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El legado de un villano

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Chapter 1 - la traici贸n en la noche

La noche se cern铆a sobre el campo de batalla, un manto oscuro que envolv铆a a Diego y su grupo de guerreros. El aire estaba cargado de tensi贸n, y el resplandor de las antorchas parpadeaba, proyectando sombras ominosas que danzaban en el suelo. Diego, hijo del c茅lebre general Armand, lideraba a sus hombres con determinaci贸n, pero en lo m谩s profundo de su ser, una inquietud latente crec铆a, como un fuego que amenazaba con consumirlo.

"Estamos cerca", dijo Diego, su voz firme, intentando infundir valor en sus compa帽eros. Sin embargo, a su lado, Lucas, su amigo de toda la vida, parec铆a atrapado en una niebla de confusi贸n y miedo. La camarader铆a que una vez compartieron se desvanec铆a en el aire cargado de promesas y violencia. En un instante que pareci贸 congelarse en el tiempo, sinti贸 el fr铆o acero de una traici贸n en su espalda.

Confundido, se gir贸 para enfrentar a Lucas, quien sosten铆a la espada con una mezcla de miedo y culpa en sus ojos. "驴Por qu茅, Lucas?" murmur贸 Diego, sintiendo que el mundo se desmoronaba a su alrededor. La traici贸n lo golpe贸 m谩s fuerte que cualquier espada.

"Lo siento, Diego. No hay otra forma", respondi贸 Lucas, mientras se alejaba, dejando a Diego tambalearse por el dolor y la incredulidad.

En la fortaleza, el caos estall贸 de inmediato. El sonido del metal chocando y los gritos de guerra resonaban como un canto oscuro. Diego se lanz贸 al combate, su furia alimentada por la necesidad de proteger su hogar. Cada enemigo que ca铆a era un eco de su determinaci贸n, pero el dolor de la traici贸n comenzaba a nublar su mente.

La batalla se convirti贸 en un torbellino de movimiento y sangre. Diego se mov铆a con una agilidad casi sobrenatural, su espada cortando el aire como un rayo. Un enemigo se lanz贸 hacia 茅l con un grito, hacha en mano. Diego esquiv贸 el golpe, pero en lugar de retroceder, se abalanz贸 hacia adelante, cortando la pierna del atacante con un movimiento certero. La vida del enemigo se desvaneci贸 en un instante, y Diego sinti贸 una oleada de satisfacci贸n que lo sorprendi贸.

A medida que la batalla se intensificaba, el mundo a su alrededor se volvi贸 borroso. Los gritos, el clangor de las espadas y el olor a sangre se mezclaban en un torbellino sensorial, y de repente, algo oscuro despert贸 dentro de 茅l. La adrenalina corr铆a por sus venas como veneno, y la sed de venganza se apoder贸 de su mente. En ese momento, dej贸 de ser Diego, el hijo del general; se convirti贸 en un ente de dolor y destrucci贸n.

En el calor de la batalla, se encontr贸 cara a cara con un guerrero formidable, un gigante que empu帽aba una espada larga con maestr铆a. A pesar de su tama帽o, Diego no sinti贸 miedo; al contrario, una risa oscura brot贸 de sus labios mientras se lanzaba al combate. Cada golpe que intercambiaban era un juego macabro, y Diego se sent铆a m谩s vivo que nunca. El enemigo intent贸 golpearlo con fuerza, pero Diego, en un arrebato de violencia, desvi贸 el ataque y, en un movimiento r谩pido, le cort贸 el brazo.

El guerrero cay贸 de rodillas, su rostro deformado por el terror, y en ese momento, Diego sinti贸 el poder fluir a trav茅s de 茅l. "驴Sientes miedo?" sise贸, disfrutando de la agon铆a del derrotado. La mente de Diego se nublaba m谩s con cada ataque que lanzaba; la sangre derramada se convert铆a en un elixir que lo manten铆a en pie.

M谩s siniestro que nunca, Diego blandi贸 su espada en un corte diagonal y la mitad del rostro del enemigo cay贸 al suelo, dejando el cuerpo inerte a su lado. En ese momento, sus ojos se encontraron con Lucas, quien, al presenciar el horror de la escena, perdi贸 cualquier pizca de valent铆a que le quedaba. Sus piernas se volvieron d茅biles, amenazando con defraudarlo. Lucas no tuvo m谩s opci贸n que abandonar el lugar y correr con horror, deseando en lo profundo de su coraz贸n no volver a encontrarse con el demonio que una vez llam贸 amigo.

La batalla avanzaba y, en un momento de dificultad, cuando sus aliados estaban casi mermados y 茅l estaba siendo acorralado, sin titubear, en un momento de brutalidad, Diego sacrific贸 su brazo al bloquear un golpe mortal. La herida fue profunda, pero no sinti贸 dolor; en cambio, el fervor de la batalla lo envolv铆a, y se lanz贸 hacia adelante, utilizando su espada restante para atravesar el pecho de su enemigo.

Al ver que Diego estaba malherido, el l铆der contrario, quien era renombrado por sembrar terror en sus enemigos, comandante general de una de las tropas m谩s grandes del bando contrario, tom贸 el frente y, en un movimiento oculto, apu帽al贸 el ojo derecho de Diego. La sangre corr铆a a trav茅s del mango; el dolor punzante y el entumecimiento del cuerpo le hicieron saber que eran sus 煤ltimos momentos. El dolor parec铆a desvanecer sus sentidos; resonaban a lo lejos, sintiendo como un eco lejano la escena que hasta hace unos segundos se viv铆a. Todos pensaron que la pelea hab铆a acabado. El l铆der ri贸, cantando su victoria. De repente, algo sorprendente ocurri贸: Diego Armand se puso de pie, avanzando y riendo como un man铆aco. El general del bando contrario sinti贸 un escalofr铆o recorrer su espalda. Diego arranc贸 el cuchillo de su cara, con el globo ocular a煤n en el cuchillo. Era una escena horrorosa, indescriptible para los espectadores; nadie se atrev铆a, ni siquiera, a hacer el m谩s m铆nimo movimiento. El miedo se hab铆a apoderado tanto de enemigos como de amigos. El general contrario retrocedi贸 y, al encontrarse con la pared, vio al frente y solo vio un ojo vac铆o y una sonrisa desde帽osa y burlona, carente de cualquier humanidad.

Diego, sintiendo una satisfacci贸n retorcida, utiliz贸 el cuchillo para desgarrar el est贸mago del general de lado a lado. Las entra帽as del hombre se derramaron en el suelo, y el campo de batalla qued贸 en un absoluto silencio, donde solo se escuchaba el goteo de la sangre en la tierra. La brutalidad de su acci贸n dej贸 a todos at贸nitos, incapaces de procesar lo que acababa de suceder.

Un silencio sepulcral se apoder贸 del campo de batalla mientras todos observaban con horror la crueldad de la escena. Diego, con la risa desquiciada en sus labios, se qued贸 de pie, respirando pesadamente, sintiendo la adrenalina fluir en sus venas como un fuego inextinguible. "Esto es lo que significa ser un verdadero guerrero", exclam贸, su voz resonando en el silencio aterrorizado que lo rodea.

Con una risa oscura resonando en su pecho, Diego se qued贸 de pie, dominando el campo de batalla. "驴Qui茅n m谩s se atreve a desafiarme?" grit贸, su voz llena de locura y poder. La lucha continu贸 a su alrededor, pero la imagen de Diego, desafiando la muerte y la traici贸n, se grab贸 en la memoria de todos los presentes. Era un guerrero que hab铆a cruzado la l铆nea y hab铆a ganado una reputaci贸n que resonar铆a mucho despu茅s de que la batalla hubiera terminado.