Helanie:
No recuerdo haber despertado con tal felicidad antes. Mi madre tenía una sonrisa radiante en sus labios mientras me despertaba suavemente del sueño.
—Tu papá y yo te hemos estado esperando en la mesa del desayuno. Él hizo tus panqueques de plátano favoritos —dijo mientras caminaba hacia el gran armario para escoger un vestido para mí. Pero algo se sentía mal.
Su cara.
¿Por qué parecía una extraña? No podía recordar haber visto antes esa cara, pero en el fondo, sabía que se suponía que esta era mi madre.
—¿En qué estás pensando? —preguntó, probablemente notándome perdida en mis pensamientos.
—¿Te cambiaste el peinado o el maquillaje? —pregunté al levantarme de la cama, moviéndome hacia ella y tomando su cara con mis manos.
Su sonrisa era tan cálida y reconfortante. Sin embargo, la extraña sensación de no reconocer su cara era inquietante. Era tan cariñosa y amable, y no quería herir sus sentimientos haciéndole preguntas tontas.