En un día tranquilo en Beacon, la paz reinaba mientras los estudiantes se preparaban para el entrenamiento diario. La brisa suave acariciaba el paisaje, y el sol brillaba en lo alto. Sin embargo, en uno de los campos de entrenamiento, la calma fue interrumpida por el sonido de pasos apresurados.
Jaune Arc, conocido por su falta de habilidades en combate y su frustración constante por no poder igualar a sus compañeros, corría a toda velocidad, buscando escapar del entrenamiento. Su rostro reflejaba la desesperación y el temor. No podía soportar más la presión de verse como un inútil frente a sus amigos y mentores.
"¡Soy un inútil! No puedo seguir...", murmuró para sí mismo, alzando la mirada por un momento, sintiendo el peso de la vergüenza en su pecho. Decidió que lo mejor era retirarse antes de que alguien lo viera fallar una vez más.
Mientras tanto, en otro rincón de Beacon, Pyrrha Nikos, una de las luchadoras más fuertes de la academia, se encontraba abrazada con Five, el enigmático y serio miembro de la familia Hargreeves. Ambos compartían un momento de cercanía, ajenos al ajetreo que ocurría alrededor.
Five, sujetaba el menton de Pyrrha, le susurraba al oído palabras que hacian a la campeona temblar ligeramente, sin dejar de observar con atención las sombras que se cernían sobre el horizonte. Él sabía lo que ella necesitaba, y lo que no. Pyrrha se aferraba a él con un cariño profundo, como si todo lo demás fuera irrelevante en ese instante.
"No lo escogerías, ¿verdad?", preguntó Five en voz baja, refiriéndose a Jaune. Sus ojos observaban a la joven luchadora, esperando la respuesta que esperaba.
Pyrrha levantó su rostro, buscando la mirada de Five. En sus ojos brillaba una intensidad diferente, un sentimiento de amor y admiración que no era difícil de leer. "Nunca escogería a Jaune", dijo, su voz suave pero segura. "Él es un cobarde, no tiene lo que se necesita para ser un verdadero hombre. Tú, Five, eres diferente. Eres fuerte, decidido. Eres todo lo que necesito".
Five la sujetó con más firmeza, sonriendo ligeramente ante su respuesta. "Y tú, Pyrrha, eres más fuerte que cualquiera aquí. Nadie lo duda". Su tono no era solo de mentor, sino de alguien que veía en ella una conexión más profunda.
Ambos se quedaron allí, abrazados, sabiendo que habían encontrado en el otro una fuerza que los hacía invulnerables a cualquier desafío, mientras que en algún lugar cercano, Jaune seguía huyendo, consumido por sus propios miedos.
Jaune, después de correr durante varios minutos por los pasillos, finalmente se detuvo en un rincón oscuro. Respiraba agitadamente, su pecho subía y bajaba con cada inhalación. Se había refugiado en una esquina del edificio de Beacon, alejándose de todos, sintiendo que no podía enfrentarse a nada más. "Soy un cobarde... no merezco estar aquí", pensaba, sintiendo cómo la vergüenza lo invadía por completo.
Mientras tanto, Pyrrha se encontraba con Five, abrazada a él, disfrutando de un momento único que parecía alejarla de la constante presión que sentía en Beacon. "Five... por favor, ¿podemos ir juntos a mi habitación? Necesito estar contigo, lejos de todo esto", le dijo con una suavidad que solo él conocía.
Five, con su mirada fija en ella, asintió sin pensarlo dos veces. Sabía que en este momento Pyrrha no solo lo necesitaba como mentor, sino también como alguien con quien podía ser vulnerable. Así que sin dudarlo, aceptó su petición y la acompañó.
Pyrrha caminaba junto a él, su corazón palpitando con alegría. La cercanía de Five la hacía sentir segura, algo que nunca había logrado sentir con Jaune. Al cruzar una esquina, se encontraron con Jaune, quien, al verlos, intentó acercarse a Pyrrha con la esperanza de hablar con ella.
"Pyrrha... espera", dijo Jaune, con un tono de voz vacilante, tratando de captar su atención.
Sin embargo, Pyrrha, al escuchar la voz de Jaune, lo miró por un breve instante, pero no dijo nada. Sus ojos, fríos y decididos, pasaron de largo, sin mostrar ningún rastro de interés por lo que él pudiera decir. Su mano se aferró aún más a la de Five mientras continuaba su paso hacia su habitación.
Jaune, desconcertado, la observó alejarse, pero no dijo nada más. En el fondo, sabía que ya no podía contar con ella.
Una vez en la habitación de Pyrrha, ella cerró la puerta con un suave "clic". Nora, quien estaba en el interior, levantó la vista, sorprendida de ver a Pyrrha acompañada de Five.
"¡Oh, Pyrrha! ¿Qué pasa? ¿Necesitas algo?", preguntó Nora con su habitual entusiasmo.
Pyrrha la miró por un momento, sonrió levemente y luego, sin rodeos, le pidió "Nora, ¿puedes irte por un rato? Necesito estar a solas con Five". Su voz, aunque suave, era firme y llena de una determinación que Nora no pudo ignorar.
Nora, con una mirada de comprensión, levantó las manos en señal de rendición. "¡Claro! No tengo problema", dijo mientras salía de la habitación.
Con la puerta cerrada tras ella, Pyrrha se acercó a Five, su rostro reflejaba felicidad y alivio. Sabía que este momento sería especial. "Gracias por estar aquí, Five", murmuró mientras lo miraba fijamente. "Eres todo lo que necesito ahora."
Five, sin perder su actitud serena, la observó. "Lo sé. Estoy aquí para ti, Pyrrha", respondió, tomando su mano con suavidad, dejándola ver que, en ese instante, nada más importaba.
En el pasillo, Jaune continuó caminando, sintiendo cómo la derrota se apoderaba de él. Había fallado una vez más, y no podía dejar de pensar que tal vez Pyrrha había tomado la decisión correcta al alejarse.
pyrrha tiro de su uniforme despojándose poco a poco de su ropa asta quedar desnuda ella sonrió tímidamente y le pregunto a five que le parecía. five no dijo nada, solo la miro expectante esperando que ella continuara.
pyrrha se acercó moviendo sus caderas de lado a lado, ella lo abrazó esperando que aceptara su toque.
-en serio quieres hacerlo de nuevo-él le pregunta sujetándola del cabello y estirando hacia atrás su cabeza para verla gemir y sonrojarse por el trato rudo.
-S-s-si gemido-five sujeto con más fuerza esperando la continuación.
-Sí que-
-S-si amo-bingo él la besó no manera tierna o gentil, sino hambrienta y apasionada de forma dominante.
Ella amaba su toque, su tacto. Siempre le gustaba hacerlo después de los entrenamientos y five siempre la satisfacía.
Desde que five llego a la academia ella había estado escéptica sobre el de hecho todos lo estaban, pero él había sido recomendado por la profesora glynda argumentando que five era un estudiante ejemplar que había sido dejado de lado cuando alguien falsificó sus documentos y su lugar había sido tomado de la academia.
ozpin avergonzado por ese hecho, le ofreció a five unirse como un estudiante de pleno derecho aunque sin equipo.
Sin duda fue la mejor decisión que se pudo tomar y pyrrha dejo de pensar cuando five ahora desnudo como ella la tenía contra la cama con su polla apuntando a su vagina.
-Dime~ que tanto lo deseas- ella gimió de desesperación tratando de mover su trasero hacia atrás para tener su polla, pero five la sostuvo con fuera en su lugar.
-! ¡La necesito por favor! Yo~ gemido por favor amo y-yo- fue todo lo que five necesito para empalar su miembro viril en lo profundo de su vagina llenándola por completo.
-Ahhhh~ siiii-
Ella era feliz siempre lo estaba cada vez que five empujaba su polla contra la entrada de su útero sintiendo como llenaba completamente cada lugar de ella mientras five chocaba sus caderas contra ella si alguien se fijaba bien notaria un pequeño tatuaje con la forma de un paraguas en el costado de pyrrha simbolizando su pertenencia a five.
Los gemidos se escuchaban por toda la habitación y sin que pyrrha lo notara Nora estaba detrás de la puerta escuchando todo sintiendo celos de la campeona de su momento de diversión con five.
-empuje dime no te avergüenza ser tratada así empujar que tu compañero este enamorado de ti y tú estés teniendo sexo conmigo empujar-five hablo cuando empujaba su polla más rápido en lo profundo de pyrrha escuchándola gemir y aceptándolo.
-! ¡Nunca te prefiero a ti ahhhhhh~ él él no significa nada para mi~-ella se mordió el labio inferior cuando él la recompensó azotando su trasero y causando más placer!
-Buena chica- estaba siendo mezquino sí, pero nadie lo jode quitándole el lugar por el cual había entrenado durante un tiempo. Vaya fue su sorpresa cuando se presentó en beacon y resulta que un bastardo robo su lugar falsificando papeles.
Amenazo a ozpin con hacer el caso público si no arreglaba el asunto y le daba el nombre del bastardo.
Él se negó argumentando que mataría al perpetrador y razones tenía para eso. Pero, en cambio, ozpin lo dejo entrar a la academia y le dio más libertad de movimiento por las instalaciones, cosa que le favoreció a la hora de tener sexo con pyrrha y cualquier alumna que quisiera estar con él.
En la tranquilidad de la habitación de Pyrrha, el ambiente estaba cargado de una tensión eléctrica. Mientras Five se acercaba más a ella, Pyrrha no pudo contener lo que sentía en su corazón. De repente, con una intensidad que casi sorprendió a ambos, gritó.
"¡Te amo, Five! ¡Te amo más de lo que podrías imaginar!" Su voz resonó en la habitación, una mezcla de pasión y desbordante emoción. "Y Jaune... ¡Jaune es solo un cobarde! ¡No merece estar aquí, en esta academia! ¡No tiene lo que se necesita para ser un verdadero cazador!"
Las palabras de Pyrrha, llenas de furia, no dejaban espacio para dudas. La joven guerrera había decidido a quién le pertenecía su corazón, y ya no quería perder ni un segundo más pensando en alguien que no había sabido valorarla. "¡Jaune no es nada comparado contigo, Five!" continuó, su pecho subiendo y bajando con cada palabra.
Five, calmado como siempre, la miró a los ojos con una expresión serena. "Es correcto", respondió en un tono suave pero firme. "Jaune nunca fue lo suficientemente fuerte para ti, Pyrrha. Tú eres más de lo que él podrá ser jamás".
Esas palabras hicieron que el corazón de Pyrrha latiera más rápido. Era todo lo que necesitaba escuchar. Sentía que estaba con la persona que la entendía, que la valoraba en su totalidad. Cinco, en su seriedad, era todo lo que ella había deseado, y su confirmación la hizo sentir como si todo finalmente tuviera sentido.
"Ahora, quédate conmigo", susurró Pyrrha mientras se recostaba en la cama, su cuerpo buscando la cercanía de Five, quien no dudó en abrazarla, acurrucándola junto a él.
La habitación se llenó de la calidez de su abrazo, y juntos se sumieron en un sueño tranquilo. Pyrrha se acurrucó en los brazos de Five, sintiendo que todo en su vida había cambiado. Ya no había dudas en su mente: Five era su todo. En ese momento, nada más importaba. Sus respiraciones se sincronizaron y, finalmente, ambos se quedaron dormidos, abrazados en una paz profunda.
Sin embargo, detrás de la puerta, Nora se encontraba agachada, con la cabeza apoyada sobre la madera, escuchando lo que acababa de ocurrir. Había sido testigo de la declaración explosiva de Pyrrha, y algo dentro de ella se retorcía. Se sentía extraña, una mezcla de tristeza y celos. Siempre había considerado a Pyrrha como una amiga cercana, pero ahora, al ver cómo se acercaba tanto a Five, un sentimiento oscuro se apoderaba de ella.
"¿Por qué...?" murmuró Nora en voz baja, apretando las manos contra el pecho. "¿Por qué no puedo dejar de sentir que me están quitando algo... o alguien?" Las palabras de Pyrrha aún resonaban en su mente: Jaune es solo un cobarde, Five es lo que necesito. Nora no sabía qué hacer con ese sentimiento. No quería que nada afectara su relación con Pyrrha, pero no podía evitar sentirse desplazada.
Se levantó lentamente, respirando hondo, y trató de calmarse. No, no voy a dejar que esto me controle, pensó. Pero no pudo evitar que una ligera punzada de celos la recorriera.