Doce días.
Bajo una inmensa presión, Chu Hao desató su terrorífico potencial, logrando abrir su tercer meridiano en solo doce días.
—Si el Hada Luna de Agua se enterara de esto, se quedaría tan impactada que se le saldrían los ojos.
Chu Hao no se daba cuenta de lo asombroso que era su progreso; simplemente suspiró aliviado, contento de que ya no tuviera que pasar hambre.
Se acercó nuevamente al Fruto de Siete Flores, agachándose para recoger la hierba.
—¡No! —exclamó alguien.
—¡Oh! —se lamentó otro.
—¡Maldición! —gruñó un tercero.
Aunque habían visto a Chu Hao recoger el primer Fruto de Siete Flores hace doce días y sabían que el segundo Fruto Espiritual difícilmente escaparía de las "garras" de Chu Hao, verlo con sus propios ojos todavía les hacía gritar de angustia.
Todos albergaban un atisbo de esperanza, pensando que mientras el segundo Fruto de Siete Flores no fuera recogido, aún tenían una oportunidad.
Pero ahora, ese atisbo de esperanza se había ido.
