(El Encuentro con los O5)
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Habían pasado dos días desde que Steve creó una variante del SCP-458 en forma de helado para la Dra. Carter. Fue un gesto tanto para demostrar las capacidades únicas de su mesa de crafteo mejorada como para ofrecer un regalo personalizado a su amiga, algo que nadie había esperado, ni siquiera ella. La noticia del nuevo SCP se extendió rápidamente, sorprendiendo incluso a los altos mandos de la Fundación.
Ahora, Steve era llevado a una reunión con dos miembros del Consejo O5, los enigmáticos líderes que dirigían la organización desde las sombras. Mientras caminaba por los pasillos del Sitio 17, flanqueado por guardias y acompañado por la Dra. Carter, no pudo evitar sentir una mezcla de curiosidad y nerviosismo.
—Así que, ¿qué tan poderosos son los O5? —preguntó Steve, intentando sonar casual.
—Son los que toman todas las decisiones críticas —respondió Carter—. Básicamente, si ellos deciden algo, así será.
Steve sonrió de medio lado.
—¿Y siempre son tan serios?
Carter lo miró, esbozando una pequeña sonrisa.
—Lo descubrirás pronto.
Cuando llegaron a la sala de conferencias, Steve observó a las dos figuras esperándolo. Una mujer de mirada aguda y una presencia que irradiaba autoridad, junto a un hombre con una expresión impasible, calculadora.
—Soy O12 —dijo la mujer, inclinando la cabeza ligeramente—, y él es O4. Nos interesa hablar contigo sobre tus capacidades y tus intenciones en la Fundación.
Carter se quedó en la puerta mientras los guardias permanecían fuera. Steve se sentó frente a los O5, tratando de mantener su expresión relajada, aunque su mente no dejaba de evaluar posibles escenarios.
—Sabemos que creaste una variante de SCP-458, un hecho que ha generado mucha curiosidad en la Fundación —comenzó O4, su tono directo—. Queremos entender mejor por qué lo hiciste.
Steve asintió, cruzando los brazos sobre la mesa.
—Fue principalmente para demostrar cómo funciona mi mesa de crafteo mejorada. Además, quería darle algo especial a la Dra. Carter como agradecimiento por su amabilidad desde que llegué aquí. Fue un regalo y un experimento al mismo tiempo.
—¿Puedes replicar ese proceso para otros objetos? —intervino O12, su tono inquisitivo.
—Sí, pero no siempre sé qué resultados obtendré. Todo depende de los materiales utilizados y el método de ensamblaje. También hay riesgos: no todos los objetos creados son seguros. Algunos podrían generar efectos imprevistos o incluso peligrosos.
O4 frunció el ceño.
—Eso es preocupante. La Fundación ya tiene suficiente con las anomalías que debe gestionar. No necesitamos más problemas.
—Por eso tomo precauciones —dijo Steve con firmeza—. No experimento sin pensar en las consecuencias. Pero entiendo su preocupación. En mi mundo, los crafteos fallidos han producido monstruos que no deberían existir, como los Ents malvados.
—¿Ents malvados? —preguntó O12, mostrando un interés evidente.
Steve asintió.
—Son variantes corruptas de los Ents normales. En mi mundo, los Ents son seres antiguos, inteligentes y protectores de los bosques. Pero los malvados son el resultado de errores alquímicos y mágicos. Son destructivos, odian a cualquier especie que no sea la suya, y suelen atacar en hordas.
Los O5 intercambiaron miradas antes de que O4 hablara nuevamente.
—Esto refuerza nuestra decisión de ponerte a prueba en un entorno controlado.
Steve arqueó una ceja.
—¿Qué tipo de prueba?
—Una interacción con SCP-173 —respondió O12 con calma—. Es una de nuestras anomalías más conocidas, y queremos ver cómo manejas una situación con un objeto de clase Euclid como él.
Steve inclinó la cabeza, intrigado.
—¿SCP-173?
—Es mejor que lo veas por ti mismo. La Dra. Carter te dará los detalles. Por ahora, considera esto una oportunidad para demostrar tus habilidades en un entorno controlado.
Steve se reclinó en su silla, entrelazando los dedos sobre la mesa mientras miraba a los dos O5 con una expresión que mezclaba tranquilidad y firmeza.
—Entiendo su interés en mí y en lo que puedo hacer —comenzó Steve, con un tono diplomático—. Pero si vamos a seguir adelante, creo que es importante establecer algo claro: no soy un objeto, ni una criatura que necesitan controlar o destruir. Soy humano... bueno, técnicamente maicraftiano del Reino Craft, pero sigo teniendo conciencia, emociones y un fuerte sentido del deber.
O4 alzó una ceja, mientras O12 se cruzaba de brazos, evaluándolo con una mirada penetrante.
—¿Y qué sugieres, Steve? —preguntó O12 con voz calma pero cargada de autoridad.
—Lo que sugiero es simple —respondió Steve, inclinándose ligeramente hacia adelante—. Si realmente quieren que me quede aquí y colabore con la Fundación, quiero que sea como un miembro del personal, no como una anomalía que deben estudiar.
—¿Quieres ser tratado como un empleado de la Fundación? —preguntó O4, su tono escéptico.
Steve asintió.
—Exactamente. Estoy dispuesto a trabajar como científico, explorador o lo que necesiten, siempre que se me trate con respeto. He demostrado que puedo aportar cosas valiosas. La mesa de crafteo mejorada, los portales interdimensionales, incluso el nuevo SCP-458. Pero si van a verme solo como un "monstruo", esta colaboración no funcionará.
O12 apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó los dedos, inclinándose hacia Steve.
—¿Y qué harías si te clasificáramos como personal en lugar de un SCP?
Steve sonrió levemente, aunque sus ojos mantenían un brillo serio.
—Primero, me gustaría trabajar junto a la Dra. Carter y mis amigas, Alex y Aura. Ellas han sido mi apoyo desde que llegué aquí, y juntas podemos lograr cosas increíbles. En lugar de mandonearme o lanzarme a pruebas como si fuera una herramienta, podríamos usar mis habilidades para resolver problemas reales de la Fundación.
—¿Y si nos negamos? —preguntó O4, su tono seco.
Steve dejó escapar un suspiro y se recostó en su asiento.
—Entonces supongo que seguiré haciendo lo que tenga que hacer para sobrevivir. Pero créanme, no me quedaré aquí para ser tratado como un objeto o un peligro constante. He enfrentado dragones, hordas de zombis, y hasta Ents malvados en mi mundo. ¿Creen que voy a dejar que me encasillen aquí?
O12 intercambió una mirada significativa con O4. Finalmente, fue O12 quien habló.
—Dices que todavía eres humano, pero también mencionaste ser el prometido de las princesas. Eso indica un nivel de autoridad en tu mundo. ¿Por qué querrías aceptar un papel menor aquí?
Steve soltó una risa suave, su rostro relajándose.
—Porque sé la importancia de colaborar y aprender. No necesito ser un rey o un líder aquí. Solo quiero ayudar de manera significativa, sin que se me trate como una amenaza. Además, siendo sincero, trabajar con Carter y mis amigas me resulta mucho más interesante que lidiar con burocracia o esquemas de control.
El comentario sacó una leve sonrisa de O12, aunque trató de ocultarla rápidamente.
—Eres directo, lo admito. Pero hay riesgos en dejarte libre dentro de nuestras instalaciones, incluso si eres "seguro".
—Eso es justo —dijo Steve, asintiendo—. Pero no soy completamente ingenuo. Si quieren establecer ciertos límites o reglas, estoy dispuesto a escucharlas. Solo pido lo mismo de su parte.
Hubo un largo silencio en la sala, solo interrumpido por el murmullo de los guardias fuera de la puerta. Finalmente, O4 rompió el silencio.
—Eres... peculiar, Steve. Podría funcionar. Pero antes de decidir nada, queremos ver cómo te desempeñas en una situación controlada más. Algo que pruebe tus palabras.
Steve inclinó la cabeza, curioso.
—¿Qué tienen en mente?
O12 sonrió ligeramente.
—Para empezar, terminemos la interacción con SCP-173. Si puedes manejar esa situación y salir ileso, consideraremos seriamente tu propuesta.
Steve asintió, su confianza intacta.
—Trato hecho. Pero cuando esto termine, quiero mi café con Carter y mis amigas esperando.
La mención del café provocó una pequeña sonrisa en Carter, quien observaba en silencio desde la puerta.
Steve caminaba por los pasillos acompañado por O12 y O4, con Carter siguiendo unos pasos detrás. Su presencia era notable; los guardias y científicos que pasaban por su lado no podían evitar mirarlo, ya fuera con curiosidad, respeto, o una mezcla de ambas cosas. Mientras avanzaban, O12 decidió romper el silencio.
—Steve, ¿qué sabes sobre SCP-173?
—No mucho, la verdad —admitió Steve, encogiéndose de hombros—. Apenas me mencionaron que es algo peligroso.
O4 soltó una ligera risa, aunque su tono era más serio que burlón.
—"Peligroso" es una forma leve de describirlo. SCP-173, también conocido como "The Sculpture", es una entidad hostil que solo puede moverse cuando no está siendo observada. Si lo miras fijamente, no se moverá, pero en el momento en que parpadees o apartes la vista, atacará. Mata rompiendo el cuello de sus víctimas o estrangulándolas.
Steve frunció el ceño, claramente intrigado.
—Interesante... un depredador que depende completamente de la falta de observación. Pero, ¿por qué simplemente no lo eliminan?
O4 y O12 intercambiaron una mirada antes de que O12 respondiera.
—No es tan simple. SCP-173 parece tener propiedades anómalas que dificultan su destrucción. Además, en situaciones de contención fallida, hemos observado que se multiplica.
Steve levantó una ceja, visiblemente sorprendido.
—¿Multiplica? ¿Cómo funciona eso?
—Cada vez que pierde un fragmento de su cuerpo, ese fragmento se convierte en otro SCP-173 completamente funcional —explicó O12—. Es como si estuviera diseñado para ser indestructible por métodos convencionales.
Steve se detuvo por un momento, frotándose el mentón mientras pensaba.
—Eso es... problemático, pero no imposible de manejar.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Carter, que finalmente decidió unirse a la conversación.
Steve giró hacia ella, con una chispa de emoción en los ojos.
—Tengo una idea. Si SCP-173 se multiplica cuando se rompe, entonces tal vez podamos neutralizarlo de otra forma. Algo que lo detenga sin dañarlo físicamente. ¿Han probado encapsularlo en obsidiana o en un material similar?
O4 frunció el ceño.
—Hemos probado contenciones reforzadas, pero no obsidiana específicamente. ¿Qué sugieres exactamente?
—Podría usar un poco de magia de mi mundo combinada con los materiales que tengo a mi disposición. Si logro encapsularlo con algo tan resistente como obsidiana y añadir un campo de retención mágico, podríamos mantenerlo bajo control sin riesgos de multiplicación.
O12 suspiró, pero no desechó la idea de inmediato.
—No estamos aquí para hacer experimentos contigo, Steve. Este encuentro es para evaluar cómo manejas situaciones anómalas.
Steve sonrió con confianza.
—Entonces permítanme mostrarles cómo un "prometido de princesas" puede manejar las cosas. Si no funciona, me retiro y vuelvo a mi café con Carter.
Carter rodó los ojos, aunque no pudo evitar una leve sonrisa.
—¿Y si no puedes controlar la situación? —preguntó O4, claramente poniendo a prueba su determinación.
—Bueno, no he sobrevivido a dragones, Ents malvados y portales inestables para detenerme aquí —respondió Steve, con un brillo en sus ojos—. Además, confío en mi habilidad para improvisar.
Llegaron finalmente a una puerta de contención pesada, flanqueada por varios guardias armados. Tres Clase D estaban alineados cerca, todos luciendo nerviosos mientras esperaban instrucciones.
—Aquí es donde evaluaremos tu capacidad —dijo O12, señalando la puerta.
—Y recuerda, Steve —añadió Carter, con un tono un poco más suave—, no bajes la guardia. SCP-173 no juega limpio.
Steve dio un paso adelante, mirando la puerta de contención con curiosidad. Luego miró a los O5 con una expresión seria.
—Entendido. Pero si esto sale mal, al menos tráiganme mi helado favorito como compensación.
Carter soltó una risa breve, mientras los O5 simplemente lo observaban con semblantes estoicos. Los guardias empezaron a prepararse para abrir la puerta, mientras Steve se ajustaba los guantes y observaba a los Clase D.
—Bueno, vamos a ver qué tan peligrosa es esta "escultura".
La puerta comenzó a abrirse lentamente, revelando la sala donde SCP-173 esperaba. ***La tensión en el aire era palpable.***
La puerta de contención se abrió con un chirrido pesado, y todos los presentes contuvieron la respiración. En el centro de la sala estaba SCP-173, inmóvil, con su forma grotesca y sus ojos huecos aparentemente fijados en nadie y en todos a la vez. Los Clase D fueron empujados hacia adentro por los guardias, nerviosos, mientras Steve avanzaba con cautela.
—Entonces, este es SCP-173... —dijo Steve en voz baja, observándolo con una mezcla de curiosidad y precaución.
—Recuerda mantener contacto visual en todo momento —advirtió O12 desde detrás del cristal de observación.
Steve asintió y se inclinó ligeramente hacia adelante para examinarlo mejor.
—Es extraño —murmuró—. Parece... incompleto. Como si no fuera solo una escultura, sino algo más profundo.
Mientras hablaba, uno de los Clase D parpadeó, y en un instante, SCP-173 se movió con una velocidad imposible, rompiendo el cuello del hombre. El sonido seco del hueso al quebrarse resonó en la sala.
—¡Cielos! —gritó Steve, girándose hacia el resto—. ¡Sáquenlos de aquí!
Los otros dos Clase D comenzaron a retroceder hacia la puerta, pero SCP-173 ya estaba cambiando de posición nuevamente.
Steve, sin embargo, no se movió. Sus ojos estaban fijos en la criatura, y su mente trabajaba rápidamente para analizarla.
—Esto no es solo un artefacto anómalo... —susurró, cerrando los ojos por un momento. En un destello de luz mágica, colocó su mano sobre SCP-173 antes de que pudiera atacar nuevamente. Un aura dorada lo envolvió mientras canalizaba un hechizo de escaneo avanzado.
Una oleada de información inundó su mente: recuerdos de cientos de muertes, un odio insondable hacia toda forma de vida, y un impulso inquebrantable de destrucción. ***Este SCP no solo era peligroso; estaba diseñado para extinguir toda vida.***
Ese toque despertó algo en Steve: un recuerdo enterrado profundamente en su pasado.
Steve estaba en un campo de batalla, rodeado de escombros y llamas. Frente a él se alzaba un monstruo colosal, una aberración creada por la magia oscura de un mago corrupto. Su mejor amigo, un caballero noble, estaba a su lado, blandiendo una espada mágica.
—¡Steve! No te detengas, ¡debemos acabar con esto ahora! —gritó el caballero mientras lanzaba un ataque desesperado.
El monstruo se movió con una velocidad brutal, aplastando al caballero antes de que Steve pudiera reaccionar.
—¡No! —rugió Steve, sintiendo el calor de las lágrimas en su rostro mientras veía a su amigo perecer.
Enfurecido, Steve luchó durante horas contra la criatura, canalizando cada fragmento de su fuerza y magia. Cuando finalmente triunfó, cayó de rodillas entre las cenizas del monstruo, renacido en una llama brillante. ***Había obtenido la inmortalidad del Fénix, un regalo sombrío que venía con el peso de su pérdida.***
El recuerdo desapareció tan rápido como había llegado, pero la ira y la determinación permanecieron. Steve apretó los puños y miró fijamente a SCP-173.
—No volveré a perder a nadie más... no por algo como tú.
Con un destello, sacó su pico encantado, sus runas brillando con una luz ardiente.
—Muy bien, escultura. Vamos a ver quién es más fuerte.
SCP-173 intentó moverse, pero Steve estaba preparado. Con movimientos rápidos y precisos, comenzó a golpear la criatura, destrozando su estructura pieza por pieza. ***Cada golpe resonaba con el eco de su promesa de proteger a los demás.***
—¡Esto es por ese Clase D! ¡Esto es por todos los que has matado! —gritó Steve mientras el SCP se desmoronaba lentamente.
Los O5 observaban desde la sala de control, completamente atónitos.
—Esto... esto es imposible —murmuró O4—. Nadie puede destruir a SCP-173.
Pero Steve no se detuvo. Incluso cuando SCP-173 intentó regenerarse, Steve lo superó, combinando magia y habilidad para romper su núcleo anómalo. Finalmente, no quedó nada más que una pila de materiales brillantes y chispeantes en el suelo.
Steve respiró profundamente, su pico todavía brillando con energía mágica.
—¿Ven? Solo necesitaba... un toque especial.
Se giró hacia los O5 y Carter, que lo miraban con una mezcla de asombro y temor.
—¿Podemos hablar de mi "clasificación" ahora? Porque claramente no soy uno de sus SCP comunes.
Carter no pudo evitar sonreír, aunque estaba visiblemente preocupada por lo que acababa de presenciar.
—Steve... tal vez tengamos que reevaluar más de una cosa contigo.
Steve, limpiándose el sudor de la frente, simplemente rió.
—Por ahora, solo tráiganme un café... y quizás una pizza de esa caja mágica suya.
La tensión en la sala comenzó a disiparse, pero todos sabían que las implicaciones de lo que Steve acababa de hacer iban mucho más allá de lo que cualquiera podría haber imaginado.
La sala de contención, ahora desprovista de su inquilino más temido, estaba envuelta en un ambiente tenso. Steve salió con pasos firmes, dejando atrás los restos inertes de SCP-173, mientras la Dr. Carter, los O5 presentes y varios guardias lo esperaban en el pasillo. Carter lo miraba con preocupación, y los O5 mantenían su típica expresión neutral, aunque era evidente que lo que acababan de presenciar les había dado mucho en qué pensar.
—Steve... —comenzó Carter, acercándose a él—. ¿Estás bien? Sé que lo destruiste, pero eso no significa que...
Steve la interrumpió con una sonrisa tranquila.
—Estoy bien, Carter. No fue la primera vez que tuve que enfrentar algo como eso... y probablemente no será la última.
Carter frunció el ceño, pero no insistió. Antes de que pudiera decir algo más, uno de los científicos, un hombre joven con gafas gruesas y una bata blanca impecable, se adelantó.
—Disculpe, señor Steve... —dijo con cautela, sosteniendo un cuaderno de notas y un bolígrafo—. Me preguntaba si podríamos examinar... bueno, esa arma que usó contra SCP-173.
Steve arqueó una ceja y miró su pico encantado, que aún brillaba tenuemente con una energía mágica residual.
—¿Esto? —preguntó, levantándolo para que todos lo vieran.
El científico asintió emocionado.
—Sí, parece poseer propiedades anómalas extraordinarias. Si pudiéramos analizarlo, podríamos aprender mucho sobre su naturaleza y...
Steve levantó una mano, deteniéndolo.
—Espera un momento. Esto no es "anómalo", y definitivamente no es un arma. Es un pico encantado.
El científico parecía confundido, pero también visiblemente decepcionado cuando Steve añadió:
—Y no, no se lo voy a prestar para que lo desarmen o lo analicen como si fuera un SCP cualquiera.
El científico bajó la mirada, claramente abatido. Steve suspiró y pasó una mano por su cabello, mirando a Carter, quien lo observaba con una mezcla de alivio y preocupación.
—Está bien, está bien —cedió Steve, girándose hacia el científico—. Pueden echarle un vistazo... pero bajo mi supervisión. Y no toquen nada sin mi permiso.
La expresión del científico se iluminó de inmediato, y comenzó a anotar frenéticamente en su cuaderno.
Mientras Steve hablaba con el científico, explicándole con entusiasmo cómo su pico encantado tenía diversas mejoras —como eficiencia, toque de seda y reparaciones automáticas gracias a su encantamiento de "Mending"—, los guardias, los Clase D y el resto de los presentes lo observaban desde una distancia prudente.
—¿En serio? ¿Ese pico destruyó a SCP-173? —murmuró uno de los guardias, todavía incrédulo.
—No solo eso —respondió otro—. Lo destrozó como si fuera cualquier bloque en su mundo. Este tipo es... algo más.
Los O5, mientras tanto, mantenían una conversación en voz baja.
—Esto debe informarse a los demás miembros del consejo de inmediato —dijo O4, cruzando los brazos.
—Estoy de acuerdo —respondió O12—. La integración de Steve en la Fundación no solo es una oportunidad única, sino que también plantea preguntas importantes.
—¿Cómo cuáles? —interrumpió Carter, acercándose a ellos con los brazos cruzados.
O12 la miró con su habitual semblante frío.
—Cómo manejar su estatus. Ya está clasificado como SCP, pero también es un aliado invaluable. Necesitamos definir los términos de su relación con la Fundación antes de que ocurran más... episodios como este.
—Y no olvidemos el trato que hicimos con él —añadió O4—. Necesitamos asegurarnos de que todas las cláusulas se cumplan.
Steve, escuchando parcialmente la conversación mientras explicaba el proceso de encantamiento de herramientas, giró la cabeza hacia ellos.
—Oh, ¿hablan del trato que hicimos? —preguntó casualmente, mientras el científico inspeccionaba su pico sin tocarlo.
—Exactamente —dijo O4, dando un paso hacia él—. Te aseguramos que tu integración sería respetuosa, pero también esperamos tu plena cooperación con las reglas de la Fundación.
Steve sonrió, sosteniendo su pico con orgullo.
—Siempre que se respete lo que acordamos: que no soy un SCP a ser contenido o manipulado, sino un miembro del personal, como Carter o cualquier otro investigador. Y mientras pueda ayudar a sus mundos y proteger el mío, estoy dispuesto a trabajar con ustedes.
Los O5 intercambiaron miradas, asintiendo lentamente.
—De acuerdo —respondió O12—. Pero esto será discutido formalmente en la próxima reunión del consejo.
Steve rió entre dientes y volvió a centrarse en el científico.
—Entonces, ¿te expliqué ya cómo funciona la reparación automática?
Los presentes, aunque asombrados por la habilidad de Steve para manejar a los O5 y su naturaleza despreocupada, sabían que él había demostrado ser mucho más que un simple "anómalo". Había demostrado ser un verdadero aliado... y quizás algo más.
En una sala iluminada solo por la tenue luz de una pantalla central, los miembros del Consejo O5 se encontraban reunidos en torno a una gran mesa ovalada. La atmósfera era seria, aunque había una notable carga de interés y curiosidad en sus rostros. Frente a ellos, una libreta descansaba abierta, llena de anotaciones, informes y detalles recopilados sobre Steve desde su llegada a la Fundación.
—Esto es inaudito —comenzó O3, pasando la vista por las páginas con detenimiento—. No solo destruyó a SCP-173, sino que lo hizo con un simple... ¿pico encantado?
—No es un simple pico —interrumpió O5—. Por lo que hemos entendido, es un objeto que trasciende las leyes físicas de nuestra dimensión. No estamos tratando con algo que podamos clasificar fácilmente. Steve no es solo un SCP. Es un recurso.
O7 asintió, aunque su tono era más cauteloso.
—Y un recurso que debe manejarse con sumo cuidado. Lo que sucedió hoy es una muestra de su potencial, pero también de su peligro. Si decide que no quiere cooperar, ¿qué nos asegura que no se vuelva contra nosotros?
O12 levantó una mano, llamando al orden.
—Hasta ahora, Steve ha demostrado ser razonable. Nos ha dado motivos para confiar en él. De hecho, creo que sería un error tratarlo como un SCP. Lo que él busca es algo más. Quiere trabajar con nosotros, no para nosotros.
—Y ahí radica el problema —dijo O6 con un suspiro—. No estamos acostumbrados a estas relaciones. La Fundación es clara en sus procedimientos: contener, proteger, y estudiar. No asociarse.
O1, quien había estado escuchando en silencio, finalmente intervino.
—¿Y si cambiamos las reglas esta vez? —sugirió, con una voz calmada pero autoritaria que captó la atención de todos—. Steve no es solo un ser de otra dimensión. Es un científico, un creador, un aliado. Ha demostrado su lealtad, y su potencial es infinito. En lugar de verlo como una amenaza, deberíamos aprovecharlo para fortalecer nuestra organización.
Los miembros intercambiaron miradas, sopesando las palabras de su líder. Finalmente, O4 rompió el silencio.
—¿Qué propones, entonces?
O1 se inclinó hacia adelante, sus dedos rozando un sello lacrado que descansaba en el centro de la mesa.
—Propongo que lo integremos oficialmente al personal de la Fundación, no como un SCP, sino como un Doctor. Y no solo a él. Sus amigas, Aura y Alex, también han demostrado habilidades únicas y un conocimiento que podríamos utilizar.
—¿Un grupo de científicos dedicados exclusivamente a trabajar con anomalías de naturaleza multidimensional? —preguntó O9, intrigado.
O1 asintió.
—Exacto. Liderados por la Dra. Carter, quien ya ha formado un vínculo con Steve y puede actuar como mediadora.
O7 alzó una ceja.
—Eso suena... arriesgado.
—Lo es —admitió O1—. Pero también es una oportunidad que no podemos desperdiciar. Votemos.
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Uno a uno, los miembros del Consejo emitieron su voto. Hubo murmullos de desacuerdo, pero la mayoría coincidió en que era un paso lógico, dado lo que Steve había demostrado. Cuando la última mano se alzó, O1 tomó el sello lacrado, lo presionó firmemente contra un documento oficial, y retiró el papel, revelando las palabras escritas con tinta roja:
**"Aprobación para el puesto de Doctor y la creación de un equipo científico bajo la supervisión de la Dra. Carter: Dr. Steve, Dr. Aura, y Dr. Alex."**
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En la misma sala, Carter recibió la noticia minutos después. La expresión de sorpresa en su rostro fue rápidamente reemplazada por una sonrisa amplia.
—Sabía que esto llegaría eventualmente —murmuró para sí misma, emocionada.
Steve, mientras tanto, se encontraba en su taller improvisado, afinando su pico encantado y pensando en cómo mejorar su próxima creación. No tenía idea de que, a partir de ese día, ya no sería simplemente Steve. Ahora sería conocido como **Dr. Steve**, miembro oficial de la Fundación SCP, y líder en un equipo que marcaría el comienzo de una nueva era para la organización.