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Chapter 4 - Capítulo 2: ¡Un nuevo rango F en la capital! PARTE 2

¡TOC! ¡TOC! ¡TOC! El maestro de gremio abrió la puerta.

—Cid, ya ha llegado la maga. Si estas listo vamos…

Fuimos donde estaba el tablón de anuncios, César cogió unos papeles de un mostrador y posteriormente cruzamos una puerta. Esa puerta conectaba con unos largos pasillos con algunas habitaciones.

Por lo que dijo Cesar, esas habitaciones sirven de escaparate donde los hombres, permanecen a la espera de ser elegidos por las clientas. Dichas clientas son las mencionadas nobles y VIPS que podían entrar por la puerta derecha de la entrada.

Finalmente cruzamos otra puerta donde una mujer con grandes pechos, piel oscura, orejas alargadas y con una mirada cansada nos esperaba. Como esperaba de este mundo, definitivamente un bellezon.

—Perdona por hacerte venir hasta aquí Canela.

—No te preocupes César, quien habría imaginado que alguna vez habría un código 0.

Intuyo que se refieren a mí.

—Os presento, Canela, este es Cid el nuevo integrante. Cid, esta es Canela, una maga del palacio.

—Se ve bien, seguro que obtendrá un nombre pronto. —dijo Canela

No se que es eso de obtener un nombre… ¿Un apodo? ¿Algo así como el cambio de nombre del maestro del gremio?

—Permíteme que me presente, mi nombre es Cid y pienso que te ves hermosa, aunque pareces algo cansada.

—¿eh? —ambos se quedaron anonadados.

—Jajaja, tienes un chico interesante, tal vez venga un día a probarlo.

—Oye… es un rango F ¿sabes? Al menos debería ser rango…

—Definitivamente estaría encantado.

—¿eh? —ambos volvieron a quedarse anonadados.

Resulta que Canela era una maga que trabajaba para las siete gobernantes y había venido a ponerme la tal mencionada marca habiendo dormido muy poco debido a sus investigaciones. Tardó unos minutos en crearme la marca, me sorprendió que pudiera elegir donde ponerme la marca. Normalmente los otros novatos se la ponen en la mano, ya que la marca debe ser visible para mostrar el rango.

Me habría gustado saber eso antes, la ubicación que elegí fue la nalga izquierda. No me juzguéis, en su momento me pareció divertido. Pensaba que sería algo así como para localizarme si fuera secuestrado, pero era más bien una especie de DNI. Con razón me preguntaron dos veces antes de hacer la marca. Por suerte cuando subes de rango la marca se elimina y se pone una nueva.

El maestro tendrá que prepararme ropa con un agujero en la nalga izquierda, realmente siento las molestias…

Y como prometió Fresa, al final del día vino a verme. Por supuesto no pudo entrar por la puerta de la izquierda. Nos prepararon una habitación privada, cerca de las habitaciones donde las clientas VIP elegían a través de los cristales.

—¡Fresa! Me alegro de verte —por supuesto no me contuve y la abracé.

Parece que está algo nerviosa… Ambos nos sentamos al borde de la cama.

—Cid, esto… ¿P…podría registrarte en esta tarjeta negra?

Por Fresa cualquier cosa.

—¡Claro! ¿Pero para qué es eso?

—Verás, cuando un guardia fronterizo encuentra un hombre sin marca, se la da el derecho de tener relaciones con el tantas veces quiera de forma gratuita independientemente el rango que tenga. Por supuesto no puedo interferir en tu trabajo, pero si estas libre puedo escogerte siempre que quiera o pedir reserba y eso…pues… —A medida que iba explicando su cara se hacía cada vez más roja.

Es agradable ver a Fresa… Pero ahora entiendo algunos de los comentarios al respecto. Creo que Tristana mencionó algo sobre una ley para chicas ingenuas. Bueno, ¿qué más da? Con un movimiento rápido, me hice con sus manos.

—¿Qué necesitas para registrarme? Estaría encantado de estar contigo las veces que me pidas.

—A…esto…necesito que me enseñes tu marca, así se vinculará con la tarjeta y podremos… ya sabes…

Ya veo… Espero que no se sorprenda mucho y piense que soy un pervertido.

—¡Espera Cid!, porque te estas bajando los pantalones. —mientras avergonzada se tapaba los ojos.

—¿Porque más lo haría? Me puse la marca en la nalga izquierda.

—¡¡¿¿eee??!!

Después de registrarme en esa tarjeta negra se hizo un silencio incómodo. Parecía que quería algo más de mi pero no sabía como decírmelo. Por supuesto puedo intuir lo que quería. Una chica tímida como Fresa no parece que pudiera dar el primer paso. Realmente se esforzó en pedirme el registro de la tarjeta.

—Fresa, ¿quieres hacerlo?

Ligeramente me asintió ruborizada, su mirada parecía evitar el contacto directo con mis ojos. Asiqué sin darla el tiempo para reaccionar hice el primer movimiento.

Esta vez le di un beso profundo y apropiado; nuestras lenguas se entrelazaban mientras observaba su dulce rostro con los ojos cerrados. Su expresión era cautivadora, una mezcla de inocencia y pasión que me hacía perderme en el momento.

Quise empujarla suavemente hacia la cama, pero mi plan se volvió en mi contra. Con un movimiento inesperado, Fresa se puso encima, tomando el control de la situación.

—Cid, eres tan lindo. Nunca había conocido a un hombre como tú. Pero no podemos hacerlo, aún eres rango F, lo quieras o no.

Su comentario me dejó perplejo. ¡Maldita sea! Claramente había olvidado esa maldita restricción. Puse mi mejor cara de perro abandonado, pero no funcionó.

—No me mires así —dijo con un tono mezcla de ternura y firmeza—. Yo también quiero hacerlo contigo, pero no podemos.

¡Maldición! Fresa estaba en su momento más bello y lascivo. Cada gesto suyo me volvía loco. ¡No me podías dejar así!

—Aunque no podamos hacerlo —dijo con una sonrisa pícara—, al menos puedo "comprobar" mi trofeo.

La forma en que lo dijo fue un golpe directo a mi corazón y a mi deseo. Ver a esa chica, usualmente tan tímida, entrar en un modo lascivo y posesivo era simplemente irresistible.

Lentamente, comenzó a quitarme los pantalones mientras los besos continuaban, dejando una estela de calor y anticipación en mi piel. Parecía que en este mundo las chicas preferían satisfacer al hombre primero, algo que definitivamente no iba a cuestionar.

De repente, una música celestial resonó en mi mente alzando la majestuosa espada del dios sagrado. Claro, estaba exagerando, pero realmente mi miembro era impresionante. La diosa que diseñó este cuerpo tenía gustos bastante peculiares.

—¿Eh? —Fresa no podía creer lo que veía. Sus ojos brillaban como si hubieran encontrado un tesoro—. En prácticamente dos días, me ha tocado la lotería dos veces —dijo con un tono suave y lascivo.

Sus lamidas me arrancaban pequeños gemidos de placer, casi instintivos. ¿Qué más podía hacer? Era una sensación nueva y embriagadora, algo que nunca había experimentado antes.

—Cid... Eres tan lindo.

Por un momento, creí ver sus iris en forma de corazones. Tal vez estaba demasiado excitado, pero la visión era encantadora. Fresa pasó de las lamidas a usar su boca completa. Aunque se sintió increíble, noté que no parecía tener mucha experiencia. A pesar de eso, su dedicación era conmovedora. Como si me hubiera convertido en una vaca lechera, Fresa me exprimió hasta la última gota, bebiéndoselo con una satisfacción visible.

—Tanto y tan dulce... —susurró con una sonrisa de placer.

Como buen hombre, después de esa escena quería devolverle el favor. Mi cuerpo aún tenía energía y también deseaba hacerla sentir bien. Pero, para mi frustración, Fresa parecía tener otro compromiso.

—Lo siento, Cid. Aun tengo cosas que hacer. Prometo venir a verte lo antes que pueda.

Parecía haber ganado confianza conmigo. Pero no podía perdonarla por dejarme con este calentón. Antes de irse, me dio un abrazo de despedida, donde su mano derecha se quedó juguetonamente en mi nalga izquierda, como si fuera un gesto de propiedad. ¿Eso significaba que le gustaba? Quizás, pero ahora solo quedaba esperar.