marca en sus hombros, pero rápidamente chasqueé los dedos, lo que provocó que la marca desapareciera, al menos superficialmente.

'¿Me quieres explicar qué se supone que es eso?'

Preguntó Virion, quien parecía algo enojado, después de todo, sin contexto solo hice algo raro a su nieta.

'Es por su seguridad, pero no te puedo decir nada más.'

Dije y, afortunadamente, el anciano logró comprender. Pero cuando me disponía a irme, ya que era lo único que tenía que hacer, el anciano me detuvo otra vez.

'Oye, ¿en verdad te vas a ir ya, después de hacer eso?'

Preguntó.

'Sí, ya no tengo más que hacer.'

Dije, pero al notar la sonrisa del anciano, supuse que mi estancia aquí se prolongaría mucho más de lo que tenía planeado.

'Antes de que te vayas, pelea contra mí.'

Diría Virion mientras que su núcleo comenzaba a brillar de un plateado puro. Por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa adornó mi rostro, ya que quería ver hasta dónde era capaz de sobrellevar una batalla en tal desventaja.

'Está bien, pero no llores cuando pierdas.'