La noche había vuelto a envolver el bosque tras la partida de Iridan, pero el aire ya no era el mismo. Las hojas susurraban una amenaza desconocida y la luna parecía menos luminosa, como si temiera mirar lo que ocurría abajo.
Kael avanzaba al frente, con Lira y Garrek a cada lado. Sus pasos rompían el silencio, pero sus mentes permanecían sumidas en lo que acababan de enfrentar. Iridan no era solo un mensajero: había dejado claro que fuerzas mucho mayores se habían puesto en movimiento.
Kael respiró hondo, sintiendo el peso de su nueva habilidad, Armadura de Sombras. Las cadenas en su muñeca ardían con un calor extraño, como si el sistema estuviera esperando algo.
De repente, el mundo a su alrededor se detuvo. La temperatura cayó en picada y una voz resonó en su mente:
¡Misión de Emergencia Activada!
Nombre: Las Sombras que Cazan.
Descripción: Un grupo de criaturas corrompidas ha sido liberado tras el despertar del Fragmento del Ocaso. Acaba con ellas antes de que devoren toda vida en el bosque.
Objetivos:
Derrota a las Sombras Hambrientas (0/5).Protege a Lira y Garrek.
Recompensas:
Habilidad: Visión Umbral (Permite detectar criaturas de la oscuridad a corta distancia).300 puntos de experiencia.
Kael se detuvo en seco, sintiendo el peso de la misión en su mente.
—¿Qué ocurre? —preguntó Lira, observándolo con preocupación.
—El sistema… nos ha dado una misión. —Kael apretó los puños, las cadenas tintineando. Sombras corrompidas. No necesitaban más problemas, pero aquí estaban.
Antes de que pudiera explicar más, un chillido inhumano desgarró el aire. Entre las sombras de los árboles, unos ojos carmesí brillaron con un hambre voraz. Cinco figuras retorcidas emergieron, con cuerpos deformes y garras afiladas como cuchillas.
Lira desenvainó su espada con rapidez, su voz firme a pesar del miedo palpable: —¡Kael, ¡¿qué son esas cosas?!
Kael sintió el peso de la Armadura de Sombras envolviéndolo, respondiendo a su voluntad. Su brazo izquierdo brilló con un resplandor oscuro mientras la voz del sistema resonaba de nuevo:
Armadura de Sombras Activada.
—¡Prepárense para luchar! —rugó Kael, alzando su brazo.
Las cadenas en su muñeca cobraron vida, extendiéndose como serpientes oscuras que buscaban presa. La primera de las criaturas, una Sombra Hambrienta con extremidades alargadas y un rostro carente de facciones, saltó hacia él con un gruñido espeluznante.
Kael reaccionó por instinto. Las cadenas lo rodearon como un escudo, desviando el golpe. Su cuerpo se movió más rápido de lo que esperaba, como si la armadura potenciara sus reflejos. Con un giro, lanzó su brazo hacia la criatura, y una de las cadenas impactó de lleno, enviándola contra un árbol cercano.
—¡Lira, Garrek, quédense juntos! —ordenó Kael, manteniendo la vista fija en las otras criaturas que se aproximaban.
Lira asintió y se colocó a la defensiva, su espada brillando bajo la tenue luz. Garrek, por su parte, retrocedió unos pasos, tensando su arco y buscando el momento oportuno para atacar.
Una segunda criatura cargó hacia ellos, pero esta vez Lira interceptó su avance con un golpe preciso. Su espada cortó la densa sombra del enemigo, pero la criatura no cayó; en su lugar, se retorció, como si la herida no la afectara del todo.
—¡No retrocedan! —gritó Kael, saltando hacia adelante. Las cadenas se movían con él, cada golpe envuelto en un brillo oscuro. Cada vez que una criatura caía, su cuerpo se disipaba en un humo negro que se perdía en el aire.
Finalmente, tras unos minutos de combate intenso, la última de las Sombras Hambrientas cayó, disipándose igual que las demás. El bosque recobró un silencio tenso, como si el mundo contuviera el aliento.
Kael respiró hondo, sintiendo cómo la Armadura de Sombras se disipaba lentamente. La voz del sistema sonó una vez más:
Misión Completada.
Recompensas:
Habilidad: Visión Umbral (Permite detectar criaturas de la oscuridad a corta distancia).300 puntos de experiencia.
Kael sintió un resplandor interno mientras la información sobre su nueva habilidad se grababa en su mente. Visión Umbral. Una habilidad que les daría ventaja contra enemigos ocultos.
Garrek bajó su arco y se acercó, todavía con los hombros tensos. —¡Qué diablos eran esas cosas?
Lira, aunque exhausta, mantuvo su espada firme. —Lo importante no es qué eran… sino por qué están aquí.
Kael miró al horizonte, su expresión seria. Sabía que estas criaturas no habían aparecido por casualidad. El Fragmento del Ocaso y la aparición de Iridan lo confirmaban: los dioses estaban respondiendo. La rebelión había comenzado, y el mundo entero lo sentiría.
—Esto es solo el principio. —Kael volvió a colocarse al frente, mirando el oscuro sendero que se extendía ante ellos. —Debemos seguir adelante. No sabemos cuánto tiempo nos queda.
Sin decir una palabra más, el grupo avanzó entre las sombras del bosque, mientras en el aire todavía resonaban los ecos de la batalla. Las Sombras Hambrientas habían sido solo una advertencia. La verdadera lucha estaba por comenzar.
Kael sintió un resplandor interno mientras la información sobre su nueva habilidad se grababa en su mente. Visín Umbral. Una habilidad que les daría ventaja contra enemigos ocultos.
Garrek bajó su arco y se acercó, todavía con los hombros tensos. —¡Qué diablos eran esas cosas?
Lira, aunque exhausta, mantuvo su espada firme. —Lo importante no es qué eran… sino por qué están aquí.
Kael miró al horizonte, su expresión seria. Sabía que estas criaturas no habían aparecido por casualidad. El Fragmento del Ocaso y la aparición de Iridan lo confirmaban: los dioses estaban respondiendo. La rebelíon había comenzado, y el mundo entero lo sentiría.
—Esto es solo el principio. —Kael volvió a colocarse al frente, mirando el oscuro sendero que se extendía ante ellos. —Debemos seguir adelante. No sabemos cuánto tiempo nos queda.
Sin decir una palabra más, el grupo avanzó entre las sombras del bosque, mientras en el aire todavía resonaban los ecos de la batalla. Las Sombras Hambrientas habían sido solo una advertencia. La verdadera lucha estaba por comenzar.
El Sendero de los Lamentos El bosque se volvió más denso conforme avanzaban. La luz de la luna apenas se filtraba entre las ramas, y el aire estaba impregnado de una humedad que hacía cada respiro pesado. Kael caminaba al frente, con los sentidos agudizados gracias a su nueva habilidad, Visín Umbral. Sombras que antes parecían inofensivas ahora revelaban formas distorsionadas y espectrales al alcance de su vista.
De pronto, Kael levantó una mano, deteniendo al grupo. —Algo se mueve más adelante.
Garrek tensó su arco al instante, mientras Lira aferraba la empuñadura de su espada con fuerza. Kael cerró los ojos por un momento y activó su habilidad. Un destello leve cruzó sus pupilas y, de inmediato, pudo verlos: figuras delgadas y retorcidas escondidas entre los árboles, acechando. No eran como las Sombras Hambrientas, pero irradiaban una energía similar.
—¡Nos están rodeando!— exclamó Kael, dando un paso hacia atrás.
En ese instante, el "Sistema de la Rebelíon" se activó. Una notificación brillante apareció frente a Kael:
Misión de Emergencia: Defiende el Sendero de los Lamentos.
Objetivo: Sobrevive a la emboscada de los Espectros del Bosque (0/15 eliminados). Recompensa: Habilidad "Látigo Umbral". Penalización: Pérdida permanente de 10% de energía vital.
—No podemos fallar aquí.
Lira y Garrek asintieron, posicionándose a su lado. Los espectros salieron de entre las sombras con un chillido agudo que helaba la sangre. Era hora de luchar por sus vidas.
Kael avanzó primero, la cadena de su arma crujiendo como un eco de su poder interior. Con un giro de su muñeca, lanzó un golpe directo hacia el primer espectro, haciendo que este explotara en una nube de sombras disipadas.
1/15 eliminados.
—¡No se detengan! — rugió Kael, su voz llena de determinación.
El enfrentamiento en el Sendero de los Lamentos había comenzado, y la oscuridad del bosque pareció cobrar vida, devorándolo todo a su alrededor.
El aire se espesó a su alrededor, como si el propio bosque se estuviera cerrando sobre ellos. Los espectros, seres etéreos y malignos, se deslizaban entre los árboles, sus cuerpos transparentes brillando con un resplandor fantasmal. Cada uno de sus movimientos parecía desafiar la lógica, torciéndose y retorciéndose como si no estuvieran sujetos a las mismas reglas que el resto del mundo.
Kael observó cómo los primeros espectros se desvanecían en el aire tras su golpe, pero más surgían, como si el bosque los vomitara. Al verlos tan cercanos, sus cadenas empezaron a moverse por sí solas, respondiendo a la amenaza. Un chillido recorrió la noche cuando un espectro saltó hacia él, sus dedos extendidos como garras dispuestas a desgarrar la carne.
Con un rápido movimiento, Kael extendió su brazo izquierdo y una de las cadenas se proyectó hacia el espectro. La cadena atravesó la figura, arrancándole una porción de su ser antes de que desapareciera en una nube oscura.
2/15 eliminados.
Lira no perdió el tiempo. Al ver la apertura, se lanzó hacia adelante, su espada brillando con una luz fría bajo la luna. Con un par de cortes rápidos, derribó a dos espectros que se acercaban por su flanco. El sonido de la espada al cortar el aire y la neblina de las sombras era lo único que podía escucharse en la oscura quietud del bosque.
4/15 eliminados.
Garrek disparó desde atrás, su arco vibrando con cada flecha que lanzaba. Las flechas no eran normales; en el momento de impactar, explotaban en destellos plateados que iluminaban momentáneamente el bosque, mostrando más espectros que se desvanecían tras el golpe.
6/15 eliminados.
El aire se llenaba de la energía del combate. Kael sentía cada golpe, cada movimiento que hacía, como si su cuerpo estuviera siendo moldeado por la armadura de sombras. La habilidad le daba una agilidad inhumana, y sus cadenas se movían como extensión de su voluntad, cortando y atrapando a los espectros que intentaban atacar desde las sombras.
Pero la emboscada parecía interminable. Los espectros continuaban apareciendo, sin cesar. Kael sentía la presión en su pecho; algo no encajaba. Sabía que el número de enemigos no era aleatorio. Algo estaba amplificando la aparición de estos espectros.
—¡Lira, Garrek! —gritó Kael, sus ojos brillando con intensidad al percibir una presencia aún más oscura detrás de los árboles. La sombra de un espectro diferente, mucho más grande y distorsionado se movía entre la oscuridad.
Lira miró hacia donde Kael señalaba, su expresión tensa. —¡Eso no es normal! —dijo, tomando una postura defensiva.
La figura se materializó completamente, un espectro masivo, su cuerpo envuelto en una niebla negra que absorbía toda luz. Sus ojos brillaban con una intensidad roja, tan feroz que la oscuridad misma parecía temerle.
—¡Es el líder! —exclamó Garrek, disparando una flecha que, al impactar, se disolvió al tocar la sombra del espectro.
—¡Esto no terminará hasta que caiga! —Kael apretó los dientes, el sistema alertando en su mente:
Misión de Emergencia: Espectro Principal Despertado.
• Objetivo: Derrota al Espectro del Abismo (0/1 eliminado).
• Recompensa: Habilidad "Requiem de Sombras".
• Penalización: Reducción permanente de 20% de energía vital.
Con cada palabra que aparecía en su mente, Kael sintió una fuerza desconocida invadiendo su cuerpo. La adrenalina lo impulsó a moverse sin pensarlo, girando la muñeca y enviando a sus cadenas hacia el enorme espectro que ahora avanzaba hacia ellos con una velocidad aterradora.
Las sombras del espectro parecían absorber la luz que se emitía de sus ataques, haciendo que sus golpes se volvieran más erráticos. Sin embargo, Kael no estaba solo; Lira y Garrek ya estaban preparados. Lira saltó hacia el lado del espectro, cubriéndose de la sombra mientras lanzaba un golpe certero, su espada brillando en la oscuridad.
Pero el espectro se disolvió en sombras al recibir el golpe, reformándose más lejos, su forma aún más distorsionada.
—¡Es invulnerable a nuestros ataques normales! —gritó Lira, mientras retrocedía.
—¡No hay tiempo que perder! —respondió Kael, sabiendo que debían encontrar una forma de acabar con él rápidamente. Con una mirada decidida, activó su habilidad recién adquirida, Visión Umbral, y las sombras del espectro comenzaron a verse más claras en su mente.
—¡Allí! —señaló Kael, apuntando a un punto débil que ahora podía distinguir gracias a su habilidad. —¡Si atacamos ahí, podemos destruirlo!
Sin esperar más, el grupo se lanzó al ataque con una precisión mortal. Las cadenas de Kael, la espada de Lira y las flechas de Garrek convergieron en el punto débil del espectro, golpeándolo con una fuerza devastadora. Un grito ensordecedor resonó por todo el bosque.
El espectro comenzó a desmoronarse, su forma diluyéndose en la oscuridad hasta que no quedó nada más que el vacío. El aire se calmó, y por primera vez desde que comenzara la emboscada, Kael pudo respirar con algo de normalidad.
Misión Completada.
Recompensas:
• Habilidad "Requiem de Sombras".
• 300 puntos de experiencia.
El silencio del bosque era profundo, pero Kael no podía relajarse. Sabía que esto no era más que una pequeña parte de lo que se estaba desatando. La rebelión había comenzado, y cada paso los acercaba más a lo desconocido.
—Debemos seguir adelante. —Kael respiró hondo, observando a Lira y Garrek, quienes asintieron en silencio. El sendero que se abría ante ellos estaba lleno de incertidumbre, pero uno era seguro: la oscuridad solo iba a crecer.
Sin más palabras, el grupo comenzó a avanzar, sabiendo que lo peor aún estaba por llegar.
El aire se volvió más pesado con cada paso. Las ramas de los árboles parecían inclinarse hacia ellos, susurrando secretos en una lengua antigua. Kael, al frente, alzó la mano para detenerse. Algo se movía entre las sombras.
—¿Lo sienten? —murmuró, girándose apenas hacia los demás.
Un escalofrío recorrió la columna de sus compañeros. No era solo el ambiente; había una presencia. No una bestia cualquiera, sino algo nacido de los caprichos divinos, diseñado para aplastar voluntades y cuerpos por igual.
Antes de que nadie pudiera responder, un gruñido bajo resonó desde las sombras. Una figura emergió, primero como un par de ojos brillantes, luego como un monstruo que apenas podía describirse con palabras. Su cuerpo era un collage grotesco de partes animales: patas de felino, garras de águila y una cola que chisporroteaba con energía eléctrica.
Kael activó el 'Sistema de la Rebelión', sintiendo el calor familiar arder en su muñeca. Las palabras
"Misión de emergencia: Elimina al Abominante del Bosque. Recompensa: [Habilidad: Furia Irrestricta]"
aparecieron frente a él.
—Retrocedan, ahora —ordenó Kael, su voz firme pero tensa.
—No podemos enfrentarlo solos —dijo Lira, pero su mano ya estaba buscando el arco a su espalda.
—No estamos solos —respondió Kael. La marca en su muñeca brilló, y un aura oscura comenzó a envolverlo.
El Abominante rugió, cargando contra ellos con una velocidad imposible. Kael saltó hacia un lado, sus reflejos potenciados por el sistema, mientras la bestia destrozaba el suelo donde había estado un instante antes.
—¡Ahora, atacad! —gritó Kael.
Las flechas de Lira volaron, imbuidas de la energía que había aprendido a manejar tras años de lucha. Halem desenvainó su espada, un arma de acero bendecido que brillaba tenuemente bajo la luz tenue del bosque. Cada uno luchaba no solo por sobrevivir, sino para demostrar que aún eran piezas en un tablero dominado por los dioses, pero piezas con voluntad propia.
Kael, mientras esquivaba y analizaba los movimientos de la bestia, sentía el peso de su propia misión. La marca ardía más intensamente. Su oportunidad no era solo sobrevivir, sino enviar un mensaje: no se doblegaría ante el juego divino.
Kael rodó por el suelo, levantando una nube de polvo mientras el Abominante lo seguía con sus ojos brillantes. Las flechas de Lira impactaron en el flanco de la criatura, pero parecían inútiles contra la gruesa piel que cubría su cuerpo. Halem cargó desde un costado, su espada trazando un arco brillante mientras buscaba un punto vulnerable.
—¡Apunta a las articulaciones! —gritó Kael mientras giraba para enfrentarse a la bestia.
El Abominante rugió, girando bruscamente hacia Halem, cuya espada apenas logró desviar una de las garras. El impacto lo lanzó hacia atrás, chocando contra un árbol con un sonido sordo.
—¡Halem! —gritó Lira, con la voz cargada de preocupación.
Kael aprovechó el momento de distracción. Activó una habilidad del 'Sistema de la Rebelión', sintiendo cómo su cuerpo se llenaba de energía explosiva. "Habilidad activada: Golpe Creciente". Su puño brilló con un resplandor oscuro mientras se impulsaba hacia la criatura, golpeando directamente una de sus patas traseras.
El impacto resonó como un trueno, y la pierna de la bestia se dobló con un crujido seco. El Abominante cayó de costado, gruñendo furiosamente mientras su cola chisporroteante barría el aire en un intento de mantener a raya a los atacantes.
—¡Lira, distráelo! —ordenó Kael mientras corría hacia Halem.
Lira saltó a una rama baja de un árbol cercano, disparando flechas en rápida sucesión hacia los ojos de la bestia. Aunque no penetraban completamente, lograban irritarla lo suficiente para desviar su atención.
Kael llegó al lado de Halem, quien respiraba con dificultad pero seguía sosteniendo su espada.
—¿Puedes levantarte? —preguntó Kael mientras le ofrecía una mano.
—Claro que sí —gruñó Halem, empujándose de pie con un gesto de dolor. Su mirada estaba fija en el monstruo—. Esto no ha terminado.
Mientras tanto, el Abominante, aunque herido, parecía más furioso que nunca. Su cuerpo comenzó a emitir un brillo tenue, y Kael supo que algo estaba cambiando.
"Advertencia: La criatura está liberando su núcleo. Prioriza la eliminación inmediata."
Las palabras flotaron frente a Kael, junto con un contador que comenzó a descender desde 30 segundos.
—¡Está acumulando energía para un ataque masivo! —advirtió Kael, su voz cargada de urgencia—. ¡Tenemos que acabar con esto ahora!
Halem ajustó su agarre en la espada mientras Lira descendía rápidamente de los árboles para unirse a ellos.
—Si tienes algún plan, este es el momento —dijo Lira, con el arco en la mano pero sin flechas suficientes para un ataque más.
Kael cerró los ojos un instante. La marca en su muñeca brilló con intensidad, y una nueva opción apareció ante él:
"Habilidad especial: Cadena de la Rebelión. Costo: 50% de vitalidad. Daño masivo garantizado."
Sabía que usarla le costaría caro, pero no había alternativa.
—Cubran mi espalda. Esto terminará aquí —dijo Kael mientras aceptaba la habilidad.
La marca en su muñeca pareció tomar vida, extendiendo cadenas oscuras que se enroscaron en su brazo. Kael avanzó hacia el Abominante, sintiendo cómo su fuerza se drenaba con cada paso.
Cuando estuvo a pocos metros, lanzó las cadenas hacia el núcleo resplandeciente de la criatura. Estas se aferraron con fuerza, emitiendo un sonido metálico mientras se apretaban cada vez más.
—¡Kael, date prisa! —gritó Lira, viendo cómo las garras de la bestia se acercaban peligrosamente.
Con un último esfuerzo, Kael tiró de las cadenas con todas sus fuerzas.
—¡Rómpete de una vez!
El núcleo explotó en una onda de energía oscura, consumiendo al Abominante en un destello final. Kael cayó de rodillas, jadeando mientras la marca en su muñeca se apagaba lentamente.
El bosque quedó en silencio, roto solo por los sonidos de las respiraciones pesadas del grupo.
—¿Estás bien? —preguntó Lira mientras se acercaba a Kael.
Él asintió, aunque su rostro estaba pálido.
—Lo logramos... por ahora.
Una notificación apareció ante él:
Misión completada. Recompensa obtenida: Habilidad [Furia Irrestricta]. "Sistema en espera."
Kael cerró los ojos, permitiendo que una pequeña sonrisa se formara en sus labios. Pero en el fondo sabía que esto solo era el principio de una guerra mucho más grande.
Kael se levantó lentamente con la ayuda de Lira y Halem. Aunque el Abominante había sido derrotado, su cuerpo sentía el peso del desgaste y el costo de usar el 'Sistema de la Rebelión'.
—Ese último ataque... —dijo Halem, mirándolo con cierta preocupación—. Parecía que te estaba consumiendo. ¿Qué fue eso?
Kael se llevó la mano a la muñeca, donde la marca de las cadenas rotas seguía brillando débilmente.
—Es parte de mi vínculo con este sistema —respondió, su voz más grave de lo habitual—. Me permite obtener habilidades que no deberían ser posibles, pero siempre hay un precio.
Una nueva notificación apareció frente a él, visible solo para sus ojos:
"Nueva habilidad desbloqueada: [Furia Irrestricta]. Descripción:
Un estado de combate donde el usuario obtiene un aumento exponencial de fuerza, velocidad y resistencia por un tiempo limitado. Mientras está activa, todo daño recibido se acumula, y al finalizar, se reflejará en el cuerpo del usuario como penalización.
Duración: 30 segundos.
Costo: 25% de vitalidad inicial y vulnerabilidad total al desactivarse."
Kael cerró el mensaje, pero la descripción quedó grabada en su mente. Era una habilidad poderosa, pero peligrosa. Solo podría usarla en los momentos más desesperados.
—¿Qué pasa? —preguntó Lira, notando la seriedad en su expresión.
—Nada que no pueda manejar —respondió Kael, aunque la verdad era mucho más compleja—. Por ahora, debemos movernos. No sabemos si habrá más de esas cosas por aquí.
El grupo comenzó a caminar, apoyándose mutuamente mientras se adentraban más en el bosque. Tras unos minutos, los árboles comenzaron a abrirse, revelando una pequeña aldea en ruinas. Las casas estaban destruidas, y el aire estaba impregnado de un olor metálico que Kael reconoció al instante: sangre.
—Por los dioses... —murmuró Halem, llevándose una mano a la boca al ver los cuerpos dispersos entre los escombros.
—No todos los dioses —corrigió Kael con un tono frío—. Esto es obra de sus "juguetes".
Mientras inspeccionaban el lugar, un débil gemido llegó hasta sus oídos. Lira fue la primera en reaccionar, corriendo hacia el origen del sonido.
—¡Aquí hay alguien vivo!
El grupo se apresuró hacia una pequeña cabaña medio derrumbada, donde encontraron a un hombre cubierto de sangre y tierra, apenas consciente. Kael se arrodilló junto a él, tratando de estabilizarlo.
—¿Qué sucedió aquí? —preguntó Kael con urgencia.
El hombre abrió los ojos con esfuerzo, y su voz salió como un susurro:
—Él vino... un Elegido... uno que sirve a los dioses. Era... como un demonio. Destruyó todo... buscándolos a ustedes.
Kael sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿Un Elegido? ¿Alguien directamente bendecido por los dioses? Esto complicaba aún más las cosas.
—¿Dijo algo más? —insistió Lira, sosteniendo la mano del hombre con cuidado.
—Dijo... que Kael no puede escapar... —El hombre tosió sangre antes de desplomarse, su último aliento escapando en un suspiro débil.
El grupo quedó en silencio, asimilando las implicaciones de esas palabras.
—Esto es una cacería —dijo Halem, rompiendo el silencio—. Y somos los presas.
Kael apretó los puños, su mente trabajando frenéticamente. Sabía que enfrentarse a un Elegido significaba un combate desigual, pero también sabía algo más:
—No somos presas. Si quieren jugar a este juego, entonces vamos a cambiar las reglas.
El Santuario Escondido
El grupo llega a un desfiladero cubierto de niebla densa, guiados por un mapa fragmentado que encontraron entre los restos de la aldea. Según el 'Sistema de la Rebelión', este lugar alberga el "Fragmento del Crepúsculo", un artefacto antiguo que puede limitar los poderes divinos. Pero el santuario no está abandonado: lo custodian criaturas creadas por los dioses para proteger sus secretos más oscuros.
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—¿Seguro que es aquí? —preguntó Halem, su hacha descansando sobre su hombro mientras sus ojos se movían de un lado a otro, alerta ante cualquier movimiento.
Kael asintió con gravedad. Una notificación del sistema flotaba en su visión periférica:
"Misión activada: Fragmento del Crepúsculo.
Objetivo: Recupera el artefacto escondido en el Santuario Escondido.
Peligro: Alto.
Recompensa: Habilidad pasiva 'Veto Divino'."
Kael se detuvo y giró hacia el grupo.
—Es aquí —confirmó—. Pero no estamos solos.
Lira tensó la cuerda de su arco, su mirada fija en la niebla que parecía cobrar vida propia. Los primeros sonidos surgieron: graves, guturales, como un gruñido de advertencia que resonaba desde lo profundo del desfiladero.
—¿Qué demonios es eso? —susurró Halem mientras levantaba su hacha con ambas manos.
Kael entrecerró los ojos, intentando distinguir las sombras que se movían entre la niebla. Finalmente, las criaturas emergieron: humanoides deformados, con extremidades alargadas y rostros carentes de rasgos, como esculturas de piedra viviente. Sus movimientos eran erráticos, casi antinaturales, y sus ojos brillaban con una luz dorada que parecía irradiar una inteligencia hostil.
—No son demonios… —dijo Kael, mientras desenvainaba su espada. La hoja brillaba con un tenue resplandor oscuro—. Son guardianes.
El primer ataque fue rápido, demasiado para que Lira alcanzara a disparar. La criatura se lanzó hacia Halem, quien logró detenerla al alzar su hacha en el último momento. El impacto fue brutal, forzándolo a retroceder varios pasos.
—¡Prepárense! —gritó Kael, avanzando hacia otra de las criaturas que emergía de la niebla.
El combate fue frenético. Las criaturas demostraron ser inmunes a los ataques comunes; las flechas de Lira rebotaban inofensivas contra su piel petrificada, y los golpes de Halem apenas dejaban marcas superficiales. Fue Kael quien, al activar 'Furia Irrestricta', logró derribar a una de ellas. Su espada se envolvió en una energía oscura, destrozando la protección mística de los guardianes.
Pero cada uso de la habilidad cobraba su precio. Kael cayó de rodillas tras derribar a su tercer oponente, un dolor lacerante recorriendo su brazo derecho, donde las cadenas de su marca ardían con intensidad.
—¡Kael! —gritó Lira, corriendo hacia él mientras Halem mantenía a raya a las últimas criaturas.
—Estoy bien —dijo Kael, levantándose con esfuerzo—. Estas cosas no están aquí para matarnos. Están protegiendo algo.
Una vez que el último guardián cayó, el grupo se quedó en silencio, rodeado por los restos de las criaturas. Kael se adelantó, observando la entrada del santuario que se alzaba entre la niebla. Arcos de piedra negra, cubiertos de inscripciones en una lengua desconocida, marcaban el acceso. Un brillo púlido emanaba desde dentro, llamándolos hacia lo desconocido.
—Esto no es un lugar cualquiera —murmuró Lira mientras rozaba las inscripciones con la punta de sus dedos.
De repente, su cuerpo se tensó y sus ojos se volvieron blancos. Un momento después, Lira habló con una voz que no era la suya:
—El Fragmento del Crepúsculo… un vestigio de rebeliones pasadas. Los dioses lo temen porque limita su poder. Pero aquellos que lo reclamen serán perseguidos hasta el fin de sus días.
Lira cayó al suelo, jadeando. Kael la ayudó a levantarse, sus ojos acerados fijos en el brillo que provenía del interior.
—No hay marcha atrás —dijo. Halem asintió, con el hacha descansando sobre su hombro.
Entraron al santuario, donde las paredes parecían susurrar sus secretos. En el centro de una sala circular encontraron el artefacto: un cristal oscuro que pulsaba como un corazón vivo. Pero cuando Kael se acercó para tomarlo, una sombra emergió de las sombras.
—¡Por fin los encuentro! —una voz resonó en el santuario, firme y desafiante. Un Elegido, con armadura reluciente y una lanza de luz, se materializó frente a ellos—. No permitiré que unos rebeldes como ustedes se apropien de algo tan peligroso.
Kael apretó la empuñadura de su espada. Sabía que la batalla que venía no sería como las anteriores. Tenía que decidir: luchar o usar el sistema para activar una habilidad desconocida que podría cambiar el rumbo de los acontecimientos.
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Kael apretó la empuñadura de su espada, sintiendo el ardor en su brazo intensificarse mientras la marca en forma de cadenas rotas pulsaba al ritmo de su corazón. El Elegido avanzó con paso firme, su armadura brillando intensamente, como si reflejara la voluntad misma de los dioses. Su lanza de luz dejaba un rastro etéreo en el aire, una advertencia silenciosa de su poder.
—Rendíos ahora y quizá los dioses sean misericordiosos —declaró el Elegido con voz autoritaria—. Este artefacto no pertenece a manos mortales.
Kael intercambió una mirada con Halem y Lira. No había tiempo para palabras, solo acción. Dio un paso al frente, plantándose entre el Elegido y el Fragmento del Crepúsculo.
—No necesitamos la misericordia de los dioses —respondió con frialdad—. Este fragmento simboliza algo que ellos nunca entenderán: nuestra libertad.
El Elegido levantó su lanza, apuntando directamente al corazón de Kael.
—Entonces enfrentarás el juicio divino.
El ataque llegó como un rayo. El Elegido se movía con una velocidad y precisión sobrehumanas, su lanza arremetiendo hacia Kael en un destello cegador. Kael bloqueó el golpe con su espada, pero la fuerza del impacto lo hizo retroceder varios pasos. Halem se lanzó al combate con un rugido, su hacha buscando un punto vulnerable en la armadura del Elegido. Sin embargo, cada golpe rebotaba sin causar daño aparente.
Lira, desde la distancia, disparó flechas envueltas en una luz tenue, producto de una habilidad que había activado momentos antes. Las flechas encontraban su objetivo, pero la armadura del Elegido absorbía el impacto como si nada.
—¡No puede ser invencible! —gritó Halem mientras esquivaba una barrida de la lanza que casi lo alcanzó.
Kael apretó los dientes, consciente de que el tiempo jugaba en su contra. La marca en su brazo comenzó a brillar más intensamente, y una notificación del sistema apareció en su visión:
Habilidad de emergencia disponible: Sacrificio del Rebelde
Efecto: Multiplica el poder del usuario durante un breve periodo.
Costo: Dolor extremo y reducción permanente de resistencia.
¿Activar? [Sí / No]
Kael dudó por un instante. No podía permitirse el lujo de caer aquí, pero tampoco podía permitir que el Elegido los derrotara. Finalmente, con un movimiento decidido, seleccionó "Sí".
Un grito desgarrador escapó de sus labios mientras la energía oscura de la marca se extendía por todo su cuerpo. Su espada, envuelta ahora en una sombra vibrante, pareció resonar con el poder liberado. Kael se lanzó hacia el Elegido con una velocidad que sorprendió incluso a su enemigo. Su primer golpe fue brutal, una estocada que logró penetrar ligeramente la armadura divina.
El Elegido retrocedió, claramente sorprendido por el repentino aumento de poder de Kael. Pero su expresión de sorpresa pronto se transformó en una de determinación. La lanza brilló con mayor intensidad mientras invocaba una habilidad devastadora. Un círculo de luz se formó bajo sus pies, y de él emergieron columnas de energía que se dirigieron hacia el grupo.
—¡Córtenlo! —gritó Kael, saltando para desviar una de las columnas con su espada. Halem y Lira esquivaron como pudieron, aunque ambos sufrieron heridas menores por el impacto de la energía residual.
El combate continuó, cada movimiento llevando a los combatientes al límite de sus habilidades. Kael logró finalmente desarmar al Elegido, su espada oscura rompiendo la lanza divina en dos. El Elegido cayó de rodillas, su armadura agrietada y su rostro mostrando una mezcla de agotamiento y resignación.
—Esto… no terminará aquí —murmuró el Elegido antes de desaparecer en un destello de luz, dejando atrás solo un eco de su presencia.
Kael cayó al suelo, jadeando mientras el dolor invadía su cuerpo. Lira y Halem corrieron hacia él, ayudándolo a levantarse. La energía del sistema parecía estabilizarlo, pero sabía que el costo había sido alto.
—Lo logramos —dijo Halem, aunque su voz sonaba más preocupada que triunfante.
Kael asintió lentamente, sus ojos fijos en el Fragmento del Crepúsculo que ahora descansaba en el pedestal frente a ellos. Lo tomó con cuidado, sintiendo el peso simbólico del artefacto en sus manos.
El santuario comenzó a temblar, las inscripciones en las paredes brillando con una luz ominosa. Un nuevo mensaje del sistema apareció:
Misión completada: Fragmento del Crepúsculo
Recompensa obtenida: Habilidad pasiva 'Veto Divino'.
Advertencia: Se ha alertado a los dioses. Huye antes de que lleguen sus emisarios.
Kael guardó el fragmento, su expresión endureciéndose.
—Esto es solo el comienzo —dijo, antes de que los tres corrieran hacia la salida del santuario, preparándose para enfrentar lo que viniera después.
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Kael, Lira y Halem irrumpieron fuera del santuario, sus pasos resonando en el silencio del vasto desierto que lo rodeaba. La estructura detrás de ellos comenzó a colapsar lentamente, tragada por la misma energía que lo había sostenido durante siglos. El Fragmento del Crepúsculo emitía un leve brillo desde el interior del bolso de Kael, como si compartiera una advertencia silenciosa.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Lira, limpiando la sangre que corría por una herida en su mejilla.
Kael no respondió de inmediato. Su mirada estaba fija en el horizonte, donde el cielo comenzaba a oscurecerse con nubes que no eran naturales. Sentía el peso del fragmento en su pecho, no solo por su masa, sino por lo que significaba. La advertencia del sistema aún resonaba en su mente: "Se ha alertado a los dioses."
—Nos moveremos rápido —respondió finalmente—. Tenemos que llegar al refugio más cercano antes de que envíen más... cosas.
—Cosas como el Elegido, supongo —masculló Halem, ajustando su agarre en el hacha, ahora mellada por el combate.
De repente, un estruendo retumbó en la distancia. El aire se cargó de una energía antinatural, y una sombra inmensa se extendió sobre el terreno. Los tres alzaron la vista al unísono, sus corazones acelerándose.
Una criatura colosal se materializó en el cielo, con un cuerpo que parecía compuesto de fragmentos de luz y oscuridad. Sus alas eran nebulosas, cambiantes, y sus ojos ardían como soles gemelos. Una voz profunda y resonante llenó el aire:
—Portador del Fragmento del Crepúsculo, tu osadía no pasará desapercibida.
Kael apretó los dientes. Sabía que este era solo el principio de la represalia divina.
—¿Un serafín? —murmuró Lira, con una mezcla de asombro y terror.
—Parece que los dioses no quieren esperar —respondió Kael, desenfundando su espada nuevamente.
El serafín descendió lentamente, su presencia haciendo temblar la tierra. Halem escupió al suelo, ajustando su postura.
—Si sobrevivimos a esto, voy a necesitar más que una cerveza para calmarme.
—Tienes que sobrevivir primero —dijo Kael con una sonrisa tensa, antes de lanzar una orden—: ¡Dispersión!
El serafín extendió un brazo, y una lluvia de rayos de energía pura se desató hacia el grupo. Kael, Lira y Halem se separaron, esquivando como podían. La tierra explotaba a su alrededor, y el calor de los ataques quemaba incluso la distancia.
Kael se lanzó hacia adelante, utilizando su velocidad incrementada por el sistema. Con cada paso, sentía cómo su resistencia se desmoronaba, pero no podía detenerse. Sus golpes buscaban puntos vulnerables en el coloso, pero la criatura parecía imperturbable.
Desde la distancia, Lira cargaba sus flechas con una concentración feroz. Su habilidad le permitía detectar fluctuaciones en la energía del enemigo, y finalmente vio una pequeña abertura en la coraza luminosa del serafín.
—¡Kael, a la derecha del pecho! —gritó, disparando una flecha directamente hacia el punto débil.
Kael reaccionó al instante, desviando su carrera hacia el objetivo señalado. La flecha impactó, y el serafín rugió de dolor, su luz titilando por un breve momento.
—¡Es vulnerable! —gritó Halem, cargando con su hacha al mismo punto.
El serafín agitó sus alas, liberando una onda expansiva que lanzó a los tres por los aires. Kael aterrizó pesadamente, su visión oscureciéndose por un momento. A través de su enlace con el sistema, sintió una nueva notificación:
Habilidad de emergencia disponible: Golpe Final.
Efecto: Concentra toda la energía restante en un ataque único. Riesgo de muerte elevado.
¿Activar? [Sí / No]
Kael vaciló. Sabía que este ataque podría acabar con el serafín, pero también significaba que probablemente no sobreviviría.
—¡Kael! —gritó Lira, quien intentaba levantarse con dificultad.
Halem también estaba de rodillas, jadeando mientras miraba al serafín prepararse para otro ataque devastador.
Kael tomó aire, apretando con fuerza la empuñadura de su espada.
—No hay opción —murmuró, seleccionando "Sí".
La marca en su brazo ardió con un brillo cegador, y una energía oscura lo envolvió por completo. Kael avanzó una vez más, lanzando un rugido que resonó en el campo de batalla.
El serafín lanzó su ataque final, pero Kael lo enfrentó de frente, canalizando toda la energía de su habilidad en un único golpe. El impacto fue cataclísmico, una explosión de luz y sombras que iluminó el desierto entero.
Cuando el polvo se asentó, Kael estaba de rodillas, apenas consciente, mientras los fragmentos del serafín se desvanecían en el aire. Lira y Halem corrieron hacia él, sus rostros llenos de preocupación.
—Lo lograste… otra vez —dijo Halem con una risa nerviosa, ayudándolo a levantarse.
Kael intentó sonreír, pero el cansancio era abrumador. En su visión, apareció un último mensaje del sistema:
Victoria alcanzada. El Fragmento del Crepúsculo está a salvo… por ahora.
Kael cerró los ojos, sabiendo que el verdadero desafío apenas estaba comenzando.
"El Eco de las Sombras"
Kael despertó con un dolor punzante en todo el cuerpo. Estaba tendido sobre una improvisada camilla de madera, en lo que parecía ser una cueva iluminada por pequeñas antorchas. Lira estaba a su lado, con expresión de alivio al verlo abrir los ojos. Halem, más lejos, trabajaba para reforzar la entrada con piedras y ramas secas.
—Al fin despiertas —dijo Lira, ofreciéndole un poco de agua—. Pensé que esta vez te habías pasado de tus límites.
Kael intentó incorporarse, pero un mareo lo obligó a quedarse sentado. Sentía el brazo marcado por el sistema más pesado que nunca.
—¿Dónde estamos? —preguntó, ignorando el dolor.
—A una jornada del santuario. Nos refugiamos aquí después de que te desmayaras. Tuvimos suerte de no encontrarnos con más enemigos en el camino —respondió Lira, bajando la voz al final.
Kael cerró los ojos por un momento, intentando procesar lo ocurrido. Entonces, el sistema volvió a activarse en su visión:
Actualización: Fragmento del Crepúsculo asegurado.
Advertencia: La presencia del fragmento llama la atención de fuerzas superiores.
Nueva misión disponible: La Llama Sombría.
Descripción: Localiza el Artefacto Perdido conocido como la "Llama Sombría". Este objeto único puede ser integrado con el Fragmento del Crepúsculo para aumentar su potencial y protegerlo de detección.
Objetivo: Recuperar la Llama Sombría de las Ruinas de Vryalis.
Recompensa: Mejora del Fragmento del Crepúsculo y desbloqueo de conocimiento prohibido.
Kael frunció el ceño. No conocía las Ruinas de Vryalis, pero la descripción era clara: el fragmento que habían asegurado no estaba a salvo mientras no completaran esta nueva tarea.
—¿Qué ocurre? —preguntó Lira, notando su expresión.
—El sistema tiene una nueva misión. Debemos encontrar algo llamado la "Llama Sombría" en unas ruinas. Dice que es la única forma de proteger el fragmento de los dioses —explicó Kael, mirando a sus compañeros con determinación—. Parece que no tendremos mucho descanso.
Halem dejó su trabajo en la entrada y se acercó.
—¿Ruinas? No suena precisamente hospitalario. ¿Dónde están esas Vryalis?
Kael negó con la cabeza.
—No lo sé. Pero el sistema debe tener alguna forma de guiarnos.
Lira suspiró, recogiendo su arco.
—Entonces más vale que empecemos. Si el sistema dice que hay algo peligroso detrás de este fragmento, no tenemos tiempo que perder.
Kael asintió, y en su visión apareció un pequeño mapa que marcaba una ubicación al noroeste, más allá de un bosque denso y una cadena montañosa.
—Será un viaje largo —advirtió Kael mientras se ponía de pie, tambaleándose ligeramente—. Pero no tenemos otra opción.
El grupo salió de la cueva, con la promesa de un nuevo enfrentamiento en el horizonte. Mientras caminaban, Kael no pudo evitar pensar en lo que el sistema había mencionado: "conocimiento prohibido". Si la Llama Sombría podía ofrecer respuestas sobre los dioses y su poder, estaba decidido a recuperarla, sin importar el costo.
Y así, los tres avanzaron hacia lo desconocido, sabiendo que cada paso los acercaba más a la verdad… y a nuevos peligros.
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l viaje hacia las Ruinas de Vryalis no fue inmediato. El grupo tuvo que enfrentarse a caminos inciertos, condiciones adversas y el constante temor de ser perseguidos por los emisarios de los dioses. El mapa del sistema marcaba una ruta aparentemente sencilla, pero pronto se encontraron con desafíos que no podían haber previsto.
El bosque que debían atravesar era más oscuro y denso de lo que habían imaginado. Árboles altos con ramas enredadas bloqueaban el cielo, dejando pasar apenas un destello de luz. Un aire pesado y húmedo se sentía en cada respiración. Halem caminaba al frente, abriendo camino con su hacha, mientras Lira vigilaba desde atrás, alerta a cualquier movimiento.
—Este lugar está maldito —gruñó Halem, apartando un arbusto espinoso de su camino—. Siento como si algo nos estuviera observando.
Kael, en el centro, mantenía su espada lista, con los sentidos agudizados. Su mirada se desvió hacia la marca de cadenas rotas en su brazo, que parecía calmarse con cada paso hacia el objetivo.
Advertencia del Sistema:
Zona de alto riesgo. Entidades hostiles detectadas. Activa precaución extrema.
Kael no necesitó más advertencias.
—Algo se acerca —susurró, deteniéndose en seco.
De entre las sombras del bosque surgieron criaturas humanoides con piel grisácea y ojos brillantes como carbones encendidos. Sus movimientos eran erráticos, casi como si estuvieran siendo manipulados por un poder externo.
—¿Sombras vivientes? —preguntó Lira, retrocediendo y preparando una flecha—. Nunca había visto algo así.
—¡No importa qué sean, podemos cortarlas! —rugió Halem, lanzándose hacia la primera criatura.
Su hacha se encontró con resistencia inusual. Aunque logró cortar profundamente al enemigo, la criatura no cayó de inmediato. En cambio, se replegó como una sombra líquida, intentando envolver a Halem.
Kael no dudó. Con un golpe preciso de su espada envuelta en la energía oscura de la marca, logró desintegrar a una de las criaturas.
—¡Apunten a sus núcleos! —ordenó Kael, observando cómo una esfera oscura en el pecho de las criaturas se rompía al contacto con su espada.
Lira disparó una flecha dirigida a uno de esos núcleos, acertando con precisión y eliminando a otro enemigo.
Las criaturas eran numerosas, pero trabajaron en equipo para reducir su número. El sistema continuaba enviando notificaciones:
Progreso: Entidades hostiles eliminadas.
Recompensa: Fragmentos de sombra obtenidos (5).
Finalmente, cuando la última criatura cayó, el bosque pareció respirar con ellos. El aire pesado disminuyó ligeramente, aunque la sensación de peligro persistía.
—Esto no es más que el comienzo —dijo Kael, limpiando la hoja de su espada—. Si este es el camino hacia las ruinas, no quiero imaginar lo que nos espera al llegar.
Lira inspeccionó los fragmentos oscuros que habían recogido. Eran fríos al tacto y parecían vibrar con una energía inquietante.
—Quizá podamos usarlos a nuestro favor más adelante —comentó, guardándolos en su bolsa.
Halem, cansado pero decidido, asintió.
—Sea lo que sea, no voy a retroceder. No después de todo lo que hemos enfrentado.
El sistema se activó nuevamente:
Nueva información disponible: La Llama Sombría.
Descripción: Un artefacto creado por el primer rebelde que desafió a los dioses. Sus poderes permanecen dormidos hasta que se combina con un Fragmento del Crepúsculo.
Nota: Se rumorea que las Ruinas de Vryalis están custodiadas por un antiguo guardián vinculado a los dioses. Prepárate para un enfrentamiento.
Kael suspiró. El camino era cada vez más peligroso, pero no había marcha atrás.
—Nos acercamos —dijo, mirando el mapa que ahora mostraba una luz tenue marcando las ruinas—. Prepárense para lo peor.
El grupo continuó su avance, con las sombras del bosque extendiéndose a su alrededor, como si quisieran arrastrarlos de vuelta. Sin embargo, sus pasos eran firmes, impulsados por una única certeza: el verdadero desafío aún estaba por venir.
La Senda de los Esquirlas
El grupo avanzó por el sendero marcado por el sistema, guiados por un mapa proyectado en la visión de Kael. La oscuridad del bosque a su alrededor parecía volverse más densa a cada paso, como si las sombras intentaran tragarlos. El Espejo del Infinito, cuidadosamente envuelto y guardado por Lira, emitía pulsos ligeros de energía que iluminaban el camino brevemente antes de apagarse de nuevo.
—No me gusta esto —dijo Halem, su hacha lista en sus manos mientras sus ojos se movían de un lado a otro—. Este lugar está demasiado... tranquilo.
Kael asintió, su propia mano descansando sobre la empuñadura de su espada. Desde que habían dejado el santuario, no habían encontrado enemigos, pero el aire cargado de tensión les decía que no estaban solos.
Una notificación del sistema apareció en su visión:
Misión secundaria detectada:
"Los Vigilantes de la Niebla"
Descripción: Derrota a los entes que guardan las Esquirlas del Alba Perdida.
Peligro: Alto.
Recompensa: Fragmento adicional del Espejo del Infinito.
Kael compartió la información con el grupo, quien lo recibió con miradas de preocupación y determinación.
—Más guardianes. Los dioses realmente no quieren que tengamos esto —dijo Lira, ajustando la cuerda de su arco.
De pronto, un sonido bajo y gutural rompió el silencio. De entre la neblina, surgieron figuras etéreas con formas humanas pero cuerpos translúcidos, sus ojos vacíos brillando con un tono azulado. Eran los Vigilantes de la Niebla.
—¡Aquí vamos otra vez! —rugió Halem, avanzando hacia la primera figura con su hacha alzada.
El combate estalló en medio del claro.
Kael descubrió rápidamente que los Vigilantes eran inmunes a los ataques físicos convencionales. Su espada pasaba a través de sus cuerpos como si no existieran. Sin embargo, el Espejo del Infinito reaccionó de inmediato, proyectando un tenue rayo de luz que hizo que uno de los Vigilantes se desvaneciera al instante.
—¡El espejo! Úsenlo contra ellos —gritó Kael, tomando el artefacto de las manos de Lira.
La batalla fue intensa. Kael descubrió que, al sostener el Espejo y canalizar su energía, podía disparar haces de luz que desintegraban a los Vigilantes. Sin embargo, cada uso drenaba su fuerza, dejándolo vulnerable.
Lira utilizó su habilidad para aumentar la precisión, guiando las flechas hacia los puntos más débiles de los Vigilantes. Halem, aunque frustrado por la naturaleza intangible de los enemigos, se dedicó a proteger a sus compañeros de los ataques sorpresivos.
Tras una ardua lucha, los Vigilantes finalmente fueron derrotados, sus cuerpos disipándose en la neblina como si nunca hubieran estado allí.
Kael cayó de rodillas, sosteniendo el Espejo del Infinito, que ahora brillaba con mayor intensidad. Una nueva notificación apareció:
Misión completada: Los Vigilantes de la Niebla.
Recompensa obtenida: Fragmento adicional del Espejo del Infinito.
El artefacto pareció absorber el fragmento, y Kael sintió que su conexión con él se fortalecía.
—Esto no fue casualidad —dijo Lira, mirando a su alrededor con una mezcla de sospecha y preocupación—. Alguien, o algo, sabía que vendríamos aquí.
Kael se puso de pie con dificultad, sus ojos acerados fijos en el horizonte donde el mapa señalaba su próximo destino.
—Sea quien sea, lo enfrentaremos. No podemos detenernos ahora.
La Emboscada de los Despiertos
El ambiente en el Mercado Sombrío cambió abruptamente. El bullicio usual fue reemplazado por un silencio inquietante, y Kael sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La notificación del sistema apareció ante él, confirmando sus temores:
Nueva misión activada:
"Emboscada Divina"
Objetivo: Sobrevive al ataque de los Despiertos y evita que el Espejo del Infinito caiga en sus manos. Peligro: Extremadamente alto. Recompensa: Artefacto: "Guantes de la Penumbra". Nota: Usa el entorno a tu favor.
Kael alzó la mirada justo cuando tres figuras emergían de entre las sombras. El líder del grupo era un hombre de rostro severo y cabello plateado, su armadura ligera irradiaba un brillo dorado tenue. Sostenía un báculo que parecía resonar con la energía misma del Mercado. A su lado, dos guerreros con posturas amenazantes: uno de ellos, una mujer con un arco hecho de sombras vivas, y el otro, un hombre corpulento con una espada envuelta en llamas.
—Entreguen el artefacto —demandó el líder con voz grave—. Por decreto de los dioses, no está destinado para manos mortales.
Kael estrechó los ojos, manteniendo una mano sobre la empuñadura de su espada. A su lado, Halem apretó los nudillos, y Lira tensó la cuerda de su arco, preparándose para cualquier movimiento.
—Los decretos de los dioses no nos importan —respondió Kael con firmeza—. Si quieren el Espejo, tendrán que tomarlo por la fuerza.
El líder suspiró, como si la respuesta hubiera sido predecible. Con un movimiento rápido de su báculo, lanzó una ráfaga de energía que hizo temblar el suelo. Fue la señal para iniciar el ataque.
El Combate
La batalla comenzó con una explosión de caos. El hombre corpulento cargó hacia Halem, su espada de fuego dejando un rastro ardiente en el aire. Halem logró bloquear el primer golpe con su hacha, pero el impacto lo hizo retroceder varios pasos.
Lira, desde una posición elevada, disparó una serie de flechas hacia la arquera sombría. Las flechas se hundieron en las sombras, pero no causaron daño visible. En respuesta, la arquera disparó una flecha oscura que se dividió en múltiples proyectiles en el aire, obligando a Lira a rodar hacia un lado para esquivarlos.
Kael, mientras tanto, se enfrentó al líder. Los movimientos de este eran precisos, cada golpe de su báculo acompañado por ráfagas de energía que obligaban a Kael a mantener su distancia.
—Eres fuerte para ser un simple mortal —dijo el líder, lanzando un golpe lateral que Kael apenas logró bloquear—, pero tu resistencia no durará.
Kael ignoró el comentario, enfocándose en los movimientos de su enemigo. La marca en su brazo ardía con intensidad, como si le instara a liberar más de su poder. Sin embargo, sabía que no podía depender de la habilidad de emergencia esta vez.
La Estrategia de Kael
—¡Lira! ¡Halem! ¡Usen el entorno! —gritó Kael mientras esquivaba un golpe que dejó una grieta en el suelo.
Halem, comprendiendo la instrucción, maniobró para atraer al hombre corpulento hacia un grupo de pilares de piedra. Con un movimiento calculado, Halem derribó un pilar, haciendo que este cayera sobre su oponente. Aunque el hombre logró evitar el impacto directo, quedó temporalmente desorientado, lo que dio a Halem una oportunidad para asestar un golpe a su pierna.
Lira, por su parte, comenzó a disparar hacia las lámparas que iluminaban el mercado. Las flechas apagaron las luces, sumiendo partes del lugar en oscuridad. La arquera sombría perdió parte de su ventaja, y Lira aprovechó para emboscarla con una serie de disparos rápidos que finalmente rompieron su concentración.
Kael enfrentó al líder con renovada determinación. En un momento de descuido, logró cortar el báculo por la mitad, liberando una onda de energía que hizo tambalear al enemigo.
—Esto… no ha terminado —gruñó el líder, cayendo de rodillas antes de desaparecer junto con sus aliados en un destello de luz.
La Recompensa
El sistema notificó la victoria:
Misión completada: "Emboscada Divina"
Recompensa obtenida: Artefacto: "Guantes de la Penumbra". Descripción: Permite manipular sombras para formar pequeñas estructuras o desviar ataques menores.
Kael observó los guantes, sintiendo el peso simbólico de su adquisición. Sabía que los necesitaría para lo que vendría después.
—Esto fue solo el principio —murmuró, ayudando a Lira y Halem a levantarse mientras evaluaban sus heridas.
La noche caía sobre el Mercado Sombrío, y el grupo sabía que su lucha estaba lejos de terminar.
El Santuario Olvidado
El Espejo del Infinito proyectaba un leve resplandor mientras Kael, Lira y Halem recorrían un bosque envuelto en una niebla opresiva. Según las instrucciones del sistema, el próximo objetivo se encontraba dentro de un antiguo santuario, oculto en las profundidades del bosque.
Nueva misión activada:
"Corazón de la Penumbra"
Objetivo: Recupera el Núcleo Oscuro del santuario y enfréntate a las pruebas que protege. Recompensa: Amuleto del Guardián Perdido. Peligro:
—¿Por qué siempre los lugares más peligrosos tienen nombres como "Corazón de la Penumbra"? —murmuró Halem, tratando de mantener el ánimo en alto mientras empuñaba su hacha con firmeza.
—Porque si fueran lugares acogedores, no valdrían la pena —respondió Lira, con una sonrisa leve mientras revisaba las flechas en su carcaj.
Kael lideraba el camino, el peso del Espejo del Infinito colgando de su cinturón. Cada paso en la niebla parecía ralentizar el tiempo, y la marca en su brazo ardía con una intensidad inusual, como si respondiera al poder que emanaba del santuario.
El Santuario Revelado
Finalmente, el grupo llegó a un claro. En el centro, se erguía una estructura de piedra ennegrecida, cubierta de runas que brillaban débilmente en la penumbra. Grandes estatuas de figuras encapuchadas flanqueaban la entrada, y un aura de amenaza palpable envolvía el lugar.
—Es aquí —susurró Kael, desenvainando su espada.
Al cruzar el umbral, las puertas del santuario se cerraron con un estruendo, y el aire se volvió más denso. Una voz resonó desde las profundidades, profunda y antigua:
—¿Quiénes osan perturbar mi descanso?
—¡Solo estamos aquí por el Núcleo Oscuro! —respondió Halem con valentía, aunque su tono traicionaba cierta aprensión.
—Entonces enfrenta las pruebas y demuestra tu valía.
La Primera Prueba: La Sala de los Ecos
El grupo fue llevado a una sala circular con paredes que reflejaban sus imágenes en un sinfín de distorsiones. La voz habló nuevamente:
—Para continuar, deben enfrentar sus propios miedos.
Las paredes comenzaron a moverse, mostrando escenas de los peores recuerdos de cada uno. Kael vio a su hermana desaparecer entre las llamas del ataque de un dios menor. Halem se enfrentó a la visión de su tribu siendo destruida, mientras que Lira revivió el momento en que perdió a su mentor.
—No son reales… —murmuró Kael, apretando la empuñadura de su espada mientras la marca en su brazo pulsaba con fuerza. Golpeó una de las paredes con toda su energía, haciendo que la ilusión se desmoronara. Lira y Halem lo imitaron, y juntos lograron atravesar la sala.
La Segunda Prueba: El Guardián Eterno
En el siguiente nivel, se encontraron frente a un golem masivo hecho de obsidiana y energía oscura. Sus ojos brillaban con una intensidad cegadora, y cada paso hacía temblar el suelo.
—¡Manténganlo ocupado! —ordenó Kael, mientras analizaba el entorno en busca de una debilidad.
Halem cargó con su hacha, desviando la atención del golem, mientras Lira disparaba flechas a las articulaciones de la criatura. Finalmente, Kael notó un cristal negro incrustado en el pecho del golem, brillando como su núcleo.
—¡El núcleo! ¡Apunten ahí!
Tras una lucha extenuante, lograron destruir el cristal, haciendo que el golem se desmoronara en un montón de escombros.
El Núcleo Oscuro
En la última sala, encontraron el Núcleo Oscuro suspendido en un altar rodeado de runas pulsantes. Kael lo tomó con cuidado, sintiendo una oleada de energía oscura atravesarlo.
Misión completada: "Corazón de la Penumbra"
Recompensa obtenida: Amuleto del Guardián Perdido. Descripción: Aumenta la resistencia mágica y permite resistir ataques basados en energía divina.
Al tomar el amuleto, el santuario comenzó a derrumbarse. El grupo corrió hacia la salida, apenas logrando escapar antes de que las piedras cayeran en cascada.
Epílogo del Capítulo 2: Sombra y Luz
De vuelta en el campamento, Kael examinó el amuleto, sintiendo su energía protegerlo incluso mientras dormía. Halem y Lira descansaban cerca, sus heridas tratadas, pero sus expresiones aún reflejaban el peso de las pruebas recientes.
Nueva misión desbloqueada: "Fragmentos de Rebelión"
Objetivo: Reúne los artefactos necesarios para forjar un arma capaz de desafiar a los dioses. Progreso: 2/5 artefactos obtenidos.
Kael miró al cielo nocturno, donde las estrellas parecían parpadear con una intensidad inusual. Sabía que los dioses no ignorarían sus acciones por mucho tiempo.
—Esto no es solo nuestra lucha —murmuró para sí mismo—. Es el comienzo de algo más grande.
Con esa última reflexión, el capítulo 2 cerró con el grupo preparándose para un nuevo amanecer lleno de desafíos y esperanza.