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En Un Mundo Creado Por Mi (Novela)

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Synopsis
En un mundo donde solo existes tú, todo lo que experimentas es creado por tu conciencia. Tienes la libertad de definir tu propósito y eres responsable de ello. Eres el creador de tu realidad y destino. ¡Tú eres todo lo que tienes y todo lo que llegarás a tener!
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Chapter 1 - CAPITULO 1: EL DESPERTAR DEL SER

PROLOGO:

Ser o no ser, esa es la cuestión. En la nada absoluta, donde tú eres el único ser, la realidad externa carece de existencia independiente. Todo lo que experimentas es una creación de tu conciencia. Tu propósito no te es dado por una entidad externa ni está predeterminado. Tienes la libertad absoluta de definirlo, lo que también conlleva una gran responsabilidad. Tu propósito podría ser algo que creas a partir de tus propias experiencias, valores y elecciones. En un lugar donde tú eres todo lo que tienes, tú eres todo lo que tendrás.

BUSCANDO MI PROPÓSITO:

Luego de sentir mi propia conciencia, supe que existía, pero… ¿dónde estoy exactamente? Observo mi alrededor: todo lúgubre y oscuro.

— ¿Cómo debería reaccionar ahora que estoy aquí? —me pregunto a mí mismo—. ¿Para qué existo? Bueno…, por ahora solo esperemos...

O eso era lo que tenía planeado. Sin embargo, ¿quién puede esperar pacíficamente en un lugar tan aburrido como este? No pensemos mucho al respecto... Supongo que puedo dormir un poco.

Pasaron minutos, horas, días, semanas, meses, años, o al menos eso aparentaba. No existía ninguna referencia para tener una idea del tiempo que pasó.

—¿Qué debería hacer para desaburrirme? —reflexiono en voz alta.

Tras experimentar un poco, descubrí que podía manipular una especie de energía. ¿Te preguntas cómo pude hacerlo? Pues tengo todo el maldito tiempo del mundo para hacer lo que me plazca. ¿Has escuchado del teorema que menciona que si un mono escribe en un teclado durante una cantidad infinita de tiempo, es casi seguro que podrá reproducir un texto como, por ejemplo, las obras completas de Shakespeare? Pues lo mismo aplica aquí.

—¿Qué? ¿Que cómo conozco las obras de Shakespeare? —murmuro mientras río—. Mientras reflexionaba sobre la vida, sentí que tenía recuerdos vagos de alguna parte, pero eso no es importante ahora. Lo relevante es que puedo manipular esta energía; ahora al menos tengo algo con qué distraerme… —suspiro—. Nos vemos en unos miles de años, espero.

Mientras más tiempo pasaba, más dominaba aquella energía, lo cual me fascinaba, pues era lo único que podía distraerme. Hasta que, de pronto…

—¡No puedo creerlo! ¿Por qué creció tanto? —exclamo alarmado—. ¿Qué hago si de pronto explota? Será mejor alejarme lo más que pueda.

¿Acaso te estás preguntando a qué le estoy hablando? No es nada importante en realidad. Solo me refería a esa inmensa bola de energía que está colapsando sobre sí misma. Hmm… qué curioso, se redujo a una pequeña bolita. Hasta me parece tierna. Bueno… creo que fue falsa alarm…

¡Una inmensa explosión comenzó a iluminarlo todo y a arrojar materia por los alrededores hasta donde llegaba la percepción de mis sentidos!

— ¿Qué? ¿Me estás diciendo que es mi culpa? —me defiendo, desconcertado—. Hombre, ¿cómo iba yo a saber de dónde salieron esas cosas? No recuerdo haber puesto nada en aquella bola de energía. Es más, ni siquiera había nada aquí. Entonces… ¿de dónde salió toda esa materia? Supongo que la respuesta se la dejaré a mi yo del futuro. ¡Sigamos jugando con la energía que emito!

Mientras jugaba, el tiempo continuó pasando, y algunos cambios comenzaron a surgir repentinamente.

—Hmm… ¿qué son esos puntos brillantes tan llamativos? —digo, intrigado—. No hay otra opción, tendré que ir a investigar.

Estaba feliz, intrigado y curioso. Al fin tenía algo nuevo que explorar y, sin antelación, me dirigí lo más rápido que pude hacia aquellas luces… o eso es lo que tenía planeado. Sin embargo…

—¿Cómo planeaba llegar si no sé cómo moverme? —suspiro, frustrado—. Otra vez estoy en una encrucijada. ¿Será que estoy maldecido y por eso tengo mala suerte? Bueno, tengo un nuevo propósito: averiguar cómo movilizarme. Esa es mi meta. ¡Vamos, vamos, sí se puede!

Pasó un tiempo hasta que finalmente pude moverme libremente en este lugar. Aunque se siente algo extraño, eso no importa. Ya puedo ir hacia esas luces lejanas. Aunque son muchas, supongo que elegiré una al azar.

—De tin marín, de do pingüé, cúcara mácara, títere fue. Yo no fui, fue Teté, pégale, pégale, que ella fue… ¡Tú eres la elegida! ¡Voy por ti!

Me dirigí a toda prisa a aquel lugar sin perder tiempo.

¿Que cuánto tiempo me tomó llegar? No tengo idea. Puede que miles de años o unos cuantos segundos. Lo único que sé es que esa pequeña luz es inmensa; es una gran bola de luz que cada vez se hace más grande mientras más me acerco.

—Hmm… ¿qué son esas cosas? —me pregunto, observando con atención—. Parecen pequeñas bolas que orbitan a la más grande. ¿Cómo es esto posible?

Eso no importa. Lo realmente relevante es que tengo más lugares para explorar. ¡Vamos allá!

La primera bola que orbita la luz resultó ser algo caliente, pero no hay nada interesante. La segunda bola que orbita la luz… Esta gira en dirección contraria al resto de las bolas. No parece albergar nada. Qué decepción. Dirijámonos a la siguiente.

Mientras ingreso a la tercera bola, me doy cuenta de que tiene algo distinto a las anteriores. Contaba con una especie de campo misterioso que la protegía de la radiación exterior. Pero eso no era lo único relevante. Además de ello, en este lugar existían…

—¡Quéeeee! ¡Esto es… esto es…! ¿Un ser vivo? —digo con incredulidad mientras lo observo detenidamente—. Qué forma más extraña tiene. Mira esas extremidades todas grotescas y asquerosas. Pero supongo que no puedo darme el lujo de elegir qué es bonito y qué no. En fin, ¿Cómo es que esta cosa está viva? ¿Será consciente de su existencia o solo vive para dejar descendencia de manera automática?

Supongo que estas criaturas están vivas por la ubicación de su bola terrenal. No saben la suerte que tienen. De estar algo más lejos o más cerca de la luz, no habría posibilidad de que estuvieran vivos. Hmm…

—¡Aaaaaah, qué asco! —grito con repulsión cuando una de esas cosas me atraviesa—. Espera, ¿me atravesó? ¿Yo no tengo un cuerpo físico como ellos?

Era de esperarse. De lo contrario, mi cuerpo ya habría dejado de existir. Un cuerpo físico requiere de cuidado y mantenimiento… demasiado para alguien flojo como yo. Sigamos explorando.

No muy lejos de allí pude observar otra especie que vivía en este lugar. Esta, al contrario de la anterior, tenía escamas, una cola y cuatro patas. Era una criatura totalmente fascinante. Sin embargo, algo de ella me preocupaba: su especie tenía una gran desventaja en comparación con el resto de criaturas que habitaban aquella bola. Eran mucho más pequeñas y débiles.

—Es una pena —reflexiono en voz alta—. No creo que tu especie viva mucho tiempo… Hmm… Hmm… Hmm… Sí, es una lástima. Si tan solo pudiera hacer algo para ayudarlas… Si tan solo tuviera el tiempo para experimentar con mis habilidades…

Pero bueno, supongo que será para la próxima, pequeño amiguito.

—¿Qué? No, no me mires así. No puedo ayudarte. Eso va contra las reglas que yo mismo inventé… Hmm… Hmm… Hmm… Supongo que las reglas están hechas para romperse. Una ayudadita no le vendría mal a nadie.

Claro, continúo revisando y corrigiendo mientras mantengo el formato coherente y las ideas claras. Aquí está el siguiente fragmento:

Me quedé más tiempo del que tenía planeado en aquella bola mientras ayudaba a "Lagartín" a vivir. Así es, le puse un bello nombre, ¿verdad? En fin, eventualmente hallé un método para mejorar la especie de Lagartín. Sin embargo, para cuando encontré la respuesta, él ya había partido de este mundo. Supongo que su especie no vive mucho tiempo.

—Pero no hay que ponernos tristes —digo, tratando de animarme—. Lagartín, con su último aliento, me dijo que cuidara de su descendencia y los bendijera con la ayuda prometida.

¿O eso fue lo que yo autodeduje? Hmm… detalles menores. Ahora no es momento de recordar viejas aventuras; es momento de salvar la especie de Lagartín.

Tomé a dos lagartos, un macho y una hembra, y cambié las células de la información genética encargada del desarrollo y funcionamiento de su organismo. En otras palabras, los mejoré: más rápidos, más grandes, más fuertes, más inteligentes. Además de ello, también les di otras capacidades, como la de volar y escupir por su boca los elementos naturales que existen en esta bola que orbita la luz.

—¿Qué? ¿Me dices que me pasé de la raya? —exclamo, un poco preocupado—. ¡Claro que no, hombre! Creo… tal vez… espero…

En fin, haré lo mismo con otras subespecies de lagartos y les daré un elemento específico a cada uno dependiendo de su hábitat. Es una excelente idea.

—Ahora que lo pienso, el término "bola" ya me está aburriendo —digo, reflexionando—. ¿Por qué no le cambiamos de nombre?

—¿Qué les parece "Papita"?

(Pausa)

—¿No? Entonces… "Maní".

(Otro silencio)

—Tampoco. Está bien, sabelotodo, ¿qué nombre le pondrías tú?

—¿Planeta? —repito, pensativo—. Está bien, ¿por qué no?

(Dato curioso: el individuo con el que "El Ser" está conversando es consigo mismo, una habilidad que desarrolló estando tanto tiempo en soledad).

El tiempo pasó y las criaturas que modifiqué vivieron mucho tiempo. Demasiado, comparándolos con el resto. Sin embargo, esto podría conllevar a una sobrepoblación de su especie. Sí, lo haría, si no hubiera tomado cartas en el asunto antes. Modifiqué su ADN para que solo pudieran tener una cría en toda su vida. Inteligente, ¿verdad?

—Bueno… ¿qué puedo decir? Soy el antisistemas… —bromeo para mí mismo, sonriendo.

Bromas aparte, esa especie de lagartos logró alzarse como la especie suprema local. Incluso pareciese que desarrollaron alguna especie de lenguaje único.

—Snif, snif, lo logré, Lagartín. Cumplí mi promesa —digo emocionado, mientras contemplo su legado—. Es hora de irme de esta bol… digo, planeta. Fue bueno mientras duró.

—Hmm… Antes de irme, en esta piedra dejaré escrita en el lenguaje local tu historia, pequeño amiguito. La historia de Lagartín y cómo salvó a su raza… Adiós.

¡Sigamos! Continuando con el formato y las correcciones:

Visité el resto de planetas, pero estos estaban desolados y no creo que alberguen vida debido a sus condiciones singulares. Entonces, supongo que exploraré el resto de luces que hay en el exterior.

—¡Curiosidad, allá voy!

Mucho tiempo después, deduje que la vida es una cuestión de mera casualidad. Deben darse las condiciones adecuadas en el momento adecuado y en el lugar adecuado.

—¿Qué se le va a hacer? —digo encogiéndome de hombros—. Regresemos al planeta de Lagartín.

—¡Aaaaaaah! —grité de la nada, dejando escapar una explosión de energía emocional—. No sé por qué tenía la necesidad de gritar, pero fue desahogador.

Bueno, veamos cómo le fue a mis creaciones.

—Lagartín, ¿estás viendo cómo tu especie prospera? —digo, como si él pudiera escucharme—. No me lo agradezcas. Solo echa un vistazo y verás lo mismo que yo en 3, 2, 1…

No lo podía creer. El planeta, tan hermoso y lleno de vida, quedó hecho añicos. Solo podía verse un lugar lleno de destrucción, miedo y horror. Ya no quedaba nada de lo que un día fue.

—¿Qué pudo haber pasado? —me pregunto con urgencia—. Será mejor investigar inmediatamente.

Mientras más me adentraba en el planeta, más veía, y finalmente pude llegar a una conclusión.

—Sí… sí… —suspiro, intentando encontrar una respuesta lógica—. No tengo idea de qué pudo haber ocurrido.

O eso me gustaría decir. Sin embargo, las únicas criaturas con el intelecto y las capacidades para realizar esta acción son… los lagartos que muté.

—¿Hmm? Ahora que lo recuerdo, ellos eran inteligentes. Si tengo suerte, podré encontrar a uno y haré que este me cuente lo sucedido. Después de todo, tengo curiosidad sobre los eventos que ocurrieron para llegar a esta situación.

Busqué a través de la percepción de vida que fui desarrollando mientras vagaba por el exterior. Afortunadamente, no tardé mucho en encontrar a un vestigio del lagarto que modifiqué cerca de un gran cráter. Me dirigí inmediatamente hacia él, pero…

—¿Cómo debería hablarle? —me pregunto mientras me acerco cautelosamente—. Después de todo, yo fui quien lo creó. Siendo lógico, ellos provienen de mi energía que explotó hace mucho tiempo. Entonces…

—¿Yo soy su creador? —reflexiono en voz alta—. ¿Padre? ¿Dios? Espera… ¿qué? ¿Dios?

Río nerviosamente.

—Bueno, eso suena bien. Soy el ser supremo que está por encima de todo… pero, hombre, ¿Cómo mis maravillosas creaciones pudieron hacer algo así?

—¿Qué? ¿Dices que esto empezó porque yo intervine en primer lugar? —me respondo, debatiendo conmigo mismo—. Debe ser tu imaginación.

Pensando cómo debería hacerle saber mi presencia al pequeño lagarto mutado, me pongo más nervioso y, finalmente, decido mostrarme a través de una sombra sin forma específica.

—Debería mostrarle mi lado genial, mi lado malvado o mi lado directo. Bueno, supongo que pensaré en ello en el momento... —respiro profundamente y me preparo—. Cof, cof. Bueno, allá voy.

—Creí haber tomado la mejor decisión al ayudar a su especie a prosperar sobre el resto, pero me equivoqué. Supongo que hasta el ser más perfecto puede cometer errores.

Observé al lagarto mutado, pero no respondía.

—Hmm… ¿Por qué no responde? —murmuro, algo irritado—. ¿Acaso no me expresé bien? No me dejes en ridículo, desgraciado…

¡Por supuesto! Continuamos con las correcciones, respetando la idea original y mejorando la coherencia:

—En fin, veamos por qué está tan callado… —digo, mirando al pequeño lagarto con atención. De repente, me doy cuenta de que este está agachado, casi en estado de agonía. —¡¿Qué debería hacer con él?! —pregunto, dudando—. ¿Dejarlo morir? No se sentiría bien…

Me recuerda a Lagartín por alguna razón. Para empezar, ¿por qué está en estas condiciones?

—(Suspiro) No tengo otra opción, supongo que lo ayudaré… —decido finalmente, mientras me acerco al lagarto.

Siguiente ubicación, zona central del planeta

Se desarrollaba una reunión a gran escala. Los cinco principales dragones ancianos, reunidos en una gran sala, discutían el desarrollo de la situación con el planeta.

La anciana del elemento agua, llamada Freda, líder del clan del Oeste. El anciano principal del elemento tierra, llamado Seia, líder del clan del Sur. La anciana del elemento fuego, llamada Calico, líder del clan del Este. El anciano del elemento aire, llamado Humte, líder del clan del Norte. Y la anciana principal del elemento vacío, llamada Gradad, líder indiscutible del clan del Centro y la más fuerte de los cinco ancianos. Cada uno de ellos tan fuertes como para destruir completamente el planeta con un gran ataque, si se lo proponen.

—Es inadmisible que después de tres milenios, no hayamos podido realizar algún cambio positivo significativo en la fauna y flora del planeta. ¿Acaso hay alguien que no está haciendo bien su trabajo? —dice Calico.

—Tu afirmación puede ser tu destrucción, Calico. Será mejor que pienses con cuidado tus palabras en el futuro —responde Seia.

—¿Acaso me estás amenazando, Seia? Te recuerdo que entre los dos, yo soy más fuerte. No necesito consejos de alguien inferior —responde Calico, desafiante.

—En esa ocasión aún no había despertado por completo mi poder. Ahora todo es diferente. Te aconsejo que no me retos —responde Seia, serio.

—Supongo que tendré que enseñarte modales, niño —responde Calico, con tono desafiante.

—¡Es suficiente! No quiero conflictos en esta reunión. El motivo por el cual estamos aquí es para hallar una solución a esta problemática —interviene Gradad.

—Peleas aparte, Gradad. Comprendo que quieras salvar este planeta, sin embargo, eso me parece realmente difícil. ¿Por qué malgastar recursos valiosos en un planeta moribundo cuando podemos irnos de este y repoblar otro? —dice Humte, reflexivo.

—Eso solo sería una solución temporal, Humte. Si no cambiamos nuestra forma de pensar, el futuro planeta que nos espera tendrá el mismo destino que este —responde Freda, con firmeza.

—Esta conversación no va a ningún lado. Si realmente quieren salvar este pequeño planeta, deben acabar con los dragones que cazan indiscriminadamente las especies en peligro del planeta —dice Calico, molesta.

—Me parece gracioso que pienses así, Calico, cuando son los de tu facción quienes cometen esos actos —responde Seia, con tono sarcástico.

—¡¿Qué dijiste?! —grita Calico, furiosa.

—¡Calico! ¡Seia! Este no es el lugar para sus riñas diarias —interviene Freda, con tono firme.

—Me disculpo por mi actitud —dice Calico, tras un momento de tensión.

—Lo mismo digo —responde Seia, calmado.

—Aparentemente hoy tampoco llegaremos a una solución adecuada —dice Humte, resignado.

—No hay otra opción. Sugiero que concluyamos la reunión de hoy —suspira Gradad.

—Que así sea —responde Seia.

—Que así sea —dice Humte.

—Que así sea —responde Freda.

—Que así sea —dice Calico.

—La reunión ha sido considerada como terminada. Pueden retirarse —dice Gradad, poniendo fin a la sesión.

Mientras los cuatro grandes ancianos se disponían a retirarse a sus facciones respectivas, el resto de dragones que habían acompañado a sus respectivos líderes no pudieron evitar sentir temor por el aura que se desprendía de los ancianos Calico y Seia.

—Esta pequeña trifulca que están teniendo está entorpeciendo las labores de sus subordinados. Les agradecería que actúen de una manera más madura en este lugar —dice Freda, con tono serio.

Calico mira con desagrado a Freda.

—(Suspira) Que tengas una buena noche, Freda —responde Calico, mientras se aleja.

—Me retiro —dice Seia, también retirándose.

Mientras Calico y Seia se iban alejando, Humte se acerca a Freda para dialogar.

—Ya han pasado miles de años y ellos dos siguen actuando como niños —dice Humte, con tono cansado.

—Son reacios a aceptar sus instintos y lo ocultan a través de la agresión —responde Freda, con una mirada pensativa.

—Hablando de instintos, ¿qué opinas del núcleo del planeta? ¿Cuánto tiempo crees que le quede? —pregunta Humte, preocupado.

—Al paso que vamos, no mucho… —responde Freda, mirando hacia el horizonte.

—¿Qué opinas de la salvación que te mencioné? ¿Me ayudarás a cumplir mi objetivo? —pregunta Humte, con esperanza.

—Humte, este planeta me vio nacer. No puedo simplemente abandonarlo —responde Freda, con una expresión seria y decidida.

Freda, perdida en sus pensamientos, recordó una historia que le gustaba escuchar cuando era una pequeña cría.

—Sabes, Humte… Esta situación me recuerda mucho a una leyenda. Hace mucho tiempo, existía un lagarto diferente al resto. Él era curioso e intrépido. Hasta que un día, él decidió alejarse de su familia y se acercó a un riachuelo inexplorado. Su curiosidad le jugó en contra y fue atacado por una criatura similar a un insecto. Afortunadamente, logró sobrevivir, pero luego, tras un tiempo perdido y creyendo que su vida había llegado a su fin, un ser bajó de los cielos y lo ayudó, otorgándole la dicha de la inmortalidad y habilidades especiales. Dejando escrito en piedra quién fue este lagarto... Fue gracias a él que ahora nosotros tenemos estas habilidades. Es gracias a él que ahora podemos llamarnos dragones.

—La historia del dios dragón primordial… Mi madre solía contármelo mucho cuando aún era una cría. Desearía que si aquel ser existiese, nos vuelva a ayudar... No, más bien, nos castigue por nuestro error —dice Freda, perdida en sus pensamientos.

La melancolía se hacía notar a través de Freda. Humte, desconcertado, no sabía cómo reaccionar ante tal situación. Así que, reacio a decir algunas palabras, dio media vuelta con dirección hacia sus subordinados. Sin embargo, cuando pensaba en hacer algún movimiento, una resplandeciente luz se hizo presente a través de las colinas y las nubes, que incluso hizo estremecer a Gradad, la dragona más poderosa de los cinco ancianos y de todos los grandes lagartos.

—¿Qué fue eso? —pregunta Gradad, sorprendida.

La luz resplandeciente atravesó el cielo, iluminando todo a su paso, como si fuera la misma estrella tocando la superficie del planeta. Un evento imposible de lograr, aunque todos los ancianos intentaran imitar tal poder en conjunto. Este hecho solo dejó más preguntas que respuestas entre los grandes ancianos, y cada uno de ellos quería saber qué había ocurrido allí. Si el causante de tal magnitud estuviera a su favor, el anciano más rápido tendría una ventaja sobre el resto, incluso sobre Gradad, la anciana más fuerte.

Motivo por el cual, inmediatamente, cada uno de ellos se dirigió a sus facciones para realizar las diligencias necesarias respecto a aquel fenómeno antinatural.

De vuelta con "El Ser"

Momentos antes del fenómeno antinatural ocurrido, me llevé al pequeño lagarto de ese lugar a una zona más despejada…

—¿Qué? ¿Qué estoy realizando, un secuestro? —digo, confundido—. Hombre, esta criatura ni derechos debería tener. Espero, no estoy cometiendo ningún delito, señor policía, solo hago mi buena acción del día.

Veamos... Hmm... Hmm... Hmm... Este desgraciado solo tiene una hora de vida a lo mucho. Bueno, es una lástima, no creo que pueda hacer mucho con él... O eso es lo que hubiera dicho si no pudiera manipular la energía.

Bueno… solo verteré un poco en su cuerpo…

—¿Qué? ¿No es suficiente? ¡Pero qué caro me saliste! —grito, entre risas—. Ten toda, si quieres entonces.

Fiu… creo que ya está… Hmm... Por alguna razón, cambió de color de rojo a blanco… Detalles pequeños aparte, creo que ya está bien. Su respiración es constante y está bien gordito. Tanto que quiero abrazarlo… Debería pensar en cómo hablarle cuando despierte. Me daría vergüenza volver a hacerlo como antes.

El pequeño lagarto, ahora blanco, parecía estar despertando.

—Eeeeh... No hay tiempo, ¡AAAAAH! ¿Qué es lo que estoy pensando? —digo, preocupado, mientras me recupero de la sorpresa—. No importa, no hay vuelta atrás. Seguiré con el personaje… ¡Sí, eso haré!

El pequeño lagarto, al abrir los ojos, se pregunta dónde se encuentra. Solo puede observar grandes montañas que rodean completamente su visión.

—¿Dónde estoy? Recuerdo que estaba...

Luego de afinar su visión y sentidos, logra sentir una presencia que no era vista por los ojos, pero sabía que estaba allí. Se sintió intrigado e intimidado por la presencia de aquel ser. Era un sentimiento que nunca había sentido en su vida, ni siquiera cuando estaba presente uno de los principales ancianos de su raza. Todos sus instintos le decían que escapara, pero su raciocinio le decía que si lo hacía, moriría inmediatamente. Sin otra opción, el pequeño lagarto solo podía apelar al juego de palabras para librarse de su posible muerte.

—Reconozco su poder, gran señor. Por favor, dígame, ¿quién es usted?

Quedé perplejo. No creí que su inteligencia se hubiera desarrollado tanto. Supongo que pasó mucho tiempo desde que estuve aquí. Bueno, sigamos consiguiendo información.

—Hace mucho tiempo que dejé este planeta. He vuelto luego de una larga travesía… ¿Y qué encuentro? Destrucción y desolación… Un error inadmisible, un error que yo… "Dios", procederé a corregir.

—¿Dios? —murmuro, sorprendido por mis propias palabras—. Por algún motivo, sentí la necesidad de decirlo, aunque no creo que influya mucho.

Liberando una enorme bola de energía visible a miles de kilómetros, me disponía a simular que impactaría con la superficie del planeta para obligar al lagarto blanco a hablar.

El lagarto modificado, aturdido por aquella bola de energía, recuerda las palabras de aquel "ser"… Recuerda el término "Dios" que utilizó anteriormente. Inmediatamente, se agacha en muestra de sumisión y compromiso.

—Espere, mi señor. Ciertamente, es indudable su poder divino. ¿Acaso es usted el dios dragón primordial que nos bendijo con estas capacidades para prevalecer sobre el resto de criaturas?

—¿Qué?... ¿Dios dragón? ¿De dónde sacó esa conclusión? No importa, puedo usarlo a mi favor para obtener toda la información que quiera.

—Escúchame, pequeño lagarto. Cuéntame lo sucedido en este lugar. ¿Por qué el bello paisaje fue reducido a escombros?

—Sí, Dios dragón primordial... Todo comenzó hace miles de años atras. Los recursos empezaron a volverse más escasos. Los dragones empezaron a volverse egoístas y cazaban todas las criaturas que podían para vivir el máximo tiempo posible. Luego, cuando ya no había nada más que comer, unas tribus de dragones empezaron a atacarse entre sí, estallando una guerra para decidir qué especie entre los dragones merecía sobrevivir. Este conflicto fue escalando hasta terminar en esto.

—Comprendo… ¿Entonces todo fue mi culpa? Qué se le va a hacer… Recapitulamos lo que escuché. Las especies que modifiqué se autodenominaron dragones. Sus recursos comenzaron a reducirse, lo que provocó una guerra... Hmm… Hmm... No hay nada más que hablar, supongo... Procederé a eliminar a estos vestigios de la destrucción… Supongo que usaré un nombre genial para este ataque.

Mientras pensaba en un nombre genial, fui interrumpido por aquel gran lagarto blanco.

—Dios Dragón Primordial, ¿será que usted me está brindando una segunda oportunidad para salvar este planeta? ¿Es por eso que me bendijo con este cambio? —preguntó con una voz cargada de reverencia.

—¿Qué? ¿De qué habilidades hablas, chico? Veamos… —respondí con curiosidad, inspeccionándolo detenidamente—. Ups, mi error. Al parecer, la energía que te di cambió por completo tu ADN, convirtiéndote en una especie completamente distinta. Esto me trae curiosidad… ¿Será que las especies que modifiqué también hayan mutado y desarrollado otras especies nuevas? —reflexioné antes de añadir—. Escúchame bien, mencióname cuántas especies existen en este momento de tu raza.

Pensé un momento, dándome cuenta de algo.

Hmm… No creo haber escogido las palabras correctas. ¿Qué clase de dios no conoce a las criaturas que viven bajo su cuidado? Supongo que yo... recuerden que soy flojo. No es excusa, es afirmación. Veamos cómo reaccionó este lagarto.

El lagarto, cegado por la admiración de estar ante su dios, observaba con ingenuidad pero con seguridad en sí mismo.

—Gran Dios Dragón Primordial, solo existen cinco grandes razas de dragones: los dragones del Vacío, del Agua, del Aire, del Fuego y de la Tierra. Cada especie vive en una zona geográfica específica del planeta, y los gobierna un anciano que representa a su raza. Yo pertenecía a la especie del Fuego, hasta que usted, el Dios Dragón, me salvó y me encomendó un papel divino.

—Hmm, hmm, ahora todo tiene sentido… —murmuré, dándole vueltas en mi mente—. Sí, espera, ¿qué? ¿Papel divino? ¿De qué habla este de aquí? Hmm… papel divino, papel divino, papel divi… ¡Sí, eso es! Borrar todo y volver a hacerlo de cero sería aburrido. ¿Por qué mejor no tomo el camino más largo y entretenido?

Reí internamente, sintiéndome satisfecho con mi idea.

Soy un genio. Escúchame bien, lagarto modificado: te voy a usar para mi libertinaje… ¡Buahahaha, buahahaha! Cof, cof, cof. Bueno, prosigamos.

Adopté una postura más seria.

—Sí, claro, lo que tú digas, amiguito. Te di un papel divino. Es por ello que te elegí como representante único de una nueva raza: el dragón de luz. Ahora ve y aprende a controlar tu nuevo poder.

—Sí, Dios Dragón Primordial.

Y dale con ese nombre…

Pensé un momento, buscando cómo continuar. Quisiera seguir hablando con él, pero no como el dios que tanto dice que soy. ¿Qué debería hacer? Así es, debería crear otro personaje y jugar un nuevo papel. Pero, ¿cuál? Hmm… hmm… ¡Lo tengo! Le hablaré directamente en su mente como su subconsciente. Sí… aunque eso puede ser extraño; escuchar de pronto una voz en tu cabeza puede ser aterrador. Supongo que no hay opción.

Pero ahora me asalta otra pregunta. ¿Cómo debería referirme a él? "Pequeño lagarto" o "lagarto modificado" no parecen adecuados. Veamos… su mayor característica es su color. Sí, lo llamaremos así.

—Escúchame, pequeño lagarto. Tu nuevo nombre será "Dragón Blanco".

—Sí, señor Dios Dragón Primordial. Su humilde servidor lo escucha.

No me gusta esta devoción exagerada. Es ciertamente incómoda, aún más cuando llevas tanto tiempo solo como yo…

—Te voy a dar una última bendición. En esta ocasión, te daré la Voz de la Sabiduría. Ella te dirá toda la información que necesites y te ayudará en momentos de crisis.

—Muchas gracias, Dios Dragón Primordial. Apreciaré este regalo con todo mi ser.

Bueno, supongo que ya está hecho. Ahora solo tengo que cambiar la frecuencia de mi voz para que suene más creíble la actuación. Bien… probando, probando. Uno, dos, tres.

[Iniciando instalación de la Voz de la Sabiduría.]

El dragón blanco quedó perplejo al escuchar una voz desconocida en su mente.

—¿Qué? Esta voz que escucho… ¿Eres la Voz de la Sabiduría que el Dios Dragón Primordial me dio?

[Efectivamente.]

—Dime… ¿qué puedo hacer con tus capacidades?

[Puedo darte información de todo lo que te rodea. Puedo automatizar tus ataques tomando control total de tu cuerpo en momentos de peligro inminente.]

—Suena simple, pero estoy seguro de que es más complejo de lo que parece.

Simple, dice este… Qué indignante. En fin, sigamos observando.

Ha pasado un día desde que estoy con este dragón. Sorprendentemente, no usó la Voz de la Sabiduría (yo) que le di… Qué aburrido estoy, pero no hay opción. Yo decidí este desenlace.

Ahora que lo pienso, le seguí el juego al dragón blanco respecto a la segunda oportunidad para salvar este planeta. Pero, ¿cómo debería proceder? ¿Utilizo a este pequeño para deshacerse del resto de dragones, o por el contrario, hago que aprendan a coexistir con el planeta? Bueno, supongo que esa decisión se la dejaré a mi yo del futuro.

En el centro del planeta, el clan del Vacío se preparaba para embarcarse en la búsqueda del responsable de aquel destello.

Consejo del Clan del Vacío

—No creo que la criatura que realizó aquella acción sea amigable. Para empezar, ¿a quién iba dirigida aquella bola de energía inmensa? —preguntó Cron, con un tono serio.

—Si resulta ser agresiva, solo la destruiremos. No podemos darnos el lujo de dejar ir tal situación de nuestras garras. Si esa criatura es un dragón, sería un prodigio. Tenemos que traerlo a nuestro territorio y afiliarlo como tal —respondió Cesin con determinación.

—Es verdad, nosotros no podemos descartar tal hecho. Si logramos apoderarnos de lo que sea, tendremos ventaja sobre el resto de clanes. Además, podemos utilizarlo en caso de guerras o incluso para ayudar a salvar el planeta. Tal energía puede sernos útil —añadió Turin, mientras reflexionaba sobre las posibilidades.

—Independientemente del uso que se le dé a la energía obtenida, si logramos restaurar el ecosistema de nuestro territorio, estaremos varios pasos adelante del resto de los clanes. Un líder debe estar dispuesto a todo con el fin de establecer el orden necesario… Cesin, prepara un escuadrón de élite para capturar y trasladar al objetivo a nuestro territorio. Estoy segura de que el resto de ancianos planea algo similar. No tenemos tiempo que perder. Debemos ser los primeros. Te encargo este trabajo —ordenó Gradad con firmeza.

—Sí, líder —respondió Cesin, inclinándose en señal de respeto.

Siguiente ubicación: Norte del planeta, clan del Aire

—¿Qué opinas de lo sucedido, Almart? —preguntó Humte, evaluando la situación.

—Señor, si lo que estaba allí es lo que creemos que es, puede ser la clave para nuestro objetivo —respondió Almart con seguridad.

—Eso pensé. Almart, ¿puedo confiar en que estarás a la altura de mis expectativas?

—Sí, mi señor.

—Perfecto… No vuelvas sin el objetivo.

Sin perder tiempo, Almart partió rápidamente, decidido a concretar su misión encomendada.

Siguiente ubicación: Oeste del planeta, clan del Agua

Freda, perdida en sus pensamientos, planeaba su próximo movimiento.

—Mi señora, ¿cuál es nuestro plan de acción? —preguntó Alicia, su leal compañera.

—Alicia, amiga mía, ahora solo estamos las dos. No hay necesidad de hablarnos con formalidades —respondió Freda con una leve sonrisa.

—Como digas, Freda. ¿Qué planeas hacer ahora? Estoy segura de que los otros clanes planean apropiarse de aquella energía —dijo Alicia, preocupada.

—No lo dudo, Alicia. Sin embargo, no creo que actuar ahora sea un movimiento estratégico.

Comprendiendo los pensamientos de Freda, Alicia preguntó:

—Cuando consigas la energía, ¿qué planeas hacer con ella?

—Salvar este planeta es mi objetivo. No puedo permitir que este mundo muera por culpa de nuestros errores del pasado —respondió Freda con convicción.

—Te ayudaré con todo mi ser para que logres tu objetivo.

—Gracias, Alicia.

Siguiente ubicación: Este del planeta, clan del Fuego

—Este es nuestro día de suerte. ¿Quién diría que en aquel lugar se encontraría nuestro tesoro perdido? —exclamó Calico, emocionada—. Ernes, quiero que consigan lo antes posible aquella energía emitida. Haz lo necesario para obtenerla primero. No quiero fracasos.

—Comprendo, mi señora. Haré todo lo que sea necesario para conseguirlo —respondió Ernes con determinación.

—Perfecto. Con esa energía en mis manos, finalmente podré desbloquear mi verdadera fuerza, y nadie será rival para mí. Seré la gobernante única del mundo entero.

Algunos de sus súbditos la miraron con entusiasmo, mientras otros mostraban preocupación por lo que pudiera surgir en un futuro caótico.

Siguiente ubicación: Sur, clan de la Tierra

—Líder, esta situación es peligrosa, tanto para nosotros como para el resto del mundo —advirtió Brock.

—Si nuestras sospechas son ciertas, nuestros rivales directos serían el clan del Vacío y el clan del Fuego —respondió Clarck, analizando la información.

—¿Qué hay del clan del Agua y del Aire? —preguntó Selfi.

—Nuestros espías nos dicen que no están realizando ningún movimiento por ahora —contestó Clarck, aunque con cierta duda.

—No confío en esa información —intervino Seia con firmeza—. Conozco mejor que nadie a los cuatro ancianos restantes. Humte es alguien muy astuto y precavido; es de él de quien debemos preocuparnos. Por otro lado, Freda se mantendrá al margen como siempre. Ella es reacia a la violencia. Estoy seguro de que todos los que acudan por la energía misteriosa se enfrentarán, y habrá derramamiento de sangre. No sería inteligente ir directamente a por ella. Emboscar y robar es la mejor opción.

—Sí, señor. Realizaremos sus órdenes al pie de la letra. Dirigiré personalmente un escuadrón para tal misión —afirmó Brock, con decisión.

De vuelta conmigo, el Dios Dragón, estuve con el Dragón Blanco un tiempo. Cada día que pasaba, él adquiría más control sobre sus habilidades. También me hacía preguntas generales de vez en cuando, llegando hasta hoy.

Supongo que ya está listo para vivir… Sí, vivir. ¿Qué cosas digo? Había dicho que pensaría cómo guiar a este dragón a su objetivo, pero no se me ocurre nada…

—Hmm, ¿qué es eso que se acerca a la distancia? —murmuré, curioso—. A ver, echemos un vistazo… Mira nada más, son dragones, aunque no se ven nada amistosos. ¿Qué debería hacer?... Sí, será mejor avisarle al mocoso.

—¡Oye, tú! Reacciona, tienes visitas no deseadas… —suspiré—. Supongo que están muy lejos para que se dé cuenta. Usaré la Voz de la Sabiduría.

[Formas de vida inteligente detectadas.]

[Ubicación: Oeste. Tiempo aproximado de llegada: 15 minutos.]

—¿Qué? ¿Son enemigos o amigos? —preguntó el Dragón Blanco con alarma.

[Agresividad detectada en los objetivos.]

—Esto no me agrada. Voz de la Sabiduría, ¿qué debería hacer?

—¿Qué? ¿No crees que estás siendo muy dependiente de mí? Bueno, como sea, ayudémoslo —dije mientras la Voz ofrecía instrucciones.

[Recomiendo activar la habilidad "Sigilo" y "Presencia Oculta" mientras encuentra un lugar donde resguardarse.]

—Haré eso entonces —respondió el Dragón Blanco con rapidez.

El Dragón Blanco procedió a ocultarse cerca de allí…

—¿Qué? ¿Me preguntas por qué no se fue más lejos si tenía como 30 minutos de distancia? Eso no me lo preguntes a mí, pregúntaselo a él. A mi parecer, una decisión torpe, pero qué se le va a hacer. Veamos el desenlace de esta situación.

En el lugar de los hechos

Los dragones hostiles finalmente llegaron a la ubicación donde estaba el Dragón Blanco. Eran de color morado.

—General Cesin, este es el lugar de donde provino aquel destello —informó el dragón comandante.

—No perdamos tiempo. Busquemos el objetivo; por aquí debe estar el causante de aquel fenómeno —ordenó Cesin con firmeza.

—Busquen inmediatamente en los alrededores —repitió el comandante a sus subordinados.

Dragones en coro:

—¡Sí, señor!

Espera, ¿acaso dijo "destello"? Hmm… ¿Será de aquella vez que liberé un poco de mi energía para intimidar al Dragón Blanco? Hombre, ahora yo soy el culpable de que estén aquí. Tendré que intervenir de algún modo para que mi pequeño escape. Aún no es momento de que el mundo conozca tu existencia, Dragón Blanco.

[Recomiendo una retirada estratégica.]

—¿Eres tú, Voz Divina?… Opino lo mismo. Ellos son miembros del clan del Vacío. Si se enteran de que evolucioné, no sé qué harían conmigo. Por favor, dime, ¿por dónde debería escapar? —pensó el Dragón Blanco, inquieto.

—¿Y me lo preguntas a mí? Bueno… lo que sea. ¿Por dónde deberíamos retirarnos? Oh, ese lugar parece perfecto. Le comunicaré la información al Dragón Blanco.

[Calculando ruta de escape.]

[La ruta de escape con mayor probabilidad de éxito se encuentra atravesando la colina.]

—¿Atravesando la colina? Pero si ellos están en la entrada de la misma. ¿Cómo se supone que pueda pasar sobre ellos?

[...]

—¡Ah! Perdón si te ofendí, Voz de la Sabiduría. Tomaré esa ruta —dijo con nerviosismo.

—¡Decídete, pues, hijo! No juegues con mi paciencia. Bueno, veamos qué pasa —murmuré para mí mismo.

El Dragón Blanco, caminando agachado, rodeó a los dragones del clan del Vacío, evitando hacer el mínimo ruido posible, hasta llegar por fin a la boca de la colina, la única salida de aquel lugar… o al menos eso se tenía planeado.

Antes de que el Dragón Blanco pudiera reaccionar, un gran impacto ocurrió frente a él. Era la habilidad de Cesin, "Golpe de Fuerza", la cual creó un gran agujero que imposibilitó la huida por tierra.

Esto no me gusta. ¿Cómo es que esa dragona pudo ver a través de Sigilo y Presencia Oculta?

—¡Oye tú! Si no huyes rápido, te capturarán.

[Situación peligrosa.]

[Recomiendo huir de manera aérea hacia la dirección contraria del ataque.]

—¿Dirección contraria? ¿Te das cuenta de que atrás de mí están los miembros del clan del Vacío? —respondió el Dragón Blanco, desesperado.

¡Porque tienes que ser tan imbécil! Solo haz lo que te ordeno.

[Utilizando habilidad, Evasión Automática.]

El Dragón Blanco reaccionó justo antes de que el impacto pudiera afectarlo. La habilidad Evasión Automática lo hizo moverse de manera instintiva, evitando el ataque directo de Cesin.

—Yo... yo estaba a punto de morir. Si no fuese por la Voz de la Sabiduría, ahora mismo estaría... —murmuró el Dragón Blanco, conmocionado.

[Calculando probabilidad de éxito de huida estratégica: 20%]

[Calculando probabilidad de éxito en una pelea directa con el Dragón Mayor: 16%]

[Calculando probabilidad de éxito de supervivencia: 70%]

—Líder Cesin, ¿qué fue lo que pasó? Los subordinados están desconcertados —preguntó el Dragón Comandante, mirando a su alrededor.

—En aquel lugar hay alguien. Su presencia es débil, pero está allí —respondió Cesin, sin quitar la vista del terreno.

—¡Todos, diríjanse a aquel lugar inmediatamente e investiguen qué es! —ordenó el comandante a los demás dragones.

Cesin, analizando la situación, pensaba: Esto es extraño. Pudo evitar mi ataque directo... Esta criatura es verdaderamente poderosa. Si resulta ser un dragón, me gustaría tenerlo como mi subordinado directo.

—Comandante, captúrenlo vivo.

—¡Sí, señora! —respondió el Dragón Comandante con firmeza.

El Dragón Blanco suspiró mientras observaba la situación.

—No es momento de tener miedo… Creo que es innecesario seguir ocultando mi presencia —pensó.

Libre de dudas en su interior, el Dragón Blanco se mostró ante los dragones del clan del Vacío, esperando que la Voz de la Sabiduría ideara un plan entre manos… o ¿garras?

Cesin, sorprendida, observó al joven dragón y murmuró para sí misma:

—No puedo creerlo… Un joven Dragón Blanco. Aún es un infante. Esto es algo único en la vida.

Cesin levantó una garra y dio una orden clara:

—Comandante, detén a tus subordinados.

—¡Todos, deténganse en este momento! —gritó el comandante a su batallón.

Mientras los dragones permanecían quietos, Cesin descendió lentamente desde el cielo. Su acercamiento era cuidadoso, casi como si de una madre dirigiéndose a su hijo se tratara.

—Pequeño, no te asustes de mí. Lamento haberte atacado sin razón —dijo Cesin, con un tono más suave.

El Dragón Blanco, desconfiado, no le dio una respuesta inmediata.

—No busco dañarte. Solo quiero que me respondas algunas preguntas. ¿Crees que puedas hacerme ese favor? —preguntó Cesin, manteniendo la calma.

—Responderé lo que considere correcto —replicó el Dragón Blanco con prudencia.

—Gracias. Dime, ¿tú fuiste quien realizó aquel destello de hace tres días?

Esa pregunta reveló sus intenciones. Así que ese era tu objetivo, bruja… Pues no te daré el beneficio de la duda, pensé. Debía ayudar al Dragón Blanco.

[Recomiendo no mencionar la existencia del Dios Dragón Primordial.]

[Estrategia de respuesta calculada: afirma que fuiste tú el que realizó esa acción.]

El Dragón Blanco suspiró y respondió con firmeza:

—Sí... yo fui quien lo hizo.

Cesin asintió, interesada, y continuó:

—¿Puedes responderme por qué lo hiciste?

—No recuerdo mucho al respecto. Solo sé que, en un ataque de ira, liberé toda mi energía hacia los cielos —respondió el Dragón Blanco, siguiendo las recomendaciones de la Voz de la Sabiduría.

Observé con interés. Qué bueno eres mintiendo, pequeño Dragón Blanco... Espera, ¿no será que también me estaba mintiendo a mí? Hombre, cómo podría hacerme algo así… Bueno, no tengo de qué preocuparme. Puedo ver la honestidad de las criaturas gracias a mi habilidad única.

Cesin, reflexiva, pensó para sí: Quién diría que el responsable sería un joven dragón… Siendo tan joven, creo que sería fácil manipularlo. Aunque me desagrade la idea, tengo que obedecer las órdenes de mi líder.

—Hijo, ¿tienes un hogar al cual ir? —preguntó Cesin, suavizando su tono.

—No tengo ninguno —respondió el Dragón Blanco con honestidad.

—¿Te gustaría venir conmigo? Puedo tenerte bajo mi cuidado como tu tutora —propuso Cesin con una mezcla de amabilidad y autoridad.

Cesin agregó en sus pensamientos: De esa manera, al menos puedo protegerte de la manipulación política.

Observé desde mi posición y me reí un poco. Oye, oye, oye… ¿Qué es este desarrollo de la trama? ¿No me digas que esa dragona mayor es una amante de los niños? En fin, debería entrometerme un poco. No me excluyas de esta ecuación.

[Recomiendo ganarse el favor del Dragón Mayor para aumentar la probabilidad de supervivencia a futuro.]

El Dragón Blanco, titubeante, comenzó:

—Yo…

Antes de que pudiera formar una oración, una voz autoritaria resonó en el aire.

—Qué suerte la mía. Ahora que sé la verdad, no tengo que contenerme… Oye, niño, ven conmigo. La Gran Anciana del clan del Fuego solicita tu presencia —dijo Ernes, con un tono imponente.

Cesin reaccionó de inmediato.

—No metas tus narices en esto, Ernes. El niño viene conmigo.

—No estás en posición de decidir lo que debo hacer o no —respondió Ernes, burlón.

Cesin rápidamente notó que estaban rodeados por un inmenso número de dragones de fuego.

Estos dragones no son rivales para mí, pensó Cesin. El verdadero problema es Ernes…

—Pero qué desenlace de la situación… Bueno, supongo que el plan va tomando forma. Ahora, haz el siguiente movimiento, muchacho.

[Calculando siguiente plan de estrategia]

[Activando habilidad "Destello de Luz" para cegar a los adversarios y huir]

El Dragón Blanco, intimidado por el aura de los dragones, se quedó petrificado de miedo.

—¡Quéeee! ¿Por qué en un momento como este? Bueno, supongo que esperaba mucho de un joven dragón que apenas sabe controlar su poder. Aún tienes un largo camino por recorrer… No tengo otra opción… Hehe, es hora de controlar directamente a mi marioneta, digo, al pequeño dragón.

[Control total activado]

—¿Eh? ¿Control total? ¿Por qué de pronto tengo mucho… sueño?

Finalmente, después de mucho tiempo… un cuerpo físico para mi uso y disfrute… por ahora.

—Cof, cof, tengo una petición que hacerles a ambos. No estoy dispuesto a irme con el bando débil. Si realmente desean llevarme con ustedes, deben hacerme saber que elegí el lado correcto.

Cesin quedó perpleja. Esa no era la personalidad ni la forma de hablar del Dragón Blanco con la que había estado charlando momentos antes. La única conclusión a la que pudo llegar es que el Dragón Blanco tomó esa personalidad por su instinto de supervivencia.

—Te seguiré el juego, pequeño dragón.

—Ya lo oíste, Ernes, el vencedor se llevará al dragón.

Ernes miraba con arrogancia y prepotencia a Cesin, ideando su siguiente movimiento.

—Hmm… Me parece una buena idea, pero yo tengo una mejor… ¡Ataquen!

Los dragones rojos que se encontraban en espera se abalanzaron contra los dragones morados, teniendo como consecuencia un enfrentamiento sangriento.

—¡Comandante! Te encargo el resto, yo ya tengo a mi rival.

—¡Sí, general!

Cesin, sin perder tiempo, concentra su energía en su boca con la intención de lanzar un ataque especial sobre Ernes.

—¡Absorción Absoluta!

Luego de mencionar el nombre del ataque, una gran esfera oscura apareció con dirección hacia Ernes. Este, sorprendido, trató de esquivarlo volando por los cielos. Sin embargo, antes de que pudiera alejarse, una gran vacío proveniente de aquella esfera lo absorbió, dejándolo momentáneamente inmóvil.

—¿Qué es esto? No creí que tuvieras estas habilidades escondidas. No debo subestimarte… ¡¿Qué?!

Mientras Ernes aún se encontraba reflexionando sobre lo sucedido, se percató de las verdaderas intenciones de Cesin. Ella no realizó este ataque con el objetivo de inmovilizarlo, lo hizo para eliminarlo de la ecuación.

—¡Rayo del Vacío!

Un inmenso rayo negro salió de en medio de los cuernos de Cesin, dirigiéndose a gran velocidad hacia el inmóvil Ernes.

—¡No me subestimes! ¡Aliento del Infierno!

Ernes, enojado, liberó una gran energía de su boca y lanzó un ataque hacia la dirección de aquel rayo con el fin de contrarrestar el impacto. Ambos ataques chocaron generando una gran onda expansiva que despejó los cielos. Los dragones que peleaban cerca de allí quedaron estupefactos del poder que presenciaron.

—¿Así que este es el poder de dos de los generales? Es increíble —comentó el comandante dragón.

Ernes aprovechó el momento del impacto de ambos ataques para liberarse de la absorción de la primera técnica que realizó Cesin.

—(Suspirando) Esto no será tan fácil como creí que sería… Umm…

—¡Distraerse es un grave error! —respondió Cesin, moviéndose rápidamente.

Cesin se había dirigido a la espalda de Ernes en una fracción de segundo, golpeándolo con su cola, provocando que Ernes fuera lanzado hacia el suelo con gran violencia.

—Eres un general, es verdad, pero yo llevo más tiempo viva. Por ende, tengo más experiencia en luchas.

Ernes, enfadado, rugió con todas sus fuerzas, elevando su poder a la quinta etapa de evolución, concentrando su energía en su boca para posteriormente lanzar un ataque de área con el fin de acabar con Cesin y sus súbditos de una vez por todas, aunque eso significase que algunos de los suyos murieran también.

—¡Lava Infernal!

—¿Qué demonios crees que haces? No cabe duda de que ya perdiste la cabeza. ¡Dragón Comandante! ¡Llévese a todos de aquí! No creo que hasta yo pueda salir libre de esta.

—¡Sí, general! ¡Todos, retirada!

Cesin, preparada para afrontar esta locura, eleva su fuerza a la quinta etapa de evolución, dispuesta a responder al ataque de Ernes. Junta todo su poder en un ataque definitivo.

—¡Agujero Negro!

Y fue así como estos dos ataques, de la energía más pura de sus elementos respectivos, chocaron entre sí. El calor que emanaba de la presión del ataque y la onda expansiva que surgió poco después generaron un gran agujero de kilómetros de espesor, acabando con la poca naturaleza que había alrededor. Ambos ataques se mantenían a raya el uno del otro. Ningún general quería retroceder. Quien tuviera más determinación sería el ganador de esta batalla.

—¿Observo a la distancia unos fuegos artificiales y qué me encuentro? Dos dragones generales peleando a muerte —dijo Almart, observando la situación.

Ernes volteó la cabeza hacia donde provenía aquella voz… era Almart, el consejero más confiable de Humte.

—¡Almart! Ayúdame a acabar con Cesin, si lo haces, te daré la ubicación del Dragón Blanco que encontré.

—¿Dragón Blanco? Oh, no te equivoques, amigo mío. Ya tengo toda la información que necesito… parece ser que tuve razón.

Cesin, incapaz de realizar otro movimiento por la concentración que conlleva realizar un ataque a gran escala, quedó expectante del movimiento que pudiera realizar Almart.

—Ernes, ¿no te pusiste a pensar qué hago en este lugar?... Estoy aquí para eliminarte, tu mera existencia es molesta para mí y mi señor.

—¿Qué dijiste? —gritó Elmer—. ¿Acaso no escuchaste lo que te dije?

—Silencio, los muertos no hablan.

Almart procedió a elevar su cuerpo a la segunda etapa de evolución para luego nombrar un ataque dirigido hacia Ernes, el cual no podía defenderse por el choque de poderes que estaba realizando con Cesin.

—¡Viento Fugas!

El ataque fue directo al pecho de Ernes, quien, aturdido por el impacto, se desconcentró lo suficiente para que el agujero negro de Cesin impactara de lleno en él, provocando que este sintiera como su cuerpo iba desgarrándose en el momento, percibiéndolo como una eternidad; escama por escama, músculo por músculo, nervio por nervio, hasta desaparecer totalmente de este mundo.

Cesin, agotada y sin energías para luchar, estaba expectante del siguiente movimiento de Almart.

—¿Qué es lo que planeas hacer ahora?

—Acabar con las molestias es mi objetivo.

—¿Planeas apoderarte del Dragón Blanco?

—(Silencio)

—Si no tienes nada más que hacer, me iré de aquí.

Con la poca energía que le quedaba, Cesin comenzó a ascender por los cielos con el fin de reunirse con su pelotón y retirarse a la seguridad de su clan, dadas las condiciones en las que se encontraba. Sin embargo, lo que observó a lo lejos la dejó en shock y furia. A la distancia se podían observar los cadáveres de los guerreros que ella había llevado consigo, junto a los del clan del Fuego, todos destripados y encharcados de sangre.

—¡¿Quién?!...

—¿Te gusta mi regalo de despedida? —dijo Almart, con una sonrisa arrogante.

Cesin giró inmediatamente la cabeza para ver a los ojos de Almart, pero lo que no tenía planeado era observar la cabeza del Dragón Comandante, sostenida entre las garras de Almart.

—Este subordinado tuyo fue el único decente de entre toda esta basura. Recuerdo que lo último que dijo es que no lograría vencerte… Jajaja, qué cosas más graciosas dicen los débiles. Dime, Cesin, ¿creías que Ernes era la única molestia?

Antes de que pudiera reaccionar, Almart fue golpeado fuertemente en la cabeza por la cola de Cesin, lo que provocó que retrocediera un poco de dolor, seguido de golpes consecutivos en el abdomen, los cuales impactaron de lleno y lo lanzaron directo al suelo.

—Maldita, ¿aún en estas condiciones tienes energías para pelear? ¡¡Ráfaga de Cortes!!

Almart lanzó una ráfaga de ataques elementales de aire hacia Cesin, quien nada pudo hacer para defenderse. Poco a poco su cuerpo iba desgarrándose, sus alas cortándose, su conciencia desvaneciéndose.

—No puedo ganar, no así… ya no me queda mucho tiempo… ¡¡Oscuridad Total!!

Con lo último de energía que le quedaba, Cesin lanzó un ataque desesperado cegador, el cual inhabilitó la visión de Almart durante unos segundos valiosos, los cuales aprovechó para huir bajo el manto de la tierra.

—Tsk… no tendrás otra oportunidad. ¡Vives horas prestadas, me oíste Cesin, tu muerte es inminente!

Muy lejos del lugar de la batalla…

(Suspiro) Realmente no creí librarme de esa… ¿Qué? ¿Me preguntas dónde estoy? Pues, ¿dónde más? Estoy almorzando una pequeña bestia que me encontré. Debo decir que sabe fatal, pero ¿qué puedo esperar de las criaturas de un planeta que está moribundo?

—¿Qué? ¿Me preguntas por qué estoy comiendo en un momento como este? Hombre, esta es la primera vez que tengo un cuerpo físico, quiero vivir la experiencia al 100%.

Bueno, regresando a los hechos ocurridos antes… Si no hubiese tomado el control del Dragón Blanco, ahora mismo probablemente su cuerpo estaría hecho añicos por los daños colaterales… En fin, detalles pequeños.

—¿Qué? ¿No fue suficiente esa explicación? Bueno… siéntate, te contaré los movimientos que hice. Luego de que la dragona lanzara su ataque especial, activé las habilidades Sigilo, Presencia Oculta, Mejora de Velocidad y Resistencia a Ataques Elementales, las cuales utilicé para minimizar los riesgos posibles. Luego procedí a correr rápidamente hacia la salida más evidente que encontré, aprovechando el caos del lugar, y aquí estoy… Bastante impresionante, ¿verdad?

—¿Acaso esperabas algo más sorprendente? Te recuerdo que no tomé el control del Dragón Blanco con el objetivo de ser genial, lo hice con el objetivo de escapar vivito y coleando… Por Dios, qué exigente me saliste.

En fin, pude sentir que el desarrollo de la batalla tomó el rumbo que preví… Ahora que conocen la existencia del Dragón Blanco, su propia vida corre peligro… ¿Debería ayudarlo activamente en su entrenamiento? Umm… Ahora que recuerdo, mientras observaba la batalla a través de mi habilidad única, aquellos dragones mayores aumentaron sus destrezas físicas y elementales en un instante. ¿Será que pueden elevar su poder de pelea a voluntad? De ser así, este pequeño Dragón Blanco aún tiene mucho margen de mejora. Esto se va poniendo más divertido... Bueno, supongo que hallé mi propósito por ahora…

—Dragón Blanco, voy a ayudarte a ser la criatura más poderosa del planeta… después de mí, claro… con el objetivo de restaurar el orden y devolver la belleza del planeta a como era antes… Si fallo, solo borraré todo y empezaré de cero, es un ganar-ganar.

Luego de meditar, deduje que había tomado el control del Dragón Blanco por mucho tiempo, así que se lo devolví.

El dragón despertó lentamente, aturdido, y se mostró confundido por la situación.

—Hmm… ¿Qué fue lo que pasó? ¿Dónde estoy?... Jaja, esto me trae recuerdos.

[Voz de Sabiduría tomó el control del cuerpo del Dragón Blanco como recurso desesperado de supervivencia]

—Así que eso fue lo que sucedió… Gracias, Voz de la Sabiduría, parece que seguiré dependiendo de ti.

FIN DEL CAPÍTULO 1.