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Chapter 2 - Capítulo 1: El comienzo de mi búsqueda por la comodidad

Mierda, esa diosa es problemática. ¿Qué se supone que haga ahora? Todo lo que tengo frente a mí es un bosque y... ¿una mochila? Al menos eso significa que no está tratando de matarme de inmediato.

Aunque, con lo impredecible que es, no pondría mis manos en el fuego por eso. A todo esto, me siento diferente, acaso… Primero, veamos qué dejó en la mochila.

Una carta. Perfecto, algo más de sus excentricidades: "Bienvenido a mi gran mundo. Te obsequio con comida, agua y un mapa. Así que sé agradecido. Como ya te dije, te aconsejo dirigirte directo a la capital, Throne, escala rangos y ten tu vida cómoda como lo querías. Si no quieres o no confías en mí, haz lo que quieras, pero si mueres no hay segunda oportunidad, piénsatelo bien. El mapa que te he dado funciona como un GPS de tu mundo anterior, con un añadido especial: cuando te acerques a una persona no hostil, brillará en azul. Si es hostil, brillará en rojo. Si quieres saber más del mundo, lo descubrirás allí. Además, tu habilidad es Aprendizaje. En resumidas cuentas, la práctica hace al maestro. Con esta habilidad mejorarás en cualquier cosa que hagas, aunque es inútil para la magia o para hacerte fuerte, ya que eres un hombre. (Sí, soy increíble. De nada.)"

La habilidad es… ¿útil? Tendré que probar cómo funciona.

Hay algo más escrito: "¡Casi lo olvido! Ahora eres más guapo y joven. ¡De nada!"

… ¿Qué demonios hizo con mi cuerpo?

La curiosidad me consume. Necesito un espejo. ¿Podrías haber puesto uno en la mochila, oh diosa increíble? Suspiré. Mejor concentro mi atención en el mapa. Pensar más en ella es una pérdida de tiempo.

Supongo que confiaré en sus palabras, no creo que quiera matarme de nuevo ¿verdad?

***

¡Oh! Este mapa es genial. Hasta calcula el tiempo restante para llegar a la capital. Espera... ¿¡dos días?! ¿Era necesario mandarme tan lejos?

Veamos…la flecha en el mapa soy yo, pero ese punto rojo cerca del camino... ¿qué será?

¡PLIN!

El mapa mostró información: un bandido. ¿Qué otro lugar mejor que un camino transitado para atracar viajeros?

Supongo que me toca desviarme y avanzar por el bosque.

Las horas pasaron mientras esquivaba puntos rojos en el mapa. Maldición, ¿por qué hay tantos monstruos? Solo quería una vida tranquila. En fin, tal vez si llego a la capital, las cosas mejoren... o eso espero.

El sol comenzó a bajar. Necesito buscar un lugar para pasar la noche. Pero ¿dónde?

¡PLIN PLIN PLIN!

Un torrente de notificaciones me sobresaltó. ¿Qué está pasando? Un punto rojo se acercaba rápidamente, pero no veía nada frente a mí. Miré al cielo, pero no había peligro. Entonces, bajo mis pies... ¡CRUUNCH!

—¿CRUUNCH? —Oh, no. El suelo se rompió. Algo enorme estaba saliendo.

 ¡SHHHHK! ¡KRRAAA!

Un gusano gigante emergió de la tierra, su cuerpo se retorcía como una masa grotesca de músculos.

—¡¿Pero qué mierda es eso?!

Claramente no me quedé quieto para comprobarlo. Con todas mis fuerzas empecé a correr, pero me notaba lento, más débil de lo que pensaba. No tengo ni una espada, ni magia, ni siquiera una roca para defenderme. Aunque según la diosa para estas situaciones es inútil ser un hombre. ¿Es este mi final?

Mis piernas comenzaban a fallar, miré hacia atrás y cada vez estaba más cerca. ¡GEH! No solo su forma de moverse... su olor ¡es asqueroso!

De repente, un sonido rítmico resonó.

¡TA TA TA TA! ¡TA! ¡SWIN!

Una figura armada apareció corriendo a toda velocidad, saltó y con un movimiento impecable, el filo de su espada cortó al monstruo. El gusano cayó inerte, su cuerpo se desplomó en la tierra con un estruendo.

—¿Estás herida?

Era una mujer con una armadura imponente, pero erótica. Mi capucha escondía mi rostro, y por ahora, prefería que siguiera así. Asentí ligeramente, incapaz de confiar aún.

—Me alegro. Pero, dime, ¿qué hace una niña aquí sola? ¿Vienes de una aldea cercana?

Ni niña, ni aldeana, ni nada. Pero mi situación no es fácil de explicar. Supongo que optaré por la opción "He perdido mis recuerdos". Pero antes de decir algo debo asegurarme.

—No te preocupes, puedes decirlo, no muerdo. —Sonrió, tranquila.

Miré el mapa y suspiré aliviado. La luz azul que apareció al acercarse me confirmó que era de fiar. Bien, al menos por ahora puedo relajarme.

—Si está bien para ti, ¿quieres que te acompañe a algún lado? ¡oh! Cierto, Mi nombre es Fresa, y soy una guardia fronteriza. Estaba patrullando cuando te vi en problemas, por eso si quieres que te acompañe…

Ella sí que es una diosa. Es amable, fuerte e increíblemente guapa, ¡me encanta! ¿son todas las mujeres de este mundo así de guapas? Su pelo rojo…, le queda bien el nombre de Fresa, en cuanto a sus pechos… ¿Cómo entran en esa armadura?

—Gracias por salvarme.

Supongo que ya puedo quitarme la capucha.

—Mi nombre es Cid. Ah, y hubo un pequeño malentendido: soy un hombre.

—¿Eh?

Su cara pasó de la sorpresa al rubor en cuestión de segundos, como si sus emociones fueran un libro abierto. Viendo su reacción tímida… bueno, ¿quién podría resistirse a la tentación de querer molestarla?

—Gracias por salvarme, Fresa. Sería genial que una mujer tan guapa como tú me escoltara. —Le dije con voz dulce, tomando sus manos entre las mías con mi mejor cara de cachorro abandonado. El rojo en su rostro se intensificó.

—Ah... eh... yo...

—¿Fresa? ¿Te encuentras bien? —Debido a nuestra diferencia de altura, sostuve su cabeza entre mis manos, bajandola y acercándola para "verificar" si tenía fiebre.

Estaba completamente desarmada.

—Wow, sí que pareces una fresa ahora. Jajaja. Perdona, no pude evitarlo, eres tan linda.

¿Linda? —murmuró, apenas audible, esquivando mi mirada. Una sonrisa tímida apareció en su rostro cada vez más rojo.

—Pero… Cid ¿T…tú no me tienes miedo?

¿Miedo? ¿De qué habla? ¿Quién tendría miedo de una chica super erótica que lo salva de un monstruo? Dime quien te ha hecho pensar eso para que lo golpee.

—No. De hecho, te estoy agradecido.

—¡Por fin! Mis amigas dijeron que era un desperdicio, pero lo logré. ¡Ah! Disculpa, olvida lo que viste.

¿Qué fue ese saltito? ¡Adorable!

—Nunca.

Después de hablar un poco más con Fresa, establecimos un mini campamento y poco a poco el sueño me consumió. Su voz dulce era un bálsamo para mi agotamiento y bueno… He pasado por mucho.

Quizás las cosas no sean tan malas, pensé antes de que la oscuridad me envolviera.

Sin embargo, una parte de mí sabía que esto apenas era el comienzo.

Y así conocí a Fresa, la primera mujer en este extraño mundo que, sin saberlo, cambiaría mi vida más de lo que jamás habría imaginado. Pero eso es historia para otro momento.