Bocado tras bocado, Chu Hao devoraba el Arroz Diente de Dragón del tamaño de un grano de maíz.
No pasó mucho tiempo antes de que sintiera una sensación indescriptible fluir a través de su cuerpo, y se sintió cómodo por completo, como si flotara hacia el cielo.
Él no se atrevió a perder ningún momento y de inmediato activó su Fuerza Estelar para maximizar los beneficios.
¡Boom!
Después de ser absorbido por su cuerpo, el Arroz Diente de Dragón se transformó en una energía increíblemente pura, circulando dentro de él. Con cada ciclo, su carne, músculos y huesos se nutrían, avanzando a un nivel superior.
Por supuesto, este proceso era extremadamente lento; era imposible volverse fuerte de la noche a la mañana. Sin embargo, con suficiente Arroz Diente de Dragón, consumiéndolo día tras día, año tras año, uno podría realmente transformarse.
Chu Hao no pudo evitar asombrarse, preguntándose cuán poderosos podrían llegar a ser los artistas marciales de tiempos antiguos.
